Otro accidente, pero sin fotos...
Un destructor de la Armada rescató a los cuatro miembros de la tripulación del bombardero B-1B de la Fuerza Aérea que tuvo problemas de funcionamiento y cayó el miércoles en el Océano Índico después de despegar para realizar una misión de bombardeo en Afganistán.
"Tuvimos múltiples problemas de funcionamiento. El avión estaba fuera de control y tuvimos que arrojarnos al mar", comentó vía telefónica el Capitán William Steele, piloto del avión, en una conferencia de prensa con reporteros del Pentágono horas después del accidente.
El Capitán Steele dijo que él y su tripulación sufrieron cortadas y contusiones por haberse arrojado a tanta velocidad, hablando desde el USS Russell, el destructor que los salvó.
"Es casi lo más violento que yo haya experimentado", aseguró él.
Sin embargo, la tripulación se encontraba en buenas condiciones de salud a pesar de pasar aproximadamente dos horas en el agua. "De hecho, fue algo cómodo", dijo el Capitán Steele, quien no proporcionó ni el nombre de su ciudad natal ni la identidad de los otros miembros de la tripulación. "El agua era cálida y muy agradable".
La tripulación declaró una emergencia de vuelo estando aproximadamente a 160 km al norte de la Isla Diego García, la isla británica que ocho B-1B han usado como base para la campaña afgana. Ellos regresaban de su misión nocturna, pero tuvieron que salir expulsados del avión aproximadamente 96 km al norte de la isla a las 10:30 horas tiempo de Dallas.
Un avión de reabastecimiento de combustible KC-10 de la Fuerza Aérea detectó señales fulgurantes y transmisiones electrónicas de emergencia que desplegaron los miembros de la tripulación cuando cayeron al agua. La tripulación del avión de abastecimiento se comunicó con el Capitán Steele por radio hasta que llegó el USS Russell.
El incidente – mismo que representa la primera pérdida de un avión norteamericano con alas fijas desde que inició la campaña aérea el 7 de octubre – señala los riesgos que enfrenta el personal militar estadounidense aún cuando la situación no supone peligro alguno de fuego hostil, manifestó Victoria Clarke, Subsecretaria de Defensa para Asuntos Públicos.
"Esto subraya lo que tratamos de recordar todo el tiempo - que los hombres y mujeres del ejército de Estados Unidos arriesgan la vida todos los días", destacó la Sra. Clarke. El avión del Capitán Steele fue el primer Lancer B-1B que se desploma durante una misión de combate desde que éste avión supersónico con alas móviles entró en servicio en 1987.
Los B-1B se utilizaron por primera vez en combate contra Irak cuando el Presidente Bill Clinton ordenó bombardeos aéreos a esa nación después de que el dictador Saddam Hussein desalojó a los inspectores de armas de las Naciones Unidas. Al año siguiente también se usaron los B-1B en la guerra aérea de la OTAN encabezada por Estados Unidos en Kosovo.
Elogios al avión
Los B-1B de 280 millones de dólares - originalmente diseñados para penetrar las defensas aéreas soviéticas y lanzar bombas nucleares - se han usado más en la campaña de Afganistán, empleando armas convencionales como la Munición de Ataque Directo Conjunto (MADC) guiada por satélite.
"Estos han estado funcionando magníficamente bien", afirmó un oficial de alto rango de la defensa, hablando de manera anónima. "Han estado transportando MADC y ésta ha sido una arma estupenda que realmente ha sido muy útil durante este conflicto".
La MADC se ha usado contra varios blancos, pero particularmente en edificios, cuevas y túneles dónde se podrían estar ocultando los miembros de la red terrorista al-Qaeda o los líderes del movimiento Talibán.
Encontrando un nicho
Los comandantes militares han encontrado al B1-B especialmente útil en la campaña afgana porque éste transporta 24 MADC - más que el B-52 - y puede volar 9 760 km sin reabastecimiento de combustible. Esto le permite "rondar" sobre el campo de batalla durante muchas horas hasta que se le asignan los blancos.
"La combinación del largo alcance y extenso tiempo de exploración con tantas armas de precisión nos han permitido tener un impacto, con una fuerza relativamente pequeña, que de otra manera requeriría otra mucho mayor", señaló el oficial de defensa.
Para ampliar el tiempo de inspección de los B-1B sobre Afganistán, los comandantes militares norteamericanos han estado desarrollando un plan para desplazar los bombarderos de la Isla Diego García a Omán. El plan tiene la intención de conservar por lo menos un B-1B en posición para bombardear blancos las 24 horas del día, comentó otro oficial de alto rango del Pentágono que habló de manera anónima.
Redesplegar los B-1B reduciría el tiempo del viaje redondo a Afganistán de 6 400 a 1 920 km y reduciría mucho la necesidad de reabastecimiento. Empero, el oficial de alto rango de la defensa señaló que no había ninguna indicio sobre la distancia hubiera tenido que ver con la caída del B1-B cerca de Diego García.
Polémico
El éxito del B-1B en Afganistán ha mejorado la imagen de un avión que fue controvertido desde sus inicios y que aún sigue siéndolo.
Debido a objeciones de algunos republicanos, el presidente Demócrata Jimmy Carter canceló el predecesor del B-1B en 1977 por ser demasiado costoso. Pero el presidente Republicano Ronald Reagan resucitó éste programa de 28 mil millones de dólares en 1981, a pesar de las objeciones de los críticos del gasto de defensa.
Problemas de fugas en los tanques de combustible, radares de navegación que no funcionaban como se había prometido y fallas en su complejo sistema de navegación intensificaron la controversia sobre el B-1B.
Sin embargo, después de modificar el avión para que portaran armas convencionales, la Fuerza Aérea finalmente desplegó 93 BI-B en cinco bases, incluyendo la Base Dyess de la Fuerza Aérea de Abilene.
Tres meses antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre, la Fuerza Aérea suscitó una nueva controversia al declarar que retiraría 33 de éstos aviones de las bases de Georgia, Idaho y Kansas.
Miembros del Congreso de esos estados prometieron luchar contra dicho plan, según el cual el dinero que se ahorraría se utilizaría para mejorar los restantes 60 B-1B que permanecían en las Bases de la Fuerza Aérea Dyess y Ellsworth, de Dakota del Sur.
Senadores y miembros del Congreso de los estados que supuestamente perderían sus B-1Bs acusaron al Pentágono de jugar a la política con el programa, señalando que los aviones permanecerían sólo en los estados natales del Presidente Bush y del líder de la mayoría en el Senado, Tom Daschle, demócrata de Dakota del Sur.
© 2001 The Dallas Morning News