Geopolítica del Medio Oriente

Y, mucho no le queda, me parece que el "idilio" con Estados Unidos se está terminando, no falta mucho para que voces yankees quieran recuperar patrimonio comprado con petrodolares y digan que el wahabismo es una c@ca.
Regionalmente tendrá su cuota de poder, la Liga Árabe por ejemplo, pero es tan irresoluta o peor que la ONU.
 
Post acuerdo con Irán, ¿Arabia Saudita se arrepiente de no tener su propio programa nuclear?

Hay muchos trabajos e informes que afirman que Arabia Saudita desea contar con armas nucleares de Pakistán en caso de “absoluta necesidad” también se desprende de informes que maneja el comando de la OTAN.
Según Gary Samore, ex consejero de Barack Obama para la no-proliferación de armas nucleares, Riyad está convencido de que existe un acuerdo con Pakistán que prevee la puesta a disposición de armas nucleares para los sauditas en caso de necesidad.
Otra fuente, casi excluyente de la OTAN, afirma que las ojivas nucleares pakistaníes ya estarían preparadas para ser enviadas a Arabia Saudita.

Según el profesor Iskoujine, experto en Medio Oriente, los servicios de inteligencia sauditas y pakistaníes trabajan en estrecha colaboración desde hace décadas y es muy probable que el rico estado petrolero del golfo haya financiado parte del programa nuclear de Islamabad.
“Arabia Saudita podría estar implicado en la fabricación, realizada en Pakistán, de su propia bomba atómica, incluso participó en el desarrollo de armamentos modernos con muchos otros países del mundo árabe. El dinero entregado por los sauditas, es una suerte de inversión en su lucha contra Israel”, analiza el profesor Iskoujine.

Actualmente para Arabia Saudita, Israel cedió su lugar de enemigo público numero uno a Irán, que para muchos continúa con el desarrollo de su propia arma nuclear a pesar de las presiones internacionales. Para especialistas en la materia, Irán ya dispone de toda la tecnología necesaria y de una cantidad suficiente de uranio enriquecido para terminar una bomba atómica.
El programa nuclear del Irán chiita tiene medio nerviosos desde hace mucho tiempo a los sunnitas (wahabis) sauditas. Muchos recuerdan que el año pasado el rey saudita Abdallah había anunciado que su país buscaría los medios para contar con armas nucleares si Irán llegaba a fabricar su propia bomba, todo esto refrendado por la diplomacia norteamericana.

Un dato no menor es que Pakistán, como Israel, no es signatario del Tratado de no proliferación de armas nucleares, por eso no hay ningún impedimento para que, si lo desea, Pakistán envíe sus ojivas a Arabia Saudita. Además, el país dispone de sus propios misiles de medio alcance que también podrían ser cedidos al reino saudita, según el experto militar ruso Dmitri Litovkine.

Para la inteligencia israelí, desde fines de los años 80, Arabia Saudita trabajó activamente en el diseño y creación de su propio material balístico de un alcance de 300 km. De esto último surge la posibilidad de que Pakistán provea sus ojivas para los vectores sauditas. Tal vez se arrepienta de haber promovido un “medio oriente no nuclear” porque en su momento había renunciado al desarrollo de su propio programa nuclear.

Resumen medios árabes y franceses
 
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Sebastian

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El mundo árabe recela del diálogo de las potencias con Teherán

Arabia Saudí y Egipto miran con desconfianza las maniobras iraníes


Ángeles Espinosa Dubái 25 NOV 2013 - 00:19 CET43


Varios iraníes miran las primeras páginas de los periódicos ayer en Teherán. / efe (ABEDIN TAHERKENAREH)

Solo los gobiernos de Irak y Siria, a los que más tarde se unieron Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y la Autoridad Palestina, celebraron ayer el acuerdo alcanzado entre Irán y la comunidad internacional para solucionar el contencioso nuclear. El silencio de los pesos pesados árabes como Arabia Saudí, Egipto e incluso Catar, resulta significativo aunque no constituya una sorpresa. Tras actuar durante años como baluartes frente al expansionismo de Teherán, ahora temen que su rival político salga beneficiado a sus expensas.

“Si Irán realmente acepta ser transparente y prueba que su programa no tiene una intención militar, el acuerdo puede ayudar a reducir las tensiones regionales y eso es bueno para todos, para Irán, para la comunidad internacional y para los países del Golfo”, admite el politólogo emiratí Abdulkhaleq Abdulla.

Para Emiratos Árabes, Bahréin o Kuwait, una parte significativa de cuyas poblaciones mantiene importantes lazos familiares o comerciales con Irán, puede resultar más fácil que para Arabia Saudí. Pero las cautelas están en el condicional.

Los árabes tienen una desconfianza histórica hacia el heredero del imperio persa al que se enfrentaron sus antepasados. Esa rivalidad ha perdurado en el imaginario colectivo a través de las distintas ramas del islam que adoptaron cada uno. Mientras que la mayoría de los iraníes siguen el chiísmo, la mayoría de los árabes, así como sus gobernantes, son suníes (cuyos extremistas tachan a los chiíes de herejes).

Aunque las diferencias doctrinales se han puesto al servicio de la política, han sido sobre todo modernos intereses estratégicos los que les han llevado a distintas trincheras en los conflictos que les enfrentan en la región. De Líbano a Bahréin y de Siria a Yemen, pasando por Irak, los gobiernos de Riad y Teherán se han encontrado desde la revolución iraní de 1979 en bandos opuestos. De un lado, los defensores del statu quo; de otro, el frente de resistencia.

