La Segunda Guerra Mundial en Color

Merchant Marine one

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Un P-47 Thunderbolt en una pista de aterrizaje improvisada en Francia , agosto de 1944.
 

michelun

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Soldados de la 1ª División Aerotransportada Británica se ponen a cubierto en un agujero de obús en las afueras de Arnhem durante la Operación Market Garden. 17 de septiembre de 1944.
El Mariscal de Campo Montgomery pretendía asestarle al Tercer Reich el golpe final que permitiría terminar la Segunda Guerra Mundial en Europa para Navidades de 1944.
Como todos sabemos, la contienda se prolongó hasta 1945, así que puede considerarse que la Operación Market Garden no consiguió sus objetivos: fue la última gran victoria alemana de la Segunda Guerra Mundial.
La «Operación Market-Garden» fue un desastre colosal para los Aliados y una derrota personal sin paliativos para su principal impulsor, el general Bernard Montgomery, así como un fracaso de todo el Alto Mando de la Fuerza Expedicionaria Aliada y del general Dwith Eisenhower, quién teniendo dudas desde el principio acerca del ambicioso plan de «Monty» continuó adelante sabiendo que era irrealizable. Así fue como la mala planificación de la campaña, la excesiva confianza en una victoria rápida, la falta de información sobre el enemigo y una sobreestimación de las propias capacidades anglo-estadounidenses, terminaron en una catástrofe militar que paralizó el avance sobre el Frente Occidental y alargó la contienda en Europa hasta mediados de 1945.
Los Aliados sufrieron 17.200 bajas entre muertos o prisioneros (13.000 británicos, 4.000 estadounidenses y 378 polacos), así como la destrucción de 88 tanques y el derribo de 377 aviones.
El Eje sufrió unas 8.000 bajas entre muertos, heridos y desaparecidos (7.700 alemanes y 300 fascistas holandeses), así como la destrucción de 30 tanques y el derribo 159 aviones.
Aproximadamente 10.000 civiles de los Países Bajos perdieron la vida por el «fuego cruzado» durante la «Operación Market-Garden».
La victoria del Grupo de Ejércitos B durante la «Operación Market-Garden» fue otra de las hazañas defensivas del general Walter Model y un triunfo que fue celebrado por el propio Adolf Hitler, ya que desde el desembarco de Normandía las fuerzas del Eje por primera vez consiguieron estancar totalmente el avance de los Aliados sobre el Frente Occidental. Gracias a este revés infligido por los germanos a sus oponentes, las fronteras del Tercer Reich estarían a salvo hasta principios de 1945, lo que retrasó de sobremanera la entrada de las tropas de Estados Unidos y el Imperio Británico en Alemania con los consiguientes efectos posteriores para la fase final de la Segunda Guerra Mundial y el devenir del siglo XX.
 

michelun

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Infantería alemana cubierta por un Panzer III Ausf L.
El PzKpfw III Ausf L fue la primera de las dos versiones provisionales fabricadas del veterano carro medio alemán.
Estas versiones se fabricaron mientras se intentaba adaptar el nuevo armamento, a tenor de las experiencias del Frente Oriental.
A principios de 1942 los cañones de 50 mm que se habían introducido en modelos anteriores se mostraron ineficaces ante el aumento del blindaje soviético.
Se intentó montar la torreta del PzKpfw IV con cañón de 75 mm en el bastidor de su hermano pequeño pero fue inviable. De tal modo se realizó un pedido inicial de 1.100 PzKpfw III Ausf L.
Finalmente se encontró la forma de instalar el cañón KwK 37de 75 mm en la torreta del PzKpfw III desembocando en el Ausf N y poniendo fin a la producción del Ausf L.
El Ausf L experimentó un aumento en su blindaje frontal, 57 mm en el mantelete y una plancha de blindaje espaciado de 20 mm protegía los 50 mm de la superestructura.
Su peso ascendía a las 22´7 toneladas y estaba equipado con un motor Maybach HL120TRM que le permitía alcanzar los 40 Km/h de velocidad. Tenía una autonomía de 155 Km.
Su armamento constaba de un cañón KwK 39 L60 de 50 mm y dos ametralladoras MG 34 de 7´92 mm, una coaxial con el armamento principal y otra en el frontal del casco.
Estos carros de combate se utilizaron para dotar a los nuevos regimientos Panzer de la 1º SS Leibstandarte Adolf Hitler, 2º SS Das Reich y 3º SS Totenkopf así como a la Panzergrenadier Division Grossdeutschland.
Muchos de ellos también fueron a parar a las Panzerdivisionen para reponer las pérdidas en combate. En total se completaron 653 PzKpfw III Ausf L entre junio y diciembre de 1942.
Estaba destinado a combatir contra otros vehículos blindados de combate y servir junto al tanque de apoyo de infantería Panzer IV. Sin embargo, para enfrentarse al T-34 soviético, el Panzer III quedó obsoleto en su función y los alemanes necesitaban armas antitanque más poderosas.
La producción del Panzer III finalizó en 1943. No obstante, se utilizaron los chasis de Panzer III para producir cañones de asalto Sturmgeschütz III hasta el final de la guerra.
 

