Acciones varias de las distintas guerras

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Herbert Bauer (abril 16, 1919 hasta marzo 24, 1997) fue un comandante condecorado de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial, y uno de los 882 beneficiarios de la Cruz de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble de Knight . Cruz del Caballero de la Cruz de Hierro y Oak su mayor grado Hojas fue otorgado para reconocer la valentía de batalla extrema o el liderazgo militar exitosa. Herbert Bauer se acredita con el vuelo 1071 misiones durante la guerra. [Notas 1] Después de la guerra Herbert Bauer actuó como asesor de la Fuerza Aérea Argentina, lugar donde fallecio.

Durante la "Grosser Bahnof" (celebración por el logro de un cierto número de misiones, o victorias aéreas), a veces un mecanico o piloto disfrazado con el atuendo de deshollinador, para dar suerte de acuerdo a la cultura alemana, es el que entrega un premio)
El piloto representado es Herbert BAUER, Kapitän de 3. / SG 2 que acaba logra su misión número 1000, el 3 de mayo de 1944 en Husi, Rumania. El "deshollinador" es HAGEBOCKER Unteroffizier
Herbert Bauer se acredito 11 victorias confirmadas (10 con Fw 190 y otros 12 con Ju 87, 51 tanques y también algunos buques soviéticos.
 

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Bodenplatte , el sacrificio final de la Luftwaffe.

La Operación "Bodenplatte" fue otra operación destinada al fracaso. El ambicioso plan de destruir la fuerza aérea táctica aliada en Europa Noroccidental, fue la última operación a gran escala de la Luftwaffe llevada a cabo por aviones con motor a pistón.

El 31 de diciembre de 1944 se recibió en los aeródromos de Alemania occidental la palabra clave “Hermann”. Era el nombre en clave para preparar el último ataque a gran escala a los aeródromos aliados de Holanda, Bélgica y Francia. El mensaje iba acompañado de unos números: “1.1.45”. Se había reunido una impresionante fuerza de 800 Me-109G y Fw-190. Muchos de ellos irían armados de una bomba de 250 kilos en misión de cazabombardero. Sus objetivos eran los aeródromos de Eindhoven, Volkel, Antwerp-Deurne y Le Culot. Al alba del 1º de enero de 1945 se alzaba al aire esta impresionante fuerza aérea, que podríamos decir que era la última fuerza de defensa aérea del Reich. Al igual que la ofensiva de las Ardenas “Wacht am Rhein” tuvo un éxito limitado. La fuerza aérea aliada fue cogida desprevenida en el suelo pero supo reaccionar de inmediato y las bajas alemanas fueron cuantiosas.

Al mismo tiempo que su última ofensiva terrestre se venía abajo ante la presión insoportable del poder aéreo táctico aliado, la Luftwaffe planeaba un asalto total contra 27 bases aéreas aliadas en Bélgica, Holanda y Francia. El objetivo de la Operación Bodenplatte (“Baldosa”) era acabar con la supremacía aérea de la fuerza de los cazas aliados y permitir a la debilitada Luftwaffe concentrar sus recursos en la amenaza que suponían los bombardeos estratégicos. Programada para la madrugada del día de Año Nuevo, el 1 de enero de 1945, era una apuesta desesperada que le iba a salir muy caro a la Luftwaffe.

Un deficiente planeamiento, instrucciones inadecuadas, la escasez de pilotos con experiencia y una mala coordinación con la artillería antiaérea le costaron a la Luftwaffe un tercio de los 900 aviones que empleó en este ataque sorpresa a gran escala. Lo que es más importante es que más de 200 pilotos, entre los que se incluían casi 80 líderes y comandantes experimentados, no sobrevivieron al primer día del año 1945. La tercera parte de los aviones derribados lo fueron por la artillería antiaérea “amiga”, ya que hubo baterías a las que no se les informó de los planes de vuelo. En otros casos, el mal tiempo retrasó el despegue, con lo que los pilotos volaron sobre baterías que no los esperaban entonces, sino antes.

Lo único que tenían a su favor los pilotos de la operación Bodenplatte era la sorpresa. Lo último que esperaban los aliados de una fuerza aérea que sabían que estaba contra las cuerdas era un ataque masivo, y menos aún en la madrugada del día de Año Nuevo. Algunos aeródromos aliados sufrieron daños cuantiosos, mientras que otros fueron atacados con poca eficacia por un pequeño número de cazabombarderos. Las fuerzas aéreas aliadas tardaron en reaccionar, pero pronto empezaron a realizar múltiples salidas para dificultar los ataques a baja cota y, en ocasiones, acabar por completo con ellos.

