Un exoesqueleto no se mueve per se, necesita alguien que lo guíe. Está diseñado para ello.
Esa guía la proporciona el usuario humano.
Ahora bien, el exoesqueleto tiene por objeto hacer más fácil el trabajo del operador, es decir, que este reduzca el esfuerzo físico en que incurre para hacer una tarea concreta.
Para ello, necesita una fuente de energía diferente a la proporcionada por el usuario.
Algunos exoesqueletos prometen ir más allá, permitiendo que el usuario realice esfuerzos físicos inalcanzables sin la asistencia del exoesqueleto. Con más razón, necesita una fuente de energía diferente a la proporcionada por el usuario.
Caso contrario, como la energía no se crea ni gasta, sino que se transforma, si el usuario tiene que proporcionar la totalidad de la energía entonces esta aumentando su esfuerzo. Ya no sólo se trata de realizar la actividad física concreta que le interesa, sino que además tiene que hacer el esfuerzo físico adicional que le demande un exoesqueleto pasivo.
Allí no tiene ningún beneficio.