Esas diferencias, hábilmente explotadas por EE UU, convirtieron a Arabia Saudí y el resto de las monarquías de la península Arábiga en un baluarte frente a la República Islámica. La amenaza de expansión de ese modelo político ha justificado ventas de armas millonarias, bases militares, términos comerciales favorables y que Washington cerrara los ojos a las violaciones de derechos humanos y falta de libertades políticas. Ahora temen quedarse marginados en un momento en que el mundo árabe pasa por momentos bajos debido a las revueltas populares, frente a un Irán que ha sabido jugar sus cartas con enorme destreza.

A pesar de los esfuerzos de EEUU por tranquilizar a sus aliados, los intereses de ambos parecen ir por distinto camino. En los últimos meses se han sucedido filtraciones sobre el descontento saudí con la política del presidente Barack Obama en la región.

“No hay confianza en que esté haciendo lo correcto con Irán”, declaró el príncipe Alwaleed Bin Talal a Bloomberg en vísperas del acuerdo nuclear. Aunque Alwaleed, uno de las varias docenas de sobrinos del rey Abdalá, no tiene ningún cargo oficial, la familia real le usa a menudo para lanzar globos sonda. “La amenaza viene de Persia no de Israel”, añadió tras asegurar que los árabes suníes respaldarían un ataque israelí a Irán porque son “muy anti chiíes y muy anti anti anti Irán”.

Sus palabras dan alas a quienes hablan de un pacto táctico entre Arabia Saudi e Israel, extremo negado oficialmente. No así la preocupación, que ha llevado a algún alto funcionario a sugerir por lo bajinis que si EEUU no frena el programa iraní, el reino podría pasar al Plan B, dotarse de armas nucleares, presumiblemente con la ayuda de Pakistán cuya entrada en el club atómico subsidió en su día.

Irán es consciente de los recelos que despierta en su vecindario. “Reconocemos que no podemos promover nuestros intereses a expensas de los demás”, escribía el pasado jueves su ministro de Exteriores, el infatigable Mohamed Javad Zarif, en Al Sharq al Awsat, un diario de capital saudí que se publica en Londres. Tras subrayar que la región era prioritaria en su política exterior, proponía hacer causa común en los intereses compartidos y establecer un marco para la seguridad y la estabilidad en la región.

En un guiño, altamente significativo viniendo de Teherán, Zarif evitaba referirse al golfo Pérsico (como es preceptivo en Irán) y hablaba de “la vía de agua que nos separa de nuestros vecinos del sur” para no herir las sensibilidades de quienes lo denominan golfo Arábigo. Sin embargo, va hacer falta mucho más que cortesía lingüística para romper el muro de desconfianza que se erige sobre ese mar.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/24/actualidad/1385317570_235163.html
 

Sebastian

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Por qué Israel y Arabia Saudita se oponen a acuerdo nuclear con Irán

Redacción
BBC Mundo
Lunes, 25 de noviembre de 2013

No todos comparten el optimismo de Occidente con el acuerdo logrado en Ginebra.

Israel y muchos de sus vecinos árabes -particularmente Arabia Saudita- no comparten el optimismo de las potencias occidentales sobre el acuerdo para limitar el programa nuclear de Irán y reducir la posibilidad de que este país desarrolle un arma atómica.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tildó el acuerdo de un "error histórico" que "convierte el mundo en un lugar que da mucho más miedo", en el sentido que considera que no se le ha cerrado la puerta definitivamente a la consecución de armas nucleares.

Por su parte, un asesor de política exterior saudita advirtió que el toma y daca del pacto le está "entregando a Irán más espacio o mano libre en la región".

¿A qué se debe tanto nerviosismo?

Amenaza e influencia
Desde la revolución islámica en Irán, en 1979, Israel y las monarquías árabes han percibido el gobierno de Teherán como una amenaza importante.

Irán ha enviado dinero y misiles sofisticados a grupos militantes en la periferia de Israel, el más poderoso de estos siendo Hezbolá, en Líbano.

Las monarquías árabes alegan que Irán ha menoscabado sus naciones de mayoría y gobierno sunita al apoyar las comunidades marginadas chiítas.


El ministro de Relaciones Exteriores saudita le expresó su preocupación al secretario de Estado de EE.UU., John Kerry.

En 2003, la invasión de Irak liderada por Estados Unidos transformó a Irán de enemigo a aliado. En 2011, Washington se mantuvo al margen mientras otro acérrimo régimen antiiraní era derrocado en Egipto.

Más recientemente, Arabia Saudita quedó estupefacta cuando EE.UU. de repente decidió cancelar el planeado ataque con misiles contra Siria, echando a perder lo que Riad consideraba como la mejor oportunidad en años para frenar la influencia iraní en ese país.

Tal vez más impactante para los sauditas fue cómo supieron de la cancelación del bombardeo: a través de la cadena CNN en lugar de sus contactos con funcionarios estadounidenses.

Para estos países, los acuerdos diplomáticos con Irán van más allá del tema nuclear. Su preocupación es que Occidente aflojó la presión prematuramente antes de que Teherán se hubiera rendido completamente, dejándolos con suficiente infraestructura nuclear para construir una bomba en el futuro.

Especialmente molesto para ellos es que el convenio concibe permitir que Irán continúe indefinidamente con el enriquecimiento de uranio -aunque bajo estrictos controles-, algo a lo que Israel se opone.

La principal preocupación, sin embargo, es que EE.UU. estaría permitiendo que Irán se acomode en la región. Es una situación que, combinada con el creciente interés de Washington en Asia, podría erosionar la disposición y la capacidad de Washington de proteger los intereses israelíes y árabes contra la intromisión iraní.

Curiosa alianza
Esta sensación de abandono de parte del fuerte aliado tiende a despertar antiguas inquietudes y les recuerda cuando Washington estaba más cercano a Teherán que a Arabia Saudita, durante las épocas del Shah.


El primer ministro de Israel no considera vinculante el pacto con Irán.

