Anécdota del SMO y del copamiento del RI MEC 3 de La Tablada
En la mañana del 23 de enero de 1989, a eso de la 6 y pico de la mañana, no recuerdo exactamente, tanto mis dos compañeros como yo estamos por dejar el turno de guardia en la Dirección de Arsenales (actual Museo Renault), a donde, después de un mes instrucción en B Ars 601 de Boulogne nos habían destinado a unos 12 o 15 soldados. Estaba solo en ese momento “pegando el lampazo” en la Guardia esperando que terminaran de cambiarse y nos remplazaran los tres conscriptos que debían tomar el siguiente turno (siempre éramos tres soldados por turno, uno de ellos con la función de chofer).
Mis otros dos compañeros estaban también cambiándose (de salida) en la “covacha” que servía para alojar a los soldados de la guardia. Éramos todos S/C 69 con cierto privilegio por el destino que nos habían asignado. En esa época en la Dir. Ars. había destinados unos cuantos Coroneles y un Gral. de Brigada, además de muchos suboficiales y oficiales subalternos. Varios de ellos habían participado en Malvinas y muchos de ellos eran “carapintadas” (uso el termino porque ellos mismos lo usaban cuando trataban de explicarnos su posición con respecto al SMO y los “generales de escritorio” y Malvinas y la época de la subversión). Hay que entender que era un destino especial donde un Coronel podía acercarse a la Guardia por la tarde ( habia actividad solo hasta el mediodia) a tomar unos mates, u otro caía de madrugada a dejar su choche, o bien otro podía mandarte a comprar cigarrillos, y nosotros éramos casi todos universitarios o estábamos por empezar la facultad, así que nuestra relación con la oficialidad y los suboficiales en ese destino “de acomodados” era de cierta laxitud y en algunos casos se daba a veces un franco dialogo.
El tema Malvinas, cuando yo tenis 12 años, era sin dudas, y así lo entendía yo, el motivo de elección de mi carrera universitaria. Entre mis intereses y el ámbito particular donde estaba daba perfectamente para acribillar a varios de esos tipos a preguntas, a veces un tanto impertinentes, sobre sobre mil temas en las noches de guardia. Recuerdo que un turno nos había tocado de Oficial de Guardia, el Capitán Anaya, helicopterista, hijo del Almte. y tuvimos, gracias a su tolerancia y mi ignorancia, un tenso intercambio, o dialogo donde yo le achacaba las responsabilidades de su padre (mis compañeros me miraban como diciendo “cállate la boca, idiota!!”).
En general era con este grupo de “carapintadas”, oficiales y suboficiales, que estaban destinados ahí castigados por su supuesta participación en las distintas sublevaciones militares del gobierno de Alfonsín con quienes los soldados teníamos una relación mas amena y abierta. La verdad que éramos medio privilegiados. Teníamos en la guardia TV y aire acondicionado, usábamos las primeras boinas para soldados y FAL Para, buenas tricotas, uniformes en buen estado e impecable uniforme de salida. En la Guardia había un equipo bastante voluminoso de radio que nos enlazaba con el EMGE y las unidades dependientes, que eran el B. Ars 601, el B. Ars. 602(?) de Martelli y B. Depósito de Ars. 601 de Mte. Chingolo. Por la noche, cuando quedábamos solos la mayoría de las veces éramos nosotros mismos, haciéndonos pasar por suboficiales, los que hacíamos control de novedad desde PAPA 44 (que era nuestra indicativo) a las unidades dependientes, otras noches uno o dos soldados activaban “radio colimba” y pasábamos música poniendo el micrófono en la radio FM o se mandaban algún chiste corto. Acoto esto para que se den una idea del destino en sí, del clima que se vivia y de lo que paso ese día.
En eso, escucho por la radio, que atronó:
“¡¡Atención, socorro!!” y nada…enseguida otras vez:
“¡¡socorro, nos atacan!!., o algo similar, sin mas datos, ni forma. No podía ser, el que radiaba ¿decía “socorro” por la red militar?, no podía ser, era otro desubicado de “radio colimba”, y enseguida otra vez mas, no recuerdo si llegue a entender mucho mas antes de salir corriendo a dar parte. Cuando volví con mis compañeros y el suboficial de guardia ya radiaba el EMGE “a todas las unidades” y la radio era un hervidero. Ahí nos acuartelaron, en total éramos 6 soldados, se cerró la unidad, y se nos prohibió toda comunicación con el exterior.
