la pucha!!!
no conocía esta historia, que bueno sería poder ampliarla..........
Estimados:
Lo único que se me ocurre es que se trate de la esposa del Vicecomodoro Gamen. Para quienes no lo hayan leído, copio parte de "Historia de la Fuerza Aérea Argentina - Tomo VI - Volumen 1 - Su actuación en Malvinas" (es un poco largo pero muy interesante).
Cordiales saludos.
"El día 30 de marzo, Gilobert arribó a Stanley. La FTN ya se habría hecho a la mar.
Los acontecimientos en Georgias habían desatado la reacción de los miembros más activos del UKFIC, que en una acción de represalia invadieron la oficina de LADE para cometer una serie de desmanes. Esta acción causó gran conmoción entre los pobladores y señalaba el grado de tensión que iba alcanzando la situación.
Sin embargo una vez en Stanley todo parecía normal. Como si no existiera ninguna sospecha. Era saludado con la cordialidad habitual por todos, pero bastaba escuchar por un instante la radio para darse cuenta que estaban en total conocimiento de la gravedad de la situación.
En ese clima de incertidumbre se realizó en la casa del Vcom Gamen la instalación de un sofisticado equipamiento de comunicaciones, llevado especialmente en ese vuelo para estar en capacidad de cursar mensajes codificados. Esta tarea debió hacerse a la vista de todos, ya que no hubo forma de ocultar, tanto el traslado de los bultos hasta la casa como la labor de los técnicos instalando las antenas, pese a que se emplearon algunas horas de la noche.
El F-28 que como de costumbre pernoctó en Stanley, fue custodiado por soldados armados desde su mismo arribo, quizás pensando que podría esconder personal con intenciones de infiltrarse, aunque la justificación dada era evitar que algún exaltado pudiera cometer un atentado.
A su arribo el Vcom Gilobert solicitó audiencia con las autoridades para presentarle los saludos y justificar su presencia. La excusa fue que había concurrido para evaluar la situación, después del atentado contra la oficina de LADE y fundamentalmente para tratar de apaciguar los ánimos.
La audiencia le fue concedida para el día siguiente, 31 de marzo y a ella concurrió en compañía del Vcom Gamen, quien hasta entonces ignoraba totalmente lo que se avecinaba. Cuando ingresaron al despacho del gobernador se encontraron que se estaba realizando una reunión de gabinete, con la presencia de Baker, otros secretarios y el nuevo jefe del destacamento de los Royal Marines. Había un mapa de la península desplegado sobre la mesa.
Después de los saludos de rigor, escucharon con rostros endurecidos las explicaciones con que Gilobert trataba en vano de justificar su visita. Cuando finalizó, el gobernador Hunt, corno si no lo hubiera escuchado, expresó que estaban sumamente preocupados por la escalada y le pidió que recordara lo dicho en su despedida, en clara alusión a aquella conversación en la que le confesara su pesimismo respecto al desarrollo del conflicto.
A la salida de la reunión Gamen estaba intrigado y alarmado por el tenor de la conversación cuyo verdadero significado no alcanzaba a comprender. Fue entonces cuando Gilobert lo puso en conocimiento de los eventos de los que serían protagonistas en las próximas horas.
Gamen, aunque sorprendido, reaccionó inmediatamente con entusiasmo y suma entereza, teniendo en cuenta que su familia estaría sometida a todos los riesgos de las acciones bélicas.
Las horas siguientes transcurrieron en aparente normalidad, la población tratando de disimular la tensión y angustia y el resto de los argentinos, todavía ignorantes de lo que ocurría, desarrollaban sus tareas habituales discretamente vigilados por miembros de las Malvinas Islands Defence Force (FIDF)
Alrededor de las 19:00 hs difundieron por la radio la noticia de que la flota de navíos argentinos que navegaba con rumbo a Stanley había sido demorada por una tormenta en alta mar por lo que estimaban que el contacto se postergaría por veinticuatro horas.
Esto despejaba toda duda. Los británicos no sólo tenían conocimiento acabado de la situación sino que también tenían ubicada a la flota con toda precisión. Todo esto era permanentemente informado al comando mediante radioconversación con LADE central o CRV utilizando palabras claves previamente acordadas.
A esta altura, los dos vicecomodoros ya habían evaluado la misión que debían cumplir en el aeropuerto para apoyar el asalto aéreo y habían apreciado que no era conveniente involucrar al personal de LADE. Cuanto menos gente se desplazara, mayores serían las probabilidades de alcanzar el objetivo sin ser demasiado evidentes.
Decidieron entonces ejecutar la tarea entre los dos. Para ello realizaron una planificación breve que preveía la aproximación a pie a campo traviesa y en forma separada, con lugar de reunión en proximidades del aeropuerto.
El 1º de abril transcurrió sintiéndose el peso de la tensión reinante, aunque en Stanley la actividad era normal, con negocios y oficinas públicas abiertas. Cerca de medio día, Mr Danny Borland invitó a ambos vicecomodoros para que fueran esa noche a cenar a su casa. Esto era grave, porque significaba la pérdida de la libertad de acción necesaria para poder iniciar la aproximación al aeropuerto con el suficiente tiempo para poder cubrir los diez kilómetros que los separaban de Stanley.
De esta forma, los británicos pudieron ejercer, en forma disimulada, perfecto control de los dos oficiales argentinos sin necesidad de privarlos de la libertad, como hicieron con el resto de los compatriotas.
Alrededor de las 14:00 hs, el Sr R Reid (anglo-argentino de larga residencia en Stanley), informó a Gamen que la pista estaba siendo bloqueada con vehículos para evitar el aterrizaje sorpresivo de aviones argentinos. Solamente estaba habilitado un pequeño tramo, necesario para la operación del avión Islander que estaba realizando patrullaje sobre el mar.
