Un día entre el 2 y el 20 de abril de 1982
Cuando despertamos el 2 de abril de 1982, comenzamos a sorprendernos por las noticias. “Cómo....., y no sabíamos nada?. Al igual que cualquier lector, nosotros desayunábamos con la noticia. Euforia, alegría. Pero acaso nadie de los eufóricos pensamos en que nos podría llegar el momento. ¿Qué pasaba por nuestras mentes?. ¡Que bueno esto, nos vamos a la guerra, vamos a matar y a morir, fantástico!. No suena muy ameno a los oídos, verdad?
No somos locos como para querer morir, ni somos asesinos como para querer matar. O, tal vez éramos como los mercenarios, o asesinos a sueldo que por unas pocas monedas ....
O quizás alguien crea que llevamos dentro los ideales de libertad como lo hicieron San Martín y Belgrano. O fanáticos guerreros como el General Levalle que cargaba más heridas que cuerpo. No, no creo, demasiado sacrificio para los tiempos que vivimos. Demasiado sacrificio de golpe para nosotros. Ellos, en cambio nacieron en guerra, vivieron en guerra y murieron en tiempos de guerra. Como si la guerra fuera lo cotidiano.
Nosotros nacimos en la Paz y vivíamos en Paz. La guerra la veíamos en las películas, tomábamos partido, siempre del lado de los buenos. Pero no sufríamos lo que ellos sufrían, no nos tocaba matar ni morir.
Para los de carrera, que nos entrenamos para matar o morir, había llegado la hora de la prueba final.
Ese mismo día 2 de Abril se ordeno el acuartelamiento de todos los efectivos. Es decir, aquellos que se encontraban de franco o licencias debían presentarse en la Unidad para permanecer en ella. Los que estábamos dentro ya no podíamos salir. Mejor dicho algunos.
De hecho los soldados no podían salir y los suboficiales y oficiales tampoco. Solo los Jefes y alguno que otro vaya a saber uno por que motivo. Mas de 600 efectivos en la Unidad, mas de 1000 en el cuartel. Teléfonos públicos, en todo el cuartel, unos 4 si mal no recuerdo. Si todos hubiesen querido despedirse de sus familiares antes de ir a la guerra esto hubiera llevado mas de 50 horas de comunicaciones telefónicas.
Los locales, es decir los de Córdoba podían recibir la visita de sus familiares. Los parques del Cuartel parecían un picnic. Los soldados querían presentarme a sus familiares. Esto era difícil para mi ya que no tenia idea de cuales serian sus actitudes frente a la situación que se vivía. Mas aun cuando uno no es el dueño del futuro. Qué me preguntarían y qué respondería. El mayor deseo de los padres de los soldados seria que sus hijos vuelvan vivos de la guerra. Como podía asegurarles que eso sucedería. Acaso debía mentir para dejar tranquilos a los padres. O ellos también se mentirían así mismos aceptando un si como respuesta.
Al final llegó la orden, ¡Alistamiento!. Nos preparábamos para ir a la guerra pero la orden de partir no se había dado.
¿Quienes van y quienes se quedan?. Si fuera por decisiones individuales, todos querían ir. Pero no podían ir todos. Y comenzaron las peleas por querer ir. Cosas de locos. ¿Pelarse para ir?. Si, entre ellos Esteban y Macharovsky. Ellos también fueron voluntarios para la guerra. Hoy en cambio dicen que fueron obligados. ¿Por que?. Como contarían, hoy, su historia si la batalla la hubiésemos ganado nosotros. Como hubiesen sido, si hubiesen sido, las películas “los niños de la guerra” e “Iluminados por el fuego”.
A esa altura del año teníamos incorporadas dos clases, la 62 y la 63. De la 62 nos quedaba lo menos bueno, ya que lo mejor se había ido en la primera y segunda baja. Ventajas de los soldados clase 62 es que todos eran paracaidistas y que todos ya habían hecho varios ejercicios de artillería, conocían el obús y lo manejaban bien. Las desventajas eran la poca disciplina, dada por el simple echo del relax. Todos estábamos con nuestros sentidos el la clase 63 y nadie se ocupaba mucho de ellos ya que estaban próximos a irse de baja. Ya se conocían todo el cuartel y sabían perfectamente como pasar mejor sus últimos días.
