El Rincón de las Alas Rotatorias

michelun

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Algunas mas de los SH-34 de la Armada Uruguaya




 

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Un 14 de noviembre de 1971, hubo un trágico accidente en la Rambla de Pocitos de Montevideo. Muchos no lo recuerdan pero, para otros, quedó grabado en la retina y dejó huellas en sus mentes y cuerpos. En la acalorada tarde del domingo 14 de noviembre de 1971, dos helicópteros en Kibón hacían una exhibición para la Armada Nacional.

En determinado momento uno de ellos, el que cargaba un jeep, perdió el control y colisionó contra el otro aparato lo cual ocasionó una tragedia que dejó como saldo ocho muertos y cuarenta lesionados de entidad.
https://montevideoantiguo.net/index.php/hitos-historicos/accidente-kibon-1971.html
 
Un 14 de noviembre de 1971, hubo un trágico accidente en la Rambla de Pocitos de Montevideo. Muchos no lo recuerdan pero, para otros, quedó grabado en la retina y dejó huellas en sus mentes y cuerpos. En la acalorada tarde del domingo 14 de noviembre de 1971, dos helicópteros en Kibón hacían una exhibición para la Armada Nacional.

En determinado momento uno de ellos, el que cargaba un jeep, perdió el control y colisionó contra el otro aparato lo cual ocasionó una tragedia que dejó como saldo ocho muertos y cuarenta lesionados de entidad.
https://montevideoantiguo.net/index.php/hitos-historicos/accidente-kibon-1971.html

@LordPoisoN y @michelun muchas gracias por las respuestas, que lamentable accidente

Saludos
 
Terminó con ocho muertos, 27 mutilados y 13 heridos.


Cuarenta y siete años atrás, el 14 de noviembre fue un domingo caluroso. Había 20.000 personas rodeando el parador Kibón. La inmensa mayoría, tenía la vista clavada en dos helicópteros que tres meses antes la Armada Nacional le había comprado a Estados Unidos. Eran naves antiguas, que lucharon en la guerra de Corea, luego en Vietnam, y habían sido retiradas de servicio. Desde 1969 esperaban su fin o una nueva vida en Arizona.
El diputado Justo Alonso quiso armar una comisión investigadora para evaluar con qué propósito se había decidido su compra por US$ 320.164. Eran máquinas cuyo mantenimiento, cada año y medio, rondaba los US$ 550.000.
La comisión no prosperó, los helicópteros fueron probados con éxito, y la Armada decidió que serían los protagonistas de la celebración de su 154° aniversario. Iban a demostrar frente a una multitud, en la playa, su utilidad para maniobras de salvataje. Ese domingo, dos meses después de que 111 reclusos se fugaran de la cárcel de Punta Carretas, y dos semanas antes de las polémicas elecciones de 1971, la actividad montevideana se dividió entre el fervor de las caravanas políticas y la promesa de un día de fiesta.
Era fácil acceder a los helicópteros. Pablo, el hijo de ocho años de Susana Dorado, se metió en uno y tomó una cantimplora que le agitó a la distancia a su madre para que la viera. Incluso el adolescente Jorge Pozzi —que después sería diputado y ayudaría en la investigación del caso—, se acercó para verlos de cerca. Eran hábiles, los helicópteros. Primero izaron a tres hombres ranas, luego a tres marinos que simulaban estar en problemas en una embarcación, y después transportaron una bala de cañón. Por último, la proeza mayor, sería levantar un jeep que pesaba casi una tonelada.



El piloto Waldemar Perdomo —al que apodaban "el loco" por su carácter—, intentó dos veces levantar el vehículo, pero no lo consiguió. Al tercer impulso, a unos cinco metros de altura, el jeep y la nave se movían como un péndulo. El piloto no soltó la carga en el mar. Ante la mirada incrédula de los espectadores, giró 180°, el jeep pegó en las rocas y cayó sobre el terraplén. La nave chocó con la otra que esperaba, con el motor encendido, en medio del público.
 
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