Hola a todos, webeando por la red encontre un artículo que me parecio curioso e interesante y quiero compartirlo con ustedes, si bien trata sobre la fundación y actuacion del regimiento o "Tercio" de gallegos de Bs As en la 2º Invasión Inglesa, solo les trancribiré la parte que atañe a las operaciones militares, que por lo menos a mi me a sorprendido por los errores tácticos que ambos bandos cometieron. :svengo:
La segunda invasión.
Los ingleses se encontraban sumamente satisfechos con la conquista que Beresford y Popham habían conseguido. A tal extremo llegaba la euforia que a mediados de septiembre de 1806 el Times manifestaba que "Buenos Aires en este momento forma parte del imperio Británico, y cuando consideramos las consecuencias que de esto se deducen por su ubicación y su capacidad comercial, además de su influencia política, no sabemos cómo expresarnos acerca de las ventajas que se derivan de la conquista. Como resultado de semejante unión, tendremos un mercado continuo para nuestras manufacturas...". Cualquiera se puede imaginar la cara que habrán puesto cuando se enteraron de que zapateros, campesinos, artesanos, herreros, etc, los habían derrotado tan contundentemente :rofl:. Una nueva expedición, con 12.000 soldados, al mando de John Whitelocke partió con destino al sur para dar cuenta de esos "insolentes":biggrinjester:. Para dar una idea de lo que militarmente significaba esta nueva incursión, recordamos que el general José de San Martín realizó toda la campaña de los Andes, diez años después, con tan sólo 5.500 efectivos aproximadamente.
El general Samuel Auchmuty arribó a la Banda Oriental (antiguo nombre de Uruguay) y derrotó fácilmente a las tropas que envió el Virrey Sobremonte. Luego sitió por dos semanas la ciudad de Montevideo que finalmente se rindió el 3 de febrero. Ante una nueva huida de Sobremonte se reunió una Junta de Guerra en Buenos Aires, el 10, y decidió reemplazarlo por Santiago de Liniers, modificación que mucho después avaló el mismísimo rey Carlos IV.
Whitelocke, comandante supremo de la invasión en el Río de la Plata, se decidió a tomar personalmente la capital del Virreinato y el 28 de junio desembarcó en la Ensenada de Barragán, a 60 km de la ciudad.
Así se inició una campaña caracterizada por la enorme cantidad de errores que cometieron los comandantes militares. El lugar en donde desembarcaron los ingleses era pantanoso, con lo cual perdieron una buena cantidad de sus cañones y pertrechos. Como si fuese poco se ordenó inmediatamente la marcha hacia Buenos Aires con lo cual separó sus tropas, en vez de reagruparlas y luego atacar.
...el 30 de junio, se realizó una parada militar en la Plaza Mayor que debió haber sido imponente por la presencia de más de 8.000 soldados, o sea todo el ejército...
Liniers salió a enfrentar a un ejército veterano con sus milicias, cuando lo más lógico hubiese sido esperar en una posición defensiva y fortificada como la ciudad. El lugar elegido fue el Puente de Gálvez (cerca del actual Puente Barracas, sobre el Riachuelo). Allí esperaba con su ejército formado pero con la capital del virreinato totalmente desguarnecida. En la Junta de Guerra, en donde Cerviño manifestó su desacuerdo con las medidas que se tomaron, la mayoría de los oficiales expresaron sus temores con respecto de la capacidad combativa de sus soldados, por eso se ordenó cruzar el Riachuelo. Se pensaba que al ponerlos del otro lado río se los forzaba a luchar, ya que no tenían escapatoria. Otro error muy grave porque si los ingleses hubieran atacado, no quedaba ninguna posibilidad para replegarse o maniobrar, y el Riachuelo se hubiera transformado en una trampa mortal.
Sin embargo una nueva equivocación salvó la situación. El general Lewison Gower, que mandaba la vanguardia inglesa, decidió esquivarlos y cruzar por el vado de Burgos - hoy puente Alsina, en Lanús -, dirigiéndose a los Corrales de Miserere, en lo que actualmente es el Barrio de Once de la ciudad de Buenos Aires.
Sin aprovechar la oportunidad que la providencia le presentaba, Liniers decidió salir velozmente, otra vez, a buscar a los británicos, en un paseo que tuvo como resultado cansar a sus tropas y dividirlas por la separación que simplemente ocurre entre los regimientos al marchar con sus banderas, cañones y pertrechos.
En este punto hay que recordar las características sumamente caballerescas que se exhibieron en esta guerra. Los dos ejércitos se enfrentaron en Miserere, el 2 de julio, lo cual implicó toda una cuestión sumamente formal. Primero, que ambos se decidieran a presentar batalla, es decir, desplegar todas sus fuerzas, formarse frente a frente a escasos metros, exponer las banderas como si fueran a sacarse una fotografía, y los oficiales darse la mano y decidir quien empezaba la guerra. Los hombres de Liniers, luego de su marcha, se habían ordenado apresuradamente como les fue posible. Tal vez por eso al iniciarse el combate desarmaron su línea de batalla, aspecto que terminó por decidir el combate a favor de los invasores.