La clase 63 ya había terminado su instrucción de paracaidismo pero no habían saltado, habían terminado la instrucción de artillería pero no habían tirado con el obús, a diferencia de la clase 62 eran sumamente dóciles muy disciplinados y mucho mejor instruidos en artillería. Yo prefería ir con la clase nueva.
Llegó la orden de alistarnos para marchar a la guerra y había que organizar todo el rol de combate. Es decir ponerle nombre y apellido a cada puesto orgánico. La orden fue que tenían prioridad los soldados de la clase 62 y luego los de la 63. Todos tenían que ser voluntarios. Yo no estaba muy de acuerdo en ir con la clase 62 y expuse mi pensamiento. Las explicaciones que me dieron como “Los soldados de la 62 ya tiraron con los obuses, ya escucharon el estruendo” con lo que me querían decir que tenían más experiencia. Ahora bien, yo no sabía si esa experiencia era buena o mala, o cómo querían medir las cosas. Un grupo como grupo es una entidad propia, tienen sus códigos, tienen un espíritu que los une y me parecía que mezclarlos era como destruir esa unidad.
Lo único que me reconfortaba y daba esperanzas era que ellos eran paracaidistas, es decir que habían saltado, que habían enfrentado el riesgo y el miedo y lo habían vencido. Pero como organización, yo prefería solo la clase 63.
Todos los soldados de la clase 62 se ofrecieron voluntarios para ir a la guerra, más bien se peleaban por poder ir. Así pues se completó el rol de combate con los voluntarios de la clase 63. Muchos hacían lo imposible por poder ir, y permanentemente estaban tratando de manejar esa posibilidad. Lo que no fue. A algunos de la clase 63 los habíamos eliminado de la posibilidad de ir a la guerra, pues creíamos conocer sus resistencias físicas y psíquicas. Recuerdo a uno que vivía en Adrogué, rubiecito, muy buena persona, pero no me lo imaginaba capaz de sufrir la guerra y me opuse a su solicitud. Si mal no recuerdo de apellido Morán. Y por el contrario me faltaban otros de la 62 que se habían ido de baja como el Dragoniante Montiel.
De todas formas no fue fácil la tarea de la selección de los voluntarios. Si bien, contábamos con todos pues ninguno quería quedarse, había que cubrir los puestos de combate. Esto hubiese sido sencillo si uno debía armar simplemente una Sección Piezas. Pero nos íbamos a la guerra, a un lugar totalmente desconocido y sobre el cual no teníamos información suficiente. Tampoco teníamos experiencia sobre la guerra ni lo que pudiéramos necesitar además de lo que por el CO nos correspondía. Por ejemplo si vamos a luchar contra los ingleses, sería interesante tener varios soldados que hablasen inglés. Esto no estaba escrito en los reglamentos pero me parecía que podría ser conveniente. Tratando de imaginar todo lo que llegaríamos a necesitar es como buscaba las cualidades de mis soldados. Es más, hasta he llegado a pensar en que necesitaba alguno que no tuviera muchos escrúpulos y que fuera capaz de cumplir la orden de robarse algo, por ejemplo. También revisaba