El mejor diagnóstico actual de la FAA…
Pedido de informes
Diputado Alberto Asseff
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE
Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional para que en los términos del art. 100 inciso 11 de la Constitución Nacional, a través de la Jefatura de Gabinete de Ministros; Ministerio de Defensa, Jefatura de Estado Mayor General de la Fuerza Aérea y demás organismos competentes en la materia, informen a la H. Cámara de Diputados de la Nación acerca de los siguientes puntos vinculados a la situación presupuestaria y operativa de la Fuerza Aérea Argentina.
1.- Acreditar la composición del parque aeronáutico disponible y operativo, precisando si dicho material cubre las necesidades operativas para la defensa del espacio aéreo nacional y el entrenamiento de pilotos. Dar cuenta de las altas y bajas de aeronaves, señalando las que fueron desprogramadas así como las que se incorporaron mediante adquisición, leasing o alquiler.
2.- Efectuar un prolijo detalle concerniente a la ejecución de las partidas presupuestarias destinadas a la Fuerza Aérea Argentina en la ley 27.008 Presupuesto General de la Administración Nacional Ejercicio 2015.
3.- Determinar las razones que motivaron el dictado de la Orden del Día que dispuso la reducción del horario de actividades en el Edificio Cóndor, a cinco horas por día y por qué motivos se procedió luego al “sin efecto” de la misma.
4.- Establecer el quantum de recursos financieros con que cuenta la Fuerza Aérea Argentina para afrontar los gastos del tercer cuatrimestre del corriente año.
5.- Si se había decidido reducir el horario de trabajo del personal de la sede del Estado Mayor de la Fuerza Aérea a efectos de ahorrar en energía eléctrica, insumos y “racionamiento” del personal en los comedores de la institución, referir a cuánto asciende el gasto mensual en los rubros citados y cuánto significaría el ahorro pretendido.
6.- Producir un informe atinente a la deuda consolidada de la Fuerza Aérea Argentina por todo concepto, señalando: fechas previstas para el cumplimiento de los compromisos de pago, días de atraso en la consecución de los mismos, monto adeudado por la provisión de combustible para aeronaves y vehículos terrestres.
7.- Indicar si existen una decisión de dejar fuera de servicio sin proceder a su reparación durante el año en curso, a las aeronaves que sufran fallas y se encuentren impedidas de volar.
8.- Precisar detalladamente las horas de vuelo previstas durante los años 2012 a 2015 y las que efectivamente se cumplimentaron, refiriendo cuántos pilotos militares se hallan aptos y habilitados para combate y cuántos no lograron dicho brevet en razón de no haber podido volar las horas exigidas reglamentariamente.
Asimismo, consignar el número de pilotos en Etapa III (aptos para combate) que han pasado a Etapa IV (no aptos para combate) debido a la imposibilidad de cumplir con las exigencias mínimas que exige cada sistema de armas (SdA) e incluso al no haberse rehabilitado en los tiempos previstos han regresado a la Etapa II (no aptos para combate) lo que supone un retroceso tanto para el piloto como para la fuerza, ya que para volver a alcanzar nuevamente la Etapa II deberá ejecutar una cantidad de horas de vuelo que no están previstas.
9.- Acompañar una descripción del estado edilicio del Edificio Alas ubicado en la Avenida Leandro N. Alem 719 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es de propiedad de la Fuerza Aérea y se destina a vivienda del personal aeronáutico, con especial indicación de las siguientes cuestiones:
a) Si el servicio de gas natural se halla impedido de ser utilizado, porque la instalación no se encuentra debidamente homologada.
b) Estado de funcionamiento de los ascensores y montacargas del edificio que cuenta con 40 pisos.
c) funcionamiento de la caldera, que debe ser reemplazada de forma urgente; de no hacerlo, se corre el riesgo de que se produzca un incendio y una explosión.
d) Estado de ocupación de las unidades del edificio y precisión de los cánones locativos abonados por los ocupantes y por la utilización de la terraza para antenas de radio y televisión y los equipos técnicos de Telefé, El Trece, y de las radios Rock and Pop, Vorterix y Cadena 3 en los pisos 38 a 40.
