El Gobierno organizó una serie de actividades que durarán hasta el domingo para recordar a aquellos héroe.
Polonia no olvida. El Gobierno de ese país lanzó hoy las ceremonias de conmemoración del 70° aniversario del levantamiento de los judíos, escasamente armados, del gueto de Varsovia contra el ocupante alemán el 19 de abril de 1943.
"El levantamiento del gueto de Varsovia fue el primer paso de una revuelta urbana contra el ocupante nazi en Europa", indicó el ayuntamiento de Varsovia en un comunicado.
"Sin posibilidades de éxito, fue un acto desesperado de escoger una muerte digna con las armas en mano, así como una oportunidad para sacar revancha de los opresores", añadió.
El gran rabino de Polonia, Michael Schdrich subrayó la importancia de este aniversario en momentos en que "aún tenemos entre nosotros a los que combatieron".
Uno de los últimos combatientes de la insurrección, Simcha Rotem "Kazik", de 89 años, que había logrado evacuar por los desagües a una pequeña cantidad de amotinados, llegó el miércoles desde Israel, en donde reside, para participar de las ceremonias en su ciudad natal.
"No pensábamos de ninguna manera que venceríamos a los alemanes. Estaba claro", dijo. "En realidad, lo que yo quería era sólo escoger mi muerte, tener una muerte más bella, una muerte más decente que las muerte en una cámara de gas", agregó.
Unos 7.000 judíos murieron en el levantamiento del gueto, la mayoría quemados vivos, y más de 50.000 fueron enviados al campo de concentración de Treblinka.
Los combates duraron hasta el 16 de mayo. Tras aplastar el levantamiento, los nazis destruyeron el barrio, lo que repitieron luego, un año y medio después, con la capital polaca tras la insurrección de agosto de 1944.
Polonia planificó una serie de eventos para marcar la conmemoración, entre ellos un servicio en la única sinagoga que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial en la capital polaca y un concierto en el Monumento a los Héroes del Gueto.
El domingo por la noche, una "cadena humana del recuerdo" se armará en donde estaban los muros del gueto, de los que sólo quedan algunos vestigios. Los alemanes destruyeron completamente el barrio y el régimen comunista de la post guerra construyó nuevos barrios de vivienda.
Un estereoscopio instalado en el centro de Varsovia presentará fotos casi desconocidas de la vida diaria en el gueto.
Hoy, en la sinagoga Nozyk, la única que sobrevivió a la destrucción nazi, un kaddish fue leído en homenaje a los insurrectos y a los polacos que salvaron judíos durante el holocausto.
La orquesta filarmónica de Israel, dirigida por el famoso director Zubin Mehta, dio un concierto ayer en la Ópera Nacional de Varsovia, y participará a la medianoche en el Hazkara, una ceremonia judía de conmemoración de una desaparición, delante del memorial a los héroes del gueto.
El Instituto Polaco de la Memoria Nacional (IPN) presentó ayer uno de sus ejemplares originales del informe del comandante alemán del gueto judío de Varsovia, el general de las SS Jürgen Stroop, sobre su liquidación en los meses de abril y mayo de 1943.
Este ejemplar del informe, que su autor tituló "Ya no hay más barrios de viviendas judíos en Varsovia", fue enviado en mayo de 1943 al responsable de las SS, Heinrich Himmler.
Mañana viernes, cuando se cumplan 70 años del levantamiento, Polinia entera recordará a esos héroes.
Fuente: AFP
Lo que queda en pie del gueto de Varsovia
Un puñado de edificios en ruinas, una sinagoga y escuetos fragmentos del muro de 18 kilómetros y tres metros de alto que rodeó al gueto son los únicos recuerdos de la prisión que sufrió la población judía de Varsovia entre 1940 y 1944.
La capital polaca apenas conserva un puñado de restos del que fue su gueto durante la II Guerra Mundial, construcciones que hace 70 años fueron testigos del levantamiento de la población judía contra la ocupación nazi y que hoy resisten al avance de la nueva ciudad como huellas de una tragedia.
Una docena de edificios, en su mayoría en estado ruinoso, una sinagoga y escuetos fragmentos del muro de 18 kilómetros y tres metros de alto que rodeó al gueto son los únicos recuerdos de la prisión agónica que la población judía de Varsovia sufrió entre 1940 y 1944.
El Gueto de Varsovia llegó a contar con una población inicial cercana a las 400.000 personas, el 30% del total de habitantes de la ciudad aunque su tamaño ocupaba apenas el 2,4% del territorio, y en los meses posteriores fue recibiendo más judíos trasladados desde localidades cercanas hasta crear un espacio saturado donde se multiplicaban los enfermos y se extendía la hambruna.
Fue precisamente esa miseria y desesperación lo que llevó a los judíos a rebelarse contra la ocupación nazi en abril de 1943, una insurrección que desembocó en la práctica aniquilación del gueto (se estima que 13.000 judíos fallecieron en los enfrentamientos) y el traslado de la mayoría de los 50.000 supervivientes a campos de concentración.
