Lugo pide a FFAA que hagan "lista de necesidades"
El presidente Fernando Lugo solicitó a los comandantes la Armada, contraalmirante Rubén Valdez; Ejército, general Óscar Velázquez y Fuerza Aérea, general Darío Dávalos, que presenten todas las necesidades que tengan en sus instituciones respecto a cuestiones armamentistas y otros equipamientos.
El jefe de Estado Mayor de las FFMM, general Rogelio Galeano, dijo que los jefes de las fuerzas realizaron los informes a pedido del comandante en jefe. "Es un estudio que las autoridades presentan sobre sus realidades ", indicó.
En ese marco, el general Dávalos presentó al ministro de Defensa Luis Bareiro Spaini un informe en el que le manifiesta la necesidad de adquirir seis aviones Tucanos, que tendrán un costo de más de 100 millones de dólares.
Actualmente la Fuerza Aérea dispone de tres naves de ese mismo modelo.
Se espera que otros dos lleguen de Brasil como parte de un intercambio con nuestro país que le cederá el Boeing que era utilizado por la desaparecida LAP (Líneas Aéreas Paraguayas).
PRESUPUESTO. Según el senador del PLRA, Luis Alberto Wagner, en la Bicameral de Presupuesto aún no se estudió con precisión la solicitud general del Ministerio de Defensa en ese sentido.
El legislador no cree que Defensa se anime a pedir 100 millones de dólares solo para la compra de aviones.
Por su parte, el presidente de la Comisión de Defensa del Senador, el colorado Hugo Estigarribia, indicó que es importante que se invierta en materia de seguridad.
"Me parece bien que tengamos una política de Defensa fortalecida (...) hace mucho que no se invierte en las FFAA", expresó.
Aseguró que tampoco viene al caso desarrollar una carrera armamentista ya que una política de defensa no solo tiene que ver con los equipamientos sino también con la capacidad de los soldados.
Ultimahora.com
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El presidente no descarta compra de los aviones
El presidente Fernando Lugo admitió ayer que existe una inquietud y un deseo por parte del comandante de la Fuerza Aérea, general Darío Dávalos, sobre la adquisición de aviones.
El mandatario no descartó esa posibilidad, resaltando que "en Paraguay no tenemos aviones ni siquiera para ejercicios militares".
Consideró que existe un nuevo aire de fortalecer las instituciones militares en todos los países de la región.
"Ustedes saben muy bien cómo ha cambiado el Ejército paraguayo", refirió.
Luego evaluó la situación actual de las Fuerzas Armadas, indicando que "no tiene el rol que ha tenido en otros tiempos y yo creo también que es conveniente repensar qué tipo de Fuerzas Armadas queremos".
Trajo a colación el momento democrático diferente que representa el siglo XXI y la necesidad de adaptar a las FFAA a los cambios actuales.
El pedido de Dávalos forma parte de un paquete de solicitudes que realizaron los comandantes de las distintas fuerzas al mandatario.
ARMAMENTISMO EN BOLIVIA. Haciendo mención al caso de armamentismo en Bolivia, el mandatario se limitó a minimizar el tema. Insistió nuevamente en el respeto a la soberanía del Gobierno de su homólogo Evo Morales.
"Nosotros creemos y estamos convencidos que cada país tiene su soberanía dentro del marco de las buenas relaciones y las comunicaciones veraces que puedan tener los países con los miembros de la Unasur y el Mercosur", dijo.
Bolivia tiene el interés de adquirir además de un aeronave presidencial y helicópteros, media docena de aviones Tucano.
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No tomar a la ligera el rearme boliviano
Cuando se habla del espinoso tema del rearme boliviano se escucha a mucha gente entrevistada por el periodismo responder: “No creo”. ¿En qué no creen? ¿En que Bolivia se está armando realmente? ¿En que lo haga para atacar a un vecino? ¿Creen en que la buena vecindad latinoamericana está garantizada para siempre? Otra ingenuidad notoria e imperdonable de quienes se manifestaron últimamente sobre este tema, minimizándolo, consiste en creer que el Gobierno boliviano va a contar la verdad sobre cuánto piensa gastar y qué armas proyecta adquirir. Curiosa manera tienen los analistas de izquierda de perder la racionalidad y de priorizar sus simpatías ideológicas por sobre los intereses nacionales. Lo que hay que plantearse con la mayor premura y seriedad es si nuestro país está o no en condiciones de defenderse en cualquier eventualidad, de proteger sus fronteras y de sostener su soberanía. En casos tan delicados como este, la gente sabia no dice tontamente “no creo que suceda”, sino que prevé las eventualidades y los riesgos. Solo los necios creen que el futuro es completamente predecible a partir de lo que sus ojos ven en el presente. Un gobernante paraguayo no tiene derecho a comportarse como necio porque tiene en sus manos la suerte de todo un país.
