Ninguna obligación es placentera, ningún trabajo impuesto es algo que, en principio, pueda hacer feliz a nadie, a nadie...
¿Un médico es feliz o siente placer al tratar la agonía de un paciente terminal, puede evadir su responsabilidad al respecto?
Pues bien, es lo mismo que, en otro plano ciertamente, debe asumir cada ciudadano del país; hay tareas que contribuyen al sostenimiento de la estructura institucional y física del país, y si se supone que esto es una democracia, entonces debe ser un sistema justo y contenedor, abarcativo y equitativo, no puede ser que algunos sólo tengan derechos y otros sólo obligaciones.
No hablo de que haya placer en el hecho de formar parte de una de las herramientas del Estado si no se ingresa de manera voluntaria, pero al menos tener la conciencia de que es algo que "debe ser hecho", y que puede tocarle a cualquiera, haciendo del azar la herramienta más justa e incontestable, las objeciones o excusas son un tema aparte, hablemos del sistema, del modo en que debemos volver a poner el ladrillo de las FFAA al edificio de la nación argentina.
El placer es la excusa del mercado para vender, la realización es un fundamento diferente, la satisfacción de haber contribuído no tiene nada que ver con la percepción previa de lo que pueda ser, o no, placentero, eso sirve para promocionar gaseosas, no para concientizar ciudadanos.
¿Cuantos trabajos insalubres o ingratos hay en los que sus ejecutores sienten igualmente una sensación gratificante de ser útiles al realizarlos, cuantos de aquellos que dieron su vida por la patria dudarían en volverlo a hacer...?