Los Submarinos rusos del Mar Negro
Almirante José Mª Treviño, 24 de julio de 2022
Almirante Igor Osipov, comandante de la flota rusa del Mar Negro.
En la Península de Crimea, la ciudad de Sebastopol, con su puerto natural a orillas del Mar Negro, ha sido la
Base Naval de la Flota del Mar Negro rusa desde que la emperatriz Catalina la Grande, al ganar este territorio al Imperio Otomano en 1774, así lo dispusiese en el siglo XVIII, hace ahora 248 años. Además, el príncipe
Potemkin, conquistador de Crimea y amante de la Zarina, creaba el 13 de mayo de 1783
la Flota Rusa del Mar Negro.
La
Guerra de Crimea de 1853, demostró la
importancia estratégica de esta Península. Más recientemente, la toma de la base naval de Sebastopol en 1942, durante la II Guerra Mundial, le costó al Ejército alemán 170.000 bajas y un sitio de 10 meses, aunque fue posteriormente recuperada por el Ejército Soviético en 1944. Con anterioridad, Stalin, en 1921, había procedido a una limpieza étnica, deportando a sus primitivos pobladores tártaros al Asia Central, junto con los armenios, búlgaros y griegos que habitaban en Crimea, cambiando la denominación de República Socialista Soviética, por la de
Oblast (provincia) de la Federación Rusa.
La cesión de la estratégica península de Crimea (del tártaro Qirim) a Ucrania, se produjo por una decisión del Soviet Supremo, del 19 de febrero de 1954, siendo Nikita Kruschev primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, originario de Kalinovka, aldea ubicada en la frontera ruso-ucraniana, y posterior gobernador de Ucrania, enviado por Stalin en 1939 para ejecutar las purgas como líder de ese Partido, hasta la conquista de Kiev por el Ejército alemán en 1942, y posteriormente para liberar la ciudad en 1944 con las tropas soviéticas, para iniciar la reconstrucción de la devastada Ucrania.
Base Naval de Novorossiysk, en el Mar Negro.
La cesión gratuita de Kruschev a Ucrania de una península rusa que albergaba las instalaciones navales más importantes de la URSS (Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas) en el Mar Negro, dejaba a la Flota rusa desprotegida a raíz de la caída del Muro de Berlín, desintegración de la Unión Soviética y la independencia de Ucrania, por lo que fue necesario un acuerdo entre los presidentes de esa nación, Leónidas Kravchuk, y Boris Yeltsin de Rusia sobre la Base Naval de Sebastopol, que llevó aparejado la división de la Flota Soviética del Mar Negro entre Rusia, Ucrania y Georgia en junio de 1992.
En mayo de 1997, a cambio de reconocer las nuevas fronteras, Moscú se quedó con el 80 por ciento de la Flota del Mar Negro y por ende con todos los submarinos ex soviéticos, firmando un pacto para conservar la Base Naval de Sebastopol durante 20 años, hasta 2017, además de otras 77 instalaciones terrestres. Posteriormente, el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yakunovych. y el de Rusia, Vladimir Putin, rebricaban el 21 de abril de 2010 un nuevo acuerdo, por el que la Base Naval de Sebastopol seguiría en manos rusas otros 25 años más, es decir hasta 2035, y a cambio Ucrania recibiría el equivalente a 40.000 millones de dólares por una sustancial rebaja, el 30 por ciento en el precio del gas ruso los próximos 10 años.
Situación incómoda
Paralelamente, la incómoda situación de tener que alquilar una base para sus buques, provocó la decisión de ampliar la pequeña
Base Naval de Novorossiysk para albergar los submarinos rusos más modernos, buques considerados como clasificados y vitales.
Esta situación de la Flota como rentista en Sebastopol no duraría mucho, pues, tras la huida del presidente ucraniano Viktor Yakunovich, a Moscú el 21 de febrero de 2014 y los disturbios en Kiev, la Rada Suprema ucraniana tomó el control del país, pero el 11 de marzo de ese mismo año tuvo lugar la declaración unilateral de independencia de Crimea. Se constituyó en República independiente y el 16 de marzo se realizó un referéndum en el que el 98 por ciento de la población optó por la adhesión a la Federación Rusa, uniéndose formalmente el 18 de marzo.
