El Gobierno sale a buscar financiamiento en el exterior para los proyectos de Arsat
La sociedad estatal explora alternativas crediticias con ayuda de los grupos franceses Thales Spectrum y Arianne Space, interesados en continuar los proyectos
El lanzamiento de un tercer satélite de telecomunicaciones argentino, el Arsat III, previsto para octubre de 2019, hoy está tan lejano como los 36.000 kilómetros que separan su órbita de la superficie de la Tierra. Rodrigo de Loredo, actual titular de Argentina Satelital (ArSat), confirmó a El Cronista que "se está buscando financiamiento externo, pero eso no significa que vamos a privatizar la empresa". Como había adelantado este diario en marzo, el proyecto fue frenado por la nueva administración por falta de fondos.
La firma, creada en 2006 para proteger las posiciones orbitales asignadas a la Argentina por la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones), cuenta este año con un presupuesto de $ 3100 millones, de los que al mes de mayo sólo se habían ejecutado $ 186 millones (un 6% de lo presupuestado), mientras que a igual mes del año pasado llevaba ejecutado $ 910 millones, un 22% de un presupuesto 30% mayor, alrededor de $ 4100 millones. Los números por sí mismos hablan de un desfinanciamiento, que se agrava si se tiene en cuenta la inflación.
Trabajadores de la compañía deslizan sus temores de que sea fragmentada en sus distintas unidades de negocios (datacenter, desarrollo satelital y Televisión Digital, TDA), algo que de Loredo desmiente. "No estamos pensando fragmentarla ni venderla. Pero queremos que se autofinancie. Estamos explorando alternativas financieras en el exterior, y de preventa de servicios", aclaró.
El freno del Arsat III, cuya construcción demanda unos u$s 214 millones, no solo pone en jaque el plan de construcción de ocho satélites de aquí a 2035, plasmado en la Ley 27.208 de Desarrollo Satelital, sino que genera inconvenientes con empresas proveedoras de partes y servicios. Las francesas Thales Spectrum y Arianne Space, con contratos firmados desde noviembre del año pasado, están más que interesadas en la continuidad del proyecto, que les garantizaría además, el cobro.
La actual gestión de Arsat, bajo la órbita del Ministerio de Comunicaciones, está negociando con las proveedoras el no pago de los punitorios, e invitandolas a "ayudar a conseguir créditos blandos para la construcción del satélite". "Es algo razonable", aseguró el titular de Arsat, ex diputado cordobés por la UCR y yerno del ministro Oscar Aguad. "Nunca debió emprenderse un tercer satélite sin tener comercializados los servicios del segundo", agregó.
De Loredo justificó la baja presupuestaria diciendo que "estamos revisando las cuentas y ajustando costos. Encontramos una empresa con capacidades técnicas muy buenas, pero con un enorme desmanejo y se pagaron sobrecostos en casi todos los rubros, desde la limpieza al tendido de fibra óptica".
En cuanto a la contratación de la consultora McKinsey para la revisión de esas cuentas, el ejecutivo afirmó: "nos están ayudando en la elaboración del plan de negocios, que incluye además del plan satelital, un plan de Conectividad Federal" (ver recuadro).
Según de Loredo, "hubo un apuro por el lanzamiento del Arsat II (por parte de la gestión kirchnerista), y una negligencia en su comercialización. Por eso nos encontramos con que un satélite que debería estar facturando u$s 30 millones anuales, sólo tiene un 25% de sus servicios vendidos. Ahora estamos gestionando los permisos para brindar servicios satelitales en los países de la región, algo que no se había hecho", señaló. "El objetivo es que Argentina siga fabricando satélites -aseguró-, pero en forma sustentable, sin depender de los subsidios del Estado".
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La firma, creada en 2006 para proteger las posiciones orbitales asignadas a la Argentina por la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones), cuenta este año con un presupuesto de $ 3100 millones, de los que al mes de mayo sólo se habían ejecutado $ 186 millones (un 6% de lo presupuestado), mientras que a igual mes del año pasado llevaba ejecutado $ 910 millones, un 22% de un presupuesto 30% mayor, alrededor de $ 4100 millones. Los números por sí mismos hablan de un desfinanciamiento, que se agrava si se tiene en cuenta la inflación.
Trabajadores de la compañía deslizan sus temores de que sea fragmentada en sus distintas unidades de negocios (datacenter, desarrollo satelital y Televisión Digital, TDA), algo que de Loredo desmiente. "No estamos pensando fragmentarla ni venderla. Pero queremos que se autofinancie. Estamos explorando alternativas financieras en el exterior, y de preventa de servicios", aclaró.
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En cuanto a la contratación de la consultora McKinsey para la revisión de esas cuentas, el ejecutivo afirmó: "nos están ayudando en la elaboración del plan de negocios, que incluye además del plan satelital, un plan de Conectividad Federal" (ver recuadro).
Según de Loredo, "hubo un apuro por el lanzamiento del Arsat II (por parte de la gestión kirchnerista), y una negligencia en su comercialización. Por eso nos encontramos con que un satélite que debería estar facturando u$s 30 millones anuales, sólo tiene un 25% de sus servicios vendidos. Ahora estamos gestionando los permisos para brindar servicios satelitales en los países de la región, algo que no se había hecho", señaló. "El objetivo es que Argentina siga fabricando satélites -aseguró-, pero en forma sustentable, sin depender de los subsidios del Estado".
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