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Berlín, 8 de mayo de 1945, Día de la Liberación. La ciudad está en ruinas. Un tercio de todas las viviendas y calles está destruido.
La guerra ha terminado, pero ha dejado huellas.
Los motivos por los que Europa recuerda a la Segunda Guerra Mundial con especial pavor son variados, y siempre están justificados: desde la masiva aniquilación de vidas humanas hasta el desplazamiento de millones de personas, además del odio y las ideologías extremas dominantes durante el periodo. El carácter documental del conflicto, el primero en la historia datado sistemáticamente con vídeos y fotografías, contribuye a recrudecer su impacto y memoria.
La destrucción física del continente europeo fue mayor a la de otras guerras a lo largo de la historia. Alemania se llevó la peor parte, aunque sólo al final de la guerra. Algunas ciudades fueron arrasadas por los bombarderos aliados. Berlín, protagonistas de la última y desesperada batalla de las tropas nazis, fue reducida a escombros.
Las fuerzas aéreas británicas y americanas destrozaron unos 3,6 millones de viviendas alemanas es decir, alrededor de una quinta parte de todos los espacios habitables del país.
En términos absolutos, el daño a dichos espacios fue casi 18 veces mayor que en Gran Bretaña. Algunas ciudades en particular sufrieron más que el promedio. Según las cifras de la Oficina Estadística del Reich, Berlín perdió más del 50% de los locales habitables, Hannover el 51,6%, Hamburgo el 53,3%, Duisburgo el 64%, Dortmund el 66%, y Colonia el 70%.
No fueron las únicas. En todo el Este de Europa miles de pueblos y pequeñas ciudades desaparecieron, especialmente en Rusia. La geografía humana del continente mutó para siempre. Otras ciudades como Varsovia, Budapest o Minsk perdieron entre el 90% y el 80% de su estructura. Fue pura destrucción. Una experiencia salvaje que aún hoy nos fascina, pero para muestra como se dice...un botón, la imagen habla por si sola.

 

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Stalingrado: 9 de enero de 1943
El general Paulus, decidido a obedecer las órdenes de H¡tler de luchar hasta el final, ha ignorado hoy la oferta soviética de una rendición honorable para los hambrientos y congelados alemanes atrapados en las ruinas de Stalingrado.
La orden firmada por el general Rokossovsky, fue llevada a las líneas alemanas por un capitán ruso bajo la protección de una bandera blanca. La noticia corrió por los fosos de armas y los cansados hombres del Sexto Ejército comenzaron a pensar que su calvario había llegado por fin a su fin.
Esta mañana pudieron leer ellos mismos los términos de la oferta en folletos esparcidos por la aviación soviética. Los rusos prometieron que todos los que se rindieran serían alimentados y recibirían atención médica, y que sus vidas y su seguridad estarían garantizadas.
El folleto también prometía que "conservarían sus uniformes, insignias de rango y condecoraciones, sus objetos personales y de valor. Los oficiales superiores pueden conservar sus espadas y bayonetas".
Rokossovsky, ansioso por liberar a sus fuerzas atadas alrededor de la ciudad, no dejó ninguna duda de sus intenciones si se rechazaba la oferta: el Ejército Rojo se embarcaría en la aniquilación de las tropas alemanas cercadas.
 