La TV la teníamos, la radio AM-FM también y empezábamos a seguir las alternativas por ahí, y por los suboficiales que empezaban a llegar. Recuerdo muy claramente la indignación que nos embargo a todos cuando vimos saltar lo que parecían cientos de soldados, en paños menores, las vallas perimetrales de madera del RI MEC 3 hacia el mediodía creo, mucha bronca e impotencia. Sentíamos que eran nuestros propios compañeros, otros colimbas iguales a nosotros. Así pasamos adentro todo el 23. Ya el 24 hacia el mediodía se acerca el Sargento Taborda y pide un voluntario para custodia del prototipo de M37 “modernizada” que debía llevar a la unidad atacada un grupo electrógeno, pues se habían volado todas las instalaciones en el combate e incendios posteriores. Las noticias eran que todavía se combatía, con menor intensidad, pero se hablaba de francotiradores en las afueras y de reductos de resistencia en el interior del cuartel, cuestión que salimos a eso de las 17 para La Tablada, con mis compañeros bromeando sobre nuestro regreso.
En la autopista nos saludabanlos autos con bocinazos y pulgares en alto. Ya llegando al cuartel se suelta un accesorio del grupo electrógeno que por la velocidad que traíamos para cuando pude avisar y se freno el vehículo había quedado como a dos cuadras. Creo que en mi vida he corrido con mas peso y mas rápido que en ese momento, con la cabeza pensado que en cualquier momento me bajaban de un tiro, la calle desierta era pavorosa y sin embargo había un orgullo interior que no se de donde salía y unas ganas terribles de llegar al cuartel.
Ni bien encaramos por la parte posterior del cuartel casi nos matan a todos. Sucede que la M37 modernizada, estaba pintada color arena, y sin marcas del EA. Cuando encaramos para una de las puertas de acceso, que estaba justo en una ochava, si no recuerdo mal, frenamos de golpe, nos bajan a todos a gritos y a punta de fusil y nos ponen contra el vehículo, recién ahí veo que salen de la vegetación muchos más efectivos apuntándonos. Nadie conocía el vehículo y nos habían confundido con infiltrados, me entere después.
Muy similar a esto lucia la bendita prototipo M-38 “modernizada”
Cuando entramos por los fondos, ya aclarada la situación, no se escuchaban detonaciones dentro del cuartel, vi varios cuerpos (serian al menos tres), que no eran militares y terminamos estacionando en la Plaza de Armas del regimiento, cerca del mástil, que estaba partido desde la base y volcado. De los edificios que enmarcaban la Plaza de Armas, yo estaba muy cerca de dos que estaban destrozados, por la munición del GADA101 (?) que tiraba horizontal y los VCTP. Ya era de tarde y no había luz así que la visibilidad era casi crepuscular, el Sargento Taborda y otro Sargento 1ro, trataban de armar el equipo, yo daba seguridad. Tan “tagarna” era el milico que de pronto me encuentro a dos metros un efectivo del EA, aunque no sabría decir con certeza su grado o unidad y que me larga el “alto!, quien vive!”. Me paralicé, me parecía una joda que en ese lugar, en ese momento, viendo lo que hacíamos, me mandara esa. No era ninguna joda el tipo carga el Fal y ahí aparece el querido sargento c###ndome a gritos para que respondiera…
El equipo electrógeno quedo ahí, con el sargento 1ro; y el otro sargento y yo nos volvimos con la M37 a la Dirección de Arsenales. A partir de ahí la Dir. Ars. se transformo, y nosotros también, casco, chaleco antibalas, una 9mm, dos granadas y el FAL con el correaje y cuatro cargadores, hasta para dormir, vestidos y calzados siempre, y el fusil al pie de la cama. Un día se corto la luz y el teléfono como a la 3 am y creo que esa noche si tuve miedo en serio, la espera toda la noche apostados cuerpo a tierra 3 soldados conel equipo descrito y un FAP distribuidos por el edificio, ese era el clima que se vivía.
Mas tarde, después de 15 meses de servicio, me fui de baja con un diploma de reconocimiento, y unos años después me reencontré con el Sargento Taborda, en el 91´, en el HMC, había perdido un dedo de un tiro conduciendo una ambulancia en el RI 1, durante la última sublevación en democracia.