Reactor Nuclear Compacto (RNC)
Sábado, 29 de septiembre de 2018
Tecnología para la defensa: historia del submarino nuclear nacional
Sólo recientemente, en los últimos 7 años, ha alcanzado un grado avanzado de desarrollo un proyecto en el Centro Atómico Bariloche.
Por Doctor ingeniero José Converti - Instituto Balseiro-Centro Atómico Bariloche
La idea de desarrollar y construir un
submarino con propulsión nuclear en nuestro país podemos retrotraerla hasta fines de la década del '40, en la posguerra, cuando el impacto producido por la liberación de la energía nuclear conmovió a la humanidad.
Juan D. Perón, entonces presidente de los argentinos tuvo la visión de atraer algunos
científicos y tecnólogos de la destruida Alemania, de Italia y Polonia para desarrollar sus conocimientos en Argentina.
Entre ellos se destacó
Kurt Tank, diseñador y constructor de famosos aviones que participaron de la
Segunda Guerra Mundial, quien junto a su equipo de notables ingenieros y técnicos, nutrió con su valiosa experiencia a la
Fábrica Militar de Aviones en Córdoba(hoy Fadea), concretando el emblemático
avión de caza IA-33 Pulqui II, proyecto que lamentablemente se esfumó luego del derrocamiento de Perón en 1955.
Precisamente, el ingeniero Tank le presentó a Perón el
físico austríaco Ronald Richter (1909-1991), quien se ofreció a trabajar para lograr la fusión nuclear controlada con la finalidad ulterior de obtener energía eléctrica de bajo costo. Conocido como
Huemul, el costoso proyecto de
Richter terminó en escándalo de proporciones y un papelón internacional. De hecho, al día de hoy nadie logró la fusión nuclear controlada como esperaba el austríaco.
También se dice que
Kurt Tank aconsejó a Perón sobre la conveniencia de utilizar la energía nuclear en la propulsión de submarinos.
El 31 de mayo de 1950, Perón crea la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Mientras tanto, en la primera mitad de la década del '50, en los EEUU se desarrolla el primer submarino con propulsión nuclear en un proyecto liderado por el almirante
Hyman G. Rickover (1900-1986). Dicho submarino, denominado
Nautilus, navegó exitosamente durante 30 años impulsado por un reactor nuclear tipo
PWR (Pressurized Water Reactor) desarrollado por
Westinghouse.
En nuestro país la CNEA creció en instalaciones, tecnología y recursos humanos en forma continua hasta que en 1976, durante el gobierno militar, recibe un impulso extraordinario en recursos al asumir su conducción el almirante
Carlos Castro Madero. Su gestión se extendió hasta el retorno de los gobiernos civiles en 1984.
Almirante (R) Carlos Castro Madero.
En este período se concibe un ambicioso plan nuclear que preveía la instalación de seis centrales nucleares de potencia hacia el fin del milenio. En 1977 se crea la empresa
Invap SE y se desarrollan varios proyectos sensibles en forma secreta, tales como el enriquecimiento de uranio, el diseño de un reactor para producción de plutonio y también el diseño de un reactor adecuado para la propulsión de un submarino.
Simultáneamente, de acuerdo con los decretos "S" PEN N° 956/74 y N° 768/74
(1), se suscribió un convenio con los astilleros
Thyssen Nordseewerke de la entonces Alemania Occidental para la transferencia de la tecnología necesaria para fabricar un astillero especializado y los submarinos de la clase
TR1700 con propulsión diésel-eléctrica. Pero estaba prevista una modificación de los mismos para proveerlos de propulsión nuclear mediante un reactor desarrollado en conjunto por la empresa Invap y la CNEA. En principio se preveía la construcción de seis submarinos; los dos primeros en Alemania y los siguientes cuatro en el astillero
Domecq García en nuestro país.
Invap realizó un estudio de factibilidad y diseño conceptual de un reactor nuclear, en los primeros años de la década del '80, que fue vendido a la Armada Argentina en un monto de
U$S 5.000.000. Este diseño fue una copia del reactor del
Otto Hahn, barco de propulsión nuclear construido por Alemania en 1964. Fue una
mala elección.
