Medvédev exige a Roscosmos una reorganización total
Un fallo en el bloque acelerador impidió el pasado 7 de agosto al cohete propulsor ruso Protón-M colocar en órbita dos satélites de telecomunicaciones que quedaron fuera de control y se convirtieron en basura espacial.
El accidente, uno más en la reciente historia del sector espacial ruso, alarmó a las autoridades el país. El primer ministro de Rusia, Dmitry Medvédev, ordenó el martes 14 de agosto a la Agencia espacial rusa Roscosmos que resuelva todos sus problemas. “A partir de ahora informará de su situación, incluidas las medidas prácticas que se están adoptando para mejorar la calidad del trabajo en la industria, incluidos los temas esenciales y la forma de organización del trabajo de Roscosmos”, dijo Medvédev al director de la agencia, Vladimir Popovkin, durante una reunión. En realidad, Roscosmos lleva meses diseñando un programa de reforma de la “organización del trabajo” pero por ahora su presentación al Gobierno queda aplazada por un mes.
“Estos temas deben ser resueltos a nivel gubernamental antes de un mes. Después de eso sostendré una reunión con todas las empresas clave de la industria [espacial]”, señaló Medvédev. Y agregó que también se tomarán “otras decisiones”.
Se trata de las iniciativas referentes a cambios en la dirección del sector. Pero incluso si se llegan a realizar, la reforma preparada por el equipo del director actual, Vladimir Popovkin, difícilmente cambiará sustancialmente.
Las nuevas ideas
El proyecto de reestructuración del sector es bastante radical: todos los intentos anteriores en comparación con él parecen inacabados. La lógica de las fusiones de empresas y la inevitable reducción del personal previstos por el mismo parte de la baja efectividad de la industria espacial, originada a su vez por la baja demanda. La mayoría de las empresas del sector no utilizan más que un 35% de su potencial. Esto obliga a reducir el número de las estructuras competidoras.
Por lo tanto, la reforma de Roscosmos está centrada en diferenciar la actividad de las empresas del sector limitándola a ciertas áreas: producción de naves pilotadas, de satélites, de misiles balísticos, etc.
La gestión de la infraestructura terrestre y espacial de Roscosmos correría a cargo de un centro especializado que controlaría todos los lanzamientos, hasta ahora controlados por varias entidades.
El proyecto de reforma establece asimismo una solución del problema de fabricación de los motores para la industria espacial. Se planea que esta tarea se lleve a cabo exclusivamente por la empresa Sistemas Espaciales de Rusia, o RKS por sus siglas en ruso.
Este proyecto de reforma del sector espacial no es el primero. Anteriormente hubo intentos de integrar empresas cooperando en conglomerados, pero siempre se ha hecho en base a una entidad grande. Como resultado, esta empresa dictaba sus propias condiciones de integración luchando a la vez con los demás líderes del sector por los pedidos y la primacía en el mercado.
Ahora Roscosmos trata de desmantelar la estructura obsoleta del sector, heredada de la época de la Unión Soviética y crear una cadena eficaz de las empresas cooperadoras cuya actividad se gestiona desde un mismo centro. Los dirigentes de la agencia espacial rusa, en vez de absorción y fusión de las empresas, optan por crear superestructuras administrativas que gestionarán todas las subdivisiones.
Unir a los diseñadores de misiles
Además Roscosmos promueve la idea casi olvidada de unir a todos los diseñadores de misiles estratégicos. El nuevo proyecto prevé la creación de la corporación Armamento Estratégico, que integrarán, entre otros, dos empresas líderes en el diseño de misiles intercontinentales: el Instituto de Termotécnica de Moscú y el Centro Estatal de Cohetería Makéev (Miass, la región de Cheliabinsk).
La cuestión más importante sería en este caso: ¿Qué centro impondrá su línea en el proceso de integración? La respuesta parece evidente, el primer candidato es el instituto moscovita, diseñador principal de misiles estratégicos de combustible sólido (Topol, Yars, Bulavá).
A cambio, el centro Makéev podría recibir unos pedidos muy interesantes para el desarrollo de cohetes portadores de combustible líquido.
Sin embargo, el diseñador jefe del Instituto de Termotécnica de Moscú y creador del novísimo misil ruso con base en mar naval Bulavá, Yuri Solomónov, en los últimos años criticó la misma idea del desarrollo de misiles balísticos pesados de combustible líquido. Así que Roscosmos tendrá que ir con mucho cuidado a la hora de nombrar miembros del equipo directivo de la nueva corporación, al igual que elaborar un mecanismo de decisiones conjuntas.
La entrega sin más del sector espacial al seguidor de una u otra escuela de diseñadores podría conducir al favoritismo y aumento del desequilibrio existente. Pero encontrar una empresa, a la vez neutral y prestigiosa, que mantenga el equilibrio entre los diseñadores de misiles estratégicos resulta casi imposible.
http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20120817/154718253.html