Un bombardero Boeing B-29 Superfortress arde furiosamente después de un aterrizaje de emergencia en Iwo Jima, el 9 de julio de 1945, mientras el personal contraincendios intentan apagar las llamas.
Como lo compartí en el video de Curious Droid, el B-29 fue una maravilla tecnológica y una pesadilla operativa.
La copia soviética fue más fiable mecanicamente.
Era más usual que se incendiaran o estrellaran que volvieran y aterrizaran en una pieza. Culpa de una ingeniería mala en los motores, específicamente en la aleación y el diseño de los cabezales de cilindros, así como de los caños de escape. 100% de recalentada por vuelo, con 50/50 de combustión espontánea.
Debían ascender a cierta altitud rápido o se prendían fuego tras el despegue.
La mala aleación y diseño causaba sobrecalentamiento, pérdida de aceite y combustión espontánea del magnesio en el aluminio, dentro del motor, fundiendo los cabezales y reventando pistones y bielas.