Batallas olvidadas: Hatten-Rittershoffen
Si tras la campaña de Normandía los estadounidenses pensaron alguna vez, con cierta lógica, que la guerra en el Frente Occidental probablemente podría terminarse victoriosamente durante el otoño-invierno de 1944, la realidad posterior pronto desbarató esa legítima esperanza.
Los alemanes, fatalmente para todos, todavía no habían entregado la cuchara. El bosque de Hürtgen fue un baño de sangre para los estadounidenses (y alemanes, en menor grado), y la finalmente inútil ofensiva alemana en las Ardenas mostró, sin embargo, que el camino aliado hacia el corazón de Alemania todavía iba a ser un reguero de sangre. Esto fue lo que sucedió durante la mayor parte del mes de enero de 1945 en dos pueblos de triste memoria: Hatten y Rittershoffen. Los combates que tuvieron lugar en esas dos villas fueron un resultado parcial del desarrollo de la operación alemana “Viento del Norte”.
Si Hürtgen, había sido un bosque infernal para los estadounidenses de la 28ª División de Infantería (y otras divisiones más) en noviembre de 1944, Hatten y Rittershoffen constituyeron dos batallas urbanas tan terribles que un oficial de estado mayor del 315º Regimiento de Infantería de la 79ª División de Infantería estadounidense, que tuvo dos batallones combatiendo durante once días en esos pueblos, escribió de esas batallas:
“Sólo los veteranos de Cassino, Stalingrado, Rittershoffen y Hatten pueden comprender el choque de dos gigantes en el combate oscilante y la tensión de la resistencia humana que provocó”. Un oficial de la 14ª División Acorazada estadounidense escribió de Hatten: “Cuando todo terminó, era difícil poder decir cuáles eran las calles y cuáles las casas. Y los muertos yacían tendidos en las calles y en el suelo, en los sótanos y en la basura. Soldados Kraut (alemanes) y soldados americanos. Civiles”. El general Jacob Devers, comandante en jefe del 6º Grupo de Ejércitos, felicitó a los defensores de Hatten y Rittershoffen por “conducir una de las batallas defensivas más grandes de la guerra”. ¿Cómo se llegó a esas batallas tan terribles? El entonces teniente coronel Hans von Luck dedicó en sus memorias de posguerra varias páginas para relatar esas batallas.
A principios de enero de 1945 los Vosgos estaban cubiertos de nieve, y en las tierras bajas entre Wissembourg-Haguenau y el Rin la nieve tenía un pie de espesor. Hacía mucho frío y las carreteras estaban heladas; no había agua corriente y las cañerías estaban congeladas.
Wissembourg, era un pequeño pueblo de la Alsacia septentrional fronterizo con el Palatinado. Entre las laderas orientales de los Vosgos y el Rin había un amplio terreno que se extendía hacia el sur hasta Estrasburgo. El área de concentración del kampfgruppe de Luck -21ª División Panzer estaba al norte de Wissembourg, adonde llegaron en la noche del 5 al 6 de enero. Se había programado que la 25ª División Panzergrenadier, que había sido incapaz de romper la Línea Maginot (LM) al oeste de los Vosgos, se reuniese detrás de la 21ª DP en la noche siguiente.
La tarea que tenían encomendada era empujar hacia el sur a través de la Línea Maginot con dos kamfgruppen por las estribaciones orientales de los Vosgos, cerrar todas las salidas de los Vosgos y cortar las comunicaciones de los estadounidenses con Estrasburgo.
Luck no pudo conseguir mapas de la zona con la situación exacta de los búnkeres y otras fortificaciones. Se le dijo desde arriba que la LM estaba escasamente defendida y que no constituía mayor obstáculo. Cuando avanzaron el 6 de enero se encontraron una fuerte resistencia con apoyo de artillería, y aunque consiguieron hacer retroceder a las unidades estadounidenses al caer la tarde, todavía no habían llegado a los primeros búnkeres de la LM. Continuaron su ataque durante la noche del 6 y 7 de enero, hasta que se encontraron con fuego pesado al divisar el primer búnker.
Los estadounidenses no estaban dispuestos abandonar sus posiciones bajo ninguna circunstancia, y la división de Luck, ahora reducida a la fuerza de combate de un regimiento granadero, no era suficiente para forzar la ruptura. Conocieron por los prisioneros estadounidenses capturados que tenían en frente a la 79ª División de Infantería, parte de la 14ª División Acorazada y elementos de la 42ª División de Infantería, apoyadas por un fuerte contingente artillero. Durante los siguientes catorce días iban a ser los oponentes de Luck.
El 8 de enero el capitán Herr atacó al sur con granaderos e ingenieros del ejército, y con la ayuda de 12 tanques Panther consiguieron forzar la rendición de un búnker, eliminando tres tanques Sherman y haciendo bastantes prisioneros. Herr perdió un Panther debido a las minas, pero tuvo que retirarse cuando comenzó a recibir un fuerte fuego de artillería, perdiendo en la acción 20 granaderos e ingenieros que habían estado sentados en sus tanques.