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Soldado norteamericano con dos lanzacohetes antitanque: uno alemán, el "Panzerschreck" y el otro estadounidense, un "Bazooka", como queriendo elegir uno de ellos.

El Panzerschreck, era un lanzacohetes de uso al hombro utilizado como arma antitanque por Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Esta arma consistía en un tubo de acero liviano de aproximadamente 1.5 metros de largo que pesaba aproximadamente 9 kg. El tubo estaba abierto en ambos extremos y estaba equipado con una empuñadura, un mecanismo de disparo y miras. El tubo lanzaba una granada propulsada por cohete de 3.3 kg con un diámetro de 8.8 cm. Después de cargar el cohete en el tubo y apuntar el arma al objetivo, el operador presionaba sucesivamente dos disparadores, el primero para activar el sistema de encendido del tubo y el segundo para dispararlo, generando así una pequeña corriente eléctrica que encendía el motor del cohete. El operador estaba protegido de la explosión del cohete sosteniendo el tubo sobre su hombro con aproximadamente la mitad del tubo sobresaliendo detrás de él. La baja velocidad del cohete en vuelo significaba que el alcance efectivo máximo de Panzerschreck era de unos 150 metros. El cohete transportaba un potente explosivo de carga hueca que podía penetrar 210 mm de blindaje, más grueso que el de cualquier tanque aliado.

El Bazooka, era un lanzacohetes también de uso al hombro adoptada por el ejército de los EE. UU. en la Segunda Guerra Mundial. El arma consistía en un tubo de acero de ánima lisa, originalmente de aproximadamente 1.4 metros de largo, con un peso de 6.8 Kg., abierto en ambos extremos y equipado con una empuñadura, un reposabrazos, un mecanismo de disparo y miras. Denominado oficialmente Lanzacohetes M9A1.
El Bazooka se desarrolló principalmente para atacar a los vehículos blindados y posiciones fortificadas a corta distancia. Lanzaba un cohete de 1.6 kg con un diámetro de 60 mm y una longitud de 483 mm. El cohete transportaba 225 gramos de pentolita, un poderoso explosivo que podía penetrar hasta 127 mm de placa de blindaje. Para escapar de la explosión, el operador sostenía el Bazooka en su hombro con aproximadamente la mitad del tubo sobresaliendo detrás de él. El principal defecto de esta arma era su corto alcance efectivo, aproximadamente 110 metros.
 

