Último buceo hasta el Graf Spee

Shandor

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En una semana el equipo de rescatistas del Graf Spee volverá a bucear en el emblemático acorazado. Lo hará sólo por 84 días, cuando finalice el contrato. Un decreto firmado por Tabaré Vázquez prohíbe todos los rescates de naufragios.

El equipo dirigido por el buzo Héctor Bado intentará rescatar, a partir del 15 de marzo, uno de los cañones principales del buque, de unos 48.000 kilogramos, un cañón doble antiaéreo y tres piezas de artillería de 17.000 kilos, ubicadas en la banda de babor, idénticas a la que se exhibe en el Museo Naval del Buceo.

Pero los rescatistas van por más: intentarán llevar a la superficie los blasones (escudos de armas) de la familia Spee, de más de dos metros de altura, que se encontraban adheridos a la proa del barco. Cuando el Graf Spee fue botado, lucía un solo escudo que cubría ambas bandas de la proa. Luego este fue sustituido por otros dos, más pequeños, uno a cada lado.

La fortuna quiso que esos escudos acompañaran al acorazado hasta sus últimos días, pues al igual que el águila de bronce (mascarón de popa) -ya rescatada por el equipo de Bado- estos símbolos fueron retirados de todos los barcos de la marina de guerra alemana al inicio de la Segunda Guerra Mundial. El Graf Spee partió antes del comienzo de la contienda, por lo que mantuvo todos sus ornamentos.

Los trabajos submarinos en el naufragio tendrán nuevamente el asesoramiento técnico de Mensun Bound, doctor en arqueología de la Universidad inglesa de Oxford. Pero no se beneficiarán del apoyo financiero del exterior, con el que contaron en el pasado.

El motivo: un decreto firmado por Tabaré Vázquez (el 306/006), que suspendió indefinidamente la recepción de solicitudes de búsquedas y aquellas que estuvieran en lista de espera para adjudicación.

Al margen de la expedición de rescate que comenzará en breve, Bado estudia la posibilidad de demandar al Estado por no permitirle vender los miles de elementos que ha recuperado de éste y otros naufragios.

También el buscador de tesoros Ruben Collado analiza demandas por varios millones de dólares, por barcos que halló en Montevideo y Colonia y que no le han permitido rescatar.

Y lo propio hace el rescatista Roberto Filipelli, quien mantiene de su peculio, en su casa de Punta del Este, decenas de objetos históricos recuperados en Maldonado que no le han autorizado a comercializar.

EL ÚLTIMO. La del Graf Spee será, por tanto, la última expedición privada que se autorice. O dicho de otra manera, la última que se haga en las costas uruguayas, porque el Estado carece de fondos para subvencionar este tipo de emprendimientos, sumamente costosos y de alto riesgo.

El equipo de rescate hará uso de los últimos 84 días que le quedan del contrato que firmó con el Estado. Luego, asumirá los elevados costos de preservación de los elementos que sean recuperados. En tanto, aguardan desde hace años, guardados en depósitos, objetos como el águila de bronce, por la que se ha ofrecido US$ 20 millones desde el extranjero. Aun cuando la mitad de ese monto, más impuestos, le correspondería al Estado -que no invierte en el rescate-, el objeto no ha podido salir del país.

SABOTAJE SUBMARINO. Tras dos intentos fallidos, los rescatistas lograron recuperar el telémetro de este acorazado alemán, hundido en 1939 a la salida del puerto de Montevideo en la recordada "Batalla del Río de la Plata". Millones de personas en el mundo se conmovieron en 2004 con las imágenes que emergían del Río de la Plata: un jirón de la Segunda Guerra Mundial era recuperado del fondo del mar, en un país muy lejano de la contienda bélica.

Por instrumentos como este, el capitán Hans Langsdorff decidió hundir su barco, para que los "secretos" que guardaba no quedaran en poder del enemigo. Pero hubo otro "secreto" que no difundió la prensa en el rescate de 2004: un sabotaje a la expedición realizado por manos "expertas".