El 2 de abril de 2014 Vladimir Putin firmó una ley revocando los acuerdos con Ucrania sobre la Flota del Mar Negro y en julio de 2015 el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, declaró que Crimea se había integrado totalmente en la Federación Rusa, con la ciudad federal de Sebastopol. El 28 de mayo de 1997 la Flota Soviética del Mar Negro se había dividido en tres, pero la Marina rusa, se quedó con las unidades mejores y de mayor desplazamiento. Cedió tan sólo una fragata de la Clase Krivak, una corbeta Vinnitsya, un buque de desembarco Polnocny-C y varios patrulleros y dragaminas a Ucrania, así como unos cuantos patrulleros a Georgia.
Esta división supuso un debilitamiento del poder ofensivo naval de Moscú, agravado por la terrible crisis económica que sufrió Rusia a raíz de la desaparición de la URSS en 1990, congelándose prácticamente durante un decenio todas las inversiones en el ámbito de Defensa y, por ende, en el naval, quedando los buques en construcción en las gradas durante décadas sin que apenas se avanzase. Llegó al siglo XXI con apenas media docena de buques de superficie con un cierto valor militar y un solo submarino operativo de la clase
Kilo, el
Alrosa (B 871), que entró en servicio en 1990.
La posterior recuperación económica de la Hacienda rusa, gracias a los ingresos de sus enormes recursos energéticos, petróleo y gas exportados a Europa Occidental, inclinaron la balanza hacia el bienestar económico y con ello las inversiones en la industria de defensa y en los astilleros, que construyeron para la Flota rusa del Mar Negro 6 nuevos submarinos de la Clase
Kilo de tercera generación (Proyecto
636.3),
Varshavyanka, en la denominación
OTAN, los
Novorossiysk (B 261),
Rostov-on-Don (B 237),
Stariy Oskol (B 262),
Krasnodar (B 265),
Velikiy Novgorod (B 268) y
Kolpino (B 271)
, que entraron en servicio entre 2014 y 2016.
Todos se asignaron a la
Base Naval de Novorossiysk, dotados con el misil de crucero contra blancos de superficie
3M54-1 Kalibr, con una potencia destructiva superior, por su mayor velocidad, a la del misil norteamericano
BGM-109 Tomahawk, con capacidad de ataque a objetivos terrestres. Estas 6 modernas unidades submarinas tienen cotas de 300 m., una autonomía en inmersión, de 243 millas y una velocidad máxima de 20 nudos. Su dotación la forman tan sólo 52 hombres para un desplazamiento de 3.100 ton. Su armamento lo componen, además de los
Kalibr, hasta 18 torpedos filoguiados listos para ser lanzados por sus 6 tubos lanzatorpedos de 533 mm. o 24 minas de influencia.
A esta modernización de la
Flotilla de Submarinos le siguió la de los buques de superficie, sumando a las 2 fragatas de la Clase
Krivak, las ya
Ladnyy (F 801) y
Pitlivyy (F 808) que datan de 1980 y 1981, respectivamente, 3 modernas de la Clase
Admiral Grigorivich, las
Admiral Grigorivich (F 745),
Admiral Essen (F 751) y
Admiral Makarov (F 799), todas de 4.000 ton. y dotadas con misiles
Kalibr, Onik o el hipersónico
3M22 Zircon. A estas 5 fragatas y 7 submarinos operativos, se uniría, como buque insignia de la Flota del Mar Negro, el crucero
Moskva, de la Clase
Slava, de 12.500 ton., que entró en servicio en 1983.
Un Clase “Kilo”, del Proyecto 877, en superficie.
El conflicto con Ucrania en el Mar Negro
En el conflicto con Ucrania, iniciado el 24 de febrero de 2022, este crucero había participado en la conquista de la
Isla de las Serpientes, pero el 13 de abril sufrió un incendio a 25 millas al sur de Odesa, que, según las autoridades navales rusas, se debió a la explosión de un pañol de munición y la Marina ucraniana asegura que se produjo por el impacto de dos misiles
Neptune. La dotación de 497 personas fue evacuada a otros buques y el
Moskva, remolcado, inició su tránsito hacia la
Base Naval de Sebastopol para su reparación.
El mal tiempo y las vías de agua producidas por el incendio precipitaron el hundimiento del buque el 14 de abril, antes de que llegase a su base, provocando la mayor pérdida naval de un barco de guerra en activo desde el hundimiento del crucero argentino
Belgrano por el
submarino nuclear británico Conqueror durante la Guerra de las Malvinas de 1982, hace ahora 40 años. Además de los navíos ya citados, la
Flota Rusa del Mar Negro comprende medio centenar de unidades, incluyendo 1 corbeta de la Clase
Steregushchiy de 2022, 6 buques de desembarco
LST (
Landing Ship Tank) de las clases
Alligator (2) y
Ropucha (4), a los que se han unido durante el conflicto con Ucrania, 5
Ropuchas más y 1 de la Clase
Ivan Gren, la
Pyotr Morgunov.
