La colaboración espacial, tocada de muerte
rafael mañueco / corresponsal en rusia
Día 26/05/2014 - 04.34h
Tras la crisis de Ucrania, Rusia plantea poner fin a décadas de trabajo conjunto en la Estación Espacial Internacional
nasa
Fotografía de archivo que muestra la Estación Espacial Internacional en 2009
Como respuesta a las
sanciones de Washington contra Rusia por anexionarse Crimea y desestabilizar Ucrania, Moscú se dispone a poner fin a la fructífera cooperación que durante años ha mantenido con la NASA en el espacio. Así lo anunció el pasado martes el viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, que supervisa en el Gobierno las industrias aeroespacial y de defensa. Él es uno de los mandatarios rusos que figuran en la lista de sanciones.
El proyecto más importante en el que colaboran Rusia, Estados Unidos y otros 21 países, entre ellos España, es la Estación Espacial Internacional (
ISS) y ésta, según Rogozin, no funcionará, como deseaban los americanos, más allá de 2020. La NASA, que tiene tras de sí una dilatada trayectoria de trabajo conjunto con la agencia espacial rusa Roskosmos, quería prolongar el periodo de servicio de la plataforma orbital por lo menos hasta 2024.
De los 14 módulos que componen la Estación Espacial, siete son norteamericanos (Unity, Destiny, Harmony, Tranquility, Cupola, Leonardo y Quest), cinco rusos (Zariá, Zvezdá, Pirs, Poisk y Rassvet), uno europeo (Columbus) y otro japonés (Kibo).
Por otro lado, tras la jubilación de los transbordadores espaciales estadounidenses en 2011, las naves rusas Soyuz son el único vehículo que permite el relevo de las tripulaciones en la ISS. También son rusas las naves de carga Progress, que efectúan la mayor parte del abastecimiento al complejo espacial de combustible, oxígeno, agua, víveres y otras provisiones.
A partir de 2020
De manera que, si el Kremlin cumple su amenaza de poner fin, a partir de 2020, a su participación en la ISS, el revés para la investigación científica europea, japonesa y, sobre todo, norteamericana será significativo. «Reenviaremos esos recursos a otros proyectos espaciales exclusivamente nuestros», ha advertido Rogozin.
Con mucho esfuerzo, la ISS podría funcionar sin Rusia
Y es que la Estación Espacial, en la que todos los países participantes han invertido conjuntamente más de 100.000 millones de dólares, juega un papel crucial en los planes de la NASA para experimentar el equipamiento técnico que será empleado en futuros viajes a la Luna y Marte. También en el estudio de la radiación y la ingravidez en el cuerpo humano en singladuras de larga duración.
Los especialistas creen que acelerando el proceso para la creación de naves espaciales estadounidenses y europeas, el complejo espacial podría funcionar sin el concurso de Rusia después de 2020.
Rusia, la experiencia
Sin embargo, el esfuerzo económico y científico será considerable. Prescindir de la aportación de Rusia, el primer país que puso en órbita una estación orbital, la Saliut, y abrió con su segunda plataforma, la Mir, la vía para la utilización internacional de este tipo de ingenios, podría suponer un importante escollo. El país eslavo sigue siendo el que más experiencia acumula en vuelos tripulados y permanencias en el espacio de larga duración
Tras años de confrontación en el terreno de la investigación espacial impulsada por la carrera de armamento, en julio de 1975, en plena Guerra Fría, se produjo el histórico acoplamiento en órbita de las naves Apolo (EE.UU.) y Soyuz (URSS). Aquel acontecimiento supuso el arranque de una colaboración que ahora peligra.
El proyecto para la construcción de la ISS, entonces se la conocía más con el nombre de Alpha, se perfiló en 1993, cuando la explotación de la estación Mir se encontraba en pleno apogeo. Al año siguiente, un ruso, Serguéi Krikaliov, se subió por primera vez a un transbordador espacial norteamericano, el Discovery. El lanzamiento se produjo el 2 de febrero de 1994 desde cabo Cañaveral y su misión consistía en preparar el vuelo que otro «shuttle», el Atlantis, efectuaría a la Mir al año siguiente. El acoplamiento del Atlantis con la estación rusa tuvo lugar el 29 de junio de 1995, fecha también memorable en la historia de la conquista espacial.
Pero unos meses antes, el 14 de marzo de 1995, fue cuando un norteamericano, Norman Thagard, supo lo que era viajar a bordo de una nave rusa Soyuz. Fue también el primer astronauta de la NASA que entró en la Mir, en donde estuvo más de tres meses.
23 países implicados
Todo este intenso trabajo y el que se desarrollaría en los años siguientes, con nuevos viajes a la Mir de astronautas de la NASA y la ESA era la fase preparatoria para la creación de la Estación Espacial Internacional, cuyo primer paso fue la firma, el 15 de agosto de 1995, del contrato para la construcción del primer módulo de la ISS.
La primera tripulación llegó a la ISS en 2000
Entonces se reunieron en Moscú técnicos de la NASA, la compañía Boeing y el centro espacial ruso Jrunichev, en donde se fabricó ese componente inicial de la estación, el módulo Zaría, llamado también Bloque Funcional de Carga. Fue puesto en órbita por un cohete ruso Protón-K el 20 de noviembre de 1998. La primera tripulación llegó a la ISS el 2 de noviembre de 2000. Estaba compuesta por Krikaliov, su compañero Yuri Guidzenko y el estadounidense William Shepherd.
Los pioneros del proyecto fueron quince países (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, España, Holanda, Suiza, Canadá, Italia, Alemania, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Japón y Noruega). Después se incorporaron ocho más hasta llegar a 23.
A pesar de los numerosos contratiempos habidos, a las averías y al trágico
accidente del Columbia, en el que murieron sus siete tripulantes al regresar a la Tierra, suceso que ocasionó un enorme retraso en la construcción de la plataforma por suspenderse temporalmente los vuelos de los transbordadores de la NASA, la Estación Espacial Internacional quedó prácticamente terminada en 2010.
Tiene numerosos detractores, convencidos de que con el dinero que se ha tenido que invertir en la ISS se hubieran podido financiar muchos otros proyectos. Sin embargo, son pocos los especialistas que cuestionan su enorme utilidad científica. Los experimentos en condiciones de ingravidez han demostrado su valor en numerosos ámbitos, sobre todo en el de la medicina. Varias vacunas, entre ellas una contra el sida, se han investigado en la plataforma espacial. Por eso, los expertos no creen que Rusia se decida a romper una colaboración tan provechosa.
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