guerra de Bosnia
Una niña llora en el cementerio de Potocari. | Iván Pérez [VEA MÁS IMÁGENES]
8.372... Esta cifra seguida de puntos suspensivos y grabada en un monolito es la primera imagen que el visitante encuentra cuando entra en el cementerio de Potocari, situado en la localidad de Srebrenica (Bosnia y Herzegovina). Después, sólo hace falta alzar levemente la mirada para descubrir en un riguroso orden las lápidas de las víctimas de una de las mayores masacres vividas tras la Segunda Guerra Mundial. En el suelo, la arena sigue revuelta porque los restos de los que perdieron la vida en aquel genocidio del año 1995 continúan llegando cada 11 de julio, día en el que las tropas serbias tomaron la ciudad.
"En la actualidad, encontrar los huesos de las víctimas es difícil porque algunos han sido desplazados y otros fueron destruidos, por eso el proceso de identificación es tan lento", explica Azir Osmanovic, guía del centro para la preservación de la memoria Srebrenica-Potocari. "La identificación comienza con el análisis de los huesos, se compara la sangre con la de los parientes y supervivientes y cuando son reconocidos son enterrados el 11 de julio, pero para poder hacerlo se necesita el 70% del cuerpo, por eso se realizan exhumaciones y se introducen nuevos restos en las tumbas", añade Osmanovic.
Este 6 de abril se cumplieron los 21 años del comienzo de la guerra de Bosnia y en este rincón del continente europeo se sigue reclamando justicia. Con el objetivo de mostrar a Occidente lo que sucedió en Srebrenica y el dolor que todavía sigue causando aquella limpieza étnica, dos jóvenes fotoperiodistas, Iván Pérez y Miriam Rogado, intentan transmitir a través de imágenes la ceremonia que cada año rompe el silencio en el cementerio de Potocari con la exposición 'Srebrenica Infierno. La mirada del dolor'.
"Los sentimientos son encontrados en la conmemoración del 11 de julio. Por un lado, hay desesperación, dolor por recordar y miedo a caer en el olvido. Por otro, cierta sensación de descanso, emoción y alegría en aquellos que al fin podían dar sepultura a sus seres queridos después de tantos años... Pero al mismo tiempo, demasiados llantos desconsolados", describe Pérez, que estuvo presente en la conmemoración de 2012.
La persona más joven enterrada en Potocari ha sido un niño de 11 años, destaca Osmanovic. Todos los años, el 1 de julio se determina el número de personas que serán sepultadas. En 2011 se cuantificaron 630, en 2012 fueron 520 y, por el momento, en el año actual se han alcanzado las 140, según los datos proporcionados por el historiador y guía de Srebrenica-Potocari.
"Desde la matanza, las viudas, las hijas y las nietas de la región han tenido que vivir puerta con puerta con sus enemigos, con aquellos que habían asesinado a sus hombres... Las familias siguieron con sus vidas, pero ya no son los mismos", dice el joven periodista. En cambio, Osmanovic considera que en Srebrenica "la situación es mejor, los niños van juntos al colegio y este año se ha introducido la historia de Bosnia en los programas escolares".
Albert Cusidó, periodista 'freelance' que cubrió la guerra de Bosnia y director de Reporter Academy -organismo que colabora en la muestra- conoce cómo ha sido la evolución del país, al que viaja al menos tres veces al año: "La esperanza está en la generación que tenía 17 años durante la guerra, que quieren un futuro mejor para sus hijos, la gente joven quiere pasar página". A través de esta escuela se intenta profundizar en el conocimiento sobre la guerra de los Balcanes y se busca potenciar el fotoperiodismo, trabajando ambos factores sobre el terreno.
Una matanza en 'zona segura'
En la primavera de 1992 un gran número de bosnios procedentes de la zona de Podrinje (área que alberga pueblos como Bratunac y Vlasenica) se vieron obligados a abandonar sus casas por los ataques de las tropas serbias y encontraron en la localidad de Srebrenica el refugio que anhelaban, un área que en 1993 fue declarada por la ONU como 'zona segura'. Según la documentación del Instituto de Investigación de Crímenes contra la Humanidad y la Ley Internacional de la Universidad de Sarajevo, los censos de 1991 apuntan que en Srebrenica habitaban 36.666 habitantes, siendo el 75% bosnios y el 22,7% serbios. La población llegó a aumentar hasta los 50.000 y 60.000, las condiciones de vida empeoraron y la ayuda humanitaria no llegaba.