El equipo de rescatistas había asegurado el telémetro convenientemente, con dos grilletes de 15 kilos. Pero antes de llegar al lugar de la operación, los buzos se percataron que los flotadores que sujetaban las lingas, a nivel de superficie, ya no se encontraban en el lugar. La correntada era fuerte, por lo que pensaron que podían haberse aflojado.

Otra posibilidad era que la marea hubiese crecido y que las boyas se encontraran sumergidas algunos centímetros. Pero al llegar al sitio, vieron que nada de eso había ocurrido: las boyas habían sido cortadas.

Luego de ubicar nuevamente el telémetro con un GPS diferencial, una tarea relativamente sencilla, se confirmaron las sospechas: los grilletes que se habían ajustado con una herramienta apropiada, habían sido desmontados bajo el agua, tarea que probablemente insumió a los saboteadores varias horas de trabajo.

La sorpresa fue mayor cuando se percataron que uno de los brazos del telémetro había sido arrancado y arrastrado por el fondo del río. Siguiendo el surco que la pieza dejó en el barro, pudo ser encontrado a varios metros del lugar.

Este atentado, realizado bajo las propias narices de la Armada, a pocos kilómetros de su muelle portuario, obligó a hacer maniobras adicionales para recuperar el brazo extirpado, lo cual hizo que los inversionistas tuvieran que desembolsar US$ 7.000 adicionales.

La Prefectura Nacional Naval denunció el hecho a la Justicia. Hasta hoy, no se sabe quién hizo el sabotaje.

"Tapan todo con cemento"
¿Es el último rescate de un naufragio en las costas uruguayas a partir del decreto firmado por el presidente?

Es el último en función de la ley actual. Si el decreto cambia, se puede seguir. Pero los inversores ya no creen en el Estado, porque continuamente se cambian las reglas de juego. Nosotros tenemos ubicado un barco del siglo XVIII en Punta del Este, el Sea Horse, y hace 17 años que esperamos que nos lo den.


El País Digital
 

Shandor

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RODRIGO, fijate en fotos y videos, el fundador de ZM, puso un video de cuando recuperaron el mascaron de popa que uso yo. o mas facil en BUSCAR pone Graf Spee y lo vas a encontrar mas rapido.
 
Interesante trabajo Shandor, me llamo la atención el tema de los sabotajes. ¿Que cosa más rara? Por otro lado, que motivo puede ser tan importante para que el presidente del Uruguay se moleste en sacar un decreto para evitar las exploraciones de los naufragios. O alguien esta escondiendo algo o me parece que se les esta yendo la mano con la preservación de matrimonio histórico (que encima no permite vender)

Desde mi total desconocimiento del tema, me parece que hay gato encerrado. :confused:


Les arrimo una representación artística del GS en la posición en la que descansa en el lecho del Río de la Plata. El crédito de la foto lo desconozco ya que la tengo guardada hace tiempo va para quien corresponda






Saludos
 

bagre

2º inspector de sentina
estimados foristas
el tema de rescate de restos naufragos, tal como reza el termino tecnico legal se convierte en actividades ilegales muy peligrosas para la salud de los implicados, algunos de los nombres que mencionas shandor, una recondita dendrita de mis neuronas los realciona con peligro mortal inmediatamente, juntos dan para hacer la novela negra mas terrible que puedas imaginar, pensa que el barquito del oro dde santa curz todavia da quebraderos de cabeza y se hundio hace dos dias...
cuidarse y solo hacer mención elipticamente, estos cazatesoros no son buena gente.
saludos
bagre
 

Shandor

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Libro con datos inéditos sobre el Graf SpeeAlgunos de los enigmas que rodean el hundimiento frente a Montevideo del legendario acorazado alemán de la II Guerra Mundial, ven la luz con un nuevo libro de dos investigadores uruguayos que ofrece material inédito

En el libro “Graf Spee, de Wilhelmshaven al Río de la Plata”, los autores uruguayos, Daniel Acosta y Federico Leicht, deshacen varios de los mitos que rodean el fin del temible buque corsario alemán, que sembró el pánico entre los mercantes aliados y puso en jaque a la poderosa Armada británica hasta su hundimiento en diciembre de 1939.
Acosta y Leicht responden a las preguntas que siempre han inquietado a todos los interesados por la historia del “Graf Spee”, como los motivos que llevaron al capitán del buque, Hans Langsdorff, a combatir en una batalla desigual con los ingleses y a dirigir su barco a Montevideo, donde quedó atrapado.

