Decadencia de la Fuerza de Submarinos Argentina
Por su parte el "San Juan" tendría una historia diferente. En 1995 estando en su base de asiento, sufre una seria avería en su batería (cortocircuito por entrada accidental de agua de mar) que lo obliga al reemplazo de la misma en forma prematura con solo tres años de uso. Debería haber entrado a realizar su reparación de media vida a la culminación de los trabajo del "Santa Cruz", año 2002 aproximadamente, sin embargo la crisis política y económica acaecida en el 2001 alejaron esa posibilidad.
En 2002, en aguas próximas a Río de Janeiro, el "San Juan" sufre una peligrosa contaminación de agua de mar en su sistema hidráulico, demostrando la necesidad de un mantenimiento apropiado. El buque fue a superficie en emergencia y regresó a Río de Janeiro. En los talleres de la Marina del Brasil se le realiza la reparación correspondiente y posteriormente regresa a Mar del Plata.
En 2007, estando en su base de asiento, con casi nula actividad operativa ocurre la explosión de la batería de un torpedo de ejercicio alojado dentro de uno de sus tubos de lanzamiento, accidente que le ocasionó al menos la pérdida de calibre del mismo.
Con el remanente de su ya desgastada batería, el "San Juan" encontró su destino de reparación mayor con la reestatización de Tandanor y las mermadas instalaciones del ex astillero Domecq García, que pasaría a denominarse Alte. Storni. Ingresaría a sus gradas en noviembre de 2007 luego de tres meses de espera en muelle por falta de marea viva. El corte del casco se realizó el día 20 de enero de 2009
Aquí comienza un muy largo y penoso proceso que se prolongaría por siete años a pesar que en la planificación original se había estimado unos dos años, tiempo similar al empleado en el Arsenal de Río de Janeiro. Para llevar a cabo esta tarea fue imprescindible la recuperación de las capacidades, no solo del herramental sino también y fundamental de los recursos humanos. Para ese momento el astillero no contaba con personal suficiente con experiencia en submarinos, hubo que recurrir a convocar a experimentados ex operarios, algunos incluso ya jubilados, del Domecq García para colaborar con el manejo de las máquinas y la formación de nuevas camadas de técnicos.
El ahora astillero de submarinos Alte. Storni pasa a formar parte junto al astillero Tandanor, el CINAR (Complejo Industrial Naval Argentino) dependiente del Ministerio de Defensa. Para la misma época se accidenta seriamente en el Atlántico Sur el rompehielos "Alte. Irizar", el gobierno aquí toma dos decisiones, la primera es reparar el rompehielos y no adquirir un buque similar de segunda mano, la segunda decisión es que la reparación del "Alte Irizar" se lleve a cabo en Tandanor prescindiendo por problemas políticos de la ayuda del astillero de origen del rompehielos. Las complejas y grandes reparaciones que requirió el "Alte. Irizar", restó personal al astillero Storni que fue prolongando los tiempos en los trabajos en el submarino "San Juan". (Ver anexo)
A modo de ahorrar recursos y capacitar al personal para una nueva tarea, se toma la decisión de vaciar los vasos constituyentes de la batería del submarino y replacarlos con elementos originales provistos por la empresa Enersys Varta, Hawker Gmbh, que garantizaba todo el proceso de armado, sellado y llenado con el electrolito. Precisamente el ácido de la batería llevó a una demora adicional en los trabajos ya que la empresa, tradicionalmente proveedora de la Armada, se había trasladado a Brasil y ninguna otra empresa en la Argentina producía el ácido de la calidad requerida. El mismo fue adquirido en Alemania y hubo que esperar un barco especializado para el transporte de sustancias corrosivas. Su recepción en el puerto de Buenos Aires no solo sufrió los efectos burocráticos de la Aduana local sino que hubo que dar actuación al Sedronar ya que como ácido es precursor de sustancias ilegales. Esta agencia estatal demoró la liberación del ácido ya que en los papeles figuraba como último usuario la Armada Argentina y se estaban entregando en un astillero no dependiente de la Armada.
Si bien este es un detalle que colaboró con el retraso de los trabajos cierto es que la reparación de media vida del submarino "San Juan" demoró siete largos años, cinco más de lo que se tardó en Rio de Janeiro para similar tarea en su gemelo y una cantidad de años sensiblemente mayor a la que demoró el astillero TNSW en construir totalmente los submarinos TR- 1700.
En septiembre de 2011 en coincidencia con el fin de la soldadura del casco resistente la presidente de la Nación Cristina Fernández en un discurso por cadena nacional desde el CINAR manifestó: "Hoy finalizan las tareas mayores, comienza la etapa de alistamiento y en diciembre (2011) pato al agua". También agregó: "Tendremos submarino por 30 años más". Más allá de la reconocida verborragia de la ex presidente, el "San Juan" recién pudo estar concluido en el 2014 y la suposición que habría submarino por 30 años más, fue una desmedida expectativa de vida útil, teniendo en cuenta que no había recibido ningún tipo de modernización en sus sistemas, para un buque que portaba tecnología de la década de los años 80.
