Aviones F-16: una oportunidad
Una política de defensa debe diseñarse y contener tantos capítulos como modos estratégicos tiene para lograrla.
Un avión israelí F-16. Foto: Emmanuel Dunand / AFP
Ricardo Runza
09/04/2023 21:03
La política de defensa de un país no es su política militar. Son dos cosas distintas. La política militar es hija de la política de defensa. Esta última es la política más importante de un Estado Nación. Es la defensa del mismo. El último seguro para su supervivencia. Así es entendido en todos aquellos países paradigma de cualquier ideología que quisiéramos tomar. En Argentina esto está tergiversado. O lo que es peor: se ignora.
Esto implica que una política de defensa debe diseñarse y contener tantos capítulos como modos estratégicos tiene para lograrla. Se puede obtener defensa por intermedio de una estrategia geopolítica, mediante alianzas internacionales estables a nivel global, regional y hemisférico. También por estrategia de influencias comerciales, económicas, financieras y socioculturales. Obviamente, también por una estrategia militar encuadrada a la política de defensa del país y su estrategia.
En 1979, Argentina estuvo a un paso de un conflicto bélico con Chile. Una mediación papal, entre otros actores, lo evitó. Desde entonces, un largo camino de distensión se ha llevado a cabo con el país trasandino.
De manera racional o por pura casualidad, desde Buenos Aires se desplegaron acciones en distintos modos estratégicos. En el campo de lo económico y financiero vimos un boom de inversiones que aquietaron las aguas. Generaron un escenario en donde los intereses hacían inviable cualquier aventura militar de un lado u otro.
También Argentina se constituyó en proveedor de gas hasta que Néstor Kirchner rompió torpemente lo pactado. Todo tuvo un correlato muy inteligente desde Santiago de Chile y hasta se podría decir que ante el desatino también mucha paciencia y tolerancia cuando el populismo argentino ponía en riesgo todo lo logrado entre ambas naciones.
En el campo de lo sociocultural, el intercambio fue enorme. Charly García y Soda Stereo (entre otros) hicieron más por la paz, la convivencia y la construcción de afinidades entre ambas sociedades que todo el aparato militar argentino junto, aunque -hay que reconocer y destacar- en lo militar, se desplegaron numerosas acciones. El principal: el Comité Permanente de Seguridad (COMPERSEG); pero también hubo: Intercambios, acción combinada en el marco de la ONU, operaciones de control en corredores oceánicos y muchas otras iniciativas más. Fueron medidas de Confianza Mutua que llevan unos 30 años de existencia.
Hoy podría afirmarse que Argentina no corre peligro alguno con Chile ni Uruguay. Tampoco con Brasil. Paraguay y Bolivia generan una amenaza que impacta a nuestra Seguridad Nacional (Seguridad Interior) y a nuestra Seguridad Pública (Seguridad Ciudadana): El narcotráfico. Con el Reino Unido de Gran Bretaña, la cuestión Malvinas y Atlántico Sur tiene en la Constitución Nacional el modus operandi a seguir. No hay otra alternativa.
Si frente a la crisis económica que enfrenta la Argentina, hubiera un espacio para comprar armas, aquí aparece la adquisición de aviones F-16. Chile posee una flota de ellos. Argentina tiene la posibilidad de adquirirlos y Uruguay necesita también contar con este tipo de avión militar. Una oportunidad para estandarizar flota entre los tres países. Para pasar a una medida de Confianza Mutua de tercera generación. Una ventana para realizar una compra combinada para Argentina y Uruguay.
Una posibilidad para aprovechar entre los tres países la logística ya montada en Chile y pensar una logística militar inteligente, mutuamente convergente e interdependiente y; con ella, una acción objetiva constructora de paz y estabilidad tripartita. Desde el Atlántico al Pacífico. Algo completamente superador a todo lo hecho hasta ahora.
Una adquisición combinada para la defensa, por su valor estratégico adicional, es más valiosa para los EEUU; puede ser además más barata para los compradores que una adquisición individual. Una solución win-win para todos. En especial para Uruguay. El alistamiento y sostenimiento de las futuras operaciones aéreas también pueden ser más económicos. Para el fabricante, dos nuevos usuarios.
Además esta opción garantiza el cumplimiento del mandato constitucional por Malvinas, más que cualquier otra proveniente de un proveedor rival de los británicos y de la OTAN. Así debiera entenderlo el Foreing Office y el Ministry of Defense del Reino Unido. Reitero: Es la mejor opción para la paz. Incluso para ellos. Mantener una Argentina desarmada por siempre no es posible. China y Rusia influyen y presionan.
Entonces, éste es el desafío a lograr. La política argentina tiene ahora esta oportunidad a su disposición. Podemos hacerlo entre los tres países, algo por el cual estarían orgullosos nuestros próceres. Ojalá el Presidente Luis Lacalle Pou y el Presidente Gabriel Boric tomen nota.
No es una utopía. Puede ser un primer paso concreto para hacer a futuro cosas más grandes para el bien común de todos. El presidente Alberto Fernández y los candidatos presidenciales argentinos tienen aquí una política objetiva para comprometerse con el futuro. No la desperdicien.
PD: humm...no creo que Uruguay tenga presupuesto para F-16.