Los autores también explican por qué el capitán del orgullo de la marina alemana tomó la decisión de dinamitar y hundir su propio barco, antes que forzar su salida a sangre y fuego del puerto uruguayo.

Para ello, los autores emplearon materiales inéditos, como el cuaderno de bitácora del barco, informes de la policía argentina y uruguaya, el diario de uno de los marinos alemanes e incluso relatos de supervivientes que permanecieron en Uruguay o de sus viudas, según explicaron en una entrevista con Efe.

“El Graf Spee, una de las joyas tecnológicas de la Alemania nazi, quedó gravemente dañado por un fallo en el diseño, y no podía repararse en alta mar. Por eso entró en Montevideo. Pero allí no pudo hacer pública la gravedad de sus daños y por eso mismo no se le permitió quedarse en el puerto”, explicó Acosta.

Según revela el libro, el acorazado de bolsillo alemán, diseñado para ser “más fuerte que el más veloz, y más veloz que el más fuerte”, recibió un impacto en una caldera auxiliar que iba sin blindaje y que era imprescindible para purificar el combustible. Sin ella, no era capaz de regresar a Alemania.

Los autores también penetran el misterio acerca del supuesto carácter antinazi del capitán Langsdorff, considerado un “caballero de los mares” por sus amigos y sus enemigos, y que durante sus correrías piratas no causó ninguna baja civil pese a hundir nueve mercantes.

“Pese a lo que dicen, Langsdorff no empleó el saludo nazi no porque no lo fuera, sino porque los marinos alemanes estaban exentos de realizarlo”, apuntó Acosta.
Además, la investigación de documentos de la época de la policía argentina revelan que, al revés de lo que dice el mito, el marino se cubrió antes de suicidarse con la bandera de guerra de la Armada nazi, y no con la antigua bandera Imperial alemana.

Según el investigador, la hazaña marina y la maravilla tecnológica del barco no deben hacer olvidar “que sus fines eran ilegítimos y que servía a un poder maligno”.

El libro también es pródigo en detalles curiosos que rodearon la batalla del Río de la Plata, como la heroica intervención del pequeño crucero “Uruguay”, que no tenía ni la mitad de tamaño que los barcos británicos y alemanes y que se interpuso entre los contendientes para evitar que pelearan en aguas del país sudamericano.

También resulta curioso el papel del propietario del único astillero de Montevideo con capacidad para recomponer el “Graf Spee”.

Alberto Voulminot se negó a reparar el barco, pese a recibir un cheque en blanco de los alemanes, por motivos morales: su padre fue una de las primeras víctimas de la guerra Franco-Prusiana de 1870 por oponerse a la invasión germana.

”La reacción de los uruguayos ante el Graf Spee fue notoria. Toda la ciudad fue a mirar como el buque explotaba ante el puerto, con la candidez propia de los uruguayos y lo hizo formar parte de la mitología nacional”, subrayó Leicht.
(Observa)
 

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Cancillería prepara respuesta a gobierno alemán por Graf Spee

ANDRÉS LÓPEZ REILLY

Un nuevo documento confirma que el Graf Spee fue comprado a los nazis por un ciudadano uruguayo en 1940. Con esta documentación y la ley sobre barcos hundidos, la Cancillería defenderá ante Alemania los derechos sobre el acorazado.

Pero Alemania tampoco quiere que el águila se exhiba "individualmente" en Montevideo, por la enorme cruz esvástica que luce a sus pies.

De hecho, se canceló una exhibición que se iba a hacer en Atrio Municipal (votada por la unanimidad de los ediles en la Junta Departamental). Actualmente, la pieza de bronce se encuentra en una caja, guardada en un depósito del Fusna.

Curiosamente, el Ministerio atendió el reclamo del gobierno alemán; en ese entonces el canciller era Reinaldo Gargano.

