Brasil ha soportado el desgaste de una negociación enorme, nosotros debemos aprovechar ese desgaste, no quedar como expectadores y dejar que pasen 2 cosas, muy negativas ambas:
1° Que el clima de "apertura" al diálogo y la cooperación por parte de las diversas empresas involucradas en el programa brasilero se diluya en poco tiempo: Siendo que nosotros tenemos la necesidad de un rearme del componente aéreo de todas las FFAA -no sólo cazas, sino TODO-, el conjunto de paquetes de negociación debería ser más grande aún que el brasilero, y la oportunidad de aprovechar el impulso a rebajar precios y transferir más porcentajes de know how para vender está caliente aún.
Entonces, si no lanzamos en breve un plan similar, con el piso de la negociación brasilera -y esperando poder bajarlo aún más-, teniendo una mesa servida de semejante manera, pues somos muy tontos.
2° Quedar definitivamente relegados, resignando toda pretensión de figurar en los mercados, en el mapa de los productores, cerramos FADEA y usamos los hangares para hacer canchitas de futbol 5, alquilándolas por hora vamos a ganar más que con la farsa esta...
Porque si dejamos que Brasil se convierta en el único proveedor de aviones de alta tecnología, y por más que ellos nos llamen "irmáos", las reglas y las condiciones de todo, las pondrán ellos, no sólo en lo económico, sino en lo político, así es como se juega este juego, o resurgimos y nos ponemos en un digno -y muy potente- segundo lugar, o nos empezamos a acostumbrar que nos llevarán de la nariz sin mayor esfuerzo.
Que no sólo se trata de los "avioncitos"; cuando estás decidido a invertir grandes cantidades de dinero en armas, quiere decir que existe una voluntad de fortalecerse, y esa voluntad puede ser interpretada de manera diferente, si la descubrimos en países diferentes, por ejemplo:
Si Chile se rearma de una forma que resulta envidiable -quien diría que desde este lado estaríamos tan mal como para reconocer eso...-, y conociendo su realidad geopolítica, podemos advertir que su voluntad no es la de imponerse ni ejercer presiones, ni inmiscuirse en otros asuntos que el de conjurar las amenazas latentes a su soberanía, y de la forma más palmaria posible, cosa que están logrando sin duda, y sin desbalancear el mapa, que no es lo que ellos están buscando.
Si Brasil se rearma con planes faraónicos, con concreciones cercanas e inpensadas hace poco, con el peso que de a poco están consolidando, con la vocación de grandeza, con los objetivos que se han impuesto a nivel regional y global, pues hay que poner las barbas en remojo, porque ese peso lo terminaremos sintiendo, de una u otra manera, sin duda alguna...