Aunque tal vez sean un poco exageradas, son preocupaciones generalizadas en todo el Medio Oriente y que están reforzadas no sólo por el reciente acuerdo en Ginebra sino por la manera en que se logró.

Se informa que EE.UU. sostuvo conversaciones bilaterales secretas con Irán desde antes de la elección del moderado presidente Hassan Rohani -incluyendo durante el período en que se cancelaron los ataques contra Siria- y que Arabia Saudita filtró la información de estos contactos clandestinos a Israel.

El temor común está logrando una convergencia de opinión entre israelíes y sauditas, a pesar de que Riad ni siquiera reconoce la existencia del Estado de Israel.

Estos aliados de EE.UU. están cada vez más convencidos de que la cooperación entre Washington y Teherán se hará a expensas de Israel y los países árabes.

Es posible que haya algún tipo de respuesta coordinada entre Tel Aviv y Riad. Israel advirtió que el acuerdo logrado con Irán no es vinculante, una amenaza implícita de que la opción militar queda sobre la mesa.

Si no se logra una negociación a largo plazo y hay señales de que Irán estaría renovando su expansión nuclear, el riesgo de un ataque aéreo israelí aumentará.

No es concebible que Arabia Saudita ofrezca asistencia militar directa en el caso de dicho ataque, pero si podrían permitir -secretamente- el sobrevuelo de los bombarderos israelíes por su espacio aéreo.

Aunque es probable que el contacto de inteligencia entre Arabia Saudita e Israel aumente, particularmente cuando los dos países estarán buscando señales de que Irán está incumpliendo, ninguno de los dos puede darse el lujo de alejarse mucho de Estados Unidos.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/11/131125_iran_israel_arabes_acuerdo_wbm.shtml
 

Shandor

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Canciller de Israel: Es hora de buscar nuevos aliados aparte de EE.UU.
by Informador Público

Israel no debe confiar en EE.UU. tanto como lo ha hecho tradicionalmente, declaró este miércoles el ministro de Relaciones Exteriores hebreo, Avigdor Lieberman.
"Los estadounidenses tienen un montón de problemas y desafíos en todo el mundo. Se dedican a Irán y Corea del Norte, y también tienen problemas con la economía y la inmigración. Tenemos que entender a ellos y encontrar nuestro lugar en el escenario mundial", dijo Lieberman una semana después de regresar al Ministerio tras ser absuelto de cargos de corrupción, informa 'Jerusalem Post'.
El ministro de Relaciones Exteriores de Israel señaló que "la política exterior de Israel durante muchos años ha estado orientada hacia Washington, pero la política exterior implementada por mí tiene muchas más direcciones". Lieberman explicó que está tratando de crear conexiones con los países interesados en la innovación de la alta tecnología de Israel y que no dependieran del mundo árabe. "Es ingenuo pensar que los países nos ayudarán por altruismo", dijo.
En su discurso Lieberman criticó la posición de la ONU acerca de Israel. "Si miramos las estadísticas, veremos que desde el momento de la creación del Estado judío ha habido 49 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que condenaban a Israel y solo tres en contra de Irán", dijo.
Los comentarios de Lieberman se producen tras los desacuerdos entre Israel y EE.UU. sobre la necesidad de seguir sancionando a Irán.
Israel, guiado por "una psicosis de amenaza permanente"
Según el politólogo Daniel Guerra, que ha compartido su opinión con RT, Israel podría impedir el acuerdo con Irán ya que está guiado por "una psicosis de amenaza permanente" que atribuye al país persa.
"Israel va a hacer todo lo posible porque ese acuerdo no se lleve a término. Hay por una parte importante de la sociedad israelí y de los políticos israelíes, de los dirigentes, una psicosis de amenaza permanente y eso puede influir en su posición ante esta cuestión", señaló el politólogo.
"Francia está mostrando unas reticencias especiales ante la posibilidad de llegar a este acuerdo, sobre todo hace referencia al levantamiento de algunas sanciones económicas a Irán, pero vamos a ver en estos próximos días en qué medida esas resistencias pueden condicionar la actitud que van a tener otras potencias que pueden ser más favorables a ese acuerdo", añadió.
Desestabilizar la región
Israel no es el primer país de la región en distanciarse de EE.UU. Anteriormente Arabia Saudita también mostró su decepción por las políticas de Washington. El historiador y periodista Ingo Niebel cree que Israel, para poder sobrevivir en un medio hostil, se verá obligado a provocar en los países vecinos una situación parecida a la que vive hoy en día Libia.
"Si Israel sigue este rumbo, la única forma de sobrevivir en un entorno totalmente hostil sería convertir a todos los Estados vecinos en Estados en caída, en Estados donde reina el caos, donde no hay orden, no hay Gobiernos fijos, etc. Sería el modelo libio, donde reina el desorden y el caos. De hecho ha intentado implantarlo en Siria y ha fracasado", dijo el analista. (RT)
 
Las "alianzas con alfileres" que quedaron en Oriente medio luego del acuerdo con Irán.

Los ganadores y perdedores el día después del acuerdo en Ginebra sobre el programa nuclear de Irán.

