VIDA UTIL DE LAS UNIDADES DE SUPERFICIE
Gustavo Jordán Astaburuaga *
Introducción.
La vida útil de las unidades de superficie es un tema de gran
importancia que deben tomar en consideración todas las armadas del
mundo al planificar la estructura y composición de sus fuerzas de
combate en el mediano y largo plazos, en este caso particular, de las
fuerzas de combate de superficie.
Este es un tema complejo debido a la gran cantidad de factores
involucrados que pueden incluir, entre otros, consideraciones de tipo
político, estratégico, económico, táctico, técnico, logístico,
demográfico, etc. Por estas razones no existen modelos teóricos a
nivel mundial que puedan dar una respuesta definitiva a esta
interrogante. En consecuencia todas las Armadas, tomando en
consideración su situación político-estratégica, económica, técnica
e histórica, deberán resolver en forma particular su propio problema.
Cada situación es única y no repetible.
La definición de la vida útil de las unidades de superficie es
el resultado de un proceso continuo de evaluación no lineal de
múltiples factores y está en continua reapreciación en cada Armada
a medida que evolucionan todos los factores que intervienen en esta
definición. Lo que ayer fue una buena solución, puede que hoy sea una
mala resolución, y viceversa.
Por otra parte, de la estimación de la vida útil de las unidades
de superficie se derivan dos grandes planes maestros que cada Armada
debe definir:
- Un plan destinado a renovar a las unidades de superficie, ya sea
mediante la construcción de nuevas unidades, adquisición de
unidades de segunda mano con una vida útil remanente, o mediante
la reconstrucción de algunas unidades existentes extendiéndoles
su vida útil.
- Un plan destinado a mantener, recuperar y modernizar a las
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unidades que están en servicio para mantenerlas cumpliendo
eficientemente las tareas que les han sido asignadas mientras
dure la vida útil definida o especificada.
Considerando lo complejo de este tema, en este artículo se
seguirá una metodología de análisis simplificada y se utilizará a la
historia reciente (desde la Segunda Guerra Mundial a la fecha) como
el reflejo del resultado final estadístico de la vida útil de las
unidades de superficie.
Debe tenerse presente que este tema está en constante evolución
a nivel mundial y existen tendencias contrapuestas en la actualidad,
como lo son el criterio de la Armada norteamericana que está
tendiendo a alargar, a nivel de especificaciones de diseño originales
de los buques, su vida útil esperada, y la tendencia de la Armada
británica que tiene la opción opuesta de reducir la vida útil de sus
buques.
Principales factores que afectan la vida útil de las Unidades de
Superficie.
Uno de los principales factores que afectan a la vida útil de
los buques de superficie son los requerimientos de alto nivel y
especificaciones de construcción, los cuales son incorporados en el
proceso de diseño de la nueva unidad. Derivado de lo anterior, se
establecen los parámetros fundamentales del diseño del buque que se
analizarán en los párrafos que siguen.
La vida útil del buque determinará el tipo de estructuras, los
materiales a emplear y la resistencia del casco a utilizar, con el
propósito de asegurar la vida útil del buque prevista y que éste no
tenga que ser dado de baja prematuramente por razones estructurales
tales como grietas, daños en la viga maestra u otros defectos
equivalentes. En este aspecto deberá considerarse, por ejemplo, los
tipos de cuadernas, distancias entre ellas, tipo y espesor de las
planchas a utilizar, tipo de diseño y peso total del casco, etc.
Se debe definir también cual será el margen de futuros aumentos
de pesos para modernizaciones o instalaciones de nuevos sistemas de
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armas. A mayor vida útil esperada del buque deberá existir una mayor
cantidad de peso y volumen reservados para las futuras
modernizaciones.
Lo anterior también está relacionado con la capacidad del buque
de proporcionar poder eléctrico y servicios de todo tipo tales como
aire acondicionado, agua enfriada, etc., a los nuevos sistemas de
armas que sean instalados durante la vida útil del buque.
Son conocidas las principales obsolescencias que afectan a las
fuerzas navales y en particular a las unidades de superficie. No cabe
duda que varios sistemas de los buques que están en construcción
quedan obsoletos junto con salir el buque al servicio, debido al gran
avance tecnológico existente, lo cual ha mantenido una tendencia
constante de acelerar los cambios, superando continuamente la
performance y capacidades de los sistemas diseñados con anterioridad.
Este efecto puede ser mayor si estamos hablando de construir el
último buque de una clase, salvo que el diseño original haya sido
modificado o modernizado en el intertanto.