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Desfile en París.
Una de las imágenes icónicas de la Segunda Guerra Mundial. 14 de junio de 1940, las tropas alemanas desfilan por la Avenue Foch, muy cerca del Arco del Triunfo. El Generalleutnat Kurt von Briesen, comandante de la 30º División de Infantería alemana saluda al paso de la columna militar. La denominada Batalla de Francia se extinguía y el desfile del ejército alemán en la Ciudad Luz, era el broche a una fulgurante campaña en el Frente Occidental.
Kurt von Briesen es probablemente uno de los militares menos conocidos de los que participaron en la Segunda Guerra Mundial. Aún así, su paso por dicha contienda bélica, aunque breve, fue intenso.
Hijo de un general del ejército nació el 3 de mayo de 1886 en Anklam, un pequeño pueblo de Mecklenburg. Ingresa en la milicia en 1904. A partir de ahí inició una prometedora carrera que le llevó a ser teniente en 1906, comandante de la Academia de la Guerra en 1913 y capitán en 1915. Entró como oficial miembro en el Estado Mayor de un Cuerpo de Ejército y de la División 239 de infantería del Ejército que entonces combatía en la Primera Guerra Mundial (1918).
Tras finalizar la contienda es destinado a dirigir el Distrito Militar de Pomerania y durante unos años su función es la de velar por la seguridad fronteriza del país. En 1920 ascendió a mayor, en 1934 a coronel, en 1937 a mayor general y al año siguiente entró a formar parte de la 30ª División de infantería con base en Lübeck. Previamente había sido el comandante del Regimiento de Infantería 68 de Hamburgo.
Hijo de un general del ejército nació el 3 de mayo de 1886 en Anklam, un pequeño pueblo de Mecklenburg. Ingresa en la milicia en 1904. A partir de ahí inició una prometedora carrera que le llevó a ser teniente en 1906, comandante de la Academia de la Guerra en 1913 y capitán en 1915. Entró como oficial miembro en el Estado Mayor de un Cuerpo de Ejército y de la División 239 de infantería del Ejército que entonces combatía en la Primera Guerra Mundial (1918).
Esta unidad participó en la invasión de Polonia del 1 de septiembre de 1939. Estaba encuadrada en el 8º Ejército al mando de Johannes Blaskowitz, uno de los tres de los que se componía el Grupo de Ejércitos Sur (Von Rundstedt) para dicha operación.
Von Briesen fue herido en el antebrazo derecho durante los combates y su arrojo y tenacidad fueron recompensados personalmente por Hitler con la entrega de la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro.
Fue el primer oficial que comandaba una división en ser condecorado en la guerra. Hitler y Keitel lo visitaron en el hospital y a partir de entonces su unidad fue conocida como la "División Brieser". Incluso fue motivo de una alusión de Hitler en un discurso emitido ante el Reichstag el 6 de octubre de 1939.
Con la caída de París, la 30ª División de Infantería entró en la capital y Von Briesen tuvo el honor de presidir el desfile de su unidad por la Avenida Foch. Previamente había entregado condecoraciones a sus soldados bajo el Arco de Napoleón y ha pasado a la posteridad por las filmaciones de dicho desfile en el que se puede observar al general von Briesen a caballo saludando y arengando a la tropa. Sin duda ninguna fue el oficial más retratado de todos los que se encontraban por aquél entonces en la victoriosa comitiva alemana de la capital francesa. Por sus méritos en la campaña occidental fué ascendido a general de división en noviembre de 1940.
El siguiente escenario bélico al que es llamado es el frente oriental. Hitler decide el ataque a la Unión Soviética y Briesen es designado Comandante General del LII Cuerpo para operar en el Grupo de Ejércitos Sur del Mariscal de Campo Gerd Von Rundstedt.
El plan del Grupo de Ejércitos Sur era la toma de toda Ucrania y las costas del Mar Negro apuntando posteriormente hacia el Cáucaso.
El 17 de agosto de 1941 Briesen y sus hombres destacaron por defender una cabeza de puente que permitiría a los alemanes superar el río Desna, afluente del Dnieper, en la zona de Kremenchug. En 3 días soportaron el ataque de 3 divisiones de
fusileros, 3 de caballería y 4 brigadas de blindados rusos.
Tras ello continuaron en dirección a Cherkassy y Poltava. Durante una visita a la primera línea en Izyum, Kharkov, el 20 de noviembre de 1941, para inspeccionar el lugar en que debía atacar el Regimiento de Infantería 457, su coche fue alcanzado por ráfagas de aviones soviéticos, recibiendo doce disparos y muriendo en el acto. Su cuerpo fue llevado y enterrado con todos los honores en Poltava (Ucrania), el 24 de octubre de 1941, con todos los honores.
 

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Diciembre de 1943. Miembros de la 2. Fallschirmjäger-Division comparten transporte en el Panzer VI Tiger Ausf. E Turmnummer "S33" de la 8. kompanie, del 2. SS Panzer-Regiment, pertenecientes a la 2. SS-Panzer-Division Das Reich con soldados del Kampfgruppe Lammerding en la región de Berdychiv, cerca de Zhytomyr (Ucrania).
 

