Cambios en Defensa: el opaco legado de Garré
La salida de la Ministra deja muchas preguntas y un saldo negativo para la defensa nacional.
La partida de Nilda Garré del Ministerio de Defensa hace replantear la política de defensa que el kirchnerismo ha llevado adelante. En estos años, la gestión de la funcionaria contó principalmente con tres aciertos: la solidificación del poder civil y político sobre las Fuerzas Armadas, las modificaciones educativas que incluyen la temática de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, la política de género e igualdad dentro de las instituciones castrenses. Cosas positivas, aunque insuficientes y parciales para generar un nuevo paradigma de la defensa nacional en sentido democrático, regionalista y acorde a los nuevos desafíos y amenazas que penden sobre Argentina y Sudamérica.
La defensa indefensa
Desde la asunción de Garré se evidenció un marcado deterioro de la faceta logística y tecnológica de las fuerzas armadas, y en un proceso de arrastre anterior, a través de la lentísima puesta en valor de los degradados y ruinosos recursos (vehículos, armamento, equipos, instalaciones) Por ejemplo, sobre la reparación del rompehielos Alte. Irízar (en Tandanor-CINAR desde 2008) se desconoce realmente su alcance y si podrá cumplirse el plazo para que el buque esté operativo en el año 2011, de acuerdo a los anuncios oficiales. El sólo hecho de perder presencia argentina antártica –que hoy depende de alquilar un buque y materiales a terceros países por valores astronómicos- es una merma fuerte de nuestra soberanía efectiva en una zona de alto valor geoestratégico.
El mismo Jefe de la Armada, Jorge Godoy, sostuvo hace poco que sólo dieciséis barcos de un total de sesenta están operables. Y en un momento en que nuestro inmenso Atlántico Sur se ve acosado por la presencia tenaz y creciente del poder militar inglés, ante las perspectivas de explotación de hidrocarburos. La necesidad de patrullaje al borde de la milla 201 por la cuestión pesquera demanda una urgente optimización de los recursos de la Armada, que trabaja en conjunto con la Prefectura Naval. Y surge una pregunta ¿cómo se controlará, con los recursos existentes, nuestro espacio marítimo expandido en un futuro a 350 millas, de prosperar el reclamo ante la ONU para aumentar la jurisdicción sobre nuestra plataforma submarina?
Otro tema grave es la ralentizada política de radarización del espacio aéreo que hoy presenta baches de cientos de kilómetros en la Patagonia y el Norte del país. Así quedó demostrado, por ejemplo, con el vuelo de unidades militares británicas sobre Tierra del Fuego, que fue detectado por un radioaficionado.
La ministra saliente repitió durante años una frase curiosa: “Argentina no tiene hipótesis de conflicto.” Partamos de la base que el conflicto es una modalidad irrefutable en la dinámica de los actores del sistema internacional. Conflictos que pueden ser político-diplomáticos, económicos y militares. Negarlo es, lamentablemente, una mera expresión de deseos. Esto no significa renunciar a una vocación pacífica, sino estar alertas ante las intenciones hostiles, principalmente de las potencias hegemónicas, que tienen vocación colonialista e imperialista. Con el Reino Unido en Malvinas no hay una hipótesis de conflicto (porque el conflicto ya existe) sino que habría –o al menos debería plantearse- una concreta hipótesis de guerra, ante el creciente poderío bélico y amenazante de los usurpadores. Por más que sanamente no deseemos tener un conflicto con nadie, otros pueden pensar distinto.
La región
Todos los países de la región, aliados y hermanos en el marco de UNASUR, tienen sus hipótesis de conflicto y están en un proceso de rearme en clara relación a amenazas mayormente externas. Hoy, los procesos de integración permiten que la nuestra sea una zona de paz. Según el Banco Mundial (2009) Chile destina el 3,5% de su PBI a la defensa, Brasil el 1,5% al igual que Bolivia, Venezuela el 1,1%, Perú el 1,2. Argentina el 0,9%, teniendo por debajo al último de la lista: Surinam (0,8%). Gobiernos de todo el arco ideológico, de Chile a Venezuela, entienden que una política de defensa integral es necesaria. La relación presupuestaria del área con el producto bruto interno del país es el mas bajo de la historia, seguido por el gobierno menemista (del 2,5 al 2%) y mucho peor que en plena crisis del 2001 cuando se redujo sólo del 1,5 al 1,4%. Y hoy también tenemos a la IV Flota y a bases de monitoreo y despliegue rápido de Estados Unidos en nuestra región, a los británicos repotenciados en Malvinas y a otros factores de riesgo que antes no contaban.
No se trata de ingresar a una carrera armamentista, sino de tener claro qué vamos a proteger y cuáles serán las hipótesis de conflicto cuando Garré ya no pueda negarlas. Hace poco la misma Presidenta Fernández de Kirchner anunció que el rol de las FFAA será la protección de los recursos naturales. ¿Eso no implica elaborar hipótesis de conflictos? Es imperioso incluir en la órbita académica militar a la cuestión de los recursos naturales como un elemento concreto de la soberanía.
La gestión de Garré, más allá de los avances destacados, quedará como algo opaco y grisáceo que en muchos aspectos continuó la nefasta “política de indefensión” impulsada por el menemismo, por presión de Estados Unidos, y que hoy va a contramano de la región. No podrá haber protección de los recursos naturales, los intereses nacionales y el reaseguro de un proceso emancipador en la Argentina si no contamos con los medios adecuados, orientados por una actitud pacífica, democrática y atenta, para defender a nuestro pueblo y su patrimonio.
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