"Ha llegado el momento de vengarse de los musulmanes". Con estas palabras el ex general serbio Ratko Mladic anunciaba lo que se acabaría convirtiendo en un genocidio. En la actualidad, está pendiente de ser juzgado en el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia. Junto al entonces presidente de la República Srpska, Radovan Karadzic, que también está siendo juzgado en La Haya, ordenaron la ocupación de Srebrenica el 11 de julio de 1995. Los cascos azules holandeses que allí se encontraban no impidieron el avance de las tropas serbias y aquella noche 25.000 refugiados se dirigieron a su base militar de Naciones Unidas en Potocari en busca de asilo, tal y como muestra la documentación que cualquier visitante puede leer en el museo del memorial Srebrenica-Potocari. Las fuerzas serbias acorralaron a los civiles y los asesinaron, torturaron y violaron; las mujeres, niños y las personas mayores fueron deportadas y algunos bosnios intentaron escapar a través de los bosques haciendo frente a las continuas emboscadas de las tropas enemigas.
elmundo.es
Una niña llora en el cementerio de Potocari. | Iván Pérez [VEA MÁS IMÁGENES]
- Este 6 de abril se cumplieron 21 años del comienzo de la guerra de Bosnia
8.372... Esta cifra seguida de puntos suspensivos y grabada en un monolito es la primera imagen que el visitante encuentra cuando entra en el cementerio de Potocari, situado en la localidad de Srebrenica (Bosnia y Herzegovina). Después, sólo hace falta alzar levemente la mirada para descubrir en un riguroso orden las lápidas de las víctimas de una de las mayores masacres vividas tras la Segunda Guerra Mundial. En el suelo, la arena sigue revuelta porque los restos de los que perdieron la vida en aquel genocidio del año 1995 continúan llegando cada 11 de julio, día en el que las tropas serbias tomaron la ciudad.
"En la actualidad, encontrar los huesos de las víctimas es difícil porque algunos han sido desplazados y otros fueron destruidos, por eso el proceso de identificación es tan lento", explica Azir Osmanovic, guía del centro para la preservación de la memoria Srebrenica-Potocari. "La identificación comienza con el análisis de los huesos, se compara la sangre con la de los parientes y supervivientes y cuando son reconocidos son enterrados el 11 de julio, pero para poder hacerlo se necesita el 70% del cuerpo, por eso se realizan exhumaciones y se introducen nuevos restos en las tumbas", añade Osmanovic.
Este 6 de abril se cumplieron los 21 años del comienzo de la guerra de Bosnia y en este rincón del continente europeo se sigue reclamando justicia. Con el objetivo de mostrar a Occidente lo que sucedió en Srebrenica y el dolor que todavía sigue causando aquella limpieza étnica, dos jóvenes fotoperiodistas, Iván Pérez y Miriam Rogado, intentan transmitir a través de imágenes la ceremonia que cada año rompe el silencio en el cementerio de Potocari con la exposición 'Srebrenica Infierno. La mirada del dolor'.
La persona más joven enterrada en el cementerio de Potocari fue un niño de 11 años.
