OSCAR LEBEL - Contraalmirante (r)
Tal fue la orden de Churchill, después de que el acorazado alemán demostró quién era el dueño de los mares, cuando con una sola salva hizo volar por los aires a su homónimo inglés el también acorazado Hood.
El Bismarck, con sus 51.000 toneladas, era el buque militar más grande y mejor armado del mundo. Era tan imponente que equivalía a una flota entera. Por eso, para su conducción, a bordo había un almirante, para decidir en lo estratégico, y un capitán de navío que se responsabilizaba de la operativa táctica.
Para cumplir el mandato del Primer Ministro británico se requirieron 8 acorazados, 2 portaaviones, 4 cruceros pesados, 7 cruceros ligeros, 21 destructores, 6 submarinos y 100 aviones. El Bismarck fue echado a pique el 27 de mayo de 1941 después de tres días de combate.
Los ingleses, con hidalguía reconocieron, en las palabras del almirante Sir John Tovey, que: "El Bismarck ha librado una batalla extremadamente heroica contra un adversario muy superior, mostrándose digno de las más bellas tradiciones de la antigua Marina Imperial. Se ha hundido enarbolando su pabellón
Tal fue la orden de Churchill, después de que el acorazado alemán demostró quién era el dueño de los mares, cuando con una sola salva hizo volar por los aires a su homónimo inglés el también acorazado Hood.
El Bismarck, con sus 51.000 toneladas, era el buque militar más grande y mejor armado del mundo. Era tan imponente que equivalía a una flota entera. Por eso, para su conducción, a bordo había un almirante, para decidir en lo estratégico, y un capitán de navío que se responsabilizaba de la operativa táctica.
Para cumplir el mandato del Primer Ministro británico se requirieron 8 acorazados, 2 portaaviones, 4 cruceros pesados, 7 cruceros ligeros, 21 destructores, 6 submarinos y 100 aviones. El Bismarck fue echado a pique el 27 de mayo de 1941 después de tres días de combate.
Los ingleses, con hidalguía reconocieron, en las palabras del almirante Sir John Tovey, que: "El Bismarck ha librado una batalla extremadamente heroica contra un adversario muy superior, mostrándose digno de las más bellas tradiciones de la antigua Marina Imperial. Se ha hundido enarbolando su pabellón