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EL CONFLICTO POR LA SOBERANIA DE LAS ISLAS
El petróleo y la pesca en las Malvinas endurecen la relación con Gran Bretaña
Argentina pasó a una etapa mucho más activa. Y preocupa a la diplomacia británica.
Por Fernando Gonzalez
Si la Argentina se endurece, nosotros también vamos a endurecernos. Para las presiones, siempre tenemos a mano la frase de Winston Churchill: "We will never surrender" (Nunca nos rendiremos). La frase, en boca de un diplomático británico al hablar de Malvinas, prueba que el dramatismo no es patrimonio exclusivo de nuestro país.
Es que el discurso sobre la situación de las islas que el canciller argentino, Jorge Taiana, pronunció hace una semana en las Naciones Unidas parece haber calado hondo en la diplomacia británica. Tanto como para que alguno recordara otro discurso, pero pronunciado por el líder político que los condujo a la victoria en la Segunda Guerra Mundial, hace ya 60 años.
Lo cierto es que Taiana denunció en Nueva York que Gran Bretaña dispuso extender licencias de pesca en el Atlántico sur por lapsos que van hasta los 25 años, una decisión que activó los alertas en el Gobierno argentino.
"Lo que viene es una pelea muy fuerte por la pesca y el petróleo", reconoció a Clarín una fuente diplomática argentina. El pedido de Taiana al jefe de las Naciones Unidas, Kofi Annan, para que pusiera en marcha una gestión de "buenos oficios", y el discurso del canciller ante el Comité de Descolonización de la ONU fueron los primeros registros de una etapa entre los dos países que se avizora más conflictiva.
Aunque esos gestos del canciller argentino sólo tienen un efecto formal, la política en torno al reclamo de soberanía por Malvinas parece estar potenciándose. Y esto no se dará sólo en el ámbito del Gobierno nacional.
El jueves próximo, un grupo de legisladores encabezados por el titular de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini; el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, Jorge Argüello; y diputados opositores como el radical Federico Storani y el macrista Federico Pinedo, lanzarán el Observatorio Parlamentario sobre la cuestión Malvinas, para comenzar un trabajo de "malvinización" con legisladores y gobiernos del resto de los países de la región.
La tendencia se observa hasta en algunos datos menores. Los diputados tienen previsto agregar un DVD con un informe sobre el reclamo argentino por Malvinas al clásico ejemplar del Martín Fierro que obsequian en cada encuentro internacional con dirigentes de otros países.
Esta sucesión de gestos argentinos genera preocupación en la diplomacia británica, que venía siguiendo con interés los movimientos de los nuevos consejeros isleños. Surgidos de una nueva generación que posee un discurso menos irritante que el de algunos de sus antecesores, el consejero Richard Davies decía la semana pasada a Clarín: "Seguimos con deseos de entablar un diálogo sobre temas prácticos para beneficio de ambos países. Pero no vamos a someter a presiones ni negociaciones nuestro derecho a la autodeterminación".
"Es una lástima que, en este contexto, la relación entre la Argentina y Gran Bretaña se enfríe", se lamentan los británicos, convencidos de que habrá pocas posibilidades de lograr acuerdos sobre explotación petrolera o de pesca en el futuro próximo.
Sin embargo, hay un dato que les deja una dosis de optimismo. La semana que viene arribará a Buenos Aires un grupo de especialistas en desminado. Y se reunirán con un especialista argentino al que quieren invitar a viajar a las islas Malvinas en el verano para participar de la detección y extracción de las 20 mil minas antipersonales que la guerra de 1982 dejó en esas playas.
Link a la noticia:
http://www.clarin.com/diario/2006/06/24/elpais/p-01601.htm
El petróleo y la pesca en las Malvinas endurecen la relación con Gran Bretaña
Argentina pasó a una etapa mucho más activa. Y preocupa a la diplomacia británica.
Por Fernando Gonzalez
Si la Argentina se endurece, nosotros también vamos a endurecernos. Para las presiones, siempre tenemos a mano la frase de Winston Churchill: "We will never surrender" (Nunca nos rendiremos). La frase, en boca de un diplomático británico al hablar de Malvinas, prueba que el dramatismo no es patrimonio exclusivo de nuestro país.
Es que el discurso sobre la situación de las islas que el canciller argentino, Jorge Taiana, pronunció hace una semana en las Naciones Unidas parece haber calado hondo en la diplomacia británica. Tanto como para que alguno recordara otro discurso, pero pronunciado por el líder político que los condujo a la victoria en la Segunda Guerra Mundial, hace ya 60 años.
Lo cierto es que Taiana denunció en Nueva York que Gran Bretaña dispuso extender licencias de pesca en el Atlántico sur por lapsos que van hasta los 25 años, una decisión que activó los alertas en el Gobierno argentino.
"Lo que viene es una pelea muy fuerte por la pesca y el petróleo", reconoció a Clarín una fuente diplomática argentina. El pedido de Taiana al jefe de las Naciones Unidas, Kofi Annan, para que pusiera en marcha una gestión de "buenos oficios", y el discurso del canciller ante el Comité de Descolonización de la ONU fueron los primeros registros de una etapa entre los dos países que se avizora más conflictiva.
Aunque esos gestos del canciller argentino sólo tienen un efecto formal, la política en torno al reclamo de soberanía por Malvinas parece estar potenciándose. Y esto no se dará sólo en el ámbito del Gobierno nacional.
El jueves próximo, un grupo de legisladores encabezados por el titular de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini; el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, Jorge Argüello; y diputados opositores como el radical Federico Storani y el macrista Federico Pinedo, lanzarán el Observatorio Parlamentario sobre la cuestión Malvinas, para comenzar un trabajo de "malvinización" con legisladores y gobiernos del resto de los países de la región.
La tendencia se observa hasta en algunos datos menores. Los diputados tienen previsto agregar un DVD con un informe sobre el reclamo argentino por Malvinas al clásico ejemplar del Martín Fierro que obsequian en cada encuentro internacional con dirigentes de otros países.
Esta sucesión de gestos argentinos genera preocupación en la diplomacia británica, que venía siguiendo con interés los movimientos de los nuevos consejeros isleños. Surgidos de una nueva generación que posee un discurso menos irritante que el de algunos de sus antecesores, el consejero Richard Davies decía la semana pasada a Clarín: "Seguimos con deseos de entablar un diálogo sobre temas prácticos para beneficio de ambos países. Pero no vamos a someter a presiones ni negociaciones nuestro derecho a la autodeterminación".
"Es una lástima que, en este contexto, la relación entre la Argentina y Gran Bretaña se enfríe", se lamentan los británicos, convencidos de que habrá pocas posibilidades de lograr acuerdos sobre explotación petrolera o de pesca en el futuro próximo.
Sin embargo, hay un dato que les deja una dosis de optimismo. La semana que viene arribará a Buenos Aires un grupo de especialistas en desminado. Y se reunirán con un especialista argentino al que quieren invitar a viajar a las islas Malvinas en el verano para participar de la detección y extracción de las 20 mil minas antipersonales que la guerra de 1982 dejó en esas playas.
Link a la noticia:
http://www.clarin.com/diario/2006/06/24/elpais/p-01601.htm