"Las fotografías, tomadas en el aniversario de 2012, muestran las desgarradoras historias de 520 familias que, tras 17 años de agonía, al fin pudieron dar sepultura a los restos recién identificados de sus seres queridos", detalla Pérez, que también es realizador de televisión. A través de las instantáneas reflejan cómo el clima de tranquilidad que suele reinar en Srebrenica se ve perturbado una vez al año por la irrupción de ataúdes verdes, color que simboliza el Islam. Los cofres se ordenan por número de identificación en la fábrica de Potocari, que era la base militar de las tropas de Naciones Unidas encargadas de defender el territorio. Después, se conducen los féretros con los brazos en alto hasta el cementerio y, tras una emotiva ceremonia, son enterrados. Al acto acuden bosnios musulmanes procedentes de los diversos campos de desplazados del país e incluso algunas personas recorren el 'Maratón de la Muerte' para recordar el camino que siguieron los que intentaron huir de Srebrenica."Los sentimientos son encontrados en la conmemoración del 11 de julio. Por un lado, hay desesperación, dolor por recordar y miedo a caer en el olvido. Por otro, cierta sensación de descanso, emoción y alegría en aquellos que al fin podían dar sepultura a sus seres queridos después de tantos años... Pero al mismo tiempo, demasiados llantos desconsolados", describe Pérez, que estuvo presente en la conmemoración de 2012.
'La esperanza está en la generación que tenía 17 años durante la guerra, que quieren un futuro mejor para sus hijos'.
Albert Cusidó, director de Reporter AcademyLa persona más joven enterrada en Potocari ha sido un niño de 11 años, destaca Osmanovic. Todos los años, el 1 de julio se determina el número de personas que serán sepultadas. En 2011 se cuantificaron 630, en 2012 fueron 520 y, por el momento, en el año actual se han alcanzado las 140, según los datos proporcionados por el historiador y guía de Srebrenica-Potocari.
"Desde la matanza, las viudas, las hijas y las nietas de la región han tenido que vivir puerta con puerta con sus enemigos, con aquellos que habían asesinado a sus hombres... Las familias siguieron con sus vidas, pero ya no son los mismos", dice el joven periodista. En cambio, Osmanovic considera que en Srebrenica "la situación es mejor, los niños van juntos al colegio y este año se ha introducido la historia de Bosnia en los programas escolares".
Albert Cusidó, periodista 'freelance' que cubrió la guerra de Bosnia y director de Reporter Academy -organismo que colabora en la muestra- conoce cómo ha sido la evolución del país, al que viaja al menos tres veces al año: "La esperanza está en la generación que tenía 17 años durante la guerra, que quieren un futuro mejor para sus hijos, la gente joven quiere pasar página". A través de esta escuela se intenta profundizar en el conocimiento sobre la guerra de los Balcanes y se busca potenciar el fotoperiodismo, trabajando ambos factores sobre el terreno.
Una matanza en 'zona segura'
En la primavera de 1992 un gran número de bosnios procedentes de la zona de Podrinje (área que alberga pueblos como Bratunac y Vlasenica) se vieron obligados a abandonar sus casas por los ataques de las tropas serbias y encontraron en la localidad de Srebrenica el refugio que anhelaban, un área que en 1993 fue declarada por la ONU como 'zona segura'. Según la documentación del Instituto de Investigación de Crímenes contra la Humanidad y la Ley Internacional de la Universidad de Sarajevo, los censos de 1991 apuntan que en Srebrenica habitaban 36.666 habitantes, siendo el 75% bosnios y el 22,7% serbios. La población llegó a aumentar hasta los 50.000 y 60.000, las condiciones de vida empeoraron y la ayuda humanitaria no llegaba.
"Ha llegado el momento de vengarse de los musulmanes". Con estas palabras el ex general serbio Ratko Mladic anunciaba lo que se acabaría convirtiendo en un genocidio. En la actualidad, está pendiente de ser juzgado en el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia. Junto al entonces presidente de la República Srpska, Radovan Karadzic, que también está siendo juzgado en La Haya, ordenaron la ocupación de Srebrenica el 11 de julio de 1995. Los cascos azules holandeses que allí se encontraban no impidieron el avance de las tropas serbias y aquella noche 25.000 refugiados se dirigieron a su base militar de Naciones Unidas en Potocari en busca de asilo, tal y como muestra la documentación que cualquier visitante puede leer en el museo del memorial Srebrenica-Potocari. Las fuerzas serbias acorralaron a los civiles y los asesinaron, torturaron y violaron; las mujeres, niños y las personas mayores fueron deportadas y algunos bosnios intentaron escapar a través de los bosques haciendo frente a las continuas emboscadas de las tropas enemigas.
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