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La comida de campaña de la Wehrmacht
Para 1944, siendo tiempos duros para el soldado alemán en el frente de batalla, no lo era menos en el plano de la alimentación, para ese año tenían que conformar con las “Eiserne portion” (conocidas como “Raciones de hierro”).
Estaban conformadas principalmente por galletas saladas y unas latas de carne envasada que, atendiendo a la época en la que se elaboraran, podían proceder incluso de caballos.
¿Qué ingerían la mayor parte del tiempo los soldados alemanes? Principalmente, alimentos calientes elaborados en cocinas de campaña que acompañaban a los ejércitos: las llamadas Gulashkanone, tirados por caballos que se parecían a una pieza de artillería con una larga chimenea.
Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, la ración diaria (Portionsatz) de los soldados alemanes se dividía en tres comidas. La primera de ellas era un desayuno más bien escaso. La ingesta más importante se hacía en la comida, donde los militares engullían la mitad de calorías de todo el día. Al caer el sol tomaban una cena ligera que les permitía resistir hasta la mañana siguiente. De tal modo que la comida del mediodía ascendía a la mitad del total, la cena a un tercio, y el desayuno de la mañana siguiente a una sexta parte.
A medio día, los soldados alemanes tomaban principalmente pan de centeno, carne de todo tipo, harina de soja, pescado, frutas y verduras frescas (cuando disponían de ellas los cocineros), patatas, legumbres, pudin en polvo y leche condensada. Esta comida solía ser caliente y en estofados la mayoría de las veces. Era entregada desde las Gulashkanone. En el desayuno, en cambio, les entregaban apenas un trozo de pan, mantequilla o margarina, mermelada y, con suerte, algo de embutido. Todo ello, además del habitual sucedáneo de café hecho a base de nueces o bellotas. La cena era muy similar.
Durante la contienda las cantidades de alimento entregadas a los soldados estaban perfectamente reguladas. De hecho, se asignaba una porción diferente atendiendo al trabajo que desempeñaba cada combatiente.
Así pues, la “Ración 1” (Verpflegungssatz 1), la que más cantidad contenía, estaba destinada a los militares de primera línea; la Verpflegungssatz 2 iba dirigida a las unidades de ocupación y comunicaciones; la Verpflegungssatz 3 a los militares asentados todavía en Alemania y la Verpflegungssatz 4 era para las enfermeras y aquellos que desempeñaban su trabajo desde un despacho.
Al contrario de lo que sucedía en otros ejércitos, el alemán se sacrificaba a nivel alimenticio por aquellos hombres que se encontraban en primera línea de fuego. Así pues, estos hombres recibían una cantidad sensiblemente superior de comida que aquellos que se hallaban en un despacho. Quizá el ejemplo más claro fuera el de la carne. Mientras que los miembros del Verpflegungssatz 1 ingerían 136 gramos por jornada, los militares de Verpflegungssatz 4 tomaban escasamente 56. Con el pan sucedía algo parecido, aunque la diferencia era menor (700 por 600 entre ambos Verpflegungssatz).
Sin embargo, el inexorable avance a través de los campos de la vieja Europa impedía a los alemanes transportar siempre las cocinas de campaña. Por ello, el ejército contaba, a su vez, con una serie de raciones ideadas para suplir a sus cocineros en pleno campo de batalla.
La primera era la ración de marcha o Alarmverpflegung. Esta comida era fría y se entregaba a los combatientes en tránsito durante un período que no podía exceder los tres o cuatro días consecutivos. El menú tenía unos 987 gramos de peso y se componía de lo siguiente:
700 gramos de pan.
200 gramos de carne fría o queso.