"El ministro y algunos de sus colaboradores hicieron algún tipo de `cortesía` al embajador alemán, dejando todo `dormido`. A pedido del anterior embajador alemán, la Cancillería le `sugirió` a la Junta Departamental que no se hiciera la exposición", relató a El País el empresario Alfredo Etchegaray, propietario de los derechos de rescate del buque.

CAMBIO. Recientemente, el canciller Gonzalo Fernández le expresó a Etchegaray su disposición para resolver el tema rápidamente, sobre la base de un análisis jurídico de la situación.

Para defender la "propiedad" de los restos del Graf Spee, hundido en aguas jurisdiccionales uruguayas en 1939, a siete millas de Punta Yeguas, el gobierno cuenta con la norma 14.343, popularmente conocida como "Ley de Barcos Hundidos", que se creó originalmente para recuperar embarcaciones naufragadas y evitar accidentes marítimos.

La norma señala que "los barcos hundidos con anterioridad al 31 de diciembre de 1973 y cuya extracción, remoción o demolición no fuere comenzada antes de los cuatro meses después de publicada esta ley (1976), serán considerados automáticamente abandonados a favor del Estado".

Pero además, existe un documento en inglés que certifica que en 1940, el gobierno alemán vendió el barco a un ciudadano uruguayo. Ese escrito fue recuperado por Etchegaray en la Oficina de Registro Público del Reino Unido (Public Record Office), para lo cual tuvo que contratar -y pagar de su bolsillo- a investigadores de la Universidad de Oxford.

Como tercer elemento, se suma ahora otro documento de compraventa, hallado por Etchegaray en los archivos de la Armada, en el que se señala que "el gobierno alemán vende a Don Julio Vega Helguera y éste le compra a aquél, los restos del barco de guerra denominado Admiral Graf Spee, hundido en las aguas del Río de la Plata".

LA TRAMA SECRETA. El diario El País del 2 de marzo de 1940 ya daba cuenta de la venta del acorazado a este ciudadano uruguayo. Pero entonces, no se conocían algunos detalles de la transacción que luego puso al descubierto Etchegaray, desempolvando documentos que estuvieron "clasificados" durante décadas: el monto de la venta fue 14.000 libras y Julio Vega Helguera había sido contratado por la Inteligencia británica, que quería tener acceso a la tecnología de avanzada del Graf Spee; los secretos por los cuales el capitán Hans Langsdorff decidió su hundimiento, a la salida del puerto de Montevideo.

Entre otras cosas, transportaba no menos de cinco máquinas "Enigma", que permitían enviar sofisticados mensajes codificados, aunque éstas seguramente fueron desembarcadas antes de la explosión del buque.

Si bien no figura en ningún documento, existe la posibilidad de que el gobierno uruguayo, en 1939 o 1940, haya pedido a Alemania que removiera el casco por los peligros que representa para la navegación (de hecho, fue chocado al menos una vez por un carguero).

"Probablemente por eso Alemania le vendió el Graf Spee como `chatarra` a Julio Vega Helguera", dijo Etchegaray.

En disputa. La ley nacional sobre buques hundidos y dos documentos de compraventa de 1940 señalan que lo que queda del buque le pertenece a Uruguay.

Reclamo. Ese país dice que le pertenece y no quiere que se exhiba el águila

La cifra
1940 Fue el año en que el gobierno alemán vendió el barco como "chatarra" a un ciudadano uruguayo. Inglaterra aportó el dinero.


El País Digital

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Rescate trancado por grúa de la ANP

La máquina se rompió y se acaba plazo para bucear


Mientras corren los últimos días del contrato que Alfredo Etchegaray tiene con el Estado para el rescate de piezas del Graf Spee, los buzos poco han podido hacer porque la grúa del puerto que permite recuperar objetos pesados "se rompió".

"Se está trabajando con el sonar, pero no existe otra grúa para elevar cualquier pieza que supere los 5.000 kilos", informó Etchegaray.