Esta iniciativa fue discontinuada durante los gobiernos constitucionales que siguieron al gobierno militar. Invap intentó continuar el desarrollo del reactor adaptándolo para la generación de energía eléctrica dando origen al
Proyecto Carem, que aún perdura dentro del ámbito de la CNEA.
También una mala decisión.
De aquí surgió el "mito" de que el
reactor Carem es el reactor desarrollado para el submarino nuclear y los más inclinados a las teorías conspirativas aseguran que el
Nahuelito (mítico monstruo del lago Nahuel Huapi) es en realidad el
"submarino de Invap".
Adaptación propuesta para la propulsión nuclear de un submarino, tal como fue concebida en la CNEA.
El reactor Carem es un reactor de tipo "integrado" y autopresurizado, refrigerado y moderado con agua natural y combustibles de uranio enriquecido. No es un diseño adecuado para la propulsión de submarinos y no hay ningún submarino con propulsión nuclear que utilice reactores de este tipo.
A fines de la década del '80 hubo otro intento de utilizar la energía nuclear para la propulsión de submarinos en conjunto con
Canadá. La idea era utilizar el
reactor AMPS 1000 desarrollado en Canadá, que generaría alrededor de
1 MW eléctrico, como cargador de baterías para un submarino de un desplazamiento de alrededor de
2.000 toneladas. El
acrónimo AMPS significa Autonomous Marine Power Source (Fuente de Energía Marina Autónoma).
Se pretendía de esta forma dotar al
TR1700 de propulsión nuclear. Dicha iniciativa se frustró por el veto de la
Armada de los Estados Unidos a la aspiración canadiense.
En 1991, en una publicación del
Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), el
almirante (R) Carlos Castro Madero analizó en un artículo de acceso público la factibilidad técnica de que Argentina encare el desarrollo y construcción de un submarino con propulsión nuclear. Sus conclusiones son claramente favorables.
Finalmente, en
2010 la entonces
ministro de Defensa, Nilda Garré, después de conversaciones infructuosas con
Brasil para realizar un proyecto conjunto, anuncia que se construirá un submarino nuclear en el país.
Tras un año de discusiones de cómo organizar el proyecto y de una breve y frustrada incursión de Invap en el tema,
el entonces ministro de Planeamiento Federal, Julio De Vido encomienda a la CNEA, entonces bajo su órbita, comenzar a trabajar en un reactor nuclear adecuado para dicho propósito.
Las autoridades de la CNEA, en esa época presidida por la
licenciada Norma Boero y asesorada por el
contralmirante (R) Domingo Giorsetti, me encomendaron la dirección de dicho proyecto. Organicé un grupo formado por dos ingenieros nucleares, un licenciado en Física especialista en cálculo neutrónico, un ingeniero industrial con especialización en Tecnología Nuclear, un ingeniero mecánico y un ingeniero electricista para realizar la ingeniería conceptual y algunos desarrollos necesarios para dicho objetivo. También se contó con la colaboración de otros especialistas en materiales, soldadura láser, combustibles y química de reactores de otros sectores de CNEA. Por su parte la Armada Argentina participó con especialistas propios en la integración naval.
Transcurridos casi ocho años, el grupo realizó un concienzudo trabajo y a la fecha se completó la ingeniería conceptual del proyecto, denominado internamente como
Reactor Nuclear Compacto (RNC), avalado por dos evaluaciones críticas de diseño exitosas realizadas en los años
2014 y
2016 donde participaron los principales especialistas en las distintas temáticas involucradas. Es interesante destacar que este tipo de reactor nuclear también podría emplearse en el medio civil para generación eléctrica o desalinización de agua, por ejemplo.
Sería muy apropiado que este intento que alcanzó un grado tan avanzado de desarrollo no se esfume como ha ocurrido con otros proyectos tecnológicos relacionados con la defensa nacional.
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