El acuerdo nuclear concluido con Irán va a exacerbar las tensiones entre Israel y Estados Unidos, pero Washington está dispuesto a pagar el precio de la cólera de su aliado a cambio de un arreglo global de la cuestión seguritaria, estiman los expertos. “Lo que se concluyó en Ginebra no es un acuerdo histórico, sino un error histórico”, se enfureció el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu justo después de la conclusión del acuerdo entre Teherán y las seis potencias en Ginebra. Pero la administración norteamericana está persuadida desde hace tiempo que sólo el desmantelamiento completo del programa nuclear de Irán podría calmar la furia israelí, una opción totalmente irreal, según ellos.
Con la esperanza de apaciguar las tensiones, el presidente Barack Obama conversó por teléfono el domingo con Benjamin Netanyahu y le dijo que deseaba que los dos países “comiencen inmediatamente consultas concernientes a (sus) esfuerzos para negociar una solución global” al problema del programa nuclear iraní.
El secretario de Estado John Kerry por su parte defendió el acuerdo según el cual la República islámica aceptará limitar su programa nuclear a cambio de un aligeramiento de las sanciones económicas, abriendo un nuevo período de negociaciones sobre el fondo de la cuestión durante seis meses. “El punto de partida no puede ser siempre el punto de llegada”, explicó John Kerry el domingo.
Para el analista Alireza Nader, del centro de reflexión RAND Corporation, sólo un acuerdo negociado que integre inspecciones puede garantizar que Irán no procurará en secreto dotarse del arma atómica. “Incluso si Estados Unidos o Israel atacaran los sitios nucleares iraníes, la capacidad iraní no sería barrida”, le explica a la AFP. Aunque a corto plazo las tensiones entre los dos aliados obviamente aumentarán, Nader considera que Estados Unidos quedará como el aliado más cercano de Israel y de Arabia Saudita. “La seguridad de la región continúa dependiendo de Estados Unidos”, juzga él. Y según él, Israel no va a torpedear un acuerdo que fue suscripto por la comunidad internacional atacando a Irán en los próximos seis meses. Tal ataque sería percibido “como una grave provocación para el resto del mundo”, según sus dichos. (Continúa...)


http://analisis-global.blogspot.com.ar/2013/11/ganadores-y-perdedores-el-dia-despues.html?spref=tw

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Sebastian

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Cambios geopolíticos en Oriente Próximo

Las alianzas tradicionales se modifican en la región a medida que emergen nuevos actores. Este nuevo mapa estratégico que se va configurando redefinirá el papel de Occidente, que está perdiendo influencia

Mariano Aguirre 27 NOV 2013 - 00:00 CET


RAQUEL MARÍN

La primavera árabe que transformaría democráticamente Oriente Próximo ha resultado ser un periodo de violentas incertidumbres y realineamientos geopolíticos inesperados. Los optimistas estrategas de la promoción de la democracia no previeron que la caída de los dictadores podría generar una fragmentación violenta de la región con ondas expansivas.

El colonialismo definió fronteras y Gobiernos autocráticos, muchos asentados sobre codiciados recursos energéticos, que establecieron relaciones privilegiadas con Occidente durante décadas aplicando políticas económicas excluyentes para la mayorías de las sociedades.

La invasión de Irak en 2003 y la operación de la OTAN contra Muamar el Gadafi en 2011 fueron los últimos intentos de Occidente de manejar una región crecientemente incontrolable. El impacto de esos dos sucesos pos-imperiales generó olas de radicalización islamista que se desplazaron hacia Siria y Somalia, desde el norte de África hacia el Sahel, y masivos movimientos de refugiados e inmigrantes en múltiples direcciones.

En los países que Occidente practicó el “cambio de régimen” —Irak, Libia y Afganistán— reina la fragmentación sectaria, la corrupción y la inseguridad para los ciudadanos, y la constante tensión entre Estados centrales débiles y regiones que pugnan por la secesión. Entretanto, los Gobiernos no presentan nuevas políticas para luchar contra la pobreza, la desigualdad y el inmenso desempleo juvenil.

La región se ve afectada por fracturas transfronterizas. En Siria luchan, por un lado, grupos armados por Turquía, Arabia Saudí y las monarquías del Golfo (el bando suní) contra otros apoyados por Irán y Hezbolá (bando chií) en favor y en contra del Gobierno de Bachar el Asad de la minoría alauí (chií), armado a su vez por Rusia e Irán.

George Joffé, de la Universidad de Cambridge, subraya que “una situación no muy diferente de la que ocurrió durante la guerra fría ha sido recreada. Aparte de sus propios problemas, la región de Oriente Próximo y norte de África está desempeñando otra vez el papel de delegada y zona de ruptura entre bloques en tensión”.

La división entre suníes y chiíes, con diferentes interpretaciones sobre la descendencia de Mahoma desde hace casi 1.400 años, es crecientemente violenta, algo que podría afectar a Arabia Saudí. El investigador Sverre Lodgaard dice en su libro In the wake of the Arab Spring que “los conflictos económicos y políticos son vistos a través de filtros religiosos y étnicos, y este mecanismo los vuelve más fuertes”.

Arabia Saudí usa su poder económico para influir en la guerra siria y crear un “Ejército del Islam”​

Libia está controlada por más de 400 grupos armados y la región de Cirenaica demanda su autonomía. Miles de yihadistas y grupos vinculados a Al Qaeda operan en Siria, Irak, Libia, Yemen y desde Malí hasta Nigeria, al igual que en Somalia y Kenia. No todos los insurgentes están unidos en una organización, ni todos los problemas tienen el mismo origen, pero hay tendencias comunes entre la guerra de identidades en Siria e Irak, la ruptura del control del Estado en Libia, el atentado en el centro comercial de Nairobi, y el creciente flujo de emigrantes a través del Mediterráneo.

Estados Unidos y Europa asisten a estos múltiples dramas varios pasos por detrás de las circunstancias y asisten a una pérdida de influencia. Washington trata de recuperar peso con acuerdos sobre Irán e Israel-Palestina. En Egipto, por ejemplo, se apoyó a la democracia autoritaria de los Hermanos Musulmanes para luego afirmar que el Gobierno militar que retomó violentamente el poder en julio pasado “está siguiendo una hoja de ruta (hacia elecciones libres), al menos según nuestra percepción”, en palabras elípticas del secretario de Estado, John Kerry.