Cerca de las 17:00 se difundió por radio que el Islander había hecho contacto con la FTN y que esperaban la invasión a partir de las 22:00 hs. También se convocaba a los efectivos de la FIDF a ocupar sus puestos.
Antes de las 19:00, como es costumbre entre los británicos, ya estaban cenando en la casa de Borland.
Además de los vicecomodoros, participaba la Sra. de Gamen.
La cena se desarrolló en un clima de gran tensión. Borland hablaba sin cesar contando viejas anécdotas que nadie atendía, mientras los argentinos trataban de entender la información y órdenes que se transmitían por la radio, la que en muy bajo volumen se sentía en la habitación contigua.
Para la trasmisión de las órdenes empleaban un inglés deformado, quizás
una mezcla de cockney y gaélico, que resultaba imposible de entender. En algún momento difundieron un par de trozos de una grabación en castellano que anunciaban como pertenecientes a la arenga de despedida a los navíos argentinos en Puerto Belgrano.
A las 21:00 finalizó la cena y en el corto camino hasta la residencia de Gamen, pudieron observar que estaba custodiada por cuatro hombres armados de la FIDF, que impedirían todo movimiento.
Esta circunstancia, el hecho de que la pista ya se encontrara bloqueada, el grado de apresto y el despliegue de las tropas hacía imposible el asalto aéreo. Por lo tanto se abortó la tarea de aproximación al aeropuerto.
A partir de las 22:00 se trató sin éxito de establecer contacto con la FTN en los horarios que habían sido preestablecidos. Los intentos se repitieron cada dos horas hasta que comenzó a escucharse el fuego de las armas.
Más temprano, policías y soldados del FIDF pasaron por el hotel y los domicilios del resto de los argentinos procediendo a detener a los varones mayores de edad, los que fueron recluidos bajo vigilancia armada en el Town Hall.
De esta medida fue exceptuado un reportero gráfico argentino que, junto con muchos otros colegas extranjeros, se encontraban desde varios días atrás esperando en Stanley para cubrir los acontecimientos que ocurrirían. A ellos, los británicos los ubicaron esa noche en dependencias de la gobernación, desde donde pudieron tomar fotografías privilegiadas de escenas previas y posteriores a la rendición.
Como el desarrollo de las acciones bélicas de esa noche está detalladamente relatado en el capítulo correspondiente, pasamos a referimos a las negociaciones que permitieron el cese del fuego y la capitulación de las fuerzas británicas.
Confinados en la residencia argentina los vicecomodoros Gamen y Gilobert siguieron la evolución de las acciones a través de la radio de Stanley que trasmitió durante toda la noche. Cerca de las 09:00 de la mañana, cuando el fuego se había concentrado sobre la gobernación, Mr Hunt pidió por teléfono hablar con Gi1obert y con tono casi imperativo le dijo algo así: Héctor es hora de que esto termine. Hable con su jefe para parar esto.
Como Gilobert no tenía forma para entrar en contacto con las fuerzas argentinas, convinieron en que se llegaría hasta la gobernación para discutir la forma de encontrar una solución.
Portando una bandera blanca Gilobert recorrió los trescientos metros que lo separaban de la casa de gobierno. Los británicos desde sus posiciones de defensa observaban con gesto de alivio y le daban ánimo para que siguiera avanzando. Las tropas argentinas no cesaban de hacer fuego, ajenas a lo que se estaba tratando de hacer.
Sorteados los obstáculos, fue recibido en el vestíbulo en forma cordial por el jefe de los marines quien lo llevó hasta donde estaban Hunt y Baker. A su paso pudo observar que se había estado quemando documentación y varias máquinas cifradoras estaban destruidas en el suelo.
Una vez frente a frente, Hunt sin mediar palabra le dijo algo así: -Héctor tome contacto con su comandante y dígale que en nombre de la corona que exijo el inmediato cese del fuego y el retiro de las tropas invasoras, etc.-. Aunque lo decía como una fórmula, Gilobert no podía creer lo que escuchaba.
Entonces Gilobert le recordó lo desproporcionado de las fuerzas, que la situación para ellos se veía insostenible, de la decisión de no producir bajas en los efectivos británicos, el compromiso de tratar con todo respeto al personal militar y civil británico, etc.
Por supuesto, no fueron los argumentos del Vcom lo que convencieron a Hunt de aceptar la capitulación de inmediato, sino el peso de la realidad. El asedio sobre la gobernación no disminuía así que se decidió salir al encuentro del Cte de la fuerza de desembarco.
Gilobert y Baker caminaron hasta los estudios de la radio con el propósito de enviar un mensaje radial al Cte argentino, suponiendo que como todos en las islas, estaban siguiendo el relato de la contienda por ese medio.
Llegados a la radio se le pidió al Vcom que antes de dirigirse al Cte argentino explicara a la población los pasos que se iban a dar. Cumplido ese requisito, que seguramente debió llevar alivio a todos, lanzó al aire el mensaje para el almirante Busser, informándole sobre las tratativas realizadas y la disposición del gobernador a formalizar la rendición. Para ello era necesaria su presencia y lo invitó a que se encontrasen frente a la iglesia católica de Saint Mary's para luego concurrir juntos a reunirse con Hunt.
Mientras esperaban, con la esperanza de que Busser hubiera recibido el mensaje, se tuvo información de que los anfibios estaban a las puertas de Stanley y simultáneamente se pudo observar el C-130 aterrizando en la pista, entonces se le sintió decir al jefe de policía que estaba junto a ellos: -Todo está terminado-.
Pocos minutos después llegaba Busser desarmado y acompañado por sus ayudantes."