Uranio, mentiras y 'PowerPoint'
La intervención de Netanyahu en televisión no ha aportado nuevas pruebas sobre un programa atómico secreto iraní, aunque impulsa a Trump a romper el acuerdo de 2015
Juan Carlos Sanz
Jerusalén
1 MAY 2018 - 21:21CEST
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante su presentación en Tel Aviv. Sebastian Scheiner AP
“Esta noche vamos a mostrarles algo que el mundo nunca había visto antes... los documentos nucleares secretos iraníes”. El primer ministro israelí no defraudó las expectativas de la convocatoria, que había hecho redoblar tambores de guerra en los mensajes de WhatsApp en Israel durante la tarde del lunes.
En una
pautada intervención ante las cámaras de televisión, Benjamín Netanyahu se convirtió en mago del
PowerPoint, con golpes de efecto como retirar las telas que cubrían dos estanterías repletas de archivadores y discos compactos que contenían más de 100.000 documentos. Al peso, media tonelada de copias exactas de los ficheros originales obtenidos por el Mosad, el servicio secreto exterior, en un destartalado almacén de Teherán, donde las autoridades iraníes los depositaron en 2017.
“No hace falta saber farsi para leer lo que aquí pone”, dijo mostrando un diagrama proyectado sobre una pantalla gigante. “U235, eso es
uranio enriquecido”, describía en tono pedagógico el elemento esencial de las armas atómicas. “Los documentos muestran de forma concluyente que Irán mintió con descaro
cuando dijo que nunca tuvo un programa de armamento nuclear”.
La política internacional está muchas veces sembrada de añagazas y juego de farol. Para quienes han seguido de cerca el acuerdo
suscrito por Teherán con las grandes potencias en 2015 no parece haber nada nuevo en la vistosa presentación protagonizada por Netanyahu antes las cámaras. Así lo constataba Robert Malley, exasesor en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Barack Obama, en su cuenta en Twitter: “Aparte el efecto político, no hay nada sustancial que no conociéramos antes del acuerdo. De hecho, el pacto se forjó para afrontar lo que ha sido descrito [por el primer ministro israelí]”.
El jefe del Gobierno hebreo suele mostrarse más hábil como táctico del presente que como estratega a futuro. Por ello, los analistas de la prensa israelí coincidían este martes en destacar que su intervención tuvo un doble objetivo: presionar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para
que se decante a favor de cancelar el pacto atómico, y ganar tiempo para seguir actuando libremente contra el despliegue militar iraní en Siria.
Israel cuenta con una ventana de oportunidad abierta por las elecciones legislativas en Líbano del próximo domingo, que paralizan la capacidad de respuesta de Hezbolá, el partido-milicia chií aliado de Teherán. También dispone de un plazo de gracia frente a Irán que se prolonga hasta el día 12 de mayo, cuando Trump decidirá si mantiene vigente el compromiso de su país con el acuerdo de 2015.
El ataque a gran escala con misiles del pasado domingo contra dos bases militares en Siria con presencia iraní es la quinta operación de este tenor atribuida a Israel en los últimos ocho meses. En la anterior incursión, el 9 de abril, tanto Moscú como Damasco apuntaron sin vacilar a la
Fuerza Aérea israelí como responsable de la muerte de 14 militares, la mitad de ellos iraníes, en el aeródromo T-4, situado en Homs (centro de Siria).
Nadie ha osado acusar ahora a Israel de la destrucción de depósitos con cientos de misiles ni de la muerte de dos docenas de combatientes, en su mayoría miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán o de milicias chiíes asociadas, según la información del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos recopilada en Hama y Alepo. Teherán también parece haber preferido guardar silencio y no vengar, por el momento, a sus muertos. Cualquier represalia armada contra Israel solo contribuiría a dar pie a que la Casa Blanca rompa definitivamente con el acuerdo nuclear.
Cortina de humo
Al desvelar la espectacular operación de espionaje del Mosad en Teherán, para apoderarse de media tonelada de documentos —aparentemente en una sola noche del pasado mes de enero—, Netanyahu ha extendido una cortina de humo sobre los ataques israelíes contra intereses de Irán en Siria, al tiempo que se afianza como aliado de confianza de Trump.
El primer ministro —políticamente en horas bajas tras
verse salpicado por varios casos de corrupción a largo de 2017— también parece haber aprovechado su aparición estelar en televisión para galvanizar a la opinión pública. Los israelíes cierran automáticamente filas con el Gobierno ante las alertas de seguridad nacional, como la amenaza de una acción de castigo iraní.
Tras consumar el impacto mediático de su presentación televisiva, Netanyahu intentó tranquilizar este martes a los ciudadanos que están acondicionando los refugios antiaéreos de sus casas. Declaró a la cadena estadounidense CNN que Israel no busca un enfrentamiento bélico con Irán: “Nadie quiere ese tipo de acontecimientos. Es Irán quien está cambiando las reglas en la región”.
https://elpais.com/internacional/2018/05/01/actualidad/1525200677_396322.html