El regreso de la fábrica de aviones
Hacia fines de este año se inicia el desafío de volver a transformar a la planta de la Ruta 20 en un polo de desarrollo de la industria aeronáutica.
Javier Marín
Especial para LA MAÑANA
El proceso de reconversión de un taller de reparaciones en una fábrica no es sencillo; mucho menos si ese taller se dedica básicamente a reparar aviones y debe comenzar a construirlos en serie. Sin embargo, el objetivo está trazado: el gobierno nacional quiere que la ex Fábrica Militar de Aviones de Córdoba se transforme en un mediano plazo en una empresa del mismo perfil que la brasileña Embraer, uno de los pesos pesados en la industria mundial de aviación.
Desde 2007, el gobierno está analizando la posibilidad de reestatizar la planta en manos de la multinacional Lockheed Martin. La escasa actividad y la ausencia de planes concretos de la firma, muy dependiente de los contratos con el Estado nacional, fueron algunas de las razones que impulsaron esta decisión. Lo concreto es que luego de la refuncionalización de 27 aviones A-4M Skyhawk, de la Fuerza Aérea Argentina, la fábrica no volvió a volar demasiado alto.
La coyuntura histórica elegida para iniciar este proceso quizás tampoco sea la mejor; la industria aeronáutica global, tanto civil como militar, atraviesa numerosas dificultades debido a la crisis económica y la caída del turismo internacional, el alza en el precio de los combustibles, la pandemia de influenza, las amenazas terroristas y los crecientes temores que han despertado las recientes fallas en los Airbus; todas estas vicisitudes conforman actualmente un cóctel nada propicio para que las grandes aerolíneas del mundo, la mayoría de ellas en serios problemas económicos, renueven o expandan su flota de aviones. Pero nadie duda de que el futuro del transporte internacional de pasajeros y de carga, estará cada vez más ligado a la aviación, ya que se trata del medio de transporte de larga distancia más barato, seguro y veloz. Pero también hay factores que favorecen o propician la posibilidad de que este proyecto con base en la ex Area Material Córdoba (AMC) se consolide: los exitosos antecedentes en la construcción de aviones de diseño íntegramente locales, la trayectoria y experiencia de su personal, la existencia de carreras universitarias vinculadas a la industria (como Ingeniería Aeronáutica) y la inveterada tradición de Córdoba como polo aeroindustrial, factores intangibles que tienen peso propio, tal como sucede en otra actividad, como la industria automotriz, que debió resurgir no una sino tres veces casi desde las cenizas; a comienzos de los ´80, de los ´90 y de esta década.
Bajo este marco general, el plan de refundación de la ex Area Material Córdoba está plasmado en los papeles y ya dio su primer paso en el Congreso con la aprobación de la Cámara de Diputados de la reestatización de la planta, en concesión desde 1995 a Lockheed Martin Aircraft.
El gobierno espera que “a más tardar” en agosto la Cámara Alta convierta en ley el proyecto y así se inicie el proceso formal de expropiación, consistente en la compra de las acciones de Lockheed Martin en LMAASA, tal como se denomina oficialmente a la concesión. Una vez sancionado, se abrirá un período de 60 días para que se transfiera el 70 por ciento del capital de la actual empresa, por el cual el Estado deberá abonar 46,7 millones de pesos, según la valuación fiscal realizada a fines de 2008. El restante 30 por ciento respaldará como garantía durante 24 meses los posibles pasivos ocultos que pudiera tener la LMAASA, aún en poder de Lockheed.
La nueva sociedad será íntegramente estatal, estará bajo la órbita del Ministerio de Defensa, y no podrán vender más del 49 por ciento de su paquete accionario, según detalla el proyecto de ley aprobado el 20 de mayo último.
El nombre elegido para la empresa es Fábrica de Aviones Córdoba (FAC) “Brigadier San Martín”. Del nombre original, Fábrica Militar de Aviones, con el cual todavía se la conoce popularmente, se eliminó la palabra “Militar”. El objetivo de este cambio en la denominación indica la intención de abrir su área de negocios hacia la fabricación de aeropartes y aviones de uso civil, sin dejar completamente de lado la amplia tradición en la fabricación de naves militares.
Planes a corto y largo plazo
Días atrás visitó la planta el secretario de Planeamiento del Ministerio de Defensa, Oscar Cuattromo, quien brindó algunos detalles adicionales sobre el proyecto oficial anunciado por la presidenta Cristina Fernández, en marzo último.