El equipo dirigido por el buzo Héctor Bado pretendía rescatar uno de los cañones principales del buque, de unos 48.000 kilogramos, un cañón doble antiaéreo y tres piezas de artillería de 17.000 kilos, ubicadas en la banda de babor, idénticas a la que se exhibe en el Museo Naval de Malvín.

Pero los rescatistas pretendían llevar además a la superficie los blasones (escudos de armas) de la familia Spee, de más de dos metros de altura, que se encuentran adheridos a la proa del barco.

Bado dijo a El País que pese al percance de la grúa y al tiempo que les queda para el rescate (poco más de un mes), espera poder recuperar los escudos del fondo del río. "No sabemos si están soldados o atornillados. pero no son tan pesados; probablemente sean huecos, como el águila", indicó.

Concluido el plazo para bucear en el Graf Spee, los rescates submarinos a manos de particulares se terminarán. El motivo: un decreto firmado por Tabaré Vázquez (el 306/006), que suspendió indefinidamente la recepción de solicitudes de búsquedas y aquellas que estuvieran en lista de espera para adjudicación.

MUESTRA. Hacia fin de año (en el 70° aniversario de "La Batalla del Río de la Plata") se hará una exposición con objetos recuperados del Graf Spee. Etchegaray espera que pueda hacerse una copia, en yeso o en fibra de vidrio, del águila de bronce para ser exhibida (en la muestra o en un futuro museo) y preservar la original, que podría ser entonces vendida.


El País Digital

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El miedo que hay es por la esvástica"

Asesor del ministerio en la Dirección de Asuntos Regionales para Europa


-¿Qué es lo que está haciendo la Cancillería?

-Estamos elaborando un informe que no hemos terminado, porque Alemania nos preguntó cuál era nuestra posición sobre el destino de los objetos que se han recuperado del naufragio. En la documentación proporcionada por Etchegaray, surge una venta del embajador alemán de su época (Otto Langman) a un ciudadano uruguayo. Estamos recabando la información y no hay ninguna decisión tomada. La parte jurídica debe determinar si el barco ha devenido en nacionalidad uruguaya.

-¿Qué fue lo que planteó Alemania por intermedio de su embajada en Montevideo?

-El gobierno alemán está preocupado con la utilización que se le va a dar al águila. Recordemos que es un elemento imponente, con una cruz esvástica. Y menciona un museo, con todo el barco exhibido pero como un componente solo: barco, águila y esvástica. Eso es lo que el gobierno alemán solicita que se haga en Uruguay como una de las posibilidades.

-¿Y estaría dispuesto a poner dinero para eso?

-No lo ha mencionado, no se ha hablado de dinero. Lo que a ellos les gustaría es eso. Pero hay una licitación (ganada por Etchegaray) que habilita a hacer otra cosa. De ahí que haya una confrontación y que estemos estudiando el tema.

- ¿Va a haber una respuesta al gobierno alemán?

- Al final de todos los procesos de análisis jurídico.... Yo veo una batería de decisiones, no es simplemente sí o no. No olvidemos que es un país amigo y cooperante. Tenemos que tener en cuenta la relación bilateral con Alemania Federal. Es muy importante unir tanto los intereses como los lazos que existen. Visto todo eso, hay que ver qué es lo que más le conviene a Uruguay. El "miedo" es si Etchegaray vendiera el águila con su esvástica, qué haría el gobierno alemán. Estando aquí en Uruguay, no habría mayor problema. El problema es si se vende.


El País Digital
 

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El hombre que dijo no al Graf Spee
Historia. Una testigo cuenta un aspecto desconocido de la Batalla del Río de la Plata
DIEGO FISCHER

Un aspecto nunca divulgado en la historia de la Batalla del Río de la Plata. La verdadera razón por la que el capitán alemán nunca pudo reparar el acorazado en Montevideo y fue cercado por la Armada británica.

"Ponga usted el precio", dijo el capitán Hans Langsdorff en un perfecto francés y colocó sobre el escritorio de su interlocutor un cartapacio de cuero abierto, en cuyo interior se veía un cheque en blanco.