Hay que destacar que el 24 de marzo, fue alcanzada por varios cohetes ucranianos la
LST Saratov, de la Clase
Alligator, y tras un terrible incendio se hundió en el muelle del puerto de Berdiansk, donde se encontraba atracada. Cierran la lista de buques de guerra rusos en el Mar Negro 3 corbetas de la Clase
Grisha y 6 dragaminas de las
Natya y
Alexandrit, además de 7 corbetas lanzamisiles y una veintena de patrulleros.
A la hora de redactar este artículo, la
Flota rusa de superficie tenía que lamentar la pérdida de 7 buques de superficie, el crucero,
Moskva, al parecer hundido por dos misiles de crucero
Neptune; la fragata
Almirante Makarov, averiada por otro
Neptune el buque de desembarco
Saratov, de la Clase
Alligator, hundido en el puerto de Berdiansk: 3 patrulleros rápidos de la
Raptor en la mar, 2 de ellos por
UAV (
Unmanned Aerial Vechicle)
Bayraktar TB2 y el tercero por un misil
9M113; y una lancha de desembarco de la Clase
Serna, igualmente por un
Bayraktar TB2, estando varada en la Isla de las Serpientes.
A su vez, la Flota ucraniana prácticamente dejaba de existir al lamentar las pérdidas de su única fragata, la
Hetman Sahaidachny, de la Clase
Krivak, autohundida por su dotación en Mikolayiv; el patrullero de origen norteamericano
Sloviansk, ex
USCG Cushing, hundido por un misil lanzado desde un avión ruso frente a Odesa, los apresamientos de la corbeta
Vinnitsya, el buque de desembarco
Yuri Olefirenko, de la Clase
Polnocny-C y todos los patrulleros basados en Berdiansk. Al quedarse sin oponentes de superficie y carecer la Marina ucraniana de sumergibles, los 7 submarinos de la clase
Kilo de la 4ª Brigada Independiente de Submarinos, tuvieron que reprogramar sus actividades con ataque de misiles a instalaciones estratégicas terrestres en territorio ucraniano.
Es de destacar que de los 7
submarinos clase Kilo, el
Alrosa (B 871), basado en Sebastopol y conocido en Cartagena por su participación en el ejercicio de salvamento
Bold Monarch en junio de 2011, pertenece al
Tipo 877V y entró en servicio en 1990, mientras que los otros 6 mucho más modernos, basados en Novorossiysk, pertenecen al
Tipo 636.3 o
Varshavyanka, apodado
la muerte negra por la
OTAN, debido a su extrema silenciosidad, lo que ha propiciado que este tipo de sumergibles haya sido exportado a la
Marina Popular china (10) y a la de
Vietnam (6).
Estos últimos submarinos rusos entraron en servicio entre 2014 y 2016 y la gran diferencia con el
Alrosa es que, mientras éste tiene como armamento principal 18 torpedos, los 6
Varshavyanka disponen además de misiles de ataque a tierra
3M-54 Kalibr, que pueden ser disparados desde los tubos lanzatorpedos. Este versátil misil, tiene 5 versiones, 2 de ataque a buques de superficie, 1 a instalaciones en tierra y 2 a submarinos. Su cabeza de combate lleva media ton. de explosivo, pero también puede ser termonuclear.
El alcance de este misil, que tiene una versión hipersónica, oscila entre 300 y 500 km. para la versión antibuque y hasta 1.500 km para la de ataque a tierra, destacando que, durante el reciente conflicto sirio, 26
Kalibr fueron lanzados contra objetivos terroristas del Estado Islámico (
ISIS). Cada
Varshavyanka puede llevar 4
Kalibr, que, de facto, ya han sido utilizados contra objetivos terrestres ucranianos, habiéndose disparado hasta el 12 de mayo 788 misiles desde diferentes plataformas submarinas y de superficie, no descartándose su futura utilización, dada la nula exposición de la a una represalia ucraniana y a la efectividad precisión y letalidad del arma.
El “Alrosa” de visita en Cartagena.