La única unidad alemana que completó con éxito su misión fue la JG/3 “Udet”. Su misión de atacar el aeródromo de Eindhoven fue un rotundo éxito: llego sobre él cuando en esos momentos se encontraba sobre la pista el 438º y 439º escuadrones de la RCAF, los cuales, dotados de Typhoon, estaban a punto de despegar en una misión de ataque a la zona de las Ardenas. Mediante pasadas bajas de ametrallamiento muchos de los Typhoon fueron destruidos en tierra. Según los testigos del aeródromo fue un ataque impecable y eficaz como nunca se había visto.

Los ataques a los otros aeródromos no fueron tan eficaces. El personal de tierra dijo en su informe posterior que los pilotos parecían novatos, las escuadrillas se estorbaban unas a otras en sus pasadas y sus ataques no fueron muy precisos, lo que facilitó que algunos aviones de caza pudieran despegar y responder al ataque.

En cifras podemos decir que los aliados perdieron más aparatos que los alemanes, pero éstos pudieron ser repuestos en apenas dos semanas. Los alemanes no pudieron reemplazar las pérdidas nunca. Fueron destruidos 144 aparatos aliados en el suelo y en el aire y 62 fueron tan dañados que no pudieron repararse. Por su parte los alemanes reconocieron 188 aviones perdidos junto a la mayor parte de sus pilotos. 127 de los aparatos alemanes fueron derribados sobre territorio controlado por los aliados y al ser examinados arrojaron las siguientes cifras:
- 41 derribados por acción de los cazas.
- 82 derribados por el fuego antiaéreo.
- 16 estaban tan dañados que no pudieron esclarecerse las causas de su derribo.

Al terminar el día, los aliados habían perdido casi 500 aviones, la mayoría en el suelo, siendo el sector británico el que sufrió los mayores daños. Se trató de un golpe muy duro, pero todos los aviones destruidos fueron reemplazados en un par de semanas, mientras que las pérdidas alemanas, sobre todo en pilotos, eran irremplazables. A partir de este momento cayó sobre el ejército alemán todo el peso de las fuerzas aéreas tácticas aliadas, hasta el extremo de que resultaba imposible mover tropas o suministros en tierra sin atraer la atención, en forma de cohetes, bombas y balas, de los cazabombarderos que ocupaban libremente los cielos.

“Bodenplatte” fue el canto del cisne de la Luftwaffe, que al igual que todas las fuerzas armadas alemanas en el final de la segunda guerra mundial, se autosacrificó para mayor gloria del III Reich.

Esta operación fue realizada al unísono de la última ofensiva alemana en Occidente: “Nordwind”, un avance limitado hacia Estrasburgo, para eliminar el saliente aliado sobre el Mosa y el flanco sur del frente, debilitado por la contraofensiva aliada en las Ardenas. Si hubiera tenido éxito, la fuerza aérea táctica aliada en Europa hubiera quedado seriamente dañada y la Luftwaffe hubiera gozado de un respiro para dominar el espacio aéreo sobre Europa occidental.

 

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Junkers Ju-322.
Características generales
Tripulación: 1
Carga: 11.000 kg
Longitud: 30,25 m
Envergadura: 62 m
Altura: 6,6 m
Superficie alar: 925 m²
Peso útil: 11.000 kg
Se construyeron dos.
 

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Melitta Schiller " La lealtad a su Nación y profesión "
Melitta Schenk, condesa de Stauffenberg mas conocida como Melitta Schiller, nació en 1903 en el seno de una familia muy humilde de clase media baja, en 1927 egresa con altos honores con el titulo de Ing. Aeronáutica en la Univ. Técnica de Munich.

En 1937 se casa con el historiador Alexander Schenk Graf von Stauffenberg hermano mayor del famoso Claus von Stauffenberg. Desde 1928 hasta 1936 trabajo para la Luftwaffe en el área de investigación y desarrollo pero fue despedida a causa de rumores que dudaban en cuanto a su origen Prusiano.

En 1936 ingresa a trabajar en la famosa firma Askania de Berlín en donde desarrolla los sistemas de control y navegación del "Donier Do-18" y el "HA-139".

En 1937 es nombrada "Capitán de vuelo" junto a la celebre Hanna Reitsch. En 1939 se une al equipo de prueba de Rechlin am Müritzsee en Mecklenburgo para diseñar, probar y calibrar las miras de los aviones de ataque en picado ("STUKA").

Melitta como muestra de su pasión participo personalmente, pilotando en las pruebas sus diseños, es así que logro tener mas de 2500 Horas en los JU-87 STUKA y JU-88, solo en 1939 !!!. Para hacer esto Melita se elevaba 15 veces por día hasta 4000 mts y se dejaba caer en picado hasta los 1000 mts (muchas veces fueron menos) para evaluar los cambios.

Fue admirada por Hermann Göring y por el propio Adolf Hitler, tanto es así que fue declarada “persona de origen ario“, haciendo desaparecer los rumores en cuanto a su origen.

