El acceso de la droga
La mayor cantidad de vuelos clandestinos aterrizan en el Chaco
En todo el Norte Grande hay 1.500 pistas clandestinas
Según un informe de la Sedronar, unos 100 vuelos por día entran al país por todo el Norte Grande, y el 80% de la dorga que ingresa es traficada por aire. Los pilotos pueden maniobrar sin inconvenientes durante el día o la noche, ya que en el Chaco, por ejemplo, los postes son marcados con pinturas fluorescentes". La zona más caliente de nuestra provincia en El Paranacito, en Vilelas. Sólo el 11 % del país está cubierto por los radares de la Fuerza Aérea.
Personal de distintas fuerzas de seguridad admiten que el 80% de la droga que ingresa al país es traficada por aire. La falta de controles y la cantidad de pistas clandestinas facilita el trabajo, dice un informe del diario misionero El Territorio.
“En todo el Norte Grande hay 1.500 pistas clandestinas, por donde ingresan alrededor de 120 aeronaves por día cuya capacidad de transporte de droga es de unos 600 kilogramos”, aseguró Izaguirre.
El dato lo ratificó la Fuerza Aérea, al responder en un pedido solicitado por la Legislatura nacional, que cada mes ingresan en el país, y sólo por la frontera del Nordeste (Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones) más de 100 aviones de contrabando.
Argentina, según el mismo informe, sólo cuenta con radares fijos en los aeropuertos de Ezeiza, Mendoza, Córdoba, Mar del Plata y Paraná, y tres radares móviles de la Fuerza Aérea. “Fuera de éstas zonas, el control se hace en forma radial. En otras palabras, en la mayor parte de la Argentina “no vemos a los aviones, apenas si los escuchamos”, sostiene otro pedido de informe que aún está en trámite parlamentario en la Cámara de Diputados de la Nación.
Para los vuelos, son utilizados pequeños aviones -el más empleado es el Cessna- que reacondicionados ingresan en forma ilegal, transportando drogas o realizando otros contrabandos.
Los pasos clandestinos
Izaguirre sostiene que existen con Paraguay unos 60 pasos clandestinos y no están siendo controlados de manera adecuada por las fuerzas de seguridad, “porque desde el Gobierno Nacional se impide a la Fuerza Aérea controlar el espacio aéreo argentino por la ley de espacio exterior”.
En rigor en la Argentina al no contar con la Ley de Derribe (de aviones clandestinos) deben realizarse pasos legales previos para accionar contra las aeronaves. En principio, una de las fuerzas encargadas del control aéreo mediante radares además de la Fuerza Aérea es el Ejército Argentino.
Ésta dependencia, de detectar la presencia de vuelos no autorizados, debe informar a la Fuerza Aérea y ésta notificar y aguardar la resolución y la orden del juez para actuar.
La falencia de los artefactos de control, estaría por ser subsanada. Según fuentes oficiales consultadas, actualmente hay radares que están siendo preparados para entrar en funcionamiento desde una base militar en Formosa, puntualmente en el Regimiento 29.
Según Izaguirre a raíz de esta falta de control, “por día ingresan al país 120 aeronaves Cessna que pueden transportar hasta 600 kilogramos de drogas”.
El diputado nacional Francisco De Narvaez, al reclamar la radarización, sostiene en un pedido de informe que “es una cuestión de Seguridad Nacional y defensa de la soberanía. Otros países de la región como Brasil, Chile y Uruguay controlan con radar cerca del 100 por ciento de su territorio”. De acuerdo al legislador, el control del sistema de radares cubre hoy apenas el 11 por ciento del espacio aéreo del territorio nacional, “la radarización del espacio aéreo evitaría gran parte del ingreso de sustancias ilícitas a la República y mejoraría sensiblemente la seguridad del tráfico aéreo”.
La advertencia de Sedronar
En un informe oficial, la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), advirtió que “los vuelos clandestinos constituyen una zona nebulosa, ya que la dificultad de control y la gran capacidad de transporte de mercancía por viaje convierten a esta modalidad en un canal de tráfico de gran envergadura y potencialidad”.
Al realizar un estudio sobre el tráfico de estupefacientes en la Argentina, en febrero del año pasado dicha Secretaría advirtió que los vuelos clandestinos y las pistas clandestinas, “se constituyen en un fenómeno muy complejo de detectar”.
Sostiene que “los controles cotidianos no bastan para vigilar todo el flujo de tráfico aéreo, requiriendo la implementación de un sistema de radarización adecuado que controle la salida y llegada de todo aparato aéreo privado de pequeño porte que sea sospechado de narcotráfico”.
Por tierra y por aire
De acuerdo al registro de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, las máquinas más utilizadas para el transporte de drogas son las avionetas Cessna. Estos vuelos tienen distintos destinos de aterrizaje, desde Misiones a Santiago de Estero, Catamarca, La Rioja, Chaco, norte de Santa Fe. Ya en tierra, según Izaguirre, la nuta nacional 12 no es la más utilizada al estar muy custodiada. Para el transporte cargando estupefacientes suele utilizarse la rta 14. Sería el camino de la droga con destino a Buenos Aires o Córdoba y desde allí, a Chile. “Las aeronaves salen de la localidad paraguaya de Pilar, donde el pan de marihuana tiene un costo de 40 pesos y puesto en Argentina el valor se incrementa a 250 pesos y si llevan a Santa Fe o Buenos Aires, los valores ascienden a 400 y hasta 800 pesos”, estimó Izaguirre.