Precisamente mañana se conmemora el 70 aniversario del comienzo de esa insurrección, el 19 de abril de 1943, un acto de valentía desesperada que actualmente recuerda el monumento a los héroes del gueto, en el centro de Varsovia.
Será en torno a ese monumento donde este viernes tendrá lugar la ceremonia principal en recuerdo de las víctimas de este alzamiento, un acto en el que estará presente el presidente del Estado de Israel y premio Nobel de la Paz, Simon Peres, quien precisamente nació en Wiszniewo (entonces Polonia y hoy Bielorrusia) en 1923.
A pocos metros de ese monumento, en una zona de feroces combates durante el levantamiento, se encuentra el nuevo museo de Historia Judía de Varsovia, un edificio diseñado por el finlandés Rainer Mahlamaki donde se recorrerán los 700 años de presencia judía en este país.
El museo promete abordar sin complejos la complicada relación que a lo largo de la historia mantuvieron judíos y gentiles en Polonia, donde hasta la II Guerra Mundial residía la mayor proporción de población judía de Europa, con episodios tan dolorosos como los pogromos de finales del siglo XIX, el boicot a los negocios judíos en los años 20 y 30 o las expulsiones masivas de 1968.
Uno de los episodios más vergonzosos de esa complicada coexistencia es el que tuvo lugar en 1940 en el pueblo de Jedwabne, donde según el profesor Jan T. Gross los gentiles persiguieron a sus vecinos judíos hasta encerrarlos en un granero al que prendieron fuego, provocando la muerte de al menos 300 personas.
Mañana y el sábado este museo podrá ser visitado, aunque todavía vacío de contenido hasta que albergue la exposición definitiva, dentro de los actos conmemorativos del levantamiento del gueto de Varsovia.
Un museo que pretende dejar atrás la sombra del antisemitismo en Polonia, país donde aunque actualmente residen solo alrededor de 40.000 judíos (frente a la población de 3,5 millones previa a la Guerra) todavía son visibles las trazas de un recelo antiguo.
De hecho, una reciente encuesta revelaba que un 44% de los estudiantes de instituto de Varsovia no querrían tener un vecino judío, mientras que un 60% reconocían que preferiría no tener una pareja judía.
Joanna Korzeniewska, portavoz de la comunidad judía en Varsovia, reconoce que los resultados de esta encuesta hacen ineludible el lanzamiento de programas educativos "más de lo que se creía que era necesario".
Fuente: EFE
Polonia no olvida. El Gobierno de ese país lanzó hoy las ceremonias de conmemoración del 70° aniversario del levantamiento de los judíos, escasamente armados, del gueto de Varsovia contra el ocupante alemán el 19 de abril de 1943.
"El levantamiento del gueto de Varsovia fue el primer paso de una revuelta urbana contra el ocupante nazi en Europa", indicó el ayuntamiento de Varsovia en un comunicado.
"Sin posibilidades de éxito, fue un acto desesperado de escoger una muerte digna con las armas en mano, así como una oportunidad para sacar revancha de los opresores", añadió.
El gran rabino de Polonia, Michael Schdrich subrayó la importancia de este aniversario en momentos en que "aún tenemos entre nosotros a los que combatieron".
Uno de los últimos combatientes de la insurrección, Simcha Rotem "Kazik", de 89 años, que había logrado evacuar por los desagües a una pequeña cantidad de amotinados, llegó el miércoles desde Israel, en donde reside, para participar de las ceremonias en su ciudad natal.
"No pensábamos de ninguna manera que venceríamos a los alemanes. Estaba claro", dijo. "En realidad, lo que yo quería era sólo escoger mi muerte, tener una muerte más bella, una muerte más decente que las muerte en una cámara de gas", agregó.
Unos 7.000 judíos murieron en el levantamiento del gueto, la mayoría quemados vivos, y más de 50.000 fueron enviados al campo de concentración de Treblinka.
Los combates duraron hasta el 16 de mayo. Tras aplastar el levantamiento, los nazis destruyeron el barrio, lo que repitieron luego, un año y medio después, con la capital polaca tras la insurrección de agosto de 1944.
Polonia planificó una serie de eventos para marcar la conmemoración, entre ellos un servicio en la única sinagoga que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial en la capital polaca y un concierto en el Monumento a los Héroes del Gueto.
El domingo por la noche, una "cadena humana del recuerdo" se armará en donde estaban los muros del gueto, de los que sólo quedan algunos vestigios. Los alemanes destruyeron completamente el barrio y el régimen comunista de la post guerra construyó nuevos barrios de vivienda.
Un estereoscopio instalado en el centro de Varsovia presentará fotos casi desconocidas de la vida diaria en el gueto.
Hoy, en la sinagoga Nozyk, la única que sobrevivió a la destrucción nazi, un kaddish fue leído en homenaje a los insurrectos y a los polacos que salvaron judíos durante el holocausto.