¿Quién hubiera pensado que el presidente argentino general Galtieri un día iba a decidir invadir las islas Malvinas? Pero lo hizo, y, sin importar sus motivos y otras circunstancias del caso, el episodio sirve para demostrar que ninguna acción promovida por gobernantes en el marco de la política debería ser considerada improbable o imposible.
Cuando aquí se habla del espinoso tema del rearme boliviano, se escucha a mucha gente entrevistada por el periodismo responder: “No creo”.
¿En qué no creen? ¿En que Bolivia se esté armando realmente? ¿En que lo haga para atacar a un vecino? ¿En que sus actuales gobernantes tengan esa intención? ¿Creen en que la buena vecindad latinoamericana está garantizada para siempre?
Otra ingenuidad notoria e imperdonable de quienes se manifestaron últimamente sobre este tema, minimizándolo, consiste en creer que el Gobierno boliviano va a contar la verdad acerca de cuánto piensa gastar y qué armas proyecta adquirir. Evo Morales declaró que va a gastar 100 millones de dólares en este plan, de los cuales un tercio irá a la compra de un avión presidencial. Sus abogados defensores de la patriótica izquierda paraguaya insisten en que son solo 70 millones de dólares para combatir la pobreza y el narcotráfico.
Curiosa manera tienen estos analistas de izquierda de perder la racionalidad y de priorizar sus simpatías ideológicas por sobre los intereses nacionales. Recuérdese que el Partido Comunista Paraguayo ordenó a sus afiliados no enrolarse ni combatir en la Guerra del Chaco por tratarse –decían– de una mera confrontación entre empresas petroleras, transnacionales e imperialistas. Por fortuna, el Chaco fue recuperado sin la cooperación de los “camaradas”, cuyos rígidos dogmas ideológicos y sus viejas mentiras tuvieron mucho más peso que su declamado y vacuo patriotismo. Vale la pena destacar que unos cuantos ciudadanos de ese partido priorizaron su amor a la patria y, desoyendo la exhortación, acudieron a la defensa del Chaco.
No se trata de creer o no creer que podría surgir un nuevo problema con Bolivia sobre el Chaco o sobre lo que sea. Los “no creo” están completamente fuera de lugar y demuestran carencia completa de sentido común político.
Lo que hay que plantearse con la mayor premura y seriedad es si nuestro país está o no en condiciones de defenderse en cualquier eventualidad, de proteger sus fronteras y de sostener su soberanía. ¿Podríamos detener a un grupo armado que penetre en nuestro territorio, por ejemplo, “a perseguir narcotraficantes” o a prevenir eventuales supuestos daños contra su patrimonio que puedan causarse desde nuestro suelo?
Y puestos a formular hipótesis “alocadas” e “increíbles”, ¿qué pasaría, por ejemplo, si Fernando Lugo fuera desalojado del poder por cualquier medio, lícito o ilícito, y una fuerza militar extranjera decidiera penetrar en nuestro país para reponerle en el cargo? ¿Podríamos impedirlo?
Podría no estar existiendo AHORA condiciones para una situación como esa o como otras imaginables. ¿Pero hay acaso garantías de que NUNCA se presentarán? Conviene recordar aquí que Bolivia tiene sumergida una profunda división étnica y territorial que afloró con virulencia desde que la izquierda belicosa se apoderó del gobierno. Ese tipo de situación que enreda lo social con lo ideológico generalmente tiende a agravarse y, en nuestros países, llegar con relativa facilidad al empleo de la violencia armada. Esta es una situación actualmente predecible –aunque de ningún modo deseable– para nuestra hermana República de Bolivia.
Y están los políticos que, borrachos de poder, de vanidad o simplemente de alcohol, como el general Galtieri, un día cualquiera deciden resolver el problema de sus divisiones internas del país creando un enfrentamiento internacional para unir tras sí a su pueblo.
En casos tan delicados como el que nos ocupa, la gente sabia no dice tontamente “no creo que suceda”, sino que prevé las eventualidades y los riesgos. Solo los necios creen que el futuro es completamente predecible a partir de lo que sus ojos ven en el presente. Un gobernante paraguayo no tiene derecho a comportarse como necio porque tiene en sus manos la suerte de todo un país.
8 de Octubre de 2009
Editorial del diario ABC