"De ninguna manera, en mi empresa no repararemos su barco", respondió enfático Alberto Voulminot, también en francés, el idioma de sus ancestros. "Véndame entonces, los materiales que necesito", pidió Langsdorff, vestido con su impecable uniforme blanco y haciendo gala de sus refinados modales.

"Capitán, es inútil, esta empresa no sólo no reparará al Graf Spee, sino que tampoco le venderá ni un solo elemento de los que está usted precisando", respondió. "Ponga usted el precio, pida lo que quiera, no hay límite", insistió el marino alemán y con su mano derecha le señaló el cheque que minutos antes había colocado sobre la mesa del empresario uruguayo.

"No es cuestión de precio, ni de dinero, sino de dignidad", expresó cortante Voulminot. "Señor, ¿usted sabe que yo tengo, en mi barco, armamento y fuerza suficiente para volar la ciudad de Montevideo?".

"Claro que lo sé capitán. Pero también sé que usted es un caballero y que no lo hará".

Voulminot se levantó de su silla y dio por terminada la reunión. Tomó el cartapacio, se lo entregó a Langsdorff y lo acompañó hasta la puerta de su empresa, por entonces ubicada en Rondeau y Nicaragua.

Palabras más, palabras menos este diálogo se produjo el 15 de diciembre de 1939, en horas de la tarde, en la oficina del dique Regusci y Voulminot

Desde hacía unos días, Montevideo se había convertido en epicentro de la Segunda Guerra Mundial, luego que el buque de guerra de la Armada alemana del Tercer Reich Admiral Graf Spee se enfrentó a los navíos de la Marina Británica Ayax, Achilles y Exeter, en lo que se denominó la Batalla del Río de la Plata. En el enfrentamiento, el Graf Spee sufrió importantes daños que le impedían navegar en alta mar, además de perder 37 tripulantes.

Luego de la reunión con el capitán Langsdorff, Alberto Voulminot ordenó redoblar la guardia del depósito del dique, temiendo que por la noche los alemanes intentaran robar los materiales que el Graf Spee necesitaba. Desde entonces y hasta la partida del acorazado alemán, Carlos Alberto Voulminot, armado con un revólver y acompañado por el personal de la compañía, también armado, se mantuvieron custodiando la empresa.

Hay historias que la Historia no recoge. Los franceses la llaman le petite histoire. Ese es el caso del Graf Spee, de cuyo hundimiento en la costa de Montevideo se cumplen hoy 70 años. Las verdaderas razones por las que no fue reparado en Montevideo no figuran en los libros. Contrariamente a lo que hasta ahora hemos sabido, no fueron las presiones ejercidas por el gobierno británico a través de su embajador Eugen Millington Drake ante las autoridades uruguayas, las que impidieron que el barco alemán pudiera ser reparado. Sin dudas que esas presiones existieron. Y que se tradujeron en que Uruguay, entonces neutral, conminara al Graf Spee a abandonar el puerto en pocas horas.

Pero para saber las verdaderas causas de porqué el dique uruguayo que tenía las posibilidades de realizar las reparaciones que necesitaba el Graf Spee se negó a hacerlas, hay que remontarse a 1870, cuando en medio de su proceso de unificación, Alemania invadió a Alsacia y en la pequeña localidad de Colmar, hoy territorio francés, el ejército germánico asesinó al padre de Albert Adolf Voulminot Sutter.

Fue la primera víctima de aquella guerra que costaría muchas vidas más. Con una gran tumba esculpida por Fréderic Bartholdi (el mismo que construyó la Estatua de la Libertad de Nueva York) es recordado hoy como un héroe Voulminot en Colmar. Su hijo, por entonces un niño, emigró con algunos de los familiares que sobrevivieron a la masacre de Alsacia al Río de la Plata. Primero se afincó en Buenos Aires donde se dedicó al negocio cervecero y años más tarde en Montevideo, donde fundó el dique.

En 1939, si bien Voulminot Sutter aún vivía, quienes estaban al frente de la empresa eran su hijo Alberto Voulminot, su nieto Carlos Alberto Voulminot Bonomi, entonces un joven estudiante de Ingeniería, y el ingeniero Armando Regusci; nieto del otro fundador de la compañía.

