Noticia aparecida en el sitio israelí Ynetnews
Desde un tiempo atrás, muchos pilotos de la fuerza aérea israeli que realizaban operaciones nocturnas en una base aérea sin identificar, comenzaron a notar que sus llamadas de radio no eran respondidas de inmediato o que en muchos casos se limitaban a una simple respuesta de si o no, violando los procedimientos de comunicaciones.
Alguien con mucha intriga comenzó a investigar qué sucedía en la torre de control. Una noche un supervisor decidió darse una vuelta por la torre. Luego de trepar silenciosamente la escalera, vió a través de los ventanales que el encargado de la radio se estaba “empomando” a su asistente, la que con el micrófono en mano instruía a los pilotos de F-15 a aterrizar y despegar. No se sabe si por mirón o por qué causa, el supervisor se retiró sin delatar su presencia para regresar a la noche siguiente.
Y así fue, ésta vez fue el comandante de la base con el supervisor y fiesta ..fiesta.. nuevamente el encargado de la radio se estaba cepillando a otra asistente. Se armó un interesante revuelo. Las dos oficiales declararon que el oficial de mayor jerarquía las presionaba a tener relaciones, pero cuando ambas se encontraron para declarar se trenzaron a golpes, con lo cual el presunto acoso quedó totalmente sin sentido. Evidentemente el torrero y las dos minas, la pasaban bárbaro…
La decisión del comandante de la base fue que en las guardias nocturnas, no se mezcle el personal femenino con el masculino. Los muchachos se lo tomaron en serio: “Haz el amor y lo la guerra..”
Desde un tiempo atrás, muchos pilotos de la fuerza aérea israeli que realizaban operaciones nocturnas en una base aérea sin identificar, comenzaron a notar que sus llamadas de radio no eran respondidas de inmediato o que en muchos casos se limitaban a una simple respuesta de si o no, violando los procedimientos de comunicaciones.
Alguien con mucha intriga comenzó a investigar qué sucedía en la torre de control. Una noche un supervisor decidió darse una vuelta por la torre. Luego de trepar silenciosamente la escalera, vió a través de los ventanales que el encargado de la radio se estaba “empomando” a su asistente, la que con el micrófono en mano instruía a los pilotos de F-15 a aterrizar y despegar. No se sabe si por mirón o por qué causa, el supervisor se retiró sin delatar su presencia para regresar a la noche siguiente.
Y así fue, ésta vez fue el comandante de la base con el supervisor y fiesta ..fiesta.. nuevamente el encargado de la radio se estaba cepillando a otra asistente. Se armó un interesante revuelo. Las dos oficiales declararon que el oficial de mayor jerarquía las presionaba a tener relaciones, pero cuando ambas se encontraron para declarar se trenzaron a golpes, con lo cual el presunto acoso quedó totalmente sin sentido. Evidentemente el torrero y las dos minas, la pasaban bárbaro…
La decisión del comandante de la base fue que en las guardias nocturnas, no se mezcle el personal femenino con el masculino. Los muchachos se lo tomaron en serio: “Haz el amor y lo la guerra..”