Herederas del legado antártico
20/07/2017. Las nietas del expedicionario Otto Nordenskjöld visitaron la fragata ARA “Libertad” en Suecia.
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Por segunda vez en la historia de la Armada Argentina, dos buques a vela tuvieron a bordo a un Nordenskjöld. La primera vez se trató del doctor sueco Otto Nordenskjöld, cuya expedición fue rescatada por la corbeta ARA “Uruguay”, buque de la Armada convertido hoy en buque museo tras haber protagonizado en 1903 una de las epopeyas antárticas más importantes.
Ahora, casi 114 años después, las descendientes de este expedicionario, Eva y Brigitta Nordenskjöld, tuvieron la oportunidad de pisar la cubierta de la fragata ARA “Libertad” durante su paso por Malmö, Suecia.
El viernes 14, a las 9 (hora local), el buque escuela de la Armada Argentina arribó al puerto sueco de Malmö. Al día siguiente, alrededor de las 11, las nietas de Otto Nordenskjöld recorrieron el muelle de amarre Industriahamnen hasta arribar a la fragata ARA “Libertad”.
Allí fueron recibidas por el Comandante del buque, Capitán de Navío Fernando Emir Maglione, y la Embajadora de la República Argentina en el Reino de Suecia, Nélida María Contreras de Ecker, que se encuentra residiendo actualmente en Estocolmo. Ellos fueron los encargados de dar la bienvenida a las ilustres visitantes que por primera vez pisaban las cubiertas del buque escuela que, tras tres meses de navegación, ya había visitado los puertos de Brasil, México, Estados Unidos, Holanda y Alemania.
Durante el encuentro, la Embajadora de la República Argentina en el Reino de Suecia destacó las similitudes que existen entre el pueblo sueco y el argentino que los une: “Y una de esas historias es ésta”.
Eva y Brigitta, descendientes directas del geólogo Otto Nordenskjöld, manifestaron: “Estamos muy honradas de poder revivir, de cierta forma, su historia. Hace 15 años seguimos sus pasos hacia la Antártida”. Relataron que en 2003 cuando se cumplió el centenario del rescate a la expedición sueca estuvieron en Argentina, allí fueron a la Embajada sueca en Buenos Aires, y también en Uruguay. “Vimos todos los lugares donde la expedición estuvo, los tres lugares más importantes. Tuvimos suerte que cuando fuimos no hubo problema de hielos”, manifiestan las nietas de este expedicionario que viajó miles de kilómetros para emprender una de las primeras expediciones científicas a la Antártida, continente que en ese momento estaba completamente inexplorado.
Seguir los pasos de su abuelo en esa oportunidad les generó muchas sensaciones fuertes. “Fue el viaje de una vida, todos los icebergs…”.
Destacaron además el trabajo realizado por nuestro país para restaurar la casa en Isla Cerro Nevado donde los expedicionarios sobrevivieron durante dos años: “Pudimos visitarla, entrar en ella y volver un poco en el tiempo”. Nuestro país tomó posesión de la cabaña el 8 de enero de 1954, rebautizándola como Refugio Suecia y el 26 de julio de 1965 fue declarada Monumento Histórico Nacional. El Instituto Antártico Argentino la restauró y está protegida por el Tratado Antártico, que la designó Sitio y Monumento Histórico N° 38. Actualmente está habilitada como museo y contiene objetos originales de la expedición.
Ellas aún guardan muchos de los recuerdos transmitidos por su abuelo. Uno de ellos es el momento en que se produjo el encuentro entre los tripulantes de la corbeta “Uruguay” y los expedicionarios. “Cuando la gente de la corbeta ‘Uruguay’ llegó y se encontró con los noruegos y suecos –integrantes de la expedición-, una de las primeras cosas que preguntaron al llegar es: ¿Dónde está Sobral, está acá?”.
El Alférez José María Sobral, joven Oficial de la Armada Argentina que al momento de partir rumbo al continente blanco tenía 21 años, se convirtió en el primer argentino en invernar en la Antártida. “No podía hablar nada de sueco cuando comenzó su viaje. Sin embargo a lo largo del mismo, y estando rodeado de suecos y noruegos, lo terminó aprendiendo, leyendo revistas y tomando clases con la tripulación”, relataron las nietas de Otto Nordenskjöld, quienes agregaron: “Nuestro abuelo fue el único que podía hablar español en la tripulación, ya que pasó tiempo en la Patagonia haciendo expediciones en Tierra del Fuego”.
Las descendientes del expedicionario sueco tuvieron la oportunidad de conocer a uno de los hijos de Sobral y a uno de sus nietos que estudió en Suecia, en la ciudad de Upsala. Allí se casó con una sueca, “así que tiene un vínculo cercano a nosotros, además, sus hijos tienen nombres suecos”, relataron.
Más allá de los libros, relatos históricos y de su fama de gran explorador, sus nietas lo recuerdan de esta forma: “Para describirlo fácilmente, podemos decir que fue una persona muy humilde, que más allá de sus logros y reconocimiento, siempre fue alguien humilde. Hay que también tener en cuenta su edad al realizar esta expedición, él solamente tenía 34 años, prácticamente un niño, y Sobral tenía 21”.
