Vamos Norberto!!!
Hoy es mi cumpleaños... ¿Habrá posibilidades de adelantar una, aunque sea?
Saludos
Christian
jajaja FELIZ CUMPLE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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12 de junio de 1982
En las horas de oscuridad, el bombardeo inglés sobre las posiciones propias en los alrededores de la capital de las Islas se hacia trágicamente intenso. Nuestros hombres del arma de artillería se empeñaban en sostener el avance sobres sus posiciones tratando de apoyar el repliegue de las primeras líneas.
Pronto la artillería de campaña inglesa comenzó a alcanzar las posiciones de los dos grupos argentinos dotados de obuses oto melara de 105 mm de menor alcance que las piezas del enemigo.
El esfuerzo fue desgastando el material, la cadencia de tiro no respetó las indicaciones de seguridad impuestas por el entrenamiento ya que la necesidad, se hacía mas aguda a cada minuto.
En estas condiciones, las piezas comenzaron a quedar fuera de servicio y los hombres que las servían fueron enviados a retaguardia para no exponerlos innecesariamente al fuego de contrabatería.
El subteniente a cargo dio la orden y la gente se replegó, luego de algunas horas observo que desde la retaguardia avanzaba penosamente una figura. Le llamo la atención y la siguió durante algunos minutos. Era un hombre pequeño, que corría a paso veloz dificultosamente debido a la turba pegajosa, cuando llegaban las municiones enemigas no buscaba refugio, ni siquiera hacia “cuerpo a tierra”, solamente hincaba una rodilla en la turba malvinera, bajaba la cabeza y permanecía inmóvil entre las explosiones defendiendo algo que traía en sus brazos.
En las pausas, el misterioso soldado reanudaba su tambaleante carrera dirigiéndose al cañón en el que el subteniente estaba en ese momento. Nuevamente las explosiones, nuevamente de rodillas y a rezar imaginaba el oficial.
Poco a poco se fue acercando llevándole varios minutos el hacerlo desde el momento en el que fue descubierto… era un cabo cocinero del GAA 4 que había sido relevado de su pieza junto a otros y enviado a retaguardia.
Su preciado tesoro, aquello que resguardaba con su propia vida, eran dos marmitas térmicas con mate cocido (infusión muy difundida en la Argentina). El cabo había llegado a retaguardia, pidió un “rancho” caliente para sus camaradas y volvió sin armas a la zona de combate pura y exclusivamente, para compartir con sus soldados la bebida caliente con mucho azúcar para reponer las fuerzas que languidecían con el paso de las horas…
No se conformó con esto, fue relevando a cada uno de sus camaradas mientras estos, de a uno y ordenadamente, en medio del fuego argentino y de los cañones de la Rubia Albión para que la tarea no se viera disminuida… Dios ha querido que viviera afortunadamente para que yo, 27 años después, pudiera estrecharlo en un interminable abrazo de agradecimiento.
njl56
MM-BDH