"Estoy asustada. Anoche fue la primera vez en 10 días que mis tres hijos y yo pudimos dormir bien, porque los bombardeos se escucharon desde muy lejos, entonces el sonido no era muy terrible para los niños. Pero en la mañana se volvieron a escuchar los ataques muy fuertes", con esas palabras Nirmeen Kharman describe a latercera.com la situación que se vive en la Franja de Gaza.
Al momento de la entrevista la mujer de origen palestino, que trabaja para una ONG, acababa de visitar a sus padres, aprovechando las tres horas de suspensión del fuego por parte del ejército israelí. "Escuchamos en las noticias que iba a haber un cese al fuego, entonces lo primero que pensé fue ir a ver a mi mamá y mi hermana. Fue la primera vez que mis hijos salieron a la calle en 11 días, estaban contentos, gritaban. Pasamos por algunos de los lugares que bombardearon, muchos de ellos no se podían reconocer, como el Consejo Legislativo Palestino, había escombros en todas partes", señala.
Kharman cuenta que -a diferencia del sábado pasado, cuando debió salir de su casa y se enfrentó con una "ciudad fantasma, aterradora"- durante esas tres horas de tregua la gente salió a las calles, los supermercados atendieron público, muchas personas se dirigieron hacia los lugares que habían sido afectados por los ataques para tomar fotografías.
Sin embargo, al volver a su departamento 15 minutos antes de las cuatro de la tarde -hora estipulada para el término del cese al fuego- el bombardeo comenzó de nuevo. "Incluso durante esas tres horas se escuchaba unos bombardeos bien lejanos. Pero no era tan terrible como durante los primeros días", agregó.
Desde que comenzaron los bombardeos el 27 de diciembre, Kharman y su familia duermen en el hall de su casa, "porque tenemos muchas ventanas y estamos muy asustados que un bombardeo ocurra cerca, ni siquiera sabemos si nuestros vecinos se encuentran bien, si han sido heridos".
Según explica, la vida en la Franja ha cambiado drásticamente, el colegio de sus hijos fue bombardeado, por lo que ya no tienen lugar donde estudiar. "Durante los primeros días no se podía ir a trabajar, teníamos que estar dentro de la casa todos reunidos escuchando los bombardeos", dice.
"Donde yo vivo no es un área que pueda ser un blanco, como la casa de mis padres, que terminó con todas sus ventanas rotas. El este de Gaza es un área muy peligrosa, tengo una amiga que vive ahí y la llamo todos los días, y está muy asustada, me lo imagino porque yo vivo en el centro y estoy asustada... Esta vez es completamente diferente, hubo bombardeos en el pasado, cuando comenzó la segunda Intifada, pero nada se compara a esta vez", agrega.
Respecto al uso de refugiados como escudo, señala que "es verdad y al mismo tiempo no lo es". "Gaza es una ciudad altamente poblada, en el lugar donde viven los militantes de Hamas, las calles son muy angostas, abres la ventana y ves a un vecino. En ese sentido usan personas como escudos, porque lanzan cohetes desde estas áreas y después los israelíes bombardean la zona donde se lanzó el proyectil. No tengo conocimiento que los usen de manera forzada, pero sí porque los ponen en peligro al lanzar los cohetes", explicó.