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
En medio de un ajuste obligado por las deudas y la insuficiencia del presupuesto para llegar a fin de año, la Fuerza Aérea dio marcha atrás con su orden de reducir el horario laboral en el edificio Cóndor, su sede en Retiro, que debía regir desde el martes 18 de agosto de 2015. Muy temprano en la mañana, recién regresados del fin de semana largo tras el feriado del lunes 17 de agosto, el personal militar y civil aeronáutico se encontró con un “mensaje” interno (una comunicación escueta) que se limitaba a señalar, simplemente, que quedaba “sin efecto” la “Orden del día” del 11 de agosto, que fijaba horario de 8 a 13 y pedía reducir “al mínimo” el personal en servicio fuera de ese límite.
Clarín publicó el domingo 16 de agosto esa información junto con el facsímil de la “Orden del día” emitida por la Subjefatura del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea. La trascendencia pública del asunto, que desnuda los problemas presupuestarios de la fuerza, tuvo fuerte impacto interno, lo que al parecer, precipitó la revisión de la medida.
La reducción apuntaba a ahorrar en energía eléctrica, insumos y sobre todo, “racionamiento” (comida) del personal en los comedores de la fuerza. Sin embargo, fuentes que siguen el tema indicaron a este diario que la intención de la cúpula aeronáutica es mantener la restricción del racionamiento aunque el personal se retire a las dos de la tarde.
Aunque la revisión de la medida se difundió temprano, se atribuyó a cierta confusión que una parte del personal que presta servicios en el Cóndor igual se retirara ayer a la una de la tarde.
La necesidad de recortar gastos se debe a que la fuerza no cuenta con recursos hasta fin de año más que para financiar las deudas que ya tiene, estimadas en 500 millones de pesos. De ese monto, unos 200 millones corresponden a un pasivo con YPF por la provisión de combustible para aeronaves.
En la fuerza llegó a analizarse la posibilidad de reducir también la semana laboral, de lunes a jueves. Y se decidió que en adelante las aeronaves que salgan de servicio no serán recuperadas por el momento.
En cuanto al racionamiento, la orden establecía que sólo se proveería al personal del sistema de seguridad, turnos, y a los residentes en los casinos en el predio de Aeroparque, además del “mínimo necesario para el funcionamiento” de las jefaturas, direcciones generales y comandos.
“Aunque se retractaron en todo, según lo escrito, en la realidad se va a seguir manteniendo el criterio de recorte que marcaba la orden del día, con la excepción de que se volverá al horario de salida de las 14”, indicaron fuentes del edificio Cóndor.
El 10 de agosto la fuerza celebró su 103° aniversario en un acto encabezado por el ministro de Defensa, ingeniero agrónomo Agustín Rossi, y el Jefe aeronáutico, brigadier general Mario Callejo. Ese día se despidió formalmente a los aviones Mirage, que serán definitivamente desprogramados en noviembre luego de 43 años de uso. Muestra de la falta de inversión que sufre la fuerza hace años, con aviones vetustos que se caen o quedan en tierra, pese a las expectativas de compra generadas en los dos últimos años el sistema de armas Mirage que era operado desde la Brigada Aérea de Tandil todavía no tiene reemplazo (Fuente: Clarín).
En otro orden de cosas, cabe señalar que el Edificio Alas es una de las torres emblemáticas de Buenos Aires y por cuarenta años -hasta la construcción de la Torre Le Parc en 1994- fue el más alto de la Ciudad. Sin embargo, aquella opulencia comenzó a resquebrajarse y se encuentra hoy en un estado inimaginable.
En el rascacielos, la calefacción es eléctrica por cuestiones de seguridad: el gas no se puede utilizar porque la instalación no se encuentra homologada.