Una de las obsolescencias que afectan a los buques de superficie
se puede denominar como "obsolescencia económica", la cual se produce
cuando los costos de operación de una determinada unidad (costos de
la dotación, del combustible, de la munición, repuestos, de las
reparaciones, del mantenimiento, etc.), dejan de ser rentables al
compararlos con el reducido aporte a la capacidad de una Fuerza naval
que entrega la unidad en cuestión, o cuando existen otras unidades
u otros medios que pueden cumplir esas mismas funciones, incluso con
una mayor eficiencia, pero a un costo más reducido.
En las marinas más desarrolladas el costo del personal está
siendo cada vez más importante para determinar dar de baja una unidad
o acortarle su vida útil por constituir este acápite el principal
factor de orden económico en el costo de operación de la unidad.
También puede determinarse que una unidad llegó al nivel de una
"obsolescencia económica" cuando sus costos de modernización o de
recuperación superan el costo de la adquisición de una unidad con
capacidades superiores a la unidad afectada. Este fue el caso cuando
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se llegó a que el costo del refit y modernización de las últimas
fragatas Leander inglesas de la clase batch III (broad beam Leander),
las cuales fueron modernizadas al standard Seawolf + Exocet MM-38 en
la década de los años 80, refit que superó los 80 millones de libras
esterlinas de costo (equivalentes a US$ 120.000.000), y por cuyo
valor se dispuso la construcción de buques nuevos, los que
constituyeron las fragatas tipo 23.1
La "obsolescencia táctica" se origina fundamentalmente cuando
los sistemas y armas que tiene una determinada unidad han sido
superados en su performance original por otras capacidades de las
unidades o sistemas de armas del enemigo, siendo el buque ineficaz
para cumplir con sus funciones originales, no contribuyendo
mayormente a la potencia ofensiva, capacidad defensiva y capacidades
de Mando y Control de una Fuerza Organizada. Este es el caso, por
ejemplo, de unidades de superficie diseñadas durante la década de los
años 70 sin misiles antibuque y sin la capacidad para operar
helicópteros.
Parte de la "obsolescencia táctica" también se produce por la
dificultad de cambiarle la firma de emisiones del buque en cuestión,
tales como las emisiones de ruido acústico, emisiones infrarrojas,
área reflectora de radar, etc. lo que es crecientemente utilizado por
las plataformas enemigas que tienen sensores y sistemas de armas más
modernos, haciendo vulnerable al buque propio.
La "obsolescencia logística" se produce cuando no es posible
mantener o reparar los sistemas existentes en las unidades de
superficie fundamentalmente por carencia de repuestos que no se
fabrican más y también por cambios de tecnologías, quedando
discontinuados los repuestos relacionados con los sistemas existentes
a bordo. Este proceso se agrava naturalmente cuando las unidades
afectadas son las últimas de su clase en servicio.
La "obsolescencia logística" termina afectando a la
confiabilidad y disponibilidad general del buque, haciendo también
cada vez más difícil, costoso y lento sus procesos de reparación
debido a que numerosas fallas deben ser consideradas como casos
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especiales porque quizás no existen los repuestos originales
disponibles para su reparación.
La "obsolescencia estratégica" se produce cuando aparecen nuevas
plataformas o sistemas capaces de cumplir en forma más eficiente y
económica las tareas asignadas a un buque de superficie determinado.
Como ejemplo podemos citar a los acorazados construidos previa y
durante la Segunda Guerra Mundial, los cuales quedaron
estratégicamente obsoletos al terminar ese conflicto, siendo
reemplazados en la mayoría de sus funciones por los portaaviones,
obligando a las marinas poseedoras de estas unidades a darlas de baja
en forma acelerada o anticipada.
Integrando las obsolescencias mencionadas anteriormente podemos
llegar a lo que se denomina como la "obsolescencia total", es decir
una unidad de superficie que es antieconómica, está obsoleta
logística y tácticamente y que está también obsoleta a nivel
estratégico.
La capacidad industrial de un país, particularmente en lo que
se refiere a la industria de defensa y de construcción naval es
también un factor de gran importancia cuando llega el momento de
definir la vida útil de las unidades. No cabe duda que aquellos
países con un mayor desarrollo y base industrial tienen una mayor
capacidad de modificar o alargar la vida útil de las unidades de
superficie, que aquellos países en que su industria naval no ha sido
desarrollada o es inexistente.