Aquí es donde los ingleses cometieron el principal error, ya que sus tropas, que habían llegado hasta lo que hoy es avenida Callao, el límite de la ciudad, recibieron la orden de retroceder porque tenían que replegarse para esperar al resto del ejército. Whitelocke, creyó que su victoria le había abierto definitivamente las puertas de la ciudad.:svengo:
Sigue...
La segunda invasión.
Los ingleses se encontraban sumamente satisfechos con la conquista que Beresford y Popham habían conseguido. A tal extremo llegaba la euforia que a mediados de septiembre de 1806 el Times manifestaba que "Buenos Aires en este momento forma parte del imperio Británico, y cuando consideramos las consecuencias que de esto se deducen por su ubicación y su capacidad comercial, además de su influencia política, no sabemos cómo expresarnos acerca de las ventajas que se derivan de la conquista. Como resultado de semejante unión, tendremos un mercado continuo para nuestras manufacturas...". Cualquiera se puede imaginar la cara que habrán puesto cuando se enteraron de que zapateros, campesinos, artesanos, herreros, etc, los habían derrotado tan contundentemente :rofl:. Una nueva expedición, con 12.000 soldados, al mando de John Whitelocke partió con destino al sur para dar cuenta de esos "insolentes":biggrinjester:. Para dar una idea de lo que militarmente significaba esta nueva incursión, recordamos que el general José de San Martín realizó toda la campaña de los Andes, diez años después, con tan sólo 5.500 efectivos aproximadamente.
El general Samuel Auchmuty arribó a la Banda Oriental (antiguo nombre de Uruguay) y derrotó fácilmente a las tropas que envió el Virrey Sobremonte. Luego sitió por dos semanas la ciudad de Montevideo que finalmente se rindió el 3 de febrero. Ante una nueva huida de Sobremonte se reunió una Junta de Guerra en Buenos Aires, el 10, y decidió reemplazarlo por Santiago de Liniers, modificación que mucho después avaló el mismísimo rey Carlos IV.
Whitelocke, comandante supremo de la invasión en el Río de la Plata, se decidió a tomar personalmente la capital del Virreinato y el 28 de junio desembarcó en la Ensenada de Barragán, a 60 km de la ciudad.
Así se inició una campaña caracterizada por la enorme cantidad de errores que cometieron los comandantes militares. El lugar en donde desembarcaron los ingleses era pantanoso, con lo cual perdieron una buena cantidad de sus cañones y pertrechos. Como si fuese poco se ordenó inmediatamente la marcha hacia Buenos Aires con lo cual separó sus tropas, en vez de reagruparlas y luego atacar.
...el 30 de junio, se realizó una parada militar en la Plaza Mayor que debió haber sido imponente por la presencia de más de 8.000 soldados, o sea todo el ejército...
Liniers salió a enfrentar a un ejército veterano con sus milicias, cuando lo más lógico hubiese sido esperar en una posición defensiva y fortificada como la ciudad. El lugar elegido fue el Puente de Gálvez (cerca del actual Puente Barracas, sobre el Riachuelo). Allí esperaba con su ejército formado pero con la capital del virreinato totalmente desguarnecida. En la Junta de Guerra, en donde Cerviño manifestó su desacuerdo con las medidas que se tomaron, la mayoría de los oficiales expresaron sus temores con respecto de la capacidad combativa de sus soldados, por eso se ordenó cruzar el Riachuelo. Se pensaba que al ponerlos del otro lado río se los forzaba a luchar, ya que no tenían escapatoria. Otro error muy grave porque si los ingleses hubieran atacado, no quedaba ninguna posibilidad para replegarse o maniobrar, y el Riachuelo se hubiera transformado en una trampa mortal.
Sin embargo una nueva equivocación salvó la situación. El general Lewison Gower, que mandaba la vanguardia inglesa, decidió esquivarlos y cruzar por el vado de Burgos - hoy puente Alsina, en Lanús -, dirigiéndose a los Corrales de Miserere, en lo que actualmente es el Barrio de Once de la ciudad de Buenos Aires.
Sin aprovechar la oportunidad que la providencia le presentaba, Liniers decidió salir velozmente, otra vez, a buscar a los británicos, en un paseo que tuvo como resultado cansar a sus tropas y dividirlas por la separación que simplemente ocurre entre los regimientos al marchar con sus banderas, cañones y pertrechos.
En este punto hay que recordar las características sumamente caballerescas que se exhibieron en esta guerra. Los dos ejércitos se enfrentaron en Miserere, el 2 de julio, lo cual implicó toda una cuestión sumamente formal. Primero, que ambos se decidieran a presentar batalla, es decir, desplegar todas sus fuerzas, formarse frente a frente a escasos metros, exponer las banderas como si fueran a sacarse una fotografía, y los oficiales darse la mano y decidir quien empezaba la guerra. Los hombres de Liniers, luego de su marcha, se habían ordenado apresuradamente como les fue posible. Tal vez por eso al iniciarse el combate desarmaron su línea de batalla, aspecto que terminó por decidir el combate a favor de los invasores.
Aquí es donde los ingleses cometieron el principal error, ya que sus tropas, que habían llegado hasta lo que hoy es avenida Callao, el límite de la ciudad, recibieron la orden de retroceder porque tenían que replegarse para esperar al resto del ejército. Whitelocke, creyó que su victoria le había abierto definitivamente las puertas de la ciudad.:svengo:
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