60 gramos de galletas.
9 gramos de café (o 4 gramos de té).
10 gramos de azúcar.
6 cigarrillos.
Aunque es conocida como “Ración de hierro”, realmente se llamaba Eiserne Portion (Porción de hierro). Y es que, la Eiserne Ration (la verdadera Ración de hierro) era la que estaba destinada a los animales como los valiosos caballos.
La Eiserne portion era una ración de combate con comida enlatada y empaquetada que se entregaba a los soldados alemanes y que estos solo podían ingerir cuando se lo autorizaba su oficial. Habitualmente, cuando los combatientes llevaban varias jornadas comiendo raciones de Alarmverpflegung y no había posibilidad alguna de tomar ningún tipo de alimento caliente o frío por ausencia de avituallamiento o problemas con las cocinas de campaña.
Solo en ese caso, los mandos permitían a sus hombres abrir sus raciones. En caso contrario, comer esta ración de emergencia era sinónimo de acabar arrestado y llevarse un severo correctivo. De hecho, para evitar que se ingirieran sin ningún criterio, solían ser entregadas poco antes de partir hacia el campo de batalla y se reabastecían cuando era necesario. Los soldados la transportaban en el Sturmgepäck (la mochila del soldado).
La Eiserne Portion carecía de pequeños lujos como caramelos o chocolate, cosas que, si incluía la Ración K, el equivalente de los privilegiados soldados noteamericanos. La Ración de hierro fue la máxima expresión de la mentalidad germana, basada en lo práctico. Fue ideada para albergar la mayor cantidad posible de calorías en el menor espacio posible. El resultado fue que se ganó en ligereza, pero a costa del sufrimiento del paladar. En la práctica, la Ración de hierro incluía los siguientes elementos:
1.-250 gramos de Zwieback (galletas saladas o duras) envueltas en papel encerado y su contenido total equivalía a unas mil calorías. No caducaba nunca y duraban muchísimo, pero eran como placas de cemento. De hecho, los soldados solían introducirlas en agua para ablandarlas e hicieron multitud de bromas durante toda la campaña sobre ellas. No en vano, afirmaban de ellas que podían detener el impacto de una bala disparada a quemarropa.
2.-150 gramos de verduras en conserva.
3.-200 gramos de carne envasada (Fleischkonserve). Los animales de los que provenían podían ser desde cerdos, hasta caballos. Era totalmente insípida. Para abastecer la demanda aparentemente inagotable de carne en conserva, plantas de conservas de toda Alemania y los países ocupados fueron arrastrados al esfuerzo bélico. Así pues, se mezclaron latas de carne de Francia con latas de jamón de Dinamarca, Alemania, Italia, Bélgica e incluso latas de sardinas de Marruecos. Debido a que uno de los pocos marcajes que tenía era el de AM, era conocida por los militares como “Mula Vieja” (Alter naulesel). Aquellas letras equivalían realmente a Alimento Militar.
4.-25 gramos de café.
5.-25 gramos de sal.
La ración de hierro pesaba un total de 850 gramos embalada. También había una media ración que incluía 200 gramos de carne enlatada y 250 gramos de galletas. Esta pesaba un total de 535 gramos con embalaje. En teatros de operaciones como el Frente del Este, donde era sumamente difícil desplazar las cocinas de campaña, se llegaron a repartir hasta tres Eiserne portion a la vez.|
A pesar de lo prácticas que eran las raciones de hierro, no eran demasiado apreciadas por los soldados en campaña. Por ello, a finales de 1944 el ejército generalizó la ración extendida (Grosskampfpäcken). Unos menús de emergencia similares a las «K» norteamericanas que incluían, además de la Eiserne portion, barritas de chocolate y frutas, caramelos, cigarrillos y, a veces, galletas dulces.
 