Recordando la gesta antártica
Durante su emocionado relato, las nietas mostraron imágenes que retrotraían a la histórica zarpada en 1903 de la corbeta ARA “Uruguay” a la Antártida, al mando del entonces Teniente de Navío Julián Irízar, para rescatar a la expedición del doctor Otto Nordenskjöld, entre los que se encontraba el Alférez José María Sobral. Esta navegación de rescate representó el inicio de nuestra presencia argentina, permanente e ininterrumpida, en el continente blanco.
José María Sobral, entrerriano nacido el 14 de abril de 1880 en la ciudad de Gualeguaychú (Entre Ríos), emprendió en 1901 un viaje a la Antártida como parte de la expedición del sueco Otto Nordenskjold. Con instrucciones de participar activamente en la recolección de datos de tipo oceanográfico, meteorológico y magnético, Sobral se asentó en un refugio de la isla Cerro Nevado.
Tras un año de invernada y concluidas las actividades en el continente blanco, el equipo de expedicionarios debía ser buscado por el buque “Antartic” que partió del puerto de la ciudad sueca Gotemburgo el 16 de octubre de 1901 para efectivizar su regreso, pero quedó atrapado entre los hielos y naufragó.
Superando los fríos extremos de dichas latitudes, el marino entrerriano alcanzó con creces los objetivos encomendados y permaneció en el continente blanco hasta 1903, cuando la corbeta ARA “Uruguay”, al comando de Irízar, lo devolvió a nuestro país.
El 8 de noviembre de 1903 fue un día histórico para la presencia argentina en el continente antártico, debido a que se produjo un encuentro en la zona conocida como “Cerro Nevado”, donde arribó la corbeta ARA “Uruguay” enviada al rescate de los integrantes de la expedición sueca.
Al mismo lugar, luego de navegar en una ballenera por 110 km desde el sitio donde naufragó su buque, arribó el Comandante del “Antartic”, el capitán noruego Carl Anton Larsen, donde se produjo el encuentro entre los sobrevivientes del naufragio, los miembros de la expedición del doctor Otto Nordenskjöld y los rescatistas al mando de Irízar.
Hoy, casi 114 años después de esa hazaña, la corbeta “Uruguay” sigue a flote y nos demuestra que con tesón y valentía hasta casi lo imposible se vuelve posible. Ahora, como buque museo en Puerto Madero forma parte fundamental de la historia naval del país y mundial.
La epopeya de este histórico rescate aún se mantiene viva a través de los descendientes de sus protagonistas que fueron quienes escucharon los relatos que se fueron transmitiendo de generación en generación.
El año pasado, al cumplirse 113 años del rescate, familiares descendientes de los entonces alféreces, José María Sobral, el único marino argentino que embarcó en el buque “Antartic” como parte de la expedición científica, y Felipe Fliess, tripulante de la corbeta “Uruguay”, pisaron las cubiertas de este centenario buque que guarda miles de historias durante sus años de navegación.
Radicado en San Antonio de Areco, localidad de la provincia de Buenos Aires, Álvaro Sobral, nieto del alférez Sobral expresó: “La historia debe interesar primero por el continente antártico y por la ciencia. Mi abuelo cuando dejó de ser marino dedicó su vida a realizar estudios sobre la Antártida. Por ello, reconocer y poner en valor el hecho que Sobral junto a los suecos dieron un puntapié para realizar otros viajes a la Antártida y otras investigaciones es algo valioso”. El 14 de abril pasado se cumplieron 56 años del fallecimiento de Sobral y en honor a su hazaña es que su ciudad natal y la Armada Argentina mantienen vigente su memoria.
En tanto que Luciano Fliess aseguró: “Me parece que ésto a las generaciones actuales les viene bárbaro como enseñanza de valores. Fue una epopeya con gente muy valiente”.
Otro de los presentes fue Hugo Acuña, responsable del primer establecimiento del Servicio Meteorológico en Orcadas que funcionó a partir del 22 de febrero de 1904, fecha en la que el país celebra su presencia ininterrumpida en la Antártida.
Patrimonio Histórico
El antecedente histórico más destacado de la trayectoria del actual buque museo corbeta ARA “Uruguay” fue el rescate de los hielos en 1903 al mando del Teniente de Navío Julián Irízar, que rescató a la expedición sueca hacia la Antártida del doctor Otto Nordenskjöld.
Además, al servicio del país, la “Uruguay” formó parte de la primera escuadra organizada por el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento. Luego fue designada como buque escuela para formar a los oficiales de la Armada; hizo tareas hidrográficas y de apoyo a la ciencia entre las cuales se reconoce la colaboración a la comisión que demarcaba límites.
Es el buque más antiguo a flote que en su condición de museo propone un recorrido. En su cubierta principal se encuentran los palos, las velas y cabuyería que conforman la jarcia fija y móvil del buque, el timón y puente de mando. En tanto que en las cubiertas bajas se aprecia cómo vivían en el buque, y hay uniformes junto a elementos de época que dan cuenta del contexto antártico que caracterizó a las navegaciones de la nave.
Créditos: Gaceta Marinera Digital