El 8 de enero se recibieron 20 cañones de asalto procedentes de Alemania; el capitán Herr todavía tenía 11 tanques disponibles. Ese día la 25ª DPgr se reunió en dos kampfgruppen, y la 21ª DP justo al norte con el regimiento de Luck en contacto con la 25ª DPgr.
Tenían que atravesar alambradas y terreno minado contando sólo con unos cuantos ingenieros y jóvenes reemplazos, soldados de 16 y 17 años. Durante la noche del 8 y 9 de enero avanzó hacia el primer búnker el primer kampfgruppe de la 25ª DPgr. Sigilosamente los jóvenes granaderos se hicieron paso a través de la alambrada. Hacia las cuatro de la madrugada se abrió un camino entre las minas llegando a unas cien yardas del búnker. Los estadounidenses parecían dormir. Los granaderos avanzaron hacia el búnker, abrieron la puerta blindada y tomaron completamente por sorpresa a la guarnición. El ruido alertó a otros búnkeres en posiciones intermedias, desatándose la tormenta. La artillería americana castigó el búnker tomado. Un kampfgruppe de la 25ª DPgr avanzó por la ruptura pero fue rápidamente frenado por el fuego de artillería pesada; viró a la izquierda y avanzó hacia la aldea de Hatten.
La población civil continuó permaneciendo en ambos pueblos; mujeres, niños y viejos vivieron días faltos de comida, sin luz y sin agua, apretujados en los sótanos, cambiándose de un edificio a otro al amparo de la noche. Todos los movimientos para transportar víveres y municiones debían hacerse de noche con vehículos blindados, pues de día era una empresa mortal. En Rittershoffen hubo más de 100 bajas civiles. El pueblo quedó destruido en un 90%. Aunque en Rittershoffen combatían elementos de la 25ª DPgr, el grueso de sus elementos de combate estaba en Hatten, apenas unos 400 metros de distancia.
El 18 de enero llegó a Rittershoffen un batallón de paracaidistas alemanes como refuerzo, y al día siguiente aparecieron las primeras unidades de la 47ª División Volksgrenadier para relavar a los hombres de la 21ª DP y 25ª DPgr. El 21 de enero los estadounidenses se habían retirado (de noche), muy diezmados por las bajas.
Contemplando la tremenda carnicería humana y la destrucción de Rittershoffen, Luck se preguntaba para qué se había combatido realmente. Acompañado de Kurz se dirigió a la iglesia del pueblo y viendo un órgano que estaba intacto se puso a tocar la Nun Danket alle Gott de Bach. A los pocos días recibiría órdenes para trasladarse al Frente Oriental.
Si tras la campaña de Normandía los estadounidenses pensaron alguna vez, con cierta lógica, que la guerra en el Frente Occidental probablemente podría terminarse victoriosamente durante el otoño-invierno de 1944, la realidad posterior pronto desbarató esa legítima esperanza.
Los alemanes, fatalmente para todos, todavía no habían entregado la cuchara. El bosque de Hürtgen fue un baño de sangre para los estadounidenses (y alemanes, en menor grado), y la finalmente inútil ofensiva alemana en las Ardenas mostró, sin embargo, que el camino aliado hacia el corazón de Alemania todavía iba a ser un reguero de sangre. Esto fue lo que sucedió durante la mayor parte del mes de enero de 1945 en dos pueblos de triste memoria: Hatten y Rittershoffen. Los combates que tuvieron lugar en esas dos villas fueron un resultado parcial del desarrollo de la operación alemana “Viento del Norte”.
Si Hürtgen, había sido un bosque infernal para los estadounidenses de la 28ª División de Infantería (y otras divisiones más) en noviembre de 1944, Hatten y Rittershoffen constituyeron dos batallas urbanas tan terribles que un oficial de estado mayor del 315º Regimiento de Infantería de la 79ª División de Infantería estadounidense, que tuvo dos batallones combatiendo durante once días en esos pueblos, escribió de esas batallas:
“Sólo los veteranos de Cassino, Stalingrado, Rittershoffen y Hatten pueden comprender el choque de dos gigantes en el combate oscilante y la tensión de la resistencia humana que provocó”. Un oficial de la 14ª División Acorazada estadounidense escribió de Hatten: “Cuando todo terminó, era difícil poder decir cuáles eran las calles y cuáles las casas. Y los muertos yacían tendidos en las calles y en el suelo, en los sótanos y en la basura. Soldados Kraut (alemanes) y soldados americanos. Civiles”. El general Jacob Devers, comandante en jefe del 6º Grupo de Ejércitos, felicitó a los defensores de Hatten y Rittershoffen por “conducir una de las batallas defensivas más grandes de la guerra”. ¿Cómo se llegó a esas batallas tan terribles? El entonces teniente coronel Hans von Luck dedicó en sus memorias de posguerra varias páginas para relatar esas batallas.
A principios de enero de 1945 los Vosgos estaban cubiertos de nieve, y en las tierras bajas entre Wissembourg-Haguenau y el Rin la nieve tenía un pie de espesor. Hacía mucho frío y las carreteras estaban heladas; no había agua corriente y las cañerías estaban congeladas.