El resultado es que los militares egipcios vuelven a ser los dueños de la situación, algo coherente con su control de aproximadamente el 40% de los sectores clave de la economía. Con el apoyo económico de Arabia Saudí y países del Golfo, los militares egipcios quieren eliminar toda huella de los Hermanos Musulmanes. Así chantajean a Washington y Europa de la misma forma que lo hacía Hosni Mubarak, presentándose como los estrictos opositores al islam radical a la vez que reivindican su independencia para comprar armas a Rusia y otros países, acabando con el monopolio y control que tenía Estados Unidos.

Las alianzas tradicionales que Occidente, especialmente Estados Unidos, tenía en la región se ven afectadas, en particular con Arabia Saudí, Israel, Turquía y Egipto. Después de casi una década de ocupación estadounidense de Irak, el Gobierno represivo de Nuri al Maliki tiene estrechos vínculos con Irán y China. La falta de política de Washington, en parte remediada con el reciente acuerdo con Irán, abre espacios para Rusia y China. Moscú tiene crecientes buenas relaciones con Teherán, Bagdad, Damasco, Riad y Hezbolá. Ankara (miembro de la OTAN) estudia comprar armas a Pekín.

La monarquía de Riad está furiosa con Barack Obama por negociar con el Gobierno iraní su programa nuclear, dar pasos atrás en atacar al régimen sirio, y por haber apoyado el Gobierno de los Hermanos Musulmanes para luego criticar tibiamente el golpe militar egipcio. El Gobierno israelí comparte las mismas críticas hacia la Casa Blanca.

El acuerdo logrado sobre el programa nuclear iraní reducirá las inquietudes de los Estados suníes​

Arabia Saudí usa su gran poder económico para influir en la guerra siria. Los saudíes intentan crear un “ejército del islam” que unifique a los grupos armados salafistas contra el régimen de Bachar el Asad y debilitar a los grupos armados ligados a Al Qaeda. La estrategia de Riad es equivocada porque los salafistas sirios tienen posiciones radicales más cercanas a Al Qaeda y, además, se fomenta la fragmentación de la oposición.

Incluso Israel, el aliado de EE UU más firme en la región, no responde a lo que Washington quiere, enarbola la posibilidad de atacar las instalaciones nucleares de Irán y continúa expandiéndose en Cisjordania. John Kerry se esfuerza para alcanzar en 2014 un acuerdo entre Israel y la Autoridad Palestina. Paradójicamente, Washington cree que el conflicto considerado de más difícil solución podría ser otra carta victoriosa después del éxito con Irán.

Pero Israel tiene divisiones y posiciones internas que no facilitarán las cosas. En el improbable caso de que el primer ministro Benjamín Netanyahu cambiase su posición y la Autoridad Palestina, presionada por Estados Unidos y a cambio de fondos para su supervivencia, aceptara un acuerdo limitado, los partidos de la ultraderecha religiosa en Israel, y la división interna entre Al Fatah y Hamás, lo bloquearían. Un acuerdo en los mínimos no frenará los asentamientos, ni incluirá el regreso de los refugiados y la doble capitalidad de Jerusalén.

Se configura un mapa estratégico que puede cambiar “las alianzas, los desafíos de seguridad, el comercio y los flujos energéticos”, dice Robin Wright, investigadora del US Institute for Peace, en el que podrían surgir nuevos Estados o ciudades-Estado con múltiples identidades, como Bagdad. Quizá no se modifiquen las fronteras, pero podrían generarse rupturas y alianzas fluidas e informales.

Los kurdos de Irak y Siria podrían unirse mientras que los suníes de esos mismos países se aliarían entre sí. Líbano y Jordania son dos eslabones muy débiles, profundamente impactados por la presencia de decenas de miles de refugiados sirios y la implicación de Hezbolá en Siria. Las monarquías del Golfo, como Bahréin, presentan violentas tensiones internas entre las comunidades suníes y chiíes. El mapa energético también cambiará, con Irán exportando petróleo sin restricciones. Martin Chulov, corresponsal de The Guardian en la región, dice que “el paisaje geopolítico no será el mismo en una década”.

El acuerdo alcanzado sobre el programa nuclear iraní, limitándolo al terreno civil, reducirá parcialmente las inquietudes de los Estados suníes. El complejo paso siguiente sería lograr un acuerdo entre Rusia, Estados Unidos y las potencias locales (en particular Irán, Arabia Saudí, Turquía y Catar) con el fin de pactar una retirada de las fuerzas delegadas en Siria, primer paso de un proceso de paz. Los escenarios del futuro son acuerdos regionales entre Estados inclusivos o crecientes rupturas violentas.

Mariano Aguirre es director del Norwegian Peacebuilding Resource Centre (NOREF).
 
Se habrá quedado con las ganas Israel de hacer la operación "destrucción persa"???
O aún le estará buscando la vuelta?

Le siguen dando vuelta y ver como pueden tirar abajo el acuerdo.

Me parece que no le queda por hacer nada directo, seguirá con su cyberguerra y alguna actividad de falsa bandera, pero implicado en un ataque directo como a Osirak en Irak o al supuesto reactor en Siria no creo que en este contexto se anime.
 

Sebastian

Colaborador
La cautela de los árabes del Golfo ante el pacto nuclear revela su recelo hacia Irán

En Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait prevalece el temor de que Teherán ha engañado a Washington

Ángeles Espinosa Dubái 1 DIC 2013 - 02:25 CET51


De izquierda a derecha, los ministros del Interior de Catar, Bahrein y Arabia Saudí. / M. MAHDI (EFE)

Arabia Saudí y el resto de las monarquías de la península Arábiga han acogido con cautela el acuerdo nuclear de las grandes potencias con Irán. "Si hay buena voluntad, podría ser un primer paso" hacia una solución definitiva para las ambiciones atómicas iraníes, afirmaba Riad el pasado lunes, más de 24 horas después de conocerse el pacto. Incluso quienes tardaron menos en reaccionar, como Emiratos Árabes o Kuwait, expresaban más esperanza que convicción. Prevalece el temor de que Teherán ha engañado a Washington y que la rehabilitación de aquél se va a hacer a sus expensas.

