…. es interesante examinar si esto surge como un cambio en la política externa de la Argentina o simplemente un incidente o un malentendido.
El acontecimiento, por definición, constituye un “incidente” diplomático bilateral.
La cuestión será cómo continúa su desarrollo y se resuelve.
En mi opinión, no debiera dársele mayor trascendencia a este incidente. Donde, agregó, en mi entendimiento son las autoridades locales las que se equivocaron.
Pero suponiendo un escenario pesimista, me parece que el desenlace podría ser la expulsión de los diplomáticos que faltaron el respeto al principio de buena fe en el cumplimento de las normas locales. Luego, se aceptan los diplomáticos que se envíen de remplazo.
Un escalón menor, la embajada decide anticiparse y retirar los diplomáticos que han deshonrado los estándares de moral y buenas costumbres, de respeto de las normas locales. Porque por tradición, y con independencia de la inmunidad, todas las delegaciones extranjeras siempre aspiran a respetar las normas y costumbres locales.
O, simplemente, las partes remiten cartas de disculpas por cualquier ofensa o mal entendimiento involuntario que pudieran haber existido entre las partes. intercambios de cartas donde no importa quién comenzó qué, ni quién sea el culpable de nada. Solo expresar el deseo de las partes de superar el incidente y retomar las relaciones habituales.
Obviamente, las partes recordando los principios fundamentales que guían sus conductas.
Pero, pero, pero, nunca puede descartarse que hasta el más insignificante de los incidentes conduzca a una desenfrenada escalada de creciente virulencia que concluya con la ruptura total de las relaciones bilaterales. Evidentemente, porque otras cuestiones más importantes que el incidente en sí mismo, se terminan interponiendo en el camino.