La razón de ser de los submarinos en la Flota del Mar Negro
Dado que en el pensamiento naval ruso está el recuperar el peso de la presencia naval en el Mediterráneo con unidades procedentes bien de la
Flota del Báltico o del Mar Negro, asumiendo así el rol que desempeñaba el desaparecido
SOVMEDRON de la era soviética, ambas cuentan, como única base logística mediterránea, las instalaciones navales del puerto sirio de Tartus. La pregunta que procede es:
¿para qué necesita Moscú una potente Flota de submarinos enclaustrada entre las riberas del Mar Negro en sus bases de Crimea y Novorossiysk?
Esta cuestión es lógica, pues las marinas de guerra ribereñas de Ucrania, Bulgaria y Rumania son muy pequeñas, la de Georgia casi inexistente y la más poderosa turca tiene sus bases navales en el Mar de Mármara y el Mediterráneo, luego Rusia no debería temer ninguna amenaza naval significativa de sus vecinos del Mar Negro, considerado otrora como soviético y hoy un lago ruso. La reciente guerra de Siria encendió todas las alarmas en el Kremlin.
Estados Unidos aumentó considerablemente su presencia en muy poco tiempo frente a las costas de Siria, gracias a los refuerzos de su VI Flota, aumentada con unidades navales ubicadas en el Indico y Golfo Pérsico, amén de los buques de guerra británicos, franceses, alemanes, etc., que en cuestión de horas se posicionaron frente a la
Base Naval de Tartus, dispuestos a bloquear a Siria o incluso realizar un ataque con
Tomahawk contra las instalaciones militares de
Bashar al Assad, llegado el caso.
A mediación de Rusia, buscando una salida diplomática con la entrega de las armas químicas del Ejército sirio a Estados Unidos, resolvió el peligro de un ataque a su aliado, pero se dio cuenta de su debilidad en la mar frente a la fortaleza naval de la Alianza, lo que ha llevado a Moscú a reconsiderar su inferioridad en el caso de una crisis en el Mediterráneo, algo que no está dispuesto a que ocurra de nuevo y, dado que los refuerzos más próximos vendrían de Sebastopol, era urgente y necesario incrementar la calidad y cantidad de sus unidades en esa Base Naval, especialmente con una moderna flotilla de submarinos, dado el efecto de disuasión que este tipo de unidades ejerce sobre una Flota de superficie, ya que en 24 horas los buques de guerra podrían cruzar los estrechos turcos, eso sí, cumplimentando los acuerdos de la
convención de Montreux y con los submarinos navegando en superficie, para en otras 24 horas encontrarse en el Mediterráneo, listos para desplegarse allí donde hiciese falta.
Incendio y explosión en el castillo del crucero “Moskva”.
Conclusiones
El reciente e inconcluso conflicto ruso con Ucrania ha demostrado la importancia de poseer una fuerza naval para el dominio de la mar, si bien el reciente hundimiento del poderoso crucero
Slava, alcanzado aparentemente por 2 misiles
Neptune ucranianos, la neutralización de la fragata
Almirante Makarov y el hundimiento del buque de desembarco
Saratov en Berdiansk, muestran la vulnerabilidad de los buques de superficie frente al ataque de misiles y
UAS por parte de un enemigo considerado inferior, así como la inmunidad de los submarinos para atacar objetivos terrestres con misiles de crucero. Con medio centenar de unidades en el Mar Negro, Rusia ha bloqueado todos los puertos de Ucrania allí. gracias a su superioridad naval, paralizando el tráfico marítimo, así como las exportaciones e importaciones de toda la nación, no sólo en el Mar Negro, sino también en el colindante de Azov, ahora un mar ruso parcialmente cerrado con el nuevo puente sobre el Estrecho de Kerch.
La aparición de varias minas flotantes de orinque en este mar, neutralizadas por las Marinas turca, búlgara y rumana, muestra la necesidad de contar con unidades de MCM (Medidas Contra Minas), dragaminas y cazaminas en el Mar Negro, para mantener abiertas las líneas de comunicación marítimas. Los estrechos turcos, son el talón de Aquiles de las fuerzas navales rusas, que han visto como, en el conflicto con Ucrania, Turquía ha ejercido su derecho conseguido en la
Convención de Montreux de limitar el paso de buques de guerra al Mar Negro en caso de conflicto, permitiendo únicamente el de los navíos rusos con base permanente en los puertos de este mar. (
Almirante José Mª Treviño )
Submarinos rusos en el Mar Negro
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