Una vez concluidos los trabajos de la media vida, el submarino "San Juan" fue trasladado a la Base Naval Mar del Plata a fin de realizar las pruebas en el mar necesarias para que, las que de concluir con éxito, el buque sea recibido satisfactoriamente por la Fuerza de Submarinos.
Mientras se retrasaba en no menos de cinco años la reparación del submarino "San Juan", su gemelo el "Santa Cruz", se encontraba casi inmovilizado e inoperativo en la BNMP con su batería totalmente agotada a la espera de poder ingresar al astillero para cambiar y recibir su cuarta batería. En el periodo comprendido entre el 2007 y el 2014 el Comando de la Fuerza de Submarinos se encontró con sus dos más modernas naves prácticamente fuera de servicio, con el viejo submarino "Salta", obsoleto, apenas colaborando con el adiestramiento ya que también tuvo intermitentes períodos de actividad. Fueron varios los Comandantes, cuyos comandos duran un año, que no navegaron ni una milla en inmersión.
Precisamente en 2008, por un compromiso institucional, el Comandante de Alistamiento y Adiestramiento (máxima autoridad naval de todos los medios de combate) ordena a la Fuerza de Submarinos el envío del "Santa Cruz" a Valparaíso, Chile, a fin de sumarse a la "6ta Exposición y Conferencia Internacional Marítima y Naval para Latinoamérica". De nada sirvieron las explicaciones tanto del Comandante de la Fuerza como la del propio Comandante del submarino por cuanto la nave no estaba en condiciones de afrontar una tan prolongada navegación. Se debió cumplir la orden de cualquier manera.
En plena navegación, el sistema hidráulico del "Santa Cruz" se contaminó con agua de mar por lo que el submarino debió alcanzar penosamente el muelle de Ushuaia. Con la directa intervención de la Ministra de Defensa, se le realizó un "flushing" para cambiar los líquidos hidráulicos y retornó a Mar del Plata navegando por ruta y marcha segura.
Fue durante este extenso período (2007-2014) que el arma submarina pierde decididamente la transmisión de la cadena del conocimiento de las tripulaciones. En efecto, a medida que el personal más experimentado se fue retirando por antigüedad o por cambio de destino, las nuevas generaciones de submarinistas que se incorporaron lo hicieron "en seco", vale decir sin navegación alguna.
La experiencia que se transfiere en lo cotidiano de las navegaciones, de los suboficiales más experimentados a las nuevas tripulaciones que se incorporan, prácticamente se cortó. Con la reincorporación a la fuerza de submarinos del ARA "San Juan" en 2015 si bien permitió el adiestramiento intenso del personal, esa ausencia de submarinos por varios años, produjo varias camadas de submarinistas que no navegaron durante o al fin de su curso, o si lo hicieron, fue de manera insuficiente.
Ahora se volvía a formar tripulaciones en el arte de la guerra submarina, pero con la pérdida del traslado de experiencias. La única manera de formar submarinistas es navegando, ejercitando tanto la técnica, la táctica como las emergencias y eso sólo se logra con la práctica. Adiestramiento lejos está de ser sinónimo de experiencia. Las clases en tierra, los libros y los simuladores si no se complementan con navegaciones reales no alcanzan, pero éstas sin la transferencia de experiencias de los más experimentados a los más nóveles tampoco. Anterior al 2016 hacía mucho tiempo que no se realizaban navegaciones prolongadas, éstas por los cambios fisiológicos que se producen en las tripulaciones, deben ser adiestradas.
Como dato ilustrativo, en 2015 cuando se iniciaron las pruebas de mar para la aceptación del "San Juan" luego de la reparación de media vida por parte de la Fuerza de Submarinos, se analizó la posibilidad de convocar a personal retirado para colaborar con estas fundamentales pruebas.
Experiencias internacionales indican que 30 días de navegación es el mínimo necesario para mantener las tripulaciones submarinistas adiestradas.
Desde fines de la década del 90, nunca estuvieron ambos TR1700 en servicio pleno simultáneamente eso, sumado a la obsolescencia del submarino "Salta" demuestran palmariamente la insuficiencia de cantidad de buques en servicio para mantener una fuerza disuasiva, eficaz y adiestrada. Se pasó de una de un plan estratégico con fuerza de submarinos con el potencial de ocho unidades -seis TR1700 y dos Clase 209-, al insuficiente número de tres que en la práctica se puede promediar como uno y medio.
marino ARA SAN JUAN S-42
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