Parada crucial para Morales en Santa Cruz
La capital del oriente espera reunir un millón de personas en un cabildo abierto que podría, de facto, declarar la autonomía.
Sergio Carreras
Enviado especial a Bolivia
Santa Cruz de la Sierra. Luego de haber vivido las dos últimas semanas revolucionada, patas arriba, embanderada de verde y blanco desde los suelos hasta las terrazas, la ciudad de Santa Cruz de la Sierra se prepara para vivir hoy una jornada histórica que podría cambiar la estructura política y económica de Bolivia desde sus cimientos.
En la avenida más coqueta y de mayor vida nocturna de la ciudad, la Monseñor Rivero, ya se ha levantado un escenario con 16 metros de frente desde donde las autoridades locales les preguntarán a los cruceños ahí reunidos si están de acuerdo con que Santa Cruz se convierta, de facto, en una región autonómica y deje de "ser explotada por la dictadura de Evo Morales".
La ciudad de la selva. Por supuesto que en Santa Cruz todos conocen ya la respuesta. Un "sí" rotundo y entusiasta recorrerá la multitud que, esperan las autoridades locales, sea la más grande de su historia y alcance al millón de personas. Para eso se han contratado centenares de buses, las fábricas de banderas cruceñas no alcanzan a cubrir la demanda, las boutiques tienen sus maniquíes vestidos con remeras que piden la autonomía y los canales de televisión son una sucesión de avisos que invitan a dejar "todingo hoy a las 3 de la tarde y salir para el cabildo, pué".
Esta región nació y creció a lo largo de los siglos separada de la Bolivia del altiplano, esforzándose por evitar que algún presidente quisiera someterla a sus dictados desde un despacho de La Paz, y orgullosa de haberse convertido, sin ayuda externa, en el motor económico del país hasta el punto de producir el 40 por ciento del PIB nacional.
Santa Cruz se considera a sí misma una nación sin Estado, hoy sojuzgada por el poder paceño, y se siente segura de poseer una historia y cultura propias suficientes como para aspirar, en el futuro, a convertirse en la Cataluña boliviana. Sus principales dirigentes políticos y empresariales (dos categorías que aquí suelen ser, en realidad, una) afirman haber llegado a un punto límite en su pertenencia a la Bolivia unitaria, y ahora se proponen por lo menos alcanzar un esquema de autonomía que los empariente con el que actualmente exhiben las provincias argentinas. Dejan para el futuro el sueño de la independencia total, que fue exigida y coreada la semana pasada por la multitud que llenó la plaza 24 de Setiembre, en el centro de la ciudad. "Podrán ser 50 mil personas que piden independencia, pero somos muchos más los que entendemos que es el momento de la autonomía", dijo a La Voz del Interior el gobernador (prefecto) de Santa Cruz.
Lejos de La Paz. El cabildo de hoy encuentra como causas cercanas la política y las manifestaciones que el presidente Evo Morales Ayma ha tenido hacia Santa Cruz. El punto más problemático es la intención presidencial de que la Asamblea que debe dictar la nueva Constitución del país tome sus decisiones con sólo el 50 por ciento más uno de los votos y no con los dos tercios de sus miembros, como se había comprometido en un principio. Esta diferencia mantiene a la Asamblea paralizada, pese a que por ley debe entregar la nueva Carta Magna a principios de agosto.
El segundo punto es que Santa Cruz creía tener ganada la autonomía cuando en el reciente referéndum nacional, el 71 por ciento de la provincia se manifestó a favor de ese cambio y el presidente dijo que respetaría la decisión. Pero ahora teme que la Asamblea no respete el pronunciamiento popular, que encontró igual eco en otras tres provincias: Pando, Beni y Tarija, que junto a Santa Cruz integran la "Media Luna" oriental del país, opositora a Morales.
En los últimos días, el presidente insistió en descalificar las protestas de los cruceños, tildando a sus dirigentes de "oligarcas, gamonales y latifundistas" que quieren la separación de Bolivia. También le pidió al ejército que vele por la unidad boliviana, lo que en Santa Cruz fue interpretado como una amenaza. En un último intento, Morales envió a dos de sus ministros a Santa Cruz para tratar de detener el cabildo de hoy, pero sólo consiguieron que los cruceños ratificaran el encuentro.
Un costado muy presente en esta discusión es la diferencia racial. Evo Morales se reivindica el primer presidente indígena y coloca la bandera multicolor whipala en sus actos oficiales, cargando sobre las espaldas santacruceñas la acusación de discriminar a los originarios. Ayer en las calles de Santa Cruz repartían folletos pidiendo "una república independiente pero sin collas". Las autoridades cruceñas dijeron que fueron impresos por el partido de Morales, el MAS, y en las últimas semanas pusieron especial empeño en mostrar a los miles de collas e indígenas de otras numerosas etnias que acompañan la reivindicación de los cambas, como se autodenominan los cruceños.
En el Cabildo de hoy, si se decide una autonomía de facto, sin esperar lo que diga la Asamblea Constituyente y sin importar la opinión de la máxima autoridad boliviana, Santa Cruz pondrá a Evo Morales en una encrucijada y frente al mayor problema que haya enfrentado desde su llegada a la presidencia, hace solamente 11 meses. Los referentes cruceños se muestran duros y no ofrecen una sola puerta de negociación que no implique la aceptación de su autonomía y de los dos tercios. Senadores y diputados llegan a decir que voltearán el gobierno si Morales declara el estado de sitio o acude a alguna intervención violenta.
En las calles de esta ciudad de casi un millón y medio de habitantes, la gente anda enfervorizada. Se han suspendido los espectáculos y las muestras artísticas. Hasta ayer había más de mil personas de todo nivel social y económico -incluido el gobernador- haciendo huelga de hambre en la plaza central, en el palacio de gobierno y en las sedes de los colegios profesionales. En cada esquina se venden banderas y remeras para vestirse de verde y blanco y concurrir al cabildo de hoy. Miles de autos y casas permanecen embanderados y no parece existir otro tema de conversación.
Los seguidores del presidente realizaron ayer otro cabildo, opositor a la autonomía, en el Plan 3.000, el barrio más pobre de Santa Cruz, si bien esta ciudad no tiene asentamientos tan pobres que puedan ingresar en la categoría argentina de villa de emergencia. A esa reunión la anunciaron como "el cabildo de los collas pobres y los cambas yescas (sin plata)". Otros partidarios del MAS amenazan con bloquear los caminos por donde deberán llegar al cabildo los concurrentes del interior.
El gobierno cruceño invitó para hoy a observadores y prensa internacionales. Quiere mostrar la fuerza del reclamo y luchar para imponer, fuera del país, la imagen de una Bolivia diferente a la del altiplano. Santa Cruz se plantea como una nación tropical, amazónica, mestiza y rica, que se siente fuera del país que propone el presidente Evo Morales.