El primer helicóptero en llegar al rescate fue el Iroquois AE-417 del Tte Jardel y sus tripulantes. A modo de adelanto de mi libro, copio y pego el resumen de todo el incidente:
El Ataque a la PNA Río Iguazú
Mientras tanto, la Guarnición Malvinas movilizaba algunos pertrechos en preparación de lo que parecía ser el siguiente movimiento británico: el ataque a la guarnición de Darwin-Prado del Ganso. Alrededor de las 04:30 hs de la madrugada, había partido del Apostadero Naval Malvinas (ANM) la patrullera clase Z28 PNA Río Iguazú (GC-83). En su bodega de carga llevaba dos obuses Oto Melara M56 de 105 mm desarmados -junto con 19 efectivos del GA Aerot 4 que los operarían-, repuestos para los aviones IA-58A Pucará que operaban desde la BAM Cóndor, además de provisiones, medicamentos, ropa de abrigo y mantas para la guarnición. El amanecer encontró a la patrullera entrando al Seno Choiseul en dirección al muelle de Prado del Ganso; pero su travesía no había pasado inadvertida a la vigilancia británica.
Hacia las 08:32 hs, la nave fue avistada por una PAC de Sea Harriers FRS.1 del 800 Sqdn. Según las fuentes británicas, la sección estaba formada por el Lt Cdr Rodney Vincent Fredericksen (en el Sea Harrier XZ460/26) y el Lt Martin Hale (en el XZ499/99). Mientras Fredericksen vigilaba desde la altura que no aparecieran cazas argentinos, Hale realizó varias pasadas de ametrallamiento con sus cañones Aden de 30 mm. La tripulación de la Río Iguazú intentó repeler el ataque con sus únicas armas de dotación, dos ametralladoras Browning MH2B de 12,7 mm. Como resultado de los daños sufridos durante el ataque, la patrullera quedó encallada y escorada en la costa de la Bahía Button, a unos 23 km de Darwin. Entre su tripulación se registraron un fallecido -el Cabo 2do Julio Omar Benítez- y tres heridos. Uno de los Sea Harrier se retiró del área humeando tras haber sido alcanzado por proyectiles de 12,7 mm, pero los británicos niegan haber sufrido cualquier avería o pérdida en el incidente. No obstante, resulta muy sospechoso que días después la Royal Navy blanqueara que el 23 de Mayo (“casualmente” un día después del ataque) uno de sus Sea Harrier (ZA192/92) piloteado por el Lt Cdr Gordon Batt explotó al chocar inexplicablemente con la superficie marina a unas 90 millas náuticas al NE de Puerto Argentino. Causa mucha suspicacia el hecho que, de los seis Sea Harrier “oficialmente” perdidos durante la guerra, cuatro lo fueran por accidentes operacionales, y sólo dos por acción enemiga. Esto teniendo en cuenta que se trataba de aviones nuevos (diez años o menos) y especialmente diseñados para operar en el medio aeronaval.
Cuando la noticia del ataque llegó a Puerto Argentino -hacia las 09:00 hs- el UH-1H AE-417 y su tripulación (Teniente Manuel Arturo Jardel, Sarg 1ro Carlos Alberto Medina y Cabo 1ro David Marcelo Cardozo) estaban de turno en el Centro de Operaciones Tácticas (COT). El jefe del componente naval de la Guarnición Malvinas, Contralmirante Edgardo A. Otero, ordenó directamente a Jardel y sus tripulantes que partieran en búsqueda de los heridos. Como apoyo en caso de un nuevo ataque aéreo británico sobre la patrullera, llevó también a dos suboficiales de la FAA armados con lanzaderas portátiles del misil antiaéreo de fabricación soviética 9K32 Strela-2 (SA-7 “Grail” para la OTAN).
El AE-417 con sus tripulantes fue el primer helicóptero en llegar al auxilio del personal a bordo de la Río Iguazú. Apenas se posó en el terreno, marinos de la PNA se acercaron llevando todas las bajas sufridas (el fallecido y los tres heridos). Jardel se negó a que cargaran los restos de Benítez, aduciendo con buen grado de razón que había que dar prioridad a los vivos, y trasladar a los fallecidos en sucesivos viajes luego. Entonces fueron cargados los heridos –el Oficial Principal Gabino Oscar González, el Cabo 2do Carlos Alberto Bengoechea y el Suboficial Ayudante de 3ra Juan José Baccaro- junto con seis tripulantes más de la averiada patrullera. Jardel, Medina y Cardozo despegaron rápidamente con destino al Hospital Militar en Puerto Argentino, donde los heridos fueron atendidos con presteza. Minutos más tarde llegó el Bell 212 H-85 de la FAA (tripulado por los Tenientes Alejandro Roberto Vergara y Saturnino Santiago Sánchez, y dos suboficiales artilleros de puerta) proveniente de la BAM Cóndor, que trasladaron al fallecido Benítez y a otros efectivos hacia Puerto Argentino.
La reticencia de Jardel a trasladar el cadáver del suboficial de la Prefectura no fue bien recibida en la fuerza paramilitar, y esto probablemente haya influido en el hecho que la evacuación de los heridos nunca fuera debidamente reconocida por la PNA, que sí ha reconocido los vuelos de asistencia posteriores realizados por los Bell 212 basados en Prado del Ganso.
(En mi borrador adjunto el óleo de Martínez con el rescate del H-85 )
Óleo pintado por el Capitán (Reserva) Ezequiel Martínez, que recrea el momento en que el Bell 212 H-85 del Grupo 7 de Helicópteros de la FAA llega al lugar donde encallara la patrullera PNA Río Iguazú para evacuar al fallecido Cabo Julio Omar Benítez. No existe un reconocimiento similar a la labor del Teniente Manuel Jardel y demás tripulantes del UH-1H AE-417.
Los dos obuses Oto Melara M56 –tal vez el elemento más preciado de la carga que trasladaba la Río Iguazú- pudieron ser rescatados de la sumergida bodega del buque durante los días posteriores. Utilizando como única protección dos trajes de neoprene (sin máscara, ni guantes, ni patas de rana), y trabajando completamente a oscuras inmersos en aguas cuya temperatura estaba apenas por encima del punto de congelación, el Primer Teniente José Ernesto Basilio, el Alférez Arnaldo Fabré (ambos de FAA) y el Subteniente Juan José Gómez Centurión (Ca C/RI 25), pudieron tras dos días de esfuerzo recuperar las valiosas piezas de artillería. Los improvisados buzos ataban las piezas de los obuses con sogas, y éstas eran izadas hasta la cubierta, luego transbordadas a un bote, y éste a su vez era jalado hacia la costa. Estos tres valientes oficiales, auxiliados por conscriptos de la FAA, pudieron además recuperar de la patrullera las dos ametralladoras de 12,7 mm y la carga completa de equipos de radio, alimentos, medicamentos, ropa de abrigo, sábanas y mantas transportados. Estos obuses sumaron poder de fuego a la Fuerza de Tareas Mercedes, y formaron parte de la heroica resistencia que la guarnición pudo ofrecer contra el avance del 2nd Battalion Parachutist Regiment (2 Para) británico días más tarde.