En 1942 es abatida sobre Berlín mientras realizaba las pruebas de un ME-109 por parte de un grupo de cazas aliados.

El 22 de enero de 1943 ganó la Cruz de Hierro de Segunda Clase (Eisernes Kreuz EK II. Klasse) y posteriormente el "Distintivo Aéreo de Oro con Brillantes" (Goldene Flugzeugführerabzeichen mit Brillanten).

En mayo y junio del 1944 transporto varias veces a su cuñado Claus von Stauffenberg al cuartel de Hitler, en esos viajes es en donde se pone al tanto de la Operación Valkiria, pero decide no participar de la operación. Después del fallido intento de asesinato de Hitler, ella y su esposo son capturados por la Gestapo acusados de traición, pero 6 semanas después es puesta en libertad debido a la importancia de su trabajo, no sucedió lo mismo con su esposo y cuñadas quienes fueron enviados a un campo de concentración.

A partir de allí el apellido de casada fue eliminado. Volvió de inmediato a trabajar en el sistema de control de los nuevos aviones a reacción alemanes (ME-262 y AR-234) pero, para ello traslado su laboratorio a las cercanías del campo de prisioneros en que se encontraba su esposo para poder visitarlo.

El de 8 de abril de 1945 al salir en vuelo en su Bü-181, con la intención de hacer escapar a su esposo y cuñadas, es alcanzada y herida por un caza norteamericano, (hasta el día de hoy nadie se ha adjudicado el ataque).

Murió a las pocas horas de haber aterrizado de emergencia debido a las graves heridas. Melitta jamas fue parte del partido Nazi, pero era leal a su país, esta situación la atormentaba tal como lo escribió en su diario personal, el cual fue publicado por su esposo después de la guerra.




 

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Anneliese Lieben- Höppner (1910-1989) , mujer comandante de la Luftwaffe
Anneliese Lieben- Höppner era una piloto de acrobacia y mecánica aeronáutica, fue comandante de la Luftdienst-Teilkommando 1/6 en Münster-Loddernheide (antigua base de los Zepelin ), en donde comenzó a trabajar a comienzos de 1943 aprovechando su experiencia previa en el mantenimiento de los aviones de Lufthansa.
La Luftdienst-Teilkommando 1/6 formaba parte de la famosa Fliegerzielgeschwader 2. La tareade la Luftdienst o unidad independiente eran: Pruebas de modificaciones y adaptaciones en aviones, mantenimiento y reparación de aviones, vuelos de prueba y de práctica de tiro antiaéreo.
La flota de aviones de Lieben o "Lieben's Luftthenstkommando" como la llamaba de forma amistosa estuvo formada por 35 aeronaves: 4 Heinkel He 111, 1 Junkers Ju 86, 12 Dornier Do 17, 1 Focke-Wulf Fw 58, 1 Focke-Wulf Fw 190 ( el avion de Anneliese), 1 Messerschmitt Bf 108, 11 Klemm Kl 35, 1 Junkers W 34 y 3 Avia B-71.
Anneliese era personal civil al frente de toda una unidad militar formada por hombres, responsable del mantenimiento y reparación de todos los aviones de la Fliegerzielgeschwader 2, el grado de efectividad demostrado por su grupo llevo a que también se encargara de algunas de las aeronaves de importantes ases de la Luftwafe.
A comienzos de 1944, la Luftawffe redujo la carga horaria de Anneliese debido a que fue madre, en el sistema del gobierno Nazi las mujeres que eran madres debían dedicarse a las tareas domesticas, aun así Anneliese siguió realizando su trabajo sin reducción de horarios, y con su hijos a cuestas, hasta el final de la Guerra. Anneliese Lieben-Höppner nunca formo parte del partido Nazi.


 

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El ejército de prostitutas nazis ideado para luchar contra las enfermedades sexuales

Durante la contienda, las tropas alemanas contaban con decenas de lupanares regidos por el gobierno que debían pasar un «control de calidad» para evitar la propagación de la sífilis y la gonorrea

Archivo ABC
Hitler, sabedor de la importancia de las ETS, fue uno de los ideólogos de los prostíbulos de campaña
Cazas a reacción, bombarderos, explosivos, fusiles enemigos… Las causas que podían matar o herir a un soldado durante la Segunda Guerra Mundial se podían contar por cientos. Sin embargo, en esta contienda había también otro tipo de dolencias que solían provocar más bajas que las propias balas. Éstas eran peligrosas enfermedades de transmisión sexual tales como la sífilis o la gonorrea, las cuales incapacitaban a todo aquel combatiente que hubiese decidido pasar un buen rato con las lugareñas tras tomar algún que otro pueblo o ciudad.

