Tirabuzón en un Mirage
Por Luis Briatore*
Cuando volar un Mirage era solo una utopía o, mejor dicho, un sueño, escuché en varias ocasiones mencionar que era complicado de volarlo a baja velocidad, por una tendencia maliciosa de entrar en tirabuzón, y que, al ingresar en una barrena, las posibilidades de recuperarlo eran pocas.
Pasaron los años y ya como jinete de este potro con alas triangulares, pude dominar con soltura toda la envolvente de vuelo. La experiencia en carne propia permitió que desterrara el mito que tantas veces había escuchado, encontrándome con una grata sorpresa a favor de mi preferido.
Muchas creencias que circulan fuera del ámbito apropiado desdibujan la realidad y normalmente se diluyen cuando uno tiene la oportunidad de verificar esa frase escuchada alguna vez, la que, por fortuna en este caso, tenía poco fundamento.
Pruebas a favor
En primer lugar, este noble avión es incapaz de entrar solo en tirabuzón por el hecho de bajar la velocidad. El único que lo arrastra a ingresar en una barrena es el piloto, responsable de cometer este pecado capital e involucrarlo en una situación a la que el delta nunca quiere llegar.
Como en cualquier deporte o actividad de cierta complejidad, para comenzar a desarrollarla de la mejor manera y con buenos fundamentos, es necesario contar con un buen “maestro”. En este como en muchos otros casos, aprender de la prueba y error, seguramente no sea la mejor idea para domar a una bestia salvaje.
Para iniciarnos en el vuelo de un Mirage, y saber hasta dónde podemos llegar, lo mejor es iniciar el largo camino del aprendizaje con un vuelo de demostración. Allí el maestro nos indica a través de diferentes maniobras, cómo es posible llevarlo hasta los límites más extremos sin peligro alguno.
Una vez entendida la filosofía de vuelo de este delta, el énfasis debe ser puesto en la correcta utilización de los comandos, y esa será la clave para arriarlo sin que llegue a desbocarse. Es un avión que se vuela sintiéndolo, desde cero nudos de velocidad cayendo como un piano, hasta llegar al veloz supersónico, maniobrarlo livianamente sin aplicar “G”, hasta cerrar fuerte y llegar al límite máximo estructural permitido de 7.3 g.
De tanto volar juntos, la amistad con este espejismo hecho avión es cada día mayor, deseamos cuidar el íntimo vínculo que nos une a cualquier precio, y como pasa en la relación entre los seres humanos, es vital saber lo que no le gusta hacer, y para ello debemos conocer esos avisos o gestos que nos da oportunamente ante de romper este romance lleno de satisfacciones.
Por Luis Briatore*Cuando volar un Mirage era solo una utopía o, mejor dicho, un sueño, escuché en varias ocasiones mencionar que era complicado de volarlo a baja velocidad, por una tendencia maliciosa de entrar en tirabuzón, y que, al ingresar en una barrena, las posibilidades de recuperarlo...
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