Cuentan que al escuchar la explosión que retumbó en todo Montevideo en el anochecer del 20 de diciembre de 1939, cuando Hans Langsdorff dinamitó su barco a poca distancia de la costa uruguaya, Albert Adolf Voulminot Sutter comentó: "la historia tiene sus vueltas". La vida le había dado la posibilidad de presenciar cómo su hijo, un nieto de la primera víctima alemana de la invasión a Alsacia, 70 años después, le había asestado la primera gran derrota a los nazis.

Este relato fue posible armarlo gracias al testimonio brindado por una testigo directa de aquellos episodios: la señora Elvira Iglesias de Voulminot.


El País Digital
 

Marcantilan

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Qué Dios no permita que se llegue nunca a la profunda tumba helada del Belgrano...!


NHB.

Es distinto legalmente. El Belgrano es una tumba de guerra. El Spee es meramente un barco alemán (ya que el pecio no perdió su nacionalidad) hundido en aguas jurisdiccionales uruguayas.
 
si lo hubieran arreglado hubiera tenido el destino de morir combatiendo, estaba cercado no tenia chances y demas barcos ingleses se aproximaban, el EXETER ya habia sido reemplazo por su gemelo.
Si hubiera recaido en la costa opuesta, hubiera sido confiscado al final de la guerra como paso con los dos submarinos clase XXI que se entregaron en Mar del Plata y que bien hubieran venido, pero como buenos cipayos los entregamos.
 

Sebastian

Colaborador
si lo hubieran arreglado hubiera tenido el destino de morir combatiendo, estaba cercado no tenia chances y demas barcos ingleses se aproximaban, el EXETER ya habia sido reemplazo por su gemelo.
Hola, tengo entendido que en realidad el Graff Spee no estaba realmente "cercado" por barcos britanicos, en realidad eso era una mentira de los servicios de inteligencia de GB para hacerles creer que estaban rodeados y serian destruidos.

saludos
 
El Exeter que marchaba a Malvinas a baja velocidad para su reparacion, fue reemplazado por el Cumberland, un crucero pesado que no era su gemelo, si no un barco mas grande de la clase Town, con ocho cañones de 203mm.
Afuera esperandolo quedaban el Ajax, el Aquiles y el Cumberland, para la fecha de hundimiento del Graf Spee, no habian llegado mas naves inglesas, pero si se estaban acercando.
La propaganda de los ingleses fue muy efectiva, a la hora de decidir.


Saludos
 

reydelcastillo

Veterano Guerra de Malvinas
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cosmiccomet74

Colaborador
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De la historia del Graf Spee, se deduce que el error fue meterse en un puerto en un rio.
Ademas que durante la batalla previa, pese a que eran tres cruceros contra el buque aleman solito, hay que decir que la artilleria del Graf Spee tenia mas alcance que la de los britanicos, asi que podria haber pegado sin ser alcanzado.

Tambien, se puede recordar que estuvo muy cerca de hundir a uno de los britanicos, asi que por poco la gana.
Pero, en verdad su mision como corsario, era no entrar en combate con otras naves de guerra sino que mantenerse fuera del alcance de los mismos con la velocidad que tenia y sus armas de largo alcance.

Cuando se metio en puerto, ya el error mas grande estaba hecho. Los britanicos montaron una maniobra de inteligencia haciendole creer a los alemanes que estaba toda la flota britanica esperandolos a la salida del puerto.

Hasta habian hecho llegar informacion que habia un portaviones britanico en el Atlantico proximo a la desembocadura del Rio de la Plata esperando.

La realidad era otra, solo habian podido mover lo que tenian en Malvinas.

De todas formas, el tratar de salir al Atlantico en aguas tan confinadas sin posibilidades de correr sin encallar, hubiese sido un tiro al pata por parte de los ingleses.

El capitan con la informacion que tenia decidio optar por la vida de sus tripulantes.

En la Isla Martin Garcia hay algunas tumbas de marinos alemanes fallecidos durante la batalla, no recuerdo bien porque los enterraron alli.

Saludos.

Ariel
 
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