La torre de 40 pisos suele pasar varios días sin que funcione ninguno de sus seis ascensores. No hay una pizca de exageración: muchas de las 200 familias que viven en el lugar deben soportar usualmente un verdadero vía crucis para subir hasta su lugar de residencia; sobre todos las que viven en los departamentos situados en las zonas más altas, con el agravante de que entre ellas hay discapacitados.
Actualmente anda solamente un ascensor, pero sube sólo hasta el piso 21; cuando llega la hora pico -el momento en que los chicos vuelven de la escuela-, se forman largas colas en el hall de planta baja. “La mayor parte del tiempo vamos por las escaleras”, confirmó un habitante del lugar al diario Clarín.
Del lado izquierdo hay dos elevadores, pero uno salió de servicio hace cuatro años y el otro hace dos. Además, el montacargas se rompió hace cuatro meses. Las dificultades extrema y un ejemplo concreto se vivió el pasado fin de semana largo, cuando se les informó a los residentes que no habría ni ascensor ni montacargas ningún día.
El agua caliente también es un problema: hay horarios muy restringidos para bañarse debido al mal funcionamiento de la caldera, que debe ser reemplazada de forma urgente; de no hacerlo, se corre el riesgo de que se produzca un incendio y una explosión.
El Edificio Alas es propiedad de la Fuerza Aérea y depende del área de vivienda de la Dirección General de Personal y Bienestar que está a cargo del brigadier Oscar Chiaradia.
Cuenta con 206 departamentos que aloja a oficiales y sus familias. Hay ocho departamentos por piso hasta el 20, cuatro del 21 al 22, y del 23 al 37, dos departamentos por piso. En la terraza hay antenas de radio y televisión; entre los pisos 38 y 40 operan equipos técnicos de Telefé, El Trece, y de las radios Rock and Pop, Vorterix y Cadena 3 (Fuente: Infobae, diario Hoy, Clarín).
Hacia fines de los años 90 la Fuerza Aérea Argentina se encontraba posicionada tanto a nivel profesional como a nivel operativo muy por encima del estándar regional existente por entonces. La experiencia adquirida durante la guerra por Malvinas se veía claramente reflejada en cada brigada aérea y en cada tripulación de los distintos sistemas de armas. Aunque no se había podido acceder a material de combate más moderno, la experiencia de guerra tenía un peso desequilibrante en las operaciones aéreas y la incorporación de algunas nuevas capacidades no sólo compensaba ése faltante sino que también le permitía ejecutar operaciones aéreas equiparables a los estándares más avanzados del mundo.
Quince años después la situación de la fuerza es diametralmente opuesta, no resultando –en principio- muy difícil determinar las causas que han originado semejante escenario, el cual se agrava ante la ausencia de planes específicos y concretos que permitan revertir la actual situación, hecho que lleva a dudar seriamente de cuál será el futuro a corto y mediano plazo de la Fuerza en lo referido a su plano operativo, sus capacidades y la real posibilidad de cumplir con las necesidades defensivas del país.
Según el INDEC (Instituto de Estadística y Censo) en el período 2003-2010 el PBI (Producto Bruto Interno) sufrió una expansión del 60% aunque algunas consultoras privadas consideran que el mismo superó ligeramente el 70 %, sin embargo los presupuestos militares -que varían en relación al PBI- afrontaron una situación totalmente contraria al reducirse porcentualmente en más de un 50% al pasar del 1,5% al 0,68% del PBI en el año 2004, período en donde el gasto militar alcanzó los 1.070 millones de dólares, convirtiéndose en el segundo presupuesto más bajo de la historia tras los 1.053 millones de dólares del año 2001.