los registros de tiro de los soldados buscando alguno que pudiera, de alguna manera suplir a un francotirador. Fue un trabajo arduo. Incluso, y justamente por la falta de experiencia, recuerdo haber tomado las fichas de datos de los soldados y comencé a revisar uno por uno que era lo que hacían previo a la incorporación a fin de poder determinar para que otra tarea estaban capacitados. A los estudiantes de abogacía y de Ciencias Económicas, prácticamente los salteaba salvo que estuvieran trabajando en otra cosa. Estudiante de Arquitectura, de Ingeniería, Técnico Mecánico, mecánico de autos, albañiles, etc, éstos eran mis predilectos pues casi seguro podrían dar solución a algún problema que no tuviera solución dentro de mis capacidades. Así quedó armado el rol de combate
Sección Piezas
1. Subt 111 SUAREZ, Juan Gabino Jefe Sec Pza
2. Sarg 1ro 68 SHAFFER, Fernando Guillermo Jefe Pel Cdo
3. Sold C/62 TOLEDO Raul Omar Estafeta
4. Sold C/63 MERCADO, Sergio Gustavo Estafeta
5. Sold C/63 MACHAROWSKI, Pablo Escribiente
6. Sold C/63 RAME Gustavo Alejandro Op Pl
7. Sold C/63 MURIAS Javier Heriberto Op Pl
8. Sold C/63 JIMENEZ Luis Fernando Op Inst
9. Sold C/63 LIMA Eduardo Gabriel Op Radio
10. Sarg 72 MENDOZA, Juan Carlos Jefe 1ra Pza
11. Sold C/63 LAURENTI Omar Eduardo Apuntador
12. Sold C/63 MALAMFANT, Julio Ernesto Apuntador
13. Sold C/63 ORTIZ, Juan Carlos Sirv
14. Sold C/63 BILLORDO, Félix Sirv
15. Sold C/63 MAIDANA Armando Delfín Sirv
16. Sold C/63 PONCE Eduardo Victor Sirv
17. Sarg --- CASTRO, Exequiel Bernabé Jefe 2da Pza
18. Sold C/63 PEREYRA Ricardo Euladio Apuntador
19. SoldC/63 CHAVEZ Eduardo Apuntador
20. Sold C/63 FABRE Miguel Angel Sirv
21. Sold C/63 VELLANO Sergio Fabian Sirv
22. Sold C/63 LOVEY José Luis Sirv
23. Sold C/62 POLTARAK Daniel Sirv
24. Sarg 75 SQUAGLIA, Osvaldo Daniel Jefe 3ra Pza
25. Sold C/63 MENENDEZ Raul Constantino Apuntador
26. Sold C/63 MONTENEGRO CORVALAN, Carlos Apuntador
27. Sold C/63 MENDOZA Juan Carlos Sirv
28. Sold C/63 GONZALEZ Juan Román Sirv
29. Sold C/63 PEREYRA Hugo Antonio Sirv
30. Sold C/63 ZAPATA Felix Javier Sirv
31. Cabo 1ro --- DATTOLI, Carlos Enrique Jefe 4ta Pza
32. Sold C/63 LUNA Juan Antonio Apuntador
33. Sold C/63 ZURITA Alejandro Ernesto Apuntador
34. Sold C/63 PEREÑA, Carlos Raul Sirv
35. Sold C/63 CARBALLO Hector Carlos Sirv
36. Sold C/63 DOMINGUEZ Jorge Daniel Sirv
37. Sold C/62 AGUIRRE Ruben Oscar Sirv
38. Cabo 1ro 78 ALVAREZ, Rolando Rodolfo Jefe 5ta Pza
39. Sold C/63 ALMADA Sergio Ruben Apuntador
40. Sold C/62 CHAMORRO, German Eladio Apuntador
41. Sold C/62 MARTINEZ, Carlos Alberto Sirv
42. Sold C/63 ACOSTA, Ramon Sirv
43. Sold C/63 GUERREÑO, Francisco Horacio Sirv
44. Sold C/62 SALAS, Sergio Humberto Sirv
45. Cabo 80 SANCHEZ, Rodolfo Enrique Jefe 6ta Pza
46. Sold C/63 TORESANI Juan Carlos Apuntador
47. Sold C/63 RUBIES Oscar Walter Apuntador
48. Sold C/63 MAIDANA Hector Jorge Sirv
49. Sold C/63 GAITAN Isaac Ruben Sirv
50. Sold C/63 VIGLIONE Claudio Domingo Sirv
51. Sold C/62 MOYANO Walter Osvaldo Sirv