Rosario
Un militar tenía en su casa parte de las balas robadas al Ejército
Estaban en una vivienda de Fray Luis Beltrán, asiento del Batallón 603; buscan el resto de las 19.600 municiones faltantes
Por Germán de los Santos | Para LA NACION
ROSARIO.- Comenzaron a aparecer las balas robadas del arsenal del Ejército. El juez federal Carlos Vera Barros ordenó
allanamientos en los domicilios de los militares imputados en la desaparición de 19.600 municiones del Batallón 603 de Fray Luis Beltrán. En el operativo, en la vivienda de uno de ellos se encontraron proyectiles y un fusil con numeración limada.
La sospecha es que militares del Ejército con asiento en esta ciudad estarían involucrados en el robo no sólo de municiones, sino también de armamento de los arsenales, que se inyectan en el mercado ilegal de armas a costos que pueden quintuplicar el precio oficial.
El problema mayor es si ese material bélico, de alto poder de fuego, recae en manos de alguna de las bandas que diariamente acrecientan la dramática estadística de homicidios de Rosario, que ya suman 65 en lo que va del año.
Los operativos, que se iniciaron a la mañana, estuvieron a cargo de la Gendarmería Nacional. En total se realizaron siete allanamientos: cinco en el barrio militar de Fray Luis Beltrán, localidad donde está enclavado el Batallón 603; dos en Rosario, y uno en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde reside el ex jefe de la unidad militar Guillermo Bonnefous.
El 20 de febrero pasado, LA NACION reveló que días antes de que el Ejército denunciara el robo de un misil TOW 2 del Escuadrón de Caballería Blindado 1 de La Plata, el 12 de enero pasado, se produjo un "faltante" de 19.600 balas de calibre 9 milímetros y 32 en el Batallón 603 San Lorenzo, en Fray Luis Beltrán, a unos 15 kilómetros de Rosario.
La denuncia del faltante de municiones la presentó el coronel Raúl Sánchez, jefe del Batallón 603, el 30 de diciembre pasado. El robo de balas se descubrió cuando el nuevo encargado de esa unidad militar dispuso que se hiciera un arqueo en el stock de armas y municiones del arsenal. Lo que se sospecha es que la sustracción de los proyectiles no se hizo de una sola vez. "Es probable que haya sido un robo hormiga", dijeron fuentes del caso.
La preocupación de las autoridades de Santa Fe era que las 19.600 balas pudieran haber sido desviadas al mercado negro que retroalimenta la violencia cotidiana. Las municiones que se robaron del Batallón 603 provienen de la Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán, que está al lado del predio del Ejército. Las balas no tienen número de serie ni ningún código de trazabilidad que permita identificarlas. La única manera de poder detectar las municiones sustraídas era por medio de las cajas, que sí tienen número de serie y fecha de fabricación.
El faltante de balas, que podrían servir para cargar por completo 2000 pistolas, llevó al Ministerio de Defensa a ordenar la suspensión y la apertura de sumarios a dos oficiales y cinco suboficiales que estaban encargados de la custodia del armamento. Agustín Rossi, titular de la cartera de Defensa, dijo, cuando se conoció el faltante de proyectiles, que "es innegable que en los últimos cuatro años, dos de los hechos más resonantes sobre faltantes de armas se dieron en el arsenal del Batallón 603, mientras que en otros no pasó absolutamente nada".
El Ministerio de Defensa decidió, luego de la publicación de LA NACION, el cierre de la dependencia militar y ordenó el pase a retiro del director de Arsenales del Ejército Argentino, coronel Hugo Víctor Meola.
A la par del desplazamiento de Meola, un alto jefe de la fuerza, fueron pasados a retiro otros oficiales. Uno de ellos, Guillermo Bonnefous, antiguo jefe del Batallón 603, y cinco suboficiales que estaban a cargo del control del arsenal.
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