Lanchas Patrulleras de la Armada Argentina en Misiones de Naciones Unidas
Formación “Delta” o rombo del ONUCA Naval Squadron
CF (ARA) Alberto Gianola Otamendi[1]
Durante los años 1990 a 1992 las lanchas Patrulleras A.R.A. “BARADERO”, A.R.A. “BARRANQUERAS”, A.R.A. “CLORINDA” y A.R.A. “CONCEPCIÓN DEL URUGUAY”, junto a un grupo logístico y un destacamento de Sanidad Naval integrado por médicos y enfermeros de la Armada Argentina, participaron de la misión de paz de las Naciones Unidas en Centroamérica denominada ONUCA, físicamente ubicada en el Golfo de Fonseca, sobre el Océano Pacífico, con su Comando General en Tegucigalpa y apostadero en San Lorenzo, próximo a Choluteca, Honduras. Constituyeron el
ONUCA Naval Squadron.
Esa misión fue la segunda en el historial de las Naciones Unidas que empleó una fuerza naval, luego de la operación internacional montada durante la Guerra de Corea, pero en rigor la primera bajo la conducción propia de la ONU. Por ello mismo, el Secretario General de entonces (el Sr. Butros Butros-Ghali) tenía una foto de las Lanchas Patrulleras argentinas navegando en formación “Delta” (rombo) en su despacho.
ONUCA responde a la necesidad de los países de América Central de acotar el accionar de los grupos insurgentes que se apoyaban y abastecían mutuamente, particularmente el Frente de Liberación Farabundo Martí (FLFM) en El Salvador y los Sandinistas de Nicaragua. Así, por el Acuerdo de Paz de Esquipulas II, los cinco estados (Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y Costa Rica) acuerdan esfuerzos para controlar sus fronteras y limitar los movimientos de las guerrillas con apoyo de una fuerza de paz de las Naciones Unidas.
Esta misión se reconoce en el marco de las misiones de la paz (Peacekeeping Operations) que no requieren el uso de la fuerza, por lo cual lanchas, vehículos y personal de las Naciones Unidas iban desarmados
[2], pintados de blanco y con banderas e insignias de la ONU.
Tuvo dos fases; una de interdicción del tránsito de combatientes, del tráfico de armas, logística militar y sanitaria y otra específica de desarme, desmovilización y reinserción social de excombatientes (DDR en las siglas habituales).
Las acciones de bloqueo fueron complementarias, una terrestre, establecida en Honduras por el ejército de ese país con apoyo de Observadores Militares (oficiales de tierra de diferentes países como Venezuela, India, Irlanda, Canadá, etc.) y otra naval centrada en el Golfo de Fonseca, sobre el Pacífico. Esta maniobra particular fue realizada por la Armada Argentina con la División Lanchas Patrulleras apoyadas por un grupo de helicópteros (inicialmente de la Real Fuerza Aérea Canadiense y más tarde de una empresa subcontratada por la ONU -Evergreen- con pilotos mayoritariamente peruanos y chilenos).
Formación en columna con un UH1H
Para ambientarnos, el golfo es compartido por tres naciones: El Salvador al norte, Nicaragua al sur y Honduras al centro. Muchas de sus islas se encuentran en disputas limítrofes entre dichos estados y son fuente de otros conflictos. Sus aguas son poco profundas. Las costas están pobladas de asentamientos de pescadores que tripulan rápidas canoas hechas de troncos ahuecados (cayucos), son bajas, con vegetación y configuración propia de manglares. Hay muchos ríos serpenteantes y de selvática foresta, que bajan de los numerosos volcanes de la región (como el volcán de Cosigüina en Nicaragua). El clima es tropical, extremadamente caluroso, con una estación muy seca y otra de lluvias copiosas.
En la zona hay una abundante pesca artesanal desde las canoas y botes, pero también opera una numerosa flota de atuneros con redes de cerco, helicópteros pequeños para divisar los cardúmenes y botes rápidos para “arrearlos”. Una vez al año, ingresa al golfo y sus aguas litoraleñas una manada de ballenas jorobadas (rorcuales) en época de apareamiento. Este hecho fue comprobado fehacientemente con un serio choque accidental contra un enorme ejemplar.
Dos puntos del golfo fueron usados como apoyo para las lanchas: el puerto de San Lorenzo, para apostadero y el más precario de Amapala, en la Isla del Tigre (sede de la base naval hondureña en el Pacífico, equipada por embarcaciones similares armadas por ELCO en los EEUU) para el carenado en su varadero. Estas tareas de mantenimiento empleando facilidades de la Armada de Honduras promovieron un gran aporte de información de reglamentos, experiencia operativa, manuales de mantenimiento, etc. a esa nueva marina por nuestros oficiales y suboficiales.