J.H.
«Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial»
Es por ello que, además de dedicar sus esfuerzos y sus recursos a la creación de súper armas capaces de borrar un avión del cielo en pocos minutos o hacer saltar por los aires un carro de combate enemigo, los nazis también se vieron obligados a consagrar una buena parte de su dinero a curiosos remedios para evitar que los militares se infectasen mientras «echaban una canita al aire». Entre ellos destacaban los lupanares oficiales ideados por el mismísimo Hitler. Su objetivo: hacer que una ingente cantidad de prostitutas pasara un control previo por parte de los médicos nazis. Sin embargo, había otros tantos sistemas.
Esta curiosa forma de evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual es una de las múltiples curiosidades y datos que se pueden hallar en «Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial», el último trabajo del historiador y periodista Jesús Hernández.
«En mi libro recojo 250 historias que estoy seguro que sorprenderán al lector. Aunque pueda parecer que es un simple anecdotario, el libro va más allá de eso, ya que explico episodios desconocidos para la mayoría de lectores, incluso para los que ya tienen un gran bagaje de lecturas de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, pocos sabrán que los británicos, y concretamente Churchill, no hicieron nada para paliar una hambruna en Bengala que causó tres millones de muertos, ya que preferían emplear esos medios en el esfuerzo de guerra. Algunos de los datos que ofrezco ayudan también a tener una visión esclarecedora del conflicto, por lo que creo que su lectura resulta muy gratificante», destaca el autor en declaraciones a ABC.
Las ETS en la I Guerra Mundial
Puede parecer que las enfermedades de transmisión sexual no han causado una gran cantidad de bajas en los ejércitos a lo largo de la Historia, pero la realidad es bien distinta. Tal y como explica Hernández en su obra, ya en la Primera Guerra Mundial los estadounidenses tuvieron que contabilizar un total de hasta 87 bajas por cada millar de soldados debido a estas dolencias. Sin embargo, por entonces los remedios se limitaban a evitar el contacto de los combatientes con las lugareñas. Así pues, poco se hacía más allá de emitir películas avisando del peligro que corría todo aquel que se atreviera a yacer con una desconocida.
«Las autoridades militares estadounidenses fueron conscientes del grave problema que éstas ocasionaban, por lo que pusieron en práctica programas de concienciación que incluían la proyección de películas que describían los terribles efectos de la enfermedad, así como las maneras de evitar el contagio», explica Hernández en su obra. Tampoco se desdeñaban los sermones de los párrocos, quienes lucharon a crucifijo y sotana para que los militares enarbolaran la bandera del celibato. De poco les sirvió, pues aproximadamente uno de cada diez combatientes terminó con sus huesos en el hospital aquejado de alguna dolencia contraída por vía sexual.
La sífilis: la primera creadora de bajas
Hubo que esperar hasta la Segunda Guerra Mundial para que, mediante la llegada de los anticonceptivos y la penicilina, las bajas producidas por enfermedades de transmisión sexual se redujeran. No obstante, la disminución fue escasa (hasta unos 56 casos por cada millar de hombres). Un claro ejemplo de lo molestas que podían llegar a ser, tal y como señala Hernández en su libro, lo demuestra el que los soldados de la «Wehrmacht» y las «SS» acantonados en Francia durante 1940 perdieron más efectivos por culpa de este tipo de dolencias que aquellos que habían muerto en combate durante la invasión y conquista del país. Por entonces, los militares sabían perfectamente que las dos infecciones a las que debían temer tanto como a las balas enemigas eran a la sífilis y a la gonorrea.
De ellas, la sífilis era la más habitual. «El único huésped de la sífilis es el ser humano, que se infecta por contacto sexual de lesiones mucocutáneas infectadas, habitualmente de genitales y boca. Uno de cada tres contactos sexuales con una persona infectada en fase precoz resulta infectante. También es posible la transmisión intraútero o los contagios por vía no sexual, en profesionales sanitarios o transfusiones. El germen es capaz de atravesar piel o mucosas intactas, migrar rápidamente por vía linfática hasta los ganglios regionales y diseminarse por vía sanguínea, antes de producir la lesión primaria», explican los doctores J.L. Rodríguez Peralto; S. Alonso y P. Ortiz en su dossier «Dermatología: Correlación clínico-patológica».

