Empieza la cuenta atrás para la completa desmovilización de las FARC
Empieza la cuenta atrás para la entrega de armas de las FARC, que concluirá en seis meses. Esa es la teoría, pero la práctica resulta algo diferente. Aunque Juan Manuel Santos aseguró que el 31 de enero la totalidad de las fuerzas guerrilleras deberían estar concentradas en las zonas que designaron en distintos puntos del país para comenzar el proceso de desarme, aún no ha sido posible. La improvisación y el retraso en las obras necesarias para albergar a seis mil trescientos guerrilleros están impidiendo que se cumplan los plazos.
El gobierno no había previsto con suficiente antelación la compra o arrendamiento de las fincas en los puntos elegidos y en unos casos los dueños quisieron aprovecharse para sacar más dinero pidiendo precios exorbitantes. En otros, los contratistas alegan dificultades de acceso, falta de agua y energía y otras excusas para no terminar a tiempo las obras. O, como afirman algunos funcionarios, son las FARC las culpables por no decidirse sobre el lugar exacto en donde quieren tener el campamento provisional.
En todo caso, mientras unos y otros discuten sobre quien es el responsable, los Frentes se dirigen con sus armas a las 19 Zonas de Concentración Veredal y a los seis campamentos que fijaron en las regiones en donde las FARC han sido más fuertes. En decenas de lanchas, camiones, mulas y autobuses están trasladando a la tropa, la que ha tenido a las selvas y montes por guarida. Pronto deberán llegar miles de milicianos que eran los encargados de llevar a cabo los atentados y otras actividades en los centros urbanos y cuyo número exacto y nombres se desconoce aún, así como la totalidad de los presos.
Carlos Córdoba, el gerente de las Zonas, se defiende a diario de las críticas que le llueven de las propias FARC y sectores sociales, alegando que están superando los obstáculos y que armar infraestructura para tantas personas en áreas remotas, no es fácil.
Una vez reunidos, esperarán a que el Tribunal Especial de Paz, que todavía no se ha conformado, defina su situación. La inmensa mayoría saldrá sin imputaciones, cobijada por una generosa amnistía. Los acusados de delitos de lesa humanidad, deberán admitir sus crímenes y contar la verdad para recibir el beneficio de sentencias leves con castigos como construir escuelas o sembrar productos agrícolas durante un lapso de cinco años. En ese periodo, los que lo decidan, podrán participar en política.
Durante los seis meses establecidos para entregar la totalidad del armamento a la ONU, quedan bajo la supervisión de un organismo tripartido integrado por dicha organización, el gobierno y la guerrilla, encargado de resolver los conflictos que puedan presentarse.
Uno de los problemas que advierten las autoridades y las comunidades de algunas regiones que abandonan las FARC es la llegada de sus competidores en actividades criminales. El ELN, EPL, Clan del Golfo, entre otras bandas, se están preparando para ocupar su espacio. Si bien no tienen capacidad para copar todas las áreas que dejan la principal y más antigua guerrilla de Colombia, sí pueden extender sus tentáculos a las más rentables, aquéllas en las que abundan las matas de coca y la minería ilegal.
De hecho, ya el Frente Primero de las FARC y varios comandantes de vieja data como alias "John 40", que proporcionaban al Secretariado ingentes cantidades de dinero con la producción y tráfico de drogas, anunciaron que seguían en armas.
http://www.elmundo.es/internacional/2017/02/02/5893240746163feb408b45e2.html