Sostiene el experto que los pilotos pueden maniobrar sin inconvenientes durante el día o la noche. “En el Chaco los postes son marcados con pinturas fluorescentes”, aseguró.
Hizo mención a esa provincia donde llegó a modo de protesta pública, porque detectaron la mayor cantidad de vuelos clandestinos. Puntualmente la zona considerada más caliente, es Paranacito, en Puerto Vilelas, al sudeste de aquella provincia y a 30 kilómetros de la capital, Resistencia.
La destreza de los pilotos permite, aseguró, realizar vuelos rasantes; viajan en algunos casos a menos de doscientos metros de altura.“Por eso la gran cantidad de pistas clandestinas existentes a la vera de los caminos, donde se acondicionan con unos 1.000 a 1.500 metros de tierra compactada, es suficiente espacio para que aterrice un Cessna, el cuatriplaza tampoco tendría inconveniente porque son pilotos avezados”.
Sostuvo que solo hay “un pequeño radar en la zona entre Paraguay, Chaco, Corrientes; en ese triángulo hay un radar que puede mirar 4 kilómetros a la redonda cuatro horas por día y esto lo saben los pilotos y vuelan a menos de 200 metros de altura sin inconvenientes para no ser detectados”. Considera que “en los aeroclubes debería haber un severísimo control, como no hay en este momento”.
El traslado a Brasil y Argentina
En el informe del Anuario del Narcotráfico, se indica que la localización de las “pistas clandestinas” en el territorio paraguayo tiene relación con el destino de los “vuelos ilegales”.
Los orientados al Brasil, parten en su mayoría de pistas ubicadas en los departamentos de Canindeyú, Amambay y Alto Paraná, y en menor escala en el departamento Itapúa, cruzando en estos casos el espacio aéreo de Misiones.
Para los vuelos dirigidos a la Argentina, la mayoría inicia su recorrido desde pistas ubicadas en Ñeembucú, departamento que limita con Formosa, Chaco y parte de Corrientes; y , en menor escala, en el departamento de Itapúa, desde el cual también cruza en esos casos el espacio aéreo de Misiones.
El Comando de Regiones Aéreas, dependiente de la Fuerza Aérea Argentina, con un plantel de unos 6.000 empleados, entre civiles y militares, es uno de los organismos encargados del control del tráfico aéreo en todo el país.
Orígenes de AARA
La Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA) surgió el primero de noviembre de 1999. Ese día el vicepresidente argentino Carlos “Chacho” Álvarez, anunciaba que la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción (Sedronar) sería disuelta.
Los integrantes de la Asociación lograron impedir que eso ocurra con la intervención de jueces, personalidades extranjeras y la sociedad.
En los comienzos, AARA una organización no gubernamental, trabajó fuertemente en la prevención y en la lucha contra el narcotráfico, además de interesarse en el control de gestión de los organismos oficiales.
Claudio Izaguirre, presidente de AARA, es miembro de la ONU, Delegado por Argentina ante la Comisión Internacional de Drogas, Embajador para la Paz (UPF), Entidad Afiliada a EURAD (Europa Contra las Drogas) y tiene varios libros escritos.
Los aviones y la Ley de Derribe
La Asociación Antidrogas de la República Argentina, con la dputada nacional Gladis Beatriz Soto, están impulsando la Ley de Derribe. En la Argentina no existe en la actualidad ninguna ley que autorice el derribo de aviones, como sí está en vigencia en países como Brasil, Perú, Colombia y Venezuela. “Son tres avisos y en un cuarta, puede ser derribada la aeronave”, explican. Brasil tiene previsto dar otro paso, con controles fronterizos desde este mes, mediante aviones no tripulados. Así lo adelantó en su página digital www.capitanbado.com, que tiene un link escrito en portugués dedicado a informar sobre la lucha contra el narcotráfico en Capitán Bado, Paraguay.
Sostiene que el ministro de Defensa, Nelson Jobim, informó que el país volverá a producir vehículos aéreos no tripulados (VANTs) para fiscalizar las fronteras de Brasil.
En Posadas funciona un radar móvil
Omar Torres, secretario General de la Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA), dijo que el tema deber abordarse como política de Estado. “Tenemos dos sistemas de radares, uno de pantalla y otro manual; hay cinco en el país, y para radarizar todo el país, se necesitan más, ahora el Ministerio de Defensa mandó a construir once radares de los cuáles dos ya están en funcionando en forma experimental y próximamente se podrán oficializar”, dijo en entrevista con El Territorio.
“Acá en Posadas hay un radar móvil cuya finalidad es la de prevenir el contrabando, pero como no tenemos la Ley de Derribe y si se detecta una nave no identificada, hay que acompañarlo y hasta que aterrice en un campo, cuando se llega por tierra, ya no existe más ni el piloto ni el contrabando”.
Se afirma que la falta de control aéreo adecuado facilita los vuelos ilegales y que éstos son usados para el transporte de droga.
Ninguna duda de que los vuelos ilegales apuntan al contrabando general, pero no pasa por la eficiencia del control del Estado. Nosotros debemos garantizar las operaciones lícitas, las ilícitas son muy difíciles de detectar porque normalmente el responsable, el piloto, siempre miente. La responsabilidad del país, con el radar móvil como tiene Posadas es que se multiplique en toda la zona de frontera, no sólo el Litoral, donde sabemos que es fuerte la denuncia de contrabando. El Estado tiene que ocuparse de resolver esta situación.
Fuente: Región Norte Grande (
http://www.datachaco.com/noticia.php?numero=16261)
Juanjo