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La batalla de Brest-Litovsk el primer escalón para los Alemanes.
El grupo de ejércitos Centro, al mando de Von Bock, avanzó rápidamente por Bielorrusia y no tardó en librar su primera gran batalla de envolvimiento en torno a Minsk, con la ayuda de los grupos blindados de Guderian y el Generaloberst Hermann Hoth se llevaron la sorpresa de la fuerte resistencia que encontraron en la gran fortaleza, en plena frontera.
La 45º división de infantería Austriaca sufrió muchísimas bajas más de las que sufriera en toda la campaña de Francia cuando sus grupos de asalto intentaron hacer salir a los tenaces defensores de la fortaleza con lanzallamas, granadas y gases lacrimógenos. El comando alemán planeaba tomarlo antes del mediodía del 22 de junio.
Brest-Litovsk simbolizó para los alemanes lo que iba a ser la Guerra del Este. Sin duda alguna habían subestimando a los soviéticos, ya que no eran los eslavos "inferiores" que se desmoronaron con rapidez. Y no todos se rindieron aquel 30 de Junio. Algunos soldados se ocultaron en las mazmorras y los sótanos de la fortaleza hasta bien entrado el 23 de Julio de ese año, cuando los alemanes les encontraron y apresaron o mataron. Por ejemplo en el Fuerte Kobryn 20 defensores fueron eliminados el 4 de Julio; Gavrilov fue hallado herido junto a otro soldado y atendido por sanitarios alemanes el 12 de Julio; y 7 rusos fueron aniquilados en los barracones de ingenieros el 14 de Julio. Incluso se supo gracias a un grabado con algo punzante en la piedra que hubo algún rezagado en las mazmorras hasta el 27 de Julio, decía: "Moriré, pero no me rendiré". Hasta siempre, mi amado país. 30.7.41.
Había quedado demostrado que el soldado soviético se aferraba al suelo como una lapa y no sería tan fácil de vencer.
Después de nueve días de feroces combates, los alemanes habían capturado la mayor parte de la fortaleza. Esto significa que el objetivo estratégico se realizó con un considerable retraso por lo que el Alto Mando alemán exigió al Gral. Fritz Schlieper presentar un informe detallado sobre los combates de Brest realizados entre el 22 y 30 de junio 1941.
Informe éste que se realizó el 8 de julio.
Una copia fue encontrada en el archivo de la 45º Dif.Inf., que fue capturado por el ejército soviético en Livny, Rusia, en marzo de 1942.
Para ser justos, la fecha del 30 de junio indicada como el final de la batalla por la fortaleza de Brest no es muy correcta.
Unos pocos sobrevivientes permanecieron ocultos en los sótanos y hostigaron a los alemanes durante varias semanas. La resistencia soviética continuó en bolsas aisladas, principalmente en los viejos calabozos y semidestruidas mazmorras subterráneos donde, siguieron sonando los disparos de fusil y ametralladora. Los alemanes capturan al exhausto Mayor Pyotr Gavrilov, uno de los más reconocidos defensores de Brest (más tarde condecorado como Héroe de la Unión Soviética), quien, fue liberado de un campo de concentración alemán en abril de 1945.
La Unión Soviética sufrió la elevada cifra de 10.000 bajas entre las que hubo unos 2.000 muertos, 7.000 heridos y 400 prisioneros.
Alemania cosechó 482 muertos entre los que había 40 oficiales y 442 soldados y suboficiales, además de haber 1.000 heridos.
A todos los defensores de Brest-Litovsk capturados se los llevó a campos de concentración alemanes. Entre los prisioneros supervivientes a la Segunda Guerra Mundial, todos serían llevados por Iósif Stalin a los gulags de Siberia, donde morirían o serían liberados entre 1953-1956 con la "desestalinización". Los líderes de la defensa Iván Zubachyov y Yemin Formin morirían en campos de concentración alemanes, mientras que Petr Gavrilov sería curado por sus enemigos de las heridas y después enviado a otro campo, donde sobreviviría, al igual que al gulag de Stalin al que fue a parar tras la guerra como castigo por haberse rendido, por suerte vivió para contarlo.
Nunca se supo en la historia posterior de la Unión Soviética del Asedio de Brest-Litovsk, pues Stalin quiso borrar de la mentalidad rusa esa heroica derrota.
Fue en 1953, cuando se contó la verdad en la URSS y el público pudo recordar a los héroes de Brest-Litovsk. Coincidiendo con la "desestalinización" de Nikita Jruschov, la fortaleza se convirtió en un museo dedicado al asedio.
 
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