La orquesta filarmónica de Israel, dirigida por el famoso director Zubin Mehta, dio un concierto ayer en la Ópera Nacional de Varsovia, y participará a la medianoche en el Hazkara, una ceremonia judía de conmemoración de una desaparición, delante del memorial a los héroes del gueto.
El Instituto Polaco de la Memoria Nacional (IPN) presentó ayer uno de sus ejemplares originales del informe del comandante alemán del gueto judío de Varsovia, el general de las SS Jürgen Stroop, sobre su liquidación en los meses de abril y mayo de 1943.
Este ejemplar del informe, que su autor tituló "Ya no hay más barrios de viviendas judíos en Varsovia", fue enviado en mayo de 1943 al responsable de las SS, Heinrich Himmler.
Mañana viernes, cuando se cumplan 70 años del levantamiento, Polinia entera recordará a esos héroes.
Fuente: AFP
Lo que queda en pie del gueto de Varsovia
Un puñado de edificios en ruinas, una sinagoga y escuetos fragmentos del muro de 18 kilómetros y tres metros de alto que rodeó al gueto son los únicos recuerdos de la prisión que sufrió la población judía de Varsovia entre 1940 y 1944.
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Restos de una casa en el gueto de Varsovia a 70 años del levantamiento. (AFP)
La capital polaca apenas conserva un puñado de restos del que fue su gueto durante la II Guerra Mundial, construcciones que hace 70 años fueron testigos del levantamiento de la población judía contra la ocupación nazi y que hoy resisten al avance de la nueva ciudad como huellas de una tragedia.
Una docena de edificios, en su mayoría en estado ruinoso, una sinagoga y escuetos fragmentos del muro de 18 kilómetros y tres metros de alto que rodeó al gueto son los únicos recuerdos de la prisión agónica que la población judía de Varsovia sufrió entre 1940 y 1944.
El Gueto de Varsovia llegó a contar con una población inicial cercana a las 400.000 personas, el 30% del total de habitantes de la ciudad aunque su tamaño ocupaba apenas el 2,4% del territorio, y en los meses posteriores fue recibiendo más judíos trasladados desde localidades cercanas hasta crear un espacio saturado donde se multiplicaban los enfermos y se extendía la hambruna.
Fue precisamente esa miseria y desesperación lo que llevó a los judíos a rebelarse contra la ocupación nazi en abril de 1943, una insurrección que desembocó en la práctica aniquilación del gueto (se estima que 13.000 judíos fallecieron en los enfrentamientos) y el traslado de la mayoría de los 50.000 supervivientes a campos de concentración.
Precisamente mañana se conmemora el 70 aniversario del comienzo de esa insurrección, el 19 de abril de 1943, un acto de valentía desesperada que actualmente recuerda el monumento a los héroes del gueto, en el centro de Varsovia.
Será en torno a ese monumento donde este viernes tendrá lugar la ceremonia principal en recuerdo de las víctimas de este alzamiento, un acto en el que estará presente el presidente del Estado de Israel y premio Nobel de la Paz, Simon Peres, quien precisamente nació en Wiszniewo (entonces Polonia y hoy Bielorrusia) en 1923.
A pocos metros de ese monumento, en una zona de feroces combates durante el levantamiento, se encuentra el nuevo museo de Historia Judía de Varsovia, un edificio diseñado por el finlandés Rainer Mahlamaki donde se recorrerán los 700 años de presencia judía en este país.
El museo promete abordar sin complejos la complicada relación que a lo largo de la historia mantuvieron judíos y gentiles en Polonia, donde hasta la II Guerra Mundial residía la mayor proporción de población judía de Europa, con episodios tan dolorosos como los pogromos de finales del siglo XIX, el boicot a los negocios judíos en los años 20 y 30 o las expulsiones masivas de 1968.
Uno de los episodios más vergonzosos de esa complicada coexistencia es el que tuvo lugar en 1940 en el pueblo de Jedwabne, donde según el profesor Jan T. Gross los gentiles persiguieron a sus vecinos judíos hasta encerrarlos en un granero al que prendieron fuego, provocando la muerte de al menos 300 personas.
Mañana y el sábado este museo podrá ser visitado, aunque todavía vacío de contenido hasta que albergue la exposición definitiva, dentro de los actos conmemorativos del levantamiento del gueto de Varsovia.
Un museo que pretende dejar atrás la sombra del antisemitismo en Polonia, país donde aunque actualmente residen solo alrededor de 40.000 judíos (frente a la población de 3,5 millones previa a la Guerra) todavía son visibles las trazas de un recelo antiguo.
De hecho, una reciente encuesta revelaba que un 44% de los estudiantes de instituto de Varsovia no querrían tener un vecino judío, mientras que un 60% reconocían que preferiría no tener una pareja judía.
Joanna Korzeniewska, portavoz de la comunidad judía en Varsovia, reconoce que los resultados de esta encuesta hacen ineludible el lanzamiento de programas educativos "más de lo que se creía que era necesario".
Fuente: EFE