Cartel contra las ETS de los aliados
wikimedia
Aquellos que tenían la poca suerte de contraerla, y tal y como señala Teodoro Carrada Bravo en su artículo «Sífilis: actualidad, diagnóstico y tratamiento», les solía provocar pequeñas erupciones indoloras en la primera fase de la enfermedad. Posteriormente, y si la dolencia no se trataba (algo relativamente usual por entonces debido que en principio no provocaba molestias) avanzaba a la siguiente fase. «En ella, se puede presentar un sarpullido en las manos o los pies, así como en otras partes del cuerpo. Los sarpullidos de la sífilis a menudo son de color rojo o café y generalmente no pican. Otros síntomas pueden ser fiebre, dolor de garganta, dolores musculares, dolores de cabeza, pérdida de cabello y cansancio. Puede ser que estos síntomas desaparezcan por sí solos», explica el «Center for disease, control and prevention» estadounidense en su dossier «Sífilis, la realidad».
Finalmente, y tras un período de incubación sin síntomas aparentes, podía sucederse la última fase de la enfermedad. Esta era la más grave y la que causaba más estragos entre los soldados, pues empezaba por producirles dificultades en sus movimientos (pérdida de las capacidades motoras) en brazos y piernas, parálisis y entumecimiento. En los casos más graves, podía llegar a generar a los combatientes ceguera, dolencias cardíacas o la muerte (la cual se sucedía, en última instancia, por las causas anteriores).
La sífilis podía llegar a provocar severos dolores y la muerte
Con todo, la sífilis no era el único asesino silencioso de los soldados alemanes en la Segunda Guerra Mundial. La segunda enfermedad en discordia era la gonorrea, una dolencia que, aunque no llegaba a causar la muerte, podía suponer una verdadera molestia para el soldado. Y es que (tal y como explica el «Center for disease, control and prevención» en su dossier «Gonorrea, la realidad») si era contraída solía generar dolor o ardor al orinar, secreción del pene, inflamación en los testículos, sangrado y, en el caso de que no se tratase a tiempo, infertilidad.
Puede parecer sencillo evitar estas enfermedades, pero lo cierto es que la fogosidad de la soldadesca (más preocupada por andar saciando sus más bajos instintos que por acabar con el enemigo a base de fusil) hacía que fuese difícil controlar su expansión. Por ello, tanto los estadounidenses como los nazis tomaron medidas drásticas para acabar con la sangría de bajas que estaba provocando el que sus combatientes yacieran con toda aquella mujer que se prestase a ello en el frente.
Prostíbulos promovidos por el ejército
Los nazis fueron los primeros en establecer varias medidas contra las enfermedades de transmisión sexual. «El ejército alemán era consciente desde el comienzo de la guerra de que la necesidad de esparcimiento de los soldados iba a acarrear un buen número de bajas por enfermedades venéreas. La campaña de Polonia confirmó estos temores, puesto que las prostitutas locales causaron numerosos contagios entre los soldados. Por tanto, la “Wehrmacht” dispuso una serie de normativas para el control de la prostitución», explica Hernández en «Las 100 mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial».
Los altos oficiales del ejército de tierra fueron las encargadas de ocuparse de este asunto. Su solución no fue otra que idear dos tipos de prostíbulos controlados y dependientes del ejército. Los primeros (conocidos como los de «guarnición») eran los que se ubicaban cerca de las grandes ciudades y atendían a los combatientes que volvían de permiso del frente. Por otro lado, también se crearon una serie de burdeles «de campo». Estos se situaban inmediatamente detrás de la línea del frente y su clientela, como se puede suponer, era el combatiente que buscaba desfogarse tras haberse dado de fusilazos contra los enemigos del Reich.