Desde entonces los gastos en defensa siempre se han mantenido por debajo del 1 % del PBI, ubicándose normalmente entre el 0.74 y 0,82 % posicionando a nuestro país como el Estado sudamericano que menos porcentaje del PBI dedica a sus gastos de defensa. De hecho así lo refleja el Registro Suramericano de Gastos de Defensa publicado por el Consejo de Defensa Suramericano (UNASUR) en Mayo de 2012, informe que incluso lleva la firma del por entonces ministro de defensa Dr. Arturo Puricelli, y el cual deja en claro que nuestro país invierte en defensa menos que países como Guyana o Surinam con un promedio de solamente el 0,57% del PBI en el período 2006-2010.
Al momento de analizar la distribución porcentual de los gastos de defensa se observa que los sueldos como las cargas sociales absorben en promedio entre el 77 y 80% del mismo, los gastos corrientes entre el 18 y 19% quedando solamente entre el 1,5 y 2% para inversión real directa, lo que impide entonces renovar el equipamiento existente ya que se trata de cifras insignificantes en relación a los costos de cualquier tipo de equipamiento militar.
Quizás suene repetitivo pero debemos considerar que los presupuestos militares de los últimos catorce años han resultado ser los más bajos de la historia, aunque en la última década el país llegó a crecer por encima de las principales tasas internacionales de crecimiento en su PBI. Esto lleva a deducir que nada es casual y que sin lugar a dudas estamos frente a una política inducida que rápida y eficazmente ha dado sus frutos, porque aun considerando que la Argentina tiene una vocación pacifista y una postura defensiva no ofensiva no pueden negarse –tal como sucede- el presupuesto necesario para vigilar de modo adecuado el espacio aéreo del país, su zona económica exclusiva o vigilar sus recursos naturales.
En los últimos 15 años la Fuerza Aérea ha visto reducido su parque aéreo en un número estimado de 125 a 135 aeronaves. A la desprogramación ya prevista de los Canberra, los últimos MS-760 y Guaraní II luego se sumaron los B-45 Mentor, pero la falta de presupuesto obligó a tener que desprogramar transitoriamente docenas de ejemplares muchos de los cuales difícilmente vuelvan a volar. Así encontramos a tres Boeing 707, tres C-130H y cinco C-130B Hércules, dos Fokker F-27, uno o dos Fokker F-28, todos los Sukhoi Su-29AR, una docena de Tucano, una veintena de Mirage/Mara/Finger, una larga docena de Pucará, casi el 80% de la flota de helicópteros además de varios IAS-63 Pampa, Cessna 182 y Aerocommander 500U. A éste listado deben sumarse también las aeronaves accidentadas que incluyen un Fokker F-27, un Lear Jet, un A-4AR, un OA-4AR, un Twin Otter, un Mirage y un Pucará.
En contraposición a éstas bajas, en el mismo período sólo fueron incorporados 22 ejemplares, a saber: un Twin Otter (T-89), un Fokker F-28 (T-50), 6 Pampa, 4 Saab 340B, un Bell 212, un Bell 412, dos Mi-17E y cinco Grob G-120TP, aunque éstos últimos son propiedad de FAdeA.
A ésta reducción sustancial de material se sumó también una reducción en las horas de vuelo asignadas a la Fuerza Aérea. Durante el año 2012 la Fuerza Aérea cumplió 28.769 horas de vuelo de un total de 31.200 programadas. El presupuesto 2013 supuso un golpe importante al reducir en nada menos que un 52% la cantidad de horas de vuelo. Así sólo se ejecutaron 13.641 horas y para éste año la cantidad asignada es similar. El hecho de mantener un nivel tan bajo de horas lleva a que gran parte de la nómina de pilotos se encuentre por debajo de la actividad mínima requerida para mantener sus habilitaciones. De hecho muchos pilotos en Etapa III (aptos para combate) han pasado a Etapa IV (no aptos para combate) debido a la imposibilidad de cumplir con las exigencias mínimas que exige cada sistema de armas (SdA) e incluso al no haberse rehabilitado en los tiempos previstos han regresado a la Etapa II (no aptos para combate) lo que supone un retroceso tanto para el piloto como para la fuerza, ya que para volver a alcanzar nuevamente la Etapa II deberá ejecutar una cantidad de horas de vuelo que no están previstas.
