CALIFFA
Forista Sancionado o Expulsado
Operación muerte asegurada: el SAS en Sierra Leona
06:00 – 07:00 - 10 de septiembre del año 2000
En la década de los noventa, Sierra Leona era un país desolado por una guerra civil despiadada, que dejó miles de muertos. El ejército de Sierra Leona (ESL) había quedado diezmado cuando sus soldados se unieron a los grupos rebeldes. La fuerza de combate de elite británica SAS se encontraba en Sierra Leona para ayudar en parte a reconvertir a estos soldados rebeldes.
Luego de varias semanas de un cuidadoso planeamiento y reconocimiento, cinco helicópteros que transportaban a 120 paracaidistas, salieron al amanecer en una misión audaz sobre un campamento rebelde situado en las selvas de Sierra Leona. Su misión consistía en rescatar a seis soldados británicos secuestrados y a un oficial del ejército de Sierra Leona, así como destruir el fortín de un grupo militar armado conocido como los West Side Boys (Muchachos del lado oeste).
Los West Side Boys (Muchachos del lado oeste) eran un grupo rebelde armado guiado por el “Brigadier” Foday Kallay, un ex-oficial del ejército y un asesino muy conocido. Como resultado de una guerra civil violenta, este grupo paralizó Sierra Leona durante toda la década de los noventa, reclutando a sus miembros mediante el secuestro y entrenamiento de niños. Contaban con escondites en selvas lejanas y pagaban su arsenal con el dinero proveniente de los “diamantes sucios”, diamantes vendidos para financiar las actividades rebeldes y la guerra civil. Estos “diamantes sucios” también podían pagar el consumo de alcohol, marihuana y heroína.
El 25 de agosto de 2000, 11 miembros del “Regimiento Real Irlandés” y un oficial vinculado al ejército de Sierra Leona, fueron secuestrados en Occra Hills, territorio de los West Side Boys (Muchachos del lado oeste).
Desde entonces, se han hecho numerosas preguntas relacionadas con la aparición de los soldados en este lugar. El ejército siempre mantuvo que se trataba de una misión autorizada para vincularse con los pacifistas jordanos pero permanece la conjetura de que se encontraban allí en una misión de inteligencia a espaldas de las Naciones Unidas. También se planteó la teoría de que los soldados se habían dirigido a esta región por decisión propia.
Dos días después de que los rehenes fueron capturados, Kallay comenzó a hacer públicas sus demandas, incluyendo la renuncia del gobierno de Sierra Leona y la liberación de sus camaradas encarcelados. Luego de cinco días de negociación, los miembros más jóvenes del grupo británico fueron liberados.
No había duda alguna de que los rehenes que permanecían allí se encontraban en peligro e incluso ya habían sido sometidos a “ejecuciones simuladas”. El teniente Musa Bangura, oficial vinculado a la milicia de Sierra Leona, recibió particularmente un tratamiento mucho más brutal. Golpeado hasta la inconsciencia, estaba a punto de morir cuando finalmente el grupo fue rescatado luego de diecisiete días de infierno.
Desde un principio se sabía que la “Operación Barras”, también apodada como la “Operación muerte segura” por todos los involucrados, era altamente arriesgada. A diferencia de las operaciones sigilosas con las que las fuerzas SAS estaban familiarizadas, la “Operación Barras” involucraba un asalto completamente frontal. Si eran descubiertos, los helicópteros se convertirían en objetivos fáciles para los rebeldes armados. Para garantizar la seguridad de los rehenes y el éxito de la misión, la operación dependía de la coordinación, la velocidad y el factor sorpresa.
Ciento treinta integrantes del regimiento de paracaidismo respaldados por setenta miembros de la SAS, asaltaron el objetivo al amanecer. En apenas veinte minutos, todos los rehenes habían sido rescatados y se encontraban de camino al barco británico atracado en Freetown, la capital de Sierra Leona. La lucha feroz entre la SAS y los doscientos miembros del grupo rebelde se saldó con al menos 25 West Side Boys muertos y 18 capturados, incluyendo a Foday Kallay, su líder.
Un paracaidista británico fue asesinado y 12 resultaron heridos.
A pesar de las bajas, los jefes militares aclamaron la misión como un éxito espectacular. Aunque el propósito fundamental de la misión era el de rescatar a los rehenes y en segunda instancia capturar a Kallay, la operación había logrado destruir completamente a los West Side Boys.