Se pueden distinguir claramente dos etapas o períodos, uno para los próximos tres o cuatro años y otro más ambicioso, de largo plazo. En síntesis, la primera etapa consistirá en una inversión inicial de 10 a 12 millones de pesos destinados a reequipar la planta y capacitar al personal, para alcanzar los estándares exigidos por Embraer para convertirse en proveedora de aeropartes. El plan de colaboración con Embraer es de más largo alcance, e incluye la compra de Aerolíneas Argentinas de aviones producidos por la fábrica brasileña.
Además, la Empresa Nacional de Aeronáutica (Enaer) de Chile podría fabricar junto a la FAC un avión de entrenamiento básico para las fuerzas aéreas de ambos países, que reemplace al modelo T-35 Pillán, que actualmente se ensambla en el país trasandino y se exporta a varios países.
En el corto y mediano plazo, las restantes áreas de negocios que están diseñadas para la FAC son el mantenimiento de las aeronaves de Aerolíneas Argentinas y Austral, de la Fuerza Aérea Argentina y la probable asociación en proyectos industriales aeronáuticos con otras empresas aeronáuticas, “que le permitan generar la capacidad, la tecnología y la experiencia necesarias para volver a convertirse en un polo industrial tecnológico”, según Cuattromo. Dicho en otros términos, volver a alcanzar los estándares de calidad y la capacidad de producción que le permitieron a la vieja fábrica militar ser un proveedor confiable de aviones para distintos fines, como transporte, entrenamiento y combate.
Además, el funcionario aseguró que no se pierde de vista el objetivo aeroespacial. Quizás ésta sea la más ambiciosa de las metas, pero de la que por ahora se dispone menos información, por razones que podrían ser obvias; no es la primera vez que se intenta avanzar en este campo. Vale recordar que entre 1987 y 1995 funcionó la Fabrica Argentina de Material Aeroespacial (Fama), un consorcio mixto que impulsó el desarrollo final de los misiles Cóndor, proyecto que fue desactivado durante el inicio de la gestión de Carlos Menem, por presiones diplomáticas de los Estados Unidos.
Por último, el funcionario de Defensa ratificó la continuidad de la línea de producción del IA-63 Pampa, el avión de entrenamiento a reacción, último proyecto cuyo diseño íntegramente local se remonta a casi tres décadas atrás. En la Fuerza Aérea, hay quienes muestran su inquietud ante el nuevo perfil no militar que podría tener la fábrica. En blogs y sitios de Internet, sus miembros hacen saber de manera anónima su inquietud ante la posibilidad de que se archiven los proyectos vinculados a fabricaciones militares, en detrimento de la vasto “know-how” acumulado en este rubro en sus ocho décadas de trayectoria.
Sin embargo, los funcionarios nacionales aseguran que no se descarta en absoluto la posibilidad de encarar futuros proyectos de construcciones de aviones para uso militar. En este sentido, algunas fuentes oficiales admiten la posibilidad de que la FAC pueda producir aviones y helicópteros con licencia de otras empresas, sin embargo nada en concreto hay sobre este particular.
En un principio, la fábrica no debería sostenerse con los aportes del Tesoro Nacional, sino que se tendría que ser superavitaria y producir utilidades que puedan ser reinvertidas en la fábrica. Para financiar su reactivación inicial la FAC tendría acceso a créditos preferenciales de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), del Banco de Inversión y Comercio Exterior (Bice) y posiblemente del Banco de la Nación Argentina.
Tanto la ministra de Defensa, Nilda Garré, como el propio Cuattromo han asegurado que los 1.100 empleados de la fábrica mantendrán su puesto de trabajo. Y además adelantaron que todos deberán realizar un exigente plan de capacitación, con especial atención a los nuevos requerimientos que tendrá la planta en el campo de la aviación civil. Garré también señaló como objetivo que la fábrica vuelva a fabricar a pleno, como en su época dorada, cuando llegó a emplear a 9.000 personas. Pero más allá de estas expresiones de deseo, en el corto plazo lo más probable es que la FAC sólo esté en condiciones de ocupar a los nuevos funcionarios que conducirán su destino.
http://www.lmcordoba.com.ar/2009/06/19/nota192536.html