Tengamos presente que la habilitación de un piloto a un determinado SdA se pierde al no poder mantener las capacidades operativas necesarias para ejecutar misiones aéreas. Normalmente ello sucede cuando no se cumplen determinados requerimientos trimestrales o cuando han transcurrido 45 días sin volar en el SdA en que se encuentra habilitado.
Esta situación termina generando un desequilibrio de importancia que se pone en manifiesto al momento de integrar tripulaciones para cualquier operación aérea, ya que resulta difícil mantener habilitadas varias tripulaciones en un mismo SdA. Pero también es un problema a futuro por cuanto para volver a obtener las habilitaciones y rehabilitaciones se va a requerir de una mayor asignación de horas de vuelo, algo que no sucede al menos en los últimos años y que muestra un claro retroceso comprometiendo aún más la situación de la Fuerza. No hace mucho tiempo atrás se había manejado la información que de 642 con que contaba la FAA solamente 314 mantenían sus habilitaciones, estimándose que luego de las reducciones de horas del año pasado y de éste año, ése número se debe haber reducido considerablemente.
Para tener una dimensión más realista sobre la reducción de horas de vuelo que afecta a la FAA en los dos últimos años, podemos mencionar que a fines de los 90’s solamente en instrucción (EAM y IV Brigada) se consumían entre 15.000 y 16.000 horas anuales, en transporte una cantidad similar en tanto los Sda Mirage, Finger, A-4AR y Pucará volaban entre 11.000 y 12.000 horas de vuelo anuales. Queda claro entonces que los actuales valores de los Programas de Actividad Operacional (PAO) son los más bajos de la historia de la FAA, y como ya se ha mencionado las consecuencias a corto y mediano plazo son más que importantes y trascendentes para el futuro de la FAA (Fuente: Interdefensa).
Sintéticamente, la descripción del estado financiero y operativo de la gloriosa Fuerza Aérea Argentina remite a una situación equiparable a la de quiebra. El gobierno nacional que rige los destinos del país desde mayo de 2003 es responsable excluyente de haber convertido a nuestra aeronáutica militar en una fuerza que está conformada por aeronaves obsoletas con destino museográfico, con un valioso elemento humano que demostró en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur coraje, hidalguía y aptitudes técnicas y es ahora objeto de destrato.
Hoy la Fuerza Aérea es sólo una sombra de entonces. Difícilmente puede poner en el aire más de 30 o 40 unidades, más de la mitad de sus pilotos han perdido sus habilitaciones y las horas de vuelo asignadas no alcanzan para cubrir las necesidades mínimas operativas y de adiestramiento.
Sin embargo la estructura orgánica de la FAA sigue siendo prácticamente la misma de principios de los 50’s, cuando disponía de casi siete veces más medios de los que cuenta actualmente y con una actividad aérea entre seis y siete veces superior a la actual. Esto es algo difícil de entender y hasta aceptar por cuanto dicha estructura se ha mantenido inmune al casi brutal proceso de reducción de medios y actividades que viene sufriendo la fuerza desde hace al menos 20 años atrás.
Es obvio que una reestructuración deviene como algo necesario de cara al futuro inmediato ya que siempre será un verdadero obstáculo para cualquier proceso de reequipamiento por mínimo que sea. Que más del 70 % del personal esté afectado a tareas administrativas o que existan diez o más escritorios por cada aeronave, simplemente hoy es algo irrealista.
Cada vez con menos medios y con menos actividad no hay lógica que permita sostener un gigante burocrático y verticalista que aporta poco o nada la misión específica conferida a la fuerza. Es momento del cambio, de la reestructuración y de la readecuación de medios.
Por todo lo expuesto, sin ilusiones que la situación mute hasta el cambio de mando en diciembre de 2015, solicito al menos conocer los datos requeridos en el presente pedido de informes, cuya aprobación pido a mis colegas diputados.
Dr. Alberto Asseff
Diputado de la Nación