06:00 – 07:00 - 10 de septiembre del año 2000
En la década de los noventa, Sierra Leona era un país desolado por una guerra civil despiadada, que dejó miles de muertos. El ejército de Sierra Leona (ESL) había quedado diezmado cuando sus soldados se unieron a los grupos rebeldes. La fuerza de combate de elite británica SAS se encontraba en Sierra Leona para ayudar en parte a reconvertir a estos soldados rebeldes.
Luego de varias semanas de un cuidadoso planeamiento y reconocimiento, cinco helicópteros que transportaban a 120 paracaidistas, salieron al amanecer en una misión audaz sobre un campamento rebelde situado en las selvas de Sierra Leona. Su misión consistía en rescatar a seis soldados británicos secuestrados y a un oficial del ejército de Sierra Leona, así como destruir el fortín de un grupo militar armado conocido como los West Side Boys (Muchachos del lado oeste).
Los West Side Boys (Muchachos del lado oeste) eran un grupo rebelde armado guiado por el “Brigadier” Foday Kallay, un ex-oficial del ejército y un asesino muy conocido. Como resultado de una guerra civil violenta, este grupo paralizó Sierra Leona durante toda la década de los noventa, reclutando a sus miembros mediante el secuestro y entrenamiento de niños. Contaban con escondites en selvas lejanas y pagaban su arsenal con el dinero proveniente de los “diamantes sucios”, diamantes vendidos para financiar las actividades rebeldes y la guerra civil. Estos “diamantes sucios” también podían pagar el consumo de alcohol, marihuana y heroína.
El 25 de agosto de 2000, 11 miembros del “Regimiento Real Irlandés” y un oficial vinculado al ejército de Sierra Leona, fueron secuestrados en Occra Hills, territorio de los West Side Boys (Muchachos del lado oeste).
Desde entonces, se han hecho numerosas preguntas relacionadas con la aparición de los soldados en este lugar. El ejército siempre mantuvo que se trataba de una misión autorizada para vincularse con los pacifistas jordanos pero permanece la conjetura de que se encontraban allí en una misión de inteligencia a espaldas de las Naciones Unidas. También se planteó la teoría de que los soldados se habían dirigido a esta región por decisión propia.
Dos días después de que los rehenes fueron capturados, Kallay comenzó a hacer públicas sus demandas, incluyendo la renuncia del gobierno de Sierra Leona y la liberación de sus camaradas encarcelados. Luego de cinco días de negociación, los miembros más jóvenes del grupo británico fueron liberados.
No había duda alguna de que los rehenes que permanecían allí se encontraban en peligro e incluso ya habían sido sometidos a “ejecuciones simuladas”. El teniente Musa Bangura, oficial vinculado a la milicia de Sierra Leona, recibió particularmente un tratamiento mucho más brutal. Golpeado hasta la inconsciencia, estaba a punto de morir cuando finalmente el grupo fue rescatado luego de diecisiete días de infierno.
Desde un principio se sabía que la “Operación Barras”, también apodada como la “Operación muerte segura” por todos los involucrados, era altamente arriesgada. A diferencia de las operaciones sigilosas con las que las fuerzas SAS estaban familiarizadas, la “Operación Barras” involucraba un asalto completamente frontal. Si eran descubiertos, los helicópteros se convertirían en objetivos fáciles para los rebeldes armados. Para garantizar la seguridad de los rehenes y el éxito de la misión, la operación dependía de la coordinación, la velocidad y el factor sorpresa.
Ciento treinta integrantes del regimiento de paracaidismo respaldados por setenta miembros de la SAS, asaltaron el objetivo al amanecer. En apenas veinte minutos, todos los rehenes habían sido rescatados y se encontraban de camino al barco británico atracado en Freetown, la capital de Sierra Leona. La lucha feroz entre la SAS y los doscientos miembros del grupo rebelde se saldó con al menos 25 West Side Boys muertos y 18 capturados, incluyendo a Foday Kallay, su líder.
Un paracaidista británico fue asesinado y 12 resultaron heridos.
A pesar de las bajas, los jefes militares aclamaron la misión como un éxito espectacular. Aunque el propósito fundamental de la misión era el de rescatar a los rehenes y en segunda instancia capturar a Kallay, la operación había logrado destruir completamente a los West Side Boys.