Wissembourg, era un pequeño pueblo de la Alsacia septentrional fronterizo con el Palatinado. Entre las laderas orientales de los Vosgos y el Rin había un amplio terreno que se extendía hacia el sur hasta Estrasburgo. El área de concentración del kampfgruppe de Luck -21ª División Panzer estaba al norte de Wissembourg, adonde llegaron en la noche del 5 al 6 de enero. Se había programado que la 25ª División Panzergrenadier, que había sido incapaz de romper la Línea Maginot (LM) al oeste de los Vosgos, se reuniese detrás de la 21ª DP en la noche siguiente.
La tarea que tenían encomendada era empujar hacia el sur a través de la Línea Maginot con dos kamfgruppen por las estribaciones orientales de los Vosgos, cerrar todas las salidas de los Vosgos y cortar las comunicaciones de los estadounidenses con Estrasburgo.
Luck no pudo conseguir mapas de la zona con la situación exacta de los búnkeres y otras fortificaciones. Se le dijo desde arriba que la LM estaba escasamente defendida y que no constituía mayor obstáculo. Cuando avanzaron el 6 de enero se encontraron una fuerte resistencia con apoyo de artillería, y aunque consiguieron hacer retroceder a las unidades estadounidenses al caer la tarde, todavía no habían llegado a los primeros búnkeres de la LM. Continuaron su ataque durante la noche del 6 y 7 de enero, hasta que se encontraron con fuego pesado al divisar el primer búnker.
Los estadounidenses no estaban dispuestos abandonar sus posiciones bajo ninguna circunstancia, y la división de Luck, ahora reducida a la fuerza de combate de un regimiento granadero, no era suficiente para forzar la ruptura. Conocieron por los prisioneros estadounidenses capturados que tenían en frente a la 79ª División de Infantería, parte de la 14ª División Acorazada y elementos de la 42ª División de Infantería, apoyadas por un fuerte contingente artillero. Durante los siguientes catorce días iban a ser los oponentes de Luck.
El 8 de enero el capitán Herr atacó al sur con granaderos e ingenieros del ejército, y con la ayuda de 12 tanques Panther consiguieron forzar la rendición de un búnker, eliminando tres tanques Sherman y haciendo bastantes prisioneros. Herr perdió un Panther debido a las minas, pero tuvo que retirarse cuando comenzó a recibir un fuerte fuego de artillería, perdiendo en la acción 20 granaderos e ingenieros que habían estado sentados en sus tanques.
El 8 de enero se recibieron 20 cañones de asalto procedentes de Alemania; el capitán Herr todavía tenía 11 tanques disponibles. Ese día la 25ª DPgr se reunió en dos kampfgruppen, y la 21ª DP justo al norte con el regimiento de Luck en contacto con la 25ª DPgr.
Tenían que atravesar alambradas y terreno minado contando sólo con unos cuantos ingenieros y jóvenes reemplazos, soldados de 16 y 17 años. Durante la noche del 8 y 9 de enero avanzó hacia el primer búnker el primer kampfgruppe de la 25ª DPgr. Sigilosamente los jóvenes granaderos se hicieron paso a través de la alambrada. Hacia las cuatro de la madrugada se abrió un camino entre las minas llegando a unas cien yardas del búnker. Los estadounidenses parecían dormir. Los granaderos avanzaron hacia el búnker, abrieron la puerta blindada y tomaron completamente por sorpresa a la guarnición. El ruido alertó a otros búnkeres en posiciones intermedias, desatándose la tormenta. La artillería americana castigó el búnker tomado. Un kampfgruppe de la 25ª DPgr avanzó por la ruptura pero fue rápidamente frenado por el fuego de artillería pesada; viró a la izquierda y avanzó hacia la aldea de Hatten.
La población civil continuó permaneciendo en ambos pueblos; mujeres, niños y viejos vivieron días faltos de comida, sin luz y sin agua, apretujados en los sótanos, cambiándose de un edificio a otro al amparo de la noche. Todos los movimientos para transportar víveres y municiones debían hacerse de noche con vehículos blindados, pues de día era una empresa mortal. En Rittershoffen hubo más de 100 bajas civiles. El pueblo quedó destruido en un 90%. Aunque en Rittershoffen combatían elementos de la 25ª DPgr, el grueso de sus elementos de combate estaba en Hatten, apenas unos 400 metros de distancia.
El 18 de enero llegó a Rittershoffen un batallón de paracaidistas alemanes como refuerzo, y al día siguiente aparecieron las primeras unidades de la 47ª División Volksgrenadier para relavar a los hombres de la 21ª DP y 25ª DPgr. El 21 de enero los estadounidenses se habían retirado (de noche), muy diezmados por las bajas.
Contemplando la tremenda carnicería humana y la destrucción de Rittershoffen, Luck se preguntaba para qué se había combatido realmente. Acompañado de Kurz se dirigió a la iglesia del pueblo y viendo un órgano que estaba intacto se puso a tocar la Nun Danket alle Gott de Bach. A los pocos días recibiría órdenes para trasladarse al Frente Oriental.