El comedido lenguaje de los comunicados oficiales apenas esconde la frustración de quienes durante meses han tratado sin éxito de convencer a Estados Unidos para evitar ese acuerdo con su vecino y rival. Sólo hay que echar un vistazo a la prensa saudí para sentir la desconfianza que genera. Tariq al Homayed, un columnista de Asharq Al Awsat considerado próximo a la familia real, lo ha calificado de "más peligroso que el 11-S".

"Sí, no es una exageración (...) Irán ha sido capaz de engañar a la Administración estadounidense y lograr un pacto que no necesariamente garantiza que interrumpa su programa nuclear para alcanzar un acuerdo definitivo", escribía el pasado martes.

Los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que además de los citados Arabia Saudí, Emiratos y Kuwait, incluye a Bahréin, Catar y Omán, recelan sin duda de que los ayatolás se hagan con la bomba con el pretexto de un programa nuclear civil. No obstante, su mayor preocupación, aunque en distintos grados, es que el pacto con las potencias refuerce el peso regional de Irán. De ahí que en la reunión de sus ministros del Interior el pasado jueves hayan pedido garantías de que va a mejorar la seguridad regional.

Salman Shaikh, el director del Brookings Center en Doha, alerta del riesgo de que la percepción de un Irán más fuerte lleve a una mayor nuclearización de Oriente Próximo, y desate "un arco de conflicto desde el Mediterráneo oriental hasta las aguas del Golfo".

En la última década, los países del CCG, creado precisamente para contrarrestar a la República Islámica salida de la revolución de 1979, han asistido a su creciente influencia en Afganistán e Irak, como resultado de sendas intervenciones militares estadounidenses. Más recientemente, las revueltas árabes han exacerbado el recelo histórico hacia el país heredero del imperio persa. Además, Irán es el adalid de la rama chií del islam, que los mayoritarios suníes nunca han terminado de aceptar en pie de igualdad. Con mayor o menor motivo, ven su mano en cada uno de los conflictos que sacuden esta parte del mundo.

Pero ha sido la guerra civil siria la que ha sacado a la luz toda la animadversión contenida. Convencidos de que allí se libra una batalla definitiva por la identidad árabe y la supremacía regional, los gobernantes saudíes han azuzado las afiliaciones sectarias alimentadas durante años por su versión radical del islam. Mientras Irán (y su aliado libanés Hezbolá) respalda al régimen de Damasco con quien mantiene lazos de amistad desde su apoyo en la guerra con Irak (1980-88), los petrodólares del CCG financian a grupos islamistas que lo combaten.

Después de haber acusado a Estados Unidos de pasividad en Siria, e incluso de haber dado un paso atrás cuando aceptó la propuesta rusa para desmantelar sus armas químicas y evitar el ataque militar, las monarquías del Golfo temen que el pacto con Irán sea el primer paso de un acercamiento que cambie el equilibrio de fuerzas. En Siria, y en la región. Acostumbrados a que el aumento de la enemistad con Teherán se tradujera en una mayor amistad con Riad, interpretan el acercamiento a aquél como un alejamiento de éste y sus aliados. De ahí los nervios que ha desatado el acuerdo.

"Las negociaciones de Ginebra sólo son un preludio para un nuevo capítulo en la convergencia" entre ambos, interpretaba un reciente editorial del diario saudí Al Riyadh.

Sin embargo, Karim Sadjapour, analista del Carnegie Endowment for International Peace, no cree que el pacto alcanzado sea suficiente para cambiar el equilibrio de fuerzas en Oriente Próximo. Por ahora. En su opinión, ni el ayatolá Ali Jamenei, que como líder supremo tiene la última palabra en todos los asuntos de Estado, ni el enfoque estadounidense de las negociaciones apuntan de momento en esa dirección. No obstante, este experto apunta a las coincidencias estratégicas (lucha contra los talibanes y Al Qaeda) y los valores democráticos como factores que pueden terminar acercando EEUU a Irán en detrimento de Arabia Saudí.

El presidente norteamericano, Barack Obama, ha telefoneado esta semana al monarca saudí para explicarle el acuerdo y tranquilizarle respecto a las intenciones de EEUU en la zona. Dado el contexto de rivalidad regional, va a hacer falta mucho más que una conversación telefónica para calmar los ánimos de los árabes del Golfo.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/29/actualidad/1385751805_758156.html
 
La cautela de los árabes del Golfo ante el pacto nuclear revela su recelo hacia Irán
En Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait prevalece el temor de que Teherán ha engañado a Washington

Igualmente, en seis meses vamos a saber si mintió Irán o no, o antes, con las ganas de estos tres e Israel para que todo quede en la nada, la más chiquita de las mentiras de Irán va a ser amplificada a los cuatro vientos.
También creo que Irán hará uso de las medias verdades o medias mentiras, según el crsital con que se mire. :cool:
 

Sebastian

Colaborador
Igualmente, en seis meses vamos a saber si mintió Irán o no, o antes, con las ganas de estos tres e Israel para que todo quede en la nada, la más chiquita de las mentiras de Irán va a ser amplificada a los cuatro vientos.
También creo que Irán hará uso de las medias verdades o medias mentiras, según el crsital con que se mire. :cool:
Es que no tiene otra que portarse bien y cumplir...
 