Soldados de la «Wehrmacht» en la IIGM
Archivo ABC
Curiosamente, sus trabajadoras podían ser profesionales del sexo (a las que se pagaba) o, simplemente, pobres desgraciadas atrapadas por los nazis que no veían otra forma de sobrevivir. Estas últimas eran destinadas también a los prostíbulos oficiales de los campos de concentración. «Esas mujeres, denominadas por la burocracia militar Offizierdecke (“oficiales de cama”), podían ser prostitutas profesionales reclutadas en Alemania y los países ocupados, mujeres convictas de crímenes civiles o políticos que preferían ese servicio a realizar trabajos forzados en campos de concentración, o bien prisioneras de guerra, la mayoría procedente de los territorios ocupados en la Unión Soviética», añade el experto español en su obra.
El «sistema de trabajo» que se utilizaba era sumamente curioso y en él primaba sumamente la higiene. El objetivo era sencillo: evitar un contagio masivo. Para empezar, el soldado que quisiese pasar un buen rato entre disparo y disparo debía presentarse ante el médico del cuartel, que le hacía un examen médico exhaustivo para asegurarse de que no tenía ninguna enfermedad. Posteriormente, recibía un preservativo, un bote de desinfectante y un informe en el que dejaba constancia de su buen estado de salud antes de entrar al prostíbulo militar. En él, figuraba además el nombre del «centro» y un pequeño espacio para que la Offizierdecke pusiese su firma y su número.
«Después, pasaba a esperar su turno en la fila correspondiente. Generalmente, la espera en la fila era mayor que el tiempo que el soldado pasaba con la mujer. Antes del servicio se utilizaba el desinfectante y la mujer firmaba el pase, y a la salida el soldado debía entregar al oficial médico la lata vacía y el documento rubricado. Si no se cumplían estas disposiciones, todos se exponían a severos castigos», señala Hernández. Lo cierto es que, aunque todo el proceso era sumamente «alemán» (muy ordenado y sistemático) los combatientes acabaron aceptándolo y ayudó a prevenir las enfermedades.
La prostituta debía rellenar un documentos antes del «servicio»
Algunos combatientes dejaron constancia, incluso, del proceso que debían seguir para poder ir al burdel en las cartas que enviaron a sus familias. Uno de ellos fue un tal Erich B., un combatiente de la «Wehrmacht» que, en 1940, escribió una carta a su hija después de que esta le aconsejase «echar una canita al aire» para relajarse en el frente. Curiosamente, el padre le explicó en su misiva que –además de todo el proceso anteriormente señalado- también se les pinchaba antes y después del servicio una inyección para prevenir la transmisión de enfermedades. Una medida extrema que, probablemente, se llevó a cabo por recelo de los médicos.
«Ya he ido de buena gana para mirar, pero hay un problema, cuando acudimos a un burdel –y ya te puedes imaginar que es algo que los soldados hacen con frecuencia-, los enfermeros nos ponen antes y después una inyección contra las enfermedades de transmisión sexual. A ellos les da completamente igual si vamos a ver a una mujer o no. Pase lo que pase, nos ponen la inyección. A mi esta tarea me resultaría indiferente si después no tuvieran que andar pinchándome en la cosa dos veces. Así como ves no iré nunca, pese a tus consejos», determina el soldado de la «Wehrmacht» en la misiva (recogida en el libro «Cartas de la “Wehrmacht”».
Lo cierto es que aunque el sistema era restrictivo fue sumamente útil, pues -según los datos recogidos por Hernández en su obra- permitía a los médicos detectar rápidamente un caso de sífilis o gonorrea antes de que se extendiese, determinar cuál era su origen y, finalmente, tratar de eliminar la enfermedad del foco original. «A pesar de todas estas precauciones, entre los años 1939 y 1943, en la “Wehrmacht” se registraron 250.000 casos de enfermedades venéreas. La principal fuente de contagio era la población civil, tanto en los países ocupados como en Alemania, al ser unos contactos que escapaban a esta estricta reglamentación», añade el experto.
Con todo, los nazis no fueron los únicos que luchaban a capa y espada (o a preservativo y desinfectante, más bien) contra estas dolencias. Otro país en el que abundaban los quebraderos de cabeza debido a las múltiples que podían sufrir sus combatientes eran los Estados Unidos. La razón era sencilla: los patriotas ciudadanos norteamericanos siempre decidían que uno de los mejores negocios para poner cerca de los campamentos militares eran los prostíbulos. Eso llevó a los oficiales del «Tío Sam» a tomar una serie de medidas de urgencia para evitar los contagios.


La primera fue entregar cuatro preservativos a los combatientes. No obstante, se terminó demostrando que ese número era totalmente insuficiente, pues mucho se dejaban el sueldo en estos establecimientos. Por ello, hubo que recurrir a la «artillería pesada» (y nuca mejor dicho) y se barajó la posibilidad de prohibir el alcohol entre la soldadesca. La medida, no obstante, no fue aprobada. Y es que a Roosevelt le pareció algo impopular que podía acabar con soldados muy enojados.
Dos preguntas a Jesús Hernández
M.P.V.Madrid
¿Hasta que punto eran peligrosas las enfermedades de transmisión sexual en la IIGM?
Hoy resulta difícil comprender el peligro que representaban, ya que afortunadamente se encuentran controladas, pero entonces suponían una auténtica plaga. Basta señalar que las prostitutas francesas incapacitaron más soldados alemanes que las propias tropas galas. La incidencia de estas enfermedades entre los soldados podía superar el diez por ciento de la tropa, así que se entiende la enorme preocupación que levantaban entre las autoridades militares.
¿Conoce alguna anécdota relacionada con este tipo de enfermedades?
Cuando las tropas norteamericanas liberaron Nápoles en 1943, muchas mujeres de esta ciudad ofrecieron sus cuerpos a cambio de dinero o comida. Hubo soldados norteamericanos que las engañaron pagándoles con billetes del Monopoly, asegurándoles que eran «vales de ocupación». Pero en el pecado estuvo la penitencia, ya que muchos de ellos contrajeron un tipo de gonorrea, conocida como «napolitana», especialmente virulenta.
ABC.es
 

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The Nazi Muslim Soldiers

Photo via Rare Historical Photos

The image above is that of German Nazi-era Muslim soldiers in prayer. They are from the German 13th Waffen-Gebirgs-Division der SS Handschar, a full Muslim division of the German army. The unit, which mostly consisted of Bosnian Muslims, was formed in March 1943 after Germany conquered Croatia, which included Bosnia-Herzegovina. The Bosnian Muslims were accepted into the Nazi ranks because of Heinrich Himmler’s belief that the people of Croatia were of Aryan descent, not Slavic. The Nazis also believed that the new division would help them win the support of most Muslims around the world. In time, the division also included Croatian Roman Catholics, who formed 10 percent of its ranks.

