Auge narco en México ya deja pueblos sin ningún policía
• Deserción es total en localidades de Nuevo León y Tamaulipas, y quedan los carteles como autoridad.
• Récord de muertes
La violencia narco penetra de lleno también en las grandes ciudades. El alcalde de la localidad de Herreras cree que, sin efectivos, la violencia disminuye.
Monterrey - El auge de las bandas de narcos en el norte de México está ocasionando que algunos pueblos queden sin ningún policía, dado que las amenazas y los asesinatos han provocado una inusitada deserción de efectivos. Las localidades más afectadas son las fronterizas con Estados Unidos, en las que el Gobierno de Felipe Calderón no acierta a dar una solución en lo que va de su mandato, iniciado en 2006.
Por caso, al menos son 10 las localidades del estado de Nuevo León que ya no cuentan con policías, atemorizados por los más de 60 uniformados muertos en 2010 en hechos ligados al crimen organizado. Una de ellas es Herreras, un pueblo de 1.800 habitantes 123 kilómetros al este de la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo León. El pueblo «tenía hasta hace dos semanas tres policías. Ahora que los empezaron a amenazar ya no tiene uno solo, no se presentaron todavía a trabajar y no creo que vuelvan», explicó el secretario de Seguridad Pública de Nuevo León, Luis Carlos Treviño.
El dominio narco trastorna por completo la vida cotidiana de algunos estados norteños. Ayer, al menos tres escuelas de municipios de Nuevo León fueron desalojadas debido a tiroteos, indicó el secretario de Seguridad Pública del municipio de Apodaca, Clemente Yañez. Mientras, en Valle Hermoso, estado de Tamaulipas, a 35 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, las actividades quedaron paralizadas por completo por la misma causa. Colegios, comercios y oficinas públicas cerraron sus puertas, y se suspendió el patrullaje policial en las calles.
Los enfrentamientos ocurrieron entre bandas rivales de narcotraficantes que se disputan el control de uno de los más codiciados corredores para el trasiego de droga en el país. Se supone que combatían Los Zetas, ex soldados mexicanos de élite, con el cartel del Golfo, su antiguo aliado.
Dominios extendidos
Otros carteles de la droga, como La Familia, Juárez, Tijuana, y La Barbie, extienden su dominio también en áreas públicas de grandes ciudades, como lo demuestran bloqueos registrados en accesos y rutas de Monterrey comprobados ayer.
Calderón ha encarado desde 2006 un combate frontal contra el narcotráfico, y para ello ha desplegado más de 50.000 militares, sin mayores logros. Forzado por las circunstancias, este año, que se presenta como descontrolado en la materia, el gobernante conservador tuvo que volver sobre sus pasos y devolvió a la Policía parte del control en Ciudad Juárez, la más crítica de las ciudades importantes de la frontera. Algunas proyecciones indican que el país alcanzará 10.000 muertes por la violencia narco este año, con un antecedente de 23.000 desde 2006.
Un estudio de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial difundido ayer indicó que en México existen en manos de la población unas 15 millones de armas, la mayoría adquiridas libremente en unos 12.000 negocios en la frontera, y en otros mercados en ciudades mexicanas.
En los poblados de Los Aldama, Agualeguas, Parás, General Treviño, General Bravo, Doctor Coss y Cerralvo, entre otros, todos localizados a menos de 150 kilómetros de la industrial Monterrey, los policías también son contados o inexistentes, añadió Treviño.
«En Los Aldama, por ejemplo, están sin policías desde el 7 de abril, cuando en General Treviño fueron encontrados ejecutados el director de la Policía y dos elementos que habían sido levantados (secuestrados)», explicó el encargado de Seguridad de Nuevo León, pese a que el suyo no es uno de los estados más afectados en cuanto a número de muertes. Allí hubo 251 muertes violentas este año, de las cuales 61 son policías.
«En Agualeguas, el 26 de marzo fue hallado decapitado el director de la Policía en la caja (baúl) de su patrulla», contó Treviño al citar otro caso de los episodios de horror que atemorizan a los policías.
Policías voluntarios
Para responder a las necesidades de vigilancia pública de estos poblados, las autoridades estatales pusieron en marcha un «plan emergente» que busca capacitar a ciudadanos que voluntariamente se presenten para ser policías. «Pero el problema es que nadie quiere ser policía por miedo a ser asesinado, por lo que estamos viendo cómo solucionar esa otra parte», explica.
El regente (intendente) de Agualeguas, Guadalupe García, afirmó que, en efecto, la policía estatal pidió que se envíen voluntarios para ser capacitados en Monterrey. «Pero todos tienen miedo, aquí nadie quiere ser policía», dice.
El alcalde de Herreras, Juan Antonio Gutiérrez, adoptó una posición pragmática y descarta que la ausencia de policías sea un problema para su localidad. «Estamos mejor sin policías. Sí, tenemos miedo y todo, pero andan matando a los policías, así que si no hay, ¿a quién matan? A lo mejor, estos señores (delincuentes) se van solos y nos dejan en paz», comentó.
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