Cientos de presuntos criminales de guerra ingresaron a Gran Bretaña y todavía viven en el país, a pesar de las recomendaciones de la Agencia de la Inmigración, publicó The Guardian, que citó datos oficiales.
Una unidad especial sobre crímenes de guerra de la agencia para la inmigración recomendó acciones contra 495 sospechosos en los últimos cinco años, que supuestamente participaron en torturas, genocidios, crímenes contra la humanidad u otros crímenes de guerra.
Sin embargo, cifras brindadas por la agencia, un quinto de esas personas fueron rechazadas en la frontera o dejaron voluntariamente el país, reduciendo el número a 383.
Scotland Yard, por su parte, confirmó que deben profundizar las investigaciones sobre 47 personas.
De los 383 sospechosos, 105 son de Irak, 73 de Sri Lanka, 39 de Ruanda, 32 de Zimbabwe y 26 del Congo.
El Guardian estima que parte de ese grupo fueron altos oficiales del regimen de Saddam Hussein, otros de los servicios afganos y un ex jefe de la policía de la República Democrática del Congo que confesó en una entrevista haber supervisado torturas.
El diario afirmó que no se presentaron casos en los tribunales británicos a pesar de que el año pasado entró en vigor una ley que lo aprueba.
Michael Mc Cann, un diputado laborista que forma parte de la comisión parlamentaria sobre la previsión de los genocidios, dijo al Guardian tener la impresión de que los sospechosos criminales de guerra son perseguidos con más decisión en otros países.
ambito financiero
Una unidad especial sobre crímenes de guerra de la agencia para la inmigración recomendó acciones contra 495 sospechosos en los últimos cinco años, que supuestamente participaron en torturas, genocidios, crímenes contra la humanidad u otros crímenes de guerra.
Sin embargo, cifras brindadas por la agencia, un quinto de esas personas fueron rechazadas en la frontera o dejaron voluntariamente el país, reduciendo el número a 383.
Scotland Yard, por su parte, confirmó que deben profundizar las investigaciones sobre 47 personas.
De los 383 sospechosos, 105 son de Irak, 73 de Sri Lanka, 39 de Ruanda, 32 de Zimbabwe y 26 del Congo.
El Guardian estima que parte de ese grupo fueron altos oficiales del regimen de Saddam Hussein, otros de los servicios afganos y un ex jefe de la policía de la República Democrática del Congo que confesó en una entrevista haber supervisado torturas.
El diario afirmó que no se presentaron casos en los tribunales británicos a pesar de que el año pasado entró en vigor una ley que lo aprueba.
Michael Mc Cann, un diputado laborista que forma parte de la comisión parlamentaria sobre la previsión de los genocidios, dijo al Guardian tener la impresión de que los sospechosos criminales de guerra son perseguidos con más decisión en otros países.
ambito financiero