The unit was Grand Mufti Hajj Amin al Husseni’s initiative. Hajj Amin al Husseni had led a failed coup in Iraq and had been exiled to Italy and then Berlin, Germany, where he encouraged Bosnian Muslims to join the ranks of the German army. Husseni encouraged the killings of Jews in North Africa and Palestine. He also wanted the Luftwaffe to bomb Tel Aviv. After the war, Husseni fled to France, where he was arrested. He later escaped and fled to Egypt, where the Allies were discouraged from re-arresting him because of his status in the Arab world.
 

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'Cuando luchábamos contra la RAF, casi siempre era una lucha de pilotos de caza contra pilotos de caza, de modo que habían muchos combates cercanos. Era la más fiel prueba de los pilotos y sus máquinas, y sólo sobrevivieron los mejores. O aprendías rápido, o no regresabas. Cuando llegaron los americanos, lo hicieron con una fuerza tal que cuando regresé de Rusia para pelear con ellos, no había oportunidad de entablar un combate deportivo en ese tipo de circunstancias. Atacar cientos de bombarderos B-17 y B-24 con cazas de escoltas no era lo que yo consideraba deportivo, aunque debo admitir que hubo momentos de mucha excitación y terror puro.''

Johannes Steinhoff
 

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'La guerra despierta en el hombre sentimientos fundamentales. Estos son el espejo del alma y tienen sus raíces en la capacidad de juzgar los sucesos y a los semejantes, subordinándolos a la propia persona y no a la objetividad''

Hans-Ulrich Rudel
 

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Siegfried “Wumm” Schnell (23 Enero 1916 - 25 Febrrero 1944) fue un As merecedor de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble (Ritterkreuz mit Eichenlaub), peleo sobre los cielos de Francia, la Batalla de Inglaterra, el Frente Oriental y termino defendiendo los cielos del Reich antes de morir en accion a los mandos de su Bf 109 G-6, obtuvo 93 victorias entre ellas 12 bombarderos cuatrimotores, es el 11º piloto en el ranking de derribos del frente Occidental con un total de 90 victorias
 

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Reinhold Knacke (1 Enero 1919 – 3 Febrero 1943)

As de la caza nocturna, merecedor de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble (Ritterkreuz mit Eichenlaub), con un total de 44 victorias conseguidas durante su servicio. Fue derribado y perdio la vida durante una mision al entrar en combate con un Halifax, su operador de radio , el Unteroffizier Kurt Bundrock sobrevivio al combate al escapar del aparato, Knacke fue encontrado sin vida cerca de su Messerschmitt Bf 110-F4 totalmente incendiado.
 

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Erich Leie (10 Septiembre 1916 - 7 Marzo 1945, Drogomyśl, Polonia),

Fue un As merecedor de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble (Ritterkreuz mit Eichenlaub). El 23 de Julio de 1941 reclamo 6 victorias sobre Spitfires en un mismo dia. El 6 de noviembre de 1943 reclamo su 100º victoria siendo el piloto nº 57 de la Luftwaffe en conseguir ese logro. Leie encontró su final el 7 de Marzo en una colision contra un YAK-9 a los mandos de su Bf 109 G-14/AS. Su cuenta final fue 118 victorias en mas de 500 misiones de combate, entre ellas 32 IL-2 y 36 Spitfires.
 

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El buque «pirata» nazi que fue humillado por un navío australiano

La contienda entre el «HSK Kormoran» y el crucero ligero «HMAS Sydney» ha vuelto a salir a luz debido a que los arqueólogos submarinos pretenden digitalizar en 3D sus pecios