Tareas en varadero en Amapala, Isla del Tigre
La operación naval, normalmente precedida o apoyada por vuelos de reconocimiento aéreo de los UH1H, consistía en un conjunto de patrullas de largo alcance, marítimas, desde el Puerto de Corinto (al sur, en Nicaragua) a la costa externa de El Salvador, combinadas con patrullados de corto alcance en aguas interiores, con inspecciones a los puertos y muelles de los tres países, incursiones en los ríos (como el Estero Real al noroeste de Nicaragua hasta Puerto Morazán) y riachos y visitas a sus bases navales (La Unión en El Salvador, Amapala en Honduras y Corinto en Nicaragua). Durante estas navegaciones que se hacían con la presencia a bordo de observadores militares extranjeros del Destacamento Naval de San Lorenzo, se inspeccionaban las embarcaciones que se avistaban.
La División se subdividía en dos equipos de trabajo, de dos lanchas cada uno, que realizaban diariamente las patrullas previstas. El plan de operaciones disponía de un catálogo de cuatro patrullas de largo alcance y otras siete de corto alcance que se realizaban en forma aleatoria, tanto diurna como nocturnamente.
Sus indicativos de radio eran Gaucho Uno a Gaucho Cuatro.
Usualmente una lancha realizaba cada derrota, coordinando puntos de chequeo y horarios para asegurar una presencia casi continua en el área operativa. Una excepción era la visita al puerto Corinto, por la distancia y la complejidad de las relaciones con las autoridades sandinistas.
Formación en línea de frente flexible en el Golfo de Fonseca
ONUCA es una de las misiones de las NNUU que concluye con éxito. Las cinco columnas que integraban el Frente de Liberación Farabundo Martí acuerdan a fines de 1991, un cese de fuego con el gobierno salvadoreño y un proceso de integración política y social, que da origen a otra misión: ONUSAL, empleando casi los mismos medios y personal de ONUCA, que se reasigna a ese país. Pero allí no se necesita un componente naval y es condición de los líderes del FLFM que no se incluyan efectivos militares argentinos (salvo los equipos de salud) en ONUSAL, por cuestiones ideológicas.
Las cuatro lanchas fueron trasladadas al país a principios de 1992, a bordo del transporte ARA “Canal de Beagle”, en sus propias camas y sobre tapas de bodega en cubierta, ya que este buque de la clase Costa Sur de Transportes Navales poseía la capacidad de levantarlas y maniobrarlas en altura con sus dos plumas popeles actuando juntas. El personal fue replegado en un avión Focker F28 del Comando de Transportes Aeronavales, como cada uno de los tres relevos efectuados.
Finalizado exitosamente el despliegue de este grupo, el Jefe de Estado Mayor General de la Armada por Resolución JEMGA Nº 178 del 2 de octubre de 1991, otorgó una distinción por hechos y acciones de mérito extraordinario en la Campaña del Golfo de Fonseca, Honduras, consistente en la medalla "Fuerzas de Paz" a la "División Lanchas Patrulleras" de la APLA. Esta medalla debía ser recibida, ostentada y custodiada por la unidad de menor numeral de esa División.
Luego, se les otorgó la distinción "Operaciones Internacionales" por Resolución JEMGA Nº 155/96 del 20 de junio de 1996 por las operaciones en el Golfo de Fonseca de 1990 a 1992, (que reemplaza la anterior) y cuya medalla se entregó a las unidades, que la lucen en sus Pabellones de Guerra.
El personal que cumplió esa misión, se relevó cada seis meses, cumpliendo cuatro turnos hasta su conclusión. Cada Lancha estaba tripulada por dos oficiales y cuatro suboficiales, dotación reducida por no portar armamentos ni comunicaciones codificadas. Además de estos veinticuatro hombres, la División Lanchas Patrulleras tenía un Comandante, un médico, un enfermero, un jefe de logística y cuatro suboficiales mecánicos y técnicos electrónicos que formaban el GAM o Grupo de Apoyo de Mantenimiento.
Otros cuatro oficiales médicos y cuatro suboficiales enfermeros constituían el hospital de la misión y se encontraban en el comando general en Tegucigalpa y destacados en Nicaragua (un médico y un enfermero) y El Salvador (un equipo similar).
Con estos equipos operativos, en ONUCA hubo otros dos oficiales jefes de la Armada. Uno de ellos era el asesor naval en el Comando General, ejercido por un general español y el otro fue el Jefe del Destacamento Naval en San Lorenzo. En esta pequeña base de operaciones marítimas, además de las patrulleras, el GAM y la enfermería argentinas, había un helipuerto y ocho Observadores Militares, todos oficiales de marina o infantes de marina, de diferentes países (Canadá, España, Suecia y Venezuela).
Así, la misión completa, en cada relevo, fue cubierta por cuarenta y un marinos argentinos. Todos ellos recibieron una condecoración de las Naciones Unidas por “Mérito a la Paz”.
Plana Mayor del ONJUCA Naval Squadron en su cuarto y último relevo
Las cuatro embarcaciones reconocidas nacionalmente como clase Baradero, de diseño americano pero armadas en Israel, se adquirieron durante el año 1978. Son de la clase “Dabur” (“avispa” en hebreo). Compradas para equipar inicialmente el Área Naval Fluvial, recibieron nombres de ciudades litoraleñas mesopotámicas, pero fueron destacadas al sur por la eclosión del conflicto del Beagle.
Ceremonia de Imposición de Condecoraciones (Medal Parade)
Medalla de Servicios a la Paz de ONUCA