Muy buen ejemplo el de la ley de aduana del 18 de diciembre de 1835. En ella, con espíritu proteccionista, se establece, para los artículos importados, derechos que varían entre el cinco (5) y el cincuenta por ciento (50). Los máximos recaen sobre objetos de lujo y sobre lo que no es absolutamente necesario, prohibiéndose la importación de cuanto se produce localmente.
Comienza un extraordinario progreso, que durará hasta la caída de Rosas. El establecimiento metalúrgico de Juan Berisso, fundado meses antes de la ley, llega a construir, no sólo cantidad de embarcaciones pequeñas, sino cuatro (4) buques de altamar, se construyen barcos de altamar en Corrientes y Santa Fe, en Buenos Aires, a la caída de Rosas, habrá ciento seis fábricas (106), entre las cuales dos (2) fundiciones, siete (7) fábricas de jabones, tres (3) de pianos y dos (2) de carruajes, y setecientos cuarenta y tres talleres (743), entre los cuales ciento diez (110) carpinterías, ciento ocho (108) zapaterías y setenta y cuatro (74) herrerías. Además de dos mil ocho (2008) comercios en una ciudad de ochenta mil habitantes!
Durante el gobierno de Rosas se introduce la primera máquina de vapor, se crea la primera fábrica de fundición y mecánica, se inaugura la primera línea de cabotaje en el Atlántico Sur, son traídos los primeros vacunos Shorthorn y se ponen los primeros alambrados.
En las provincias también genera un acelerado progreso, por ejemplo, en Tucumán llega a haber trece (13) ingenios de azúcar, en Córdoba las pieles de cabra son curtidas tan perfectamente que se las envía a Francia, lo que obliga al gobierno francés, para proteger a su industria, a prohibirlas. El gobierno de Salta, en abril de 1836, en una ley de homenaje a Rosas, dice que la ley de Aduana "consulta muy principalmente el fomento de la industria territorial del interior de la Republica", que "es un estímulo poderoso al cultivo y explotación de las riquezas naturales de la tierra" y que "ningún gobierno de los que han precedido al actual de Buenos Aires, ni nacional ni provincial, ha contraído su atención a consideración tan benéfica y útil a las provincias interirores".
Rosas, en el Mensaje del 1º de enero de 1837, informa que las modificaciones en la ley de Aduana "a favor de la agricultura y la industria han empezado a hacer sentir su benéfica influencia", y que "los talleres de los artesanos se han poblado de jóvenes".
Luego, dirá Sarmiento y le creerán: "En quince años no ha tomado una medida administrativa para favorecer el comercio interior y la industria naciente de nuestras provincias".
Así se ha escrito nuestra dirigida y oficial historia....
Saludos
Comienza un extraordinario progreso, que durará hasta la caída de Rosas. El establecimiento metalúrgico de Juan Berisso, fundado meses antes de la ley, llega a construir, no sólo cantidad de embarcaciones pequeñas, sino cuatro (4) buques de altamar, se construyen barcos de altamar en Corrientes y Santa Fe, en Buenos Aires, a la caída de Rosas, habrá ciento seis fábricas (106), entre las cuales dos (2) fundiciones, siete (7) fábricas de jabones, tres (3) de pianos y dos (2) de carruajes, y setecientos cuarenta y tres talleres (743), entre los cuales ciento diez (110) carpinterías, ciento ocho (108) zapaterías y setenta y cuatro (74) herrerías. Además de dos mil ocho (2008) comercios en una ciudad de ochenta mil habitantes!
Durante el gobierno de Rosas se introduce la primera máquina de vapor, se crea la primera fábrica de fundición y mecánica, se inaugura la primera línea de cabotaje en el Atlántico Sur, son traídos los primeros vacunos Shorthorn y se ponen los primeros alambrados.
En las provincias también genera un acelerado progreso, por ejemplo, en Tucumán llega a haber trece (13) ingenios de azúcar, en Córdoba las pieles de cabra son curtidas tan perfectamente que se las envía a Francia, lo que obliga al gobierno francés, para proteger a su industria, a prohibirlas. El gobierno de Salta, en abril de 1836, en una ley de homenaje a Rosas, dice que la ley de Aduana "consulta muy principalmente el fomento de la industria territorial del interior de la Republica", que "es un estímulo poderoso al cultivo y explotación de las riquezas naturales de la tierra" y que "ningún gobierno de los que han precedido al actual de Buenos Aires, ni nacional ni provincial, ha contraído su atención a consideración tan benéfica y útil a las provincias interirores".
Rosas, en el Mensaje del 1º de enero de 1837, informa que las modificaciones en la ley de Aduana "a favor de la agricultura y la industria han empezado a hacer sentir su benéfica influencia", y que "los talleres de los artesanos se han poblado de jóvenes".
Luego, dirá Sarmiento y le creerán: "En quince años no ha tomado una medida administrativa para favorecer el comercio interior y la industria naciente de nuestras provincias".
Así se ha escrito nuestra dirigida y oficial historia....
Saludos