Homenaje al Teniente de Navío (Post Mortem) Marcelo Gustavo MÁRQUEZ
21 de mayo de 2021
EFEMERIDE AERONAVAL
21 de mayo 1982
Dos secciones reforzadas de la TERCERA ESCUADRILLA AERONAVAL DE CAZA Y ATAQUE, integradas por el capitán de corbeta D. Alberto Jorge PHILIPPI, teniente de fragata D. Marcelo Gustavo MÁRQUEZ, teniente de navío D. José César ARCA, teniente de navío Benito Ítalo ROTOLO, teniente de navío Carlos Alberto LECOUR y teniente de navío Roberto Gerardo SYLVESTER, atacan unidades de superficie británicas en el Estrecho de San Carlos (islas Malvinas). Hunden la fragata H.M.S. ARDENT. Los aviones pertenecientes a los tres primeros pilotos nombrados son derribados por aviones Harrier ingleses que escoltaban a la nave, falleciendo el teniente de fragata Marcelo Gustavo MÁRQUEZ.
HOMENAJE
Los integrantes del Instituto Aeronaval Delegación Mar del Plata junto a los hermanos de el Teniente Márquez, Claudia y Mariano, los compañeros de la Promoción 103 de la Escuela Naval Militar y personal del Aeroclub Mar del Plata - Batán, hemos homenajeado al Teniente de Navío (Post Mortem) Marcelo Gustavo MÁRQUEZ, a los 39 años de su “último vuelo”.
PALABRAS
El Capitán de Navío VGM (RE) Marcelo ROMANO, en nombre de la Promoción 103 de la ESNM, pronunció la siguiente alocución:
“Este mes de mayo, desde 1982, resulta muy movilizador para muchos argentinos, especialmente aquellos que hace 39 años vivimos la experiencia de pelear en una guerra.
Hoy vengo a este lugar para hablar de Marcelo Márquez como compañero de Promoción y amigo.
Antes de referirme a él, quiero y nombre de la Promoción 103, hacer el merecido reconocimiento a otro compañero y Aviador Naval que perdió la vida en MLV, me estoy refiriendo al entonces TF Carlos “Chino” Benítez quien falleció al accidentarse con su avión durante la aproximación final para aterrizar luego de una misión de combate en la tarde del 3 de mayo.
Pensar en Marcelo Márquez es recordar aquellos años como cadete, especialmente aquel 1973, cuando sacrificamos muchos fines de semana para entrenar corriendo regatas en el YCA, con la flota de Soling que eran los F1 de los veleros de competencia y la clase olímpica, siempre con la linga en los pies y colgados en el costado de barlovento. Ese esfuerzo dio sus frutos y bajo su firmes manos en el timón y la escota de la mayor ganamos el Campeonato de Vela de Escuelas Navales Sudamericanas. De todos modos, nos hacíamos el tiempo para aprovechar las escasas horas libres para divertirnos en el barrio de Belgrano, donde vivía en casa de un familiar, con los chicos y chicas de nuestra edad.
Al regreso del Viaje de instrucción, en 1975, y antes de presentarnos en nuestro primer destino, vinimos con todos los Soling a Mar del Plata, traídos en tren, a correr regatas, fue en verano, febrero más precisamente e inolvidable también. Fue cuando me alojé en su casa y conocí a sus padres y hermanos, y también cuando Claudia se dedicaba a interferir, estando siempre dispuesta a acompañarnos en nuestras salidas, ¡cosa que nos costaba convencerla de lo contrario!!!.
Como recuerdo de gratos y alegres no puedo dejar de pensar en su infaltable gorro estilo “piluso” que usaba para navegar, en su cuento de como una escota del Fortuna le sacó un lunar de la cara o como conseguío una Levita de TF siendo nosotros GU y asistir a una Lista Mayor en la Flota, o también cuando fue a la ceremonia de egreso de nuestros compañeros submarinistas con impecable remera azul, pantalón caqui y con su Ford negro!, estas 2 últimas le costaron algún reproche…..creo.
Nos vimos en cada ocasión que la vida naval nos permitió, forjamos una amistad trenzada con los mejores nudos marineros para unir 2 cabos. Él logró su ansiada oportunidad de volar, se convirtió en Aviador Naval, fue de los mejores alumnos y se ganó con mucho esfuerzo el derecho a elegir ser ataquista. Hay mucho mérito en su carrera como piloto, creo fue el único que no estando destinado en la Escuadrilla mantuvo su calificación para operar en Portaviones. Lo logró por su voluntad, persistencia y deseos de no perder nada de lo logrado, estoy aquí que ya sus superiores sabían que en el aire era un tipo fuera de serie.
Una tarde-noche de mayo del 82 estando yo en mi Dto. en B. Blanca luego de haber sobrevivido al hundimiento del CRBE, y cuando el PAL amarró en PBE, se apareció en casa. Aun mi cuerpo siente la intensidad del abrazo interminable que nos dimos. Tampoco puedo dejar de olvidar y contar que traía en sus manos un regalo para mi esposa, una hermosa florida planta. Cenamos y cerca de la medianoche bajé a despedirlo y lo perdí en la noche……., lo perdí para siempre. Unos días más tarde otro aviador amigo me contó de su desaparición.
Guardé la esperanza de tener buenas noticias y no me animé a contarle a mi mujer. Después…., después la guerra se fue terminando……
La vida me brindó la oportunidad de estar al lado y ser amigo del tipo más marinero que conocí, del tipo más puro, del romántico empedernido, del ocurrente suspicaz, del travieso feliz de sus inocentes travesuras, del dominador del viento, del navegante más intuitivo y audaz, ¡pucha si hasta somos tocayos!
Hoy he venido a hablar del Loro solo como persona, sus hazañas dentro de la cabina de los aviones ya la han contado quienes fueron testigos, hoy solo quise contarles una parte de su vida, la que conocí y compartí con él, la de un entrañable y enorme ser humano.”
Instituto Aeronaval
21 de mayo de 2021