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HSK Kormoran, el navió que acabó en el fondo de las aguas tras tender una trampa a su enemigo
Corría el 19 de noviembre de 1941 cuando, en plena Segunda Guerra Mundial, el buque de carga modificado como navío de guerra «HSK Kormoran» (dedicado habitualmente a cazar enemigos mediante técnicas usadas por los piratas) navegaba a 120 millas náuticas al oeste de Australia. Todo parecía normal hasta que su capitán se percató de que, frente a ellos, se ubicaba un navío aliado, el «HMAS Sydney».
Como miembro de la naviera alemana (la «Kriegsmarine») el oficial se dispuso entonces a atacarle, aunque de una forma curiosa: ordenó izar una bandera holandesa y hacerse pasar por un mercante aliado. De aquella forma, lograría acercarse sin levantar sospechas hasta el Sydney. Una acción nada honorable, pero usualmente efectiva. Así comenzó una batalla naval que acabó con casi mil muertos y con los dos navíos bajo las aguas.
La historia del «HSK Kormoran»y el «HMAS Sidney» había permanecido olvidada hasta ahora. Sin embargo, y tal y como afirma la versión digital del diario «Daily Mail», acaba de salir de nuevo a flote debido a que los investigadores de la Universidad de Curtin y el Museo de Australia Occidental pretenden hacer una reconstrucción en tres dimensiones del pecio de los dos navíos. Todo ello, en base a 700.000 imágenes en alta resolución que han tomado desde que los restos de los dos buques fuesen encontrados en 2008.
Un asalto «a escondidas»
Esta curiosa contienda se sucedió el 19 de noviembre de 1941, época en la que la marina alemana luchaba por hacerse dueña de los mares y sus buques combatían a torpedo y cañón para dominar el líquido elemento. Su dominio no era minio, pues habían logrado aislar a Gran Bretaña haciendo uso de su arma más efectiva: los submarinos. Eso impedía que a las islas pudiesen llegar víveres, armas y municiones para combatir a los germanos.
En esas andaba la situación internacional cuando se encontraron a 120 millas náuticas de Australia el buque a las órdenes de Hitler «HSK Kormoran» (un navío de transporte reconvertido en barco de guerra y que soía asaltar por sorpresa buques solitarios enemigos) y el «HMAS Sydney» (cuyo objetivo era, usualmente, escoltar a aliados a través de las aguas).
Según explica la página web del memorial dedicado a esta batalla, a las cinco de la tarde de ese día el Kormoran avistó al Sydney cerca de Shark Bay. Decidido, el capitán del buque nazi (Theodor Detmers) decidió mandarlo al fondo de las aguas tendiéndole una trampa.
Para ello, ordenó izar la bandera holandesa y hacer pasar su navío por un mercante para acercarse lo suficiente a su enemigo. Una treta similar a la que habían usado los piratas en siglos anteriores. El objetivo era que el enemigo, más rápido y mejor artillado (su equipamiento básico era de ocho cañones de 152 milímetros) no se percatara de la verdadera identidad de su contrario hasta que fuese demasiado tarde.
A las seis de la tarde, para favorecer su engaño, envió por radio un mensaje a través de la frecuencia aliada señalando que había divisado a un barco sospechoso. Su treta surtió efecto, pues el Sydney cerró los tubos de los torpedos. En los minutos siguientes, ambos se intercambiaron mensajes como su destino y sus órdenes. De hecho, los buques llegaron a estar tan cerca que las tripulaciones pudieron saludarse desde la lejanía. No obstante, todo acabó cuando el capitán australiano solicitó a su homólogo un código de identificación secreto para corroborar su identidad.
Sin poder respondele, Detmers se limitó a izar la bandera de la «Kriegsmarine» y abrió fuego sobre su enemigo. Por entonces eran las seis y media de la tarde. Fue entonces cuando los australianos se percataron de que el buque mercante era en realidad un navío armado de forma considerable e iba a costar derrotarle.
Instantes después, el fuego del Kormoran cayó irremediablemente sobre su enemigo y destruyó su puente usando sus armas antiáeres y los cañones de cubierta. El navío quedó incapacitado y a merced de los torpedos nazis. No obstante, antes de hundirse bajo las aguas los australianos decidieron armarse de valor y se dispusieron a arrojar todo lo que tenían sobre sus enemigos.
El combate continuó durante varios minutos y, finalmente, se consumó la tragedia cuando -antes de las ocho- ambos navíos se alejaron el uno del otro, derrotados. Curiosamente, los nazis vieron hundirse a sus contrarios desde sus barcazas de salvamento a las once de la noche, pues decidieron abandonar el Kormoran antes de que el fuego que se había entendido por él llegase hasta las minas almacenadas en la bodega. Fueron previsores, pues estas acabaron explotando y enviando a su querido mercante artillado al fondo del mar. Aquella jornada, los australianos perdieron 645 marineros y los nazis, 80.
Reconstrucción del pecio
Ambos buques permanecieron ocultos hasta que, en 2008, la Universidad de Curtin y el Museo de Australia Occidental llevaron a cabo una misión de recuperación en la que encontraron los restos de ambos buques. Estos se encontraban a 20 kilómetros de distancia unos de otros. Durante esa misión, los expertos realizaron más de 700.000 fotografías de los pecios en alta resolución con las que, ahora, pretenden reconstruir digitalmente los restos de los buques. Un proyecto que costará un millón de dólares.
ABC.es
 
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