Teniente Coronel Francis Gabreski
El piloto clavó su mirada en el horizonte... El mar parecía extenderse hasta el infinito. La costa, la delgada línea de la costa, no estaba allí. Una rápida ojeada al indicador de combustible le mostró la cruda realidad. Apenas cincuenta galones. Un rápido cálculo mental los convirtió en minutos de vuelo. Menos de sesenta... El coronel Francis S. Gabreski, del Grupo de Caza Nº 56, comprendió que ya nada podía salvarlo. Debía romper el silencio de radio o perecer. Y tomó su decisión...
Gabreski, con treinta y un máquinas enemigas derribadas, era uno de los ases de la aviación norteamericana. Sus vuelos contra el "Eje" habían comenzado en 1942, cuando el piloto americano, de origen polaco, se incorporó al Escuadrón Polaco de la RAF. Piloto hábil y extraordinario luchador, Gabreski cumplió múltiples "raids" sobre territorio enemigo. En todos ellos desarrolló sus dotes de aviador nato, y como consecuencia de las mismas, más de treinta máquinas enemigas cayeron bajo el fuego de sus ametralladoras. Muchas fueron, además, las oportunidades en que la muerte lo rozó, sin alcanzarlo. Una de ellas, de la que salió con vida, merced a su habilidad y extraordinaria sangre fría, ocurrió el día 11 de diciembre de 1943.
En la fecha citada una formación de "Fortalezas Volantes" levantó vuelo con rumbo a Endem, en Alemania, para efectuar una misión de bombardeo. La protección del grupo quedó en manos de doscientos cazas, entre los que se encontraban los P-47 a los que pertenecía Gabreski.
El despegue se produjo de las pistas inglesas a las 11 de la mañana del citado día. Alcanzando una altura de 6.600 metros, los aviones pusieron rumbo al continente. Ya sobre territorio europeo, se unieron a los cazas las formaciones de B-17 y B-24. El rumbo, alterado para desorientar a la defensa alemana, los llevó más allá del blanco, Endem. Luego, con un giro, la formación entera se precipitó sobre la ciudad.
Ya casi sobre el blanco, Gabreski avistó a un grupo de "Messerschmitt" Me 109 que se lanzaban sobre las "Fortalezas Volantes". Vio también, con alarma, a otro grupo de sesenta Me-110, armados con cohetes, que seguían el camino de los primeros.
Gabreski, sin vacilar, se lanzó en dirección a los Me-110. En ese mismo instante, dos P-47 de su escuadrón se embistieron a poca distancia de su máquina, estallando en el aire... Los alemanes, advertidos por la explosión de la presencia de los aviones aliados, rompieron la formación y se prestaron para la batalla.
Rápidamente se inició la "pelea de perros". Máquina contra máquina, comenzó un duelo de valor, habilidad y sangre fría.
Gabreski, eligiendo a su rival, se lanzó sobre él. Era un Me-110. Tras algunos minutos de maniobras, giros y acelerada, el P-47 de Gabreski logró ubicarse tras el Me-110. Una rápida descarga y una explosión se sucedieron al instante. La máquina alemana, alcanzada por los proyectiles y envuelta en llamas, se precipitó a tierra.
Parte 1
fuente: vieja colección de los sesenta de la IIGM