Es que no tiene otra que portarse bien y cumplir...

Si claro, pero no me lo imagino a Irán como ejemplo de cumplimiento total, algún "teje maneje" hará, para no perder la costumbre. Correrá un poco los límites para ver cuando le aprietan el collar de ahorque, cuan largo se lo dejan, no creo que mucho, el tiempo dirá.
 
También los drones es un tema de pulseada entre Arabia Saudita e Irán, especialmente los armados. Ya casi los sauditas descuentan que Irán se "reconcilie" con Occidente a expensas de ellos y junto con los EAU empezaron las tratativas para adquirir drones armados.
Irán le lleva la delantera por muchos cuerpos, tiene varios programas, algunos avanzados, otros para propaganda, pero asi y todo, el reino y las monarquías satélites se dieron cuenta que si se quedan esperando que Estados Unidos de motu propio los provea están medio equivocados, ya saben que están en absoluta desventaja.
 
Al acuerdo con Irán no sólo lo torpedean desde afuera, de adentro también, y como.

Para atacar la apertura de la diplomacia iraní sobre el programa nuclear del régimen, la Organización de mujahidines del pueblo iraní (OMPI) hizo públicos algunos aspectos clandestinos.
Ejemplo: “quemaron” (hicieron públicos) los datos del Center for Organización of Defensive Innovation & Research (SPND en farsi), instalado sobre la avenida Mojdeh en Teherán.
Según la OMPI, las actividades más sensibles de este organismo manejado por Mohsen Fakhrizadeh, personaje clave de los programas nucleares del régimen, habrían sido reinstaladas secretamente, en septiembre pasado, a tres kilómetros de su emplazamiento inicial, en nuevas oficinas frente al hospital Chamran. Esta maniobra preventiva estaría destinada a eludir a los inspectores de la AIEA, mientras que el jefe de los negociadores iraníes en Ginebra, Abbas Araghchi, precisó que el régimen estaba dispuesto a aceptar controles aleatorios de sus instalaciones, en el marco del plan de normalización discutido en Ginebra por el grupo llamado 5+1.

Listado liberado (¿habrán meditado que le están poniendo precio a personas?)

http://www.intelligenceonline.fr/C/dc/LMR/700/Partial_list_of_experts_researchers_SPND_Oct_2013.pdf
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El ministerio de Defensa yemení atacado.

"Una violenta explosión golpeó el ministerio de Defensa” hoy temprano, informa el diario en línea de Sanaa. Un coche bomba explotó frente a uno de los accesos del ministerio, en una calle muy concurrida. “Habría al menos 57 muertos, pero no fue posible aún confirmar esta cifra. Las fuentes oficiales dieron un balance provisorio de 20 muertos”, indica el diario, que afirma por otra parte que hubo “intercambio de disparos entre los atacantes y soldados en el interior del edificio”. El atentado aún no ha sido reivindicado.

AL-TAGHIIR 5 DÉCEMBRE 2013
 
En Siria empiezan a aparecer tensiones entre Hezbollah y el entorno de Assad.
Últimamente se incrementaron mucho las bajas en los combatientes del Hezbollah que luchan junto al ejército regular sirio.
Ante esto, la cúpula del movimiento Hezbollah había obtenido de Damasco el compromiso de que a partir de ese momento estarían menos expuestos. Pero parece que no se ha cumplido y la ruptura de ese compromiso caldeó los ánimos del movimiento chiita.

El ejército regular está recuperando terreno gracias a esta ayuda, otro motivo de estancamiento si le retiran este apoyo, yendo hacia los tres años de guerra civil; ya Irán está dando muestras de que abiertamente no puede asistir a Assad sin enojar a Occidente mientras soluciona su tema nuclear ante la atenta mirada de Israel.
 

Sebastian

Colaborador
En Siria empiezan a aparecer tensiones entre Hezbollah y el entorno de Assad.
Últimamente se incrementaron mucho las bajas en los combatientes del Hezbollah que luchan junto al ejército regular sirio.
Ante esto, la cúpula del movimiento Hezbollah había obtenido de Damasco el compromiso de que a partir de ese momento estarían menos expuestos. Pero parece que no se ha cumplido y la ruptura de ese compromiso caldeó los ánimos del movimiento chiita.

El ejército regular está recuperando terreno gracias a esta ayuda, otro motivo de estancamiento si le retiran este apoyo, yendo hacia los tres años de guerra civil; ya Irán está dando muestras de que abiertamente no puede asistir a Assad sin enojar a Occidente mientras soluciona su tema nuclear ante la atenta mirada de Israel.
¿Empezo a complicarse el tema para Assad?
 

Sebastian

Colaborador
Netanyahu, Kerry y, al fondo, Obama
http://www.abc.es/internacional/20131205/rc-netanyahu-kerry-fondo-obama-201312051655.html
ENRIQUE VÁZQUEZ
Día 05/12/2013 - 16.55h

El secretario de Estado de EE UU ofrece al líder israelí un plan para garantizar la seguridad militar fronteriza en caso de acuerdo con los palestinos

La rápida reordenación geopolítica en Oriente Medio forzada por las sedicentes primaveras árabes y la guerra en Siria ¿afectarán decisivamente a la interminable negociación de Israel con los palestinos? El Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, está hoy en Israel y hasta la mañana del viernes sostendrá tres reuniones con Benjamin Netanyahu a quien hoy se ha entregado un papel sin precedentes: un plan para garantizar la seguridad militar fronteriza de Israel en caso de acuerdo con los palestinos que ha redactado el general John Allen.

Hasta su pase a retiro en febrero, este general de cuatro estrellas fue comandante en jefe en Afganistán y se le tiene por bien sintonizado con la ya obvia preferencia de la administración Obama por los medios políticos y diplomáticos frente a los recursos militares.

Por formalmente técnico que sea su plan su mera redacción es una involucración directa de Washington en el proceso negociador en marcha con los palestinos y que parece algo más que estancado ahora: la prensa israelí ha sabido que la última sesión bilateral terminó el martes con bronca verbal e intercambio de insultos entre las partes.

La impaciencia de Washington
El gobierno Obama está algo más que molesto con la definición que el primer ministro Netanyahu hizo del acuerdo interino con Irán a cuenta de su programa nuclear, al que calificó de “error histórico” y tampoco ha apreciado mucho su elección de la mano derecha de Ron Dermer, un colaborador de toda confianza política y personal del primer ministro, como nuevo embajador en Washington.

Dermer, norteamericano de nacimiento, como su predecesor Michael Oren y que, como él, debió renunciar a su nacionalidad para ser embajador de un país extranjero, es conocido en Washington como un incansable “lobbysta” en el Congreso y la prensa contra los criterios de la Casa Blanca y algunos no han vacilado en presentarle como el hombre que hizo cuanto pudo por aportar el voto y el dinero judío a Mitt Romney en la elección presidencial del año pasado.

John Kerry, quien contra pronóstico, decidió hacer lo que se tiene por el último esfuerzo norteamericano en alcanzar un arreglo israelo-palestino desde el criterio de “dos pueblos, dos Estados” que dispone del general respaldo internacional, se ha vinculado personalmente a la negociación, ha visitado cuatro veces Israel desde febrero y presentarse ahora con un plan militar ahorra comentarios.

"El común enemigo principal"
Sería imposible que la evolución general de la situación en el área – el golpe de Estado en Egipto, los cambios de régimen en Libia y Túnez, la guerra en Siria y su evolución, la amenaza de vuelta a la guerra civil en Líbano, la violencia terrorista en Iraq, el acuerdo con Irán y la inquietud consiguiente en Arabia Saudí – no influyeran de un modo u otro sobre la “cuestión palestina”.

La argumentación norteamericana es clara: se trata de convencer a su viejo socio israelí de que es preciso identificar y combatir sin tregua al “enemigo principal” que no es la resistencia palestina, militarmente extinguida, sino el yihadismo y, dicho tranquilamente en los medios norteamericanos, al-Qaeda. Ya es un secreto a voces que el sucesor de Bin Laden, el egipcio Ayman al-Zawahiri, rentabiliza con éxito la fuerte presencia de al-Qaeda en Siria e Iraq para proponer un amplísimo “Emirato Islámico” transfronterizo.

Solo algunos medios israelíes o “blogs” de fuerte especialización han subrayado debidamente un hecho sin precedentes: la aparición aún tibia y difusa de una facción islamista militante en las filas palestinas de los territorios ocupados. Más atención ha merecido el acercamiento físico del yihadismo endémico en el remoto Sinaí egipcio al Canal de Suez y que lo haya cruzado ya en ocasiones.

El argumento norteamericano
Washington ha defendido invariablemente la necesidad de un estado nacional palestino viable desde la base territorial del suelo ocupado y la resolución 242 de la ONU. Esto vale para todos los presidentes, Bush incluido, y, por tanto, es inútil presentar a Obama como otra cosa que el vigente servidor de esa juiciosa doctrina. Ocurre, sencillamente, que con él se ha generalizado la llegada a la región de la violencia política, el flujo insoportable de refugiados y el auge de al-Qaeda, inicialmente bien servido por la invasión de Iraq.

Muchos observadores creen que la seguridad a largo plazo del Estado de Israel se reforzaría con su cooperación con la ONU y la creación del previsto Estado palestino en la tierra ocupada. No hay que insistir mucho en lo que representa para el radicalismo islamista que los santos lugares de Jerusalen oriental estén bajo soberanía jurídica israelí (no reconocida internacionalmente) de Israel.

Entre los israelíes, también numerosos, que creen lo mismo está, por ejemplo, Yuval Diskin, antiguo y distinguido jefe del Shin Beth (contraespionaje y seguridad interior) quien todavía anteayer, repitió que “para la seguridad de Israel es más peligroso mantener la ocupación que el programa nuclear israelí”. Y un columnista poco sospechoso de hostilidad hacia Israel, David Ignatius, escribía el mismo día en “Teh Washington Post” que “más allá del destino de al-Assad y eventual desaparición “se perfila en Siria la sombra de al-Qaeda”.

El tiempo tasado
Esta es la novedad de la presente visita de Kerry a Israel: el general Allen lleva una desconocida garantía de seguridad para los israelíes en las áreas palestinas que deberían evacuar y si, así y todo, Israel no coopera en lo que se valora como un arma central en la lucha contra al-Qaeda deberá atenerse a las consecuencias. El país, además, ha sido muy explícitamente advertido, por ejemplo por el Foreign Office británico, de que se abstenga de sabotear el acuerdo con Irán.

Cuando acabe el tiempo atribuido al plan Kerry (hacia mayo próximo según un cálculo oficioso pero aceptado) la Autoridad Palestina podrá poner en marcha su propio plan, que consiste hace años en no disparar ni un tiro: denunciar a Israel en las instancias internacionales como ocupante y Estado apartheid.

La Asamblea General de la ONU podría en septiembre próximo – como ya hizo en 2011 – otorgarle su “estatalidad”, pero sin la amenaza de un veto americano en el Consejo de Seguridad, y alcanzar así su condición de Estado tan reconocido como Israel o España… Eso se juega Israel si decide pasar de Obama y si la derecha ultrasionista, en auge allí, sigue presentando a Obama como un adversario indigno de confianza…

http://www.abc.es/internacional/201...s&